Programas presidenciales y crecimiento – Editorial del periódico El Mercurio

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“Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región”

 

Al analizar las medidas propuestas al respecto, se observa una mirada más dirigista en el caso de la Nueva Mayoría, y otra de más confianza en las personas como principales creadoras de riqueza, en la Alianza…

El crecimiento económico no ha recibido una atención protagónica en los contenidos y en el tono de la campaña presidencial de segunda vuelta. Es otra de las ausencias en una campaña que no ha logrado perfilarse como habría sido esperable. Para la Nueva Mayoría, el crecimiento no es uno de los ejes de su programa, pues este se ha centrado en cambios estructurales en la organización de la educación, del sistema tributario y de la Constitución.
En el caso de la Alianza, a pesar de que el crecimiento sí forma parte fundamental de su programa, el lenguaje y el debate de la campaña han sido capturados en parte por la respuesta a los tres ejes del programa de Michelle Bachelet y la forma en que Matthei enfrentaría esos temas, y, en parte, por la discusión sobre la justicia, la igualdad y los abusos, que han copado la agenda. Lamentablemente, eso ha obligado a su comando a destinar más tiempo a discutir “lo que el Estado puede hacer por las personas, y menos a lo que las personas pueden hacer por sí mismas y por su país”.Esa famosa frase del discurso inaugural del Presidente Kennedy, de enero de 1961, resume con precisión y realismo que lo que construye una nación es aquello que hagan las personas individuales con su esfuerzo diario. En particular, el crecimiento económico —base del mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos, por su contribución a la creación de riqueza del país y por la posibilidad que abre para crear bienes públicos que beneficien a todos, además de ayudas específicas para los más vulnerables— se funda mucho más en el emprendimiento y el empeño individual de cada uno, y menos en lo que el Estado les entregue como ayuda, por importante que ella sea.Con todo, el crecimiento, aunque relativamente ausente de la campaña, no lo está de los programas. El de Bachelet contempla lanzar una agenda de productividad, innovación y crecimiento, y otra de energía. El impulso que el Estado daría a esos esfuerzos sería parte de su sello, en particular en los temas energéticos y en el agua —una posible Empresa Nacional de Energía a partir de Enap, y un Delegado Presidencial para los Recursos Hídricos—. Algo similar ocurriría con las pymes, creándose una red de apoyo y acompañamiento a nuevos emprendedores, a partir de Corfo y BancoEstado. En innovación se crearía una Subsecretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación, y se fortalecerían el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad, las Becas Chile y los clusters regionales. La reforma tributaria que financiaría la educación tendría un efecto indirecto y de más largo plazo en el crecimiento, aunque para que recaudase los recursos que espera, requeriría que las empresas tengan altas utilidades y que no enfrenten un ambiente hostil.

En cuanto a crecimiento, el programa de Matthei está orientado a incentivar el aumento de la inversión, fortaleciendo la certeza jurídica que la rodea y atrayendo inversión extranjera en sectores no tradicionales, con tasas impositivas de 25% en vez de 35% durante 10 años. También considera promover una Agenda de Competitividad 2.0, impulsando el emprendimiento y bajando la burocracia —notarios, timbres, certificados—, y una pro-pyme mediante incentivos tributarios, tanto relativos a la inversión como postergando el pago del IVA en 30 días.

Así, pese a que la campaña no se ha centrado en el crecimiento, al analizar las medidas propuestas al respecto, se observa una mirada más dirigista en el caso de la Nueva Mayoría, y otra de más confianza en las personas como principales creadoras de riqueza, en la Alianza.

Es difícil que el elector corriente extraiga de ahí conclusiones, pero la historia mundial sí las brinda abundantemente respecto de los resultados de uno y otro enfoque.

http://www.elmercurio.com/blogs/2013/12/10/17684/Programas-presidenciales-y-crecimiento.aspx

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