El fascinante mundo de la resolución 3-2014 (Guatemala) – Por Alfonso Porres

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Hoy amanecí en el país donde siempre he vivido, que es una especie de ficción dramática cotidiana con tintes de comedia surrealista de política y legal que me fascina. Y no es para menos después de tratar de asimilar durante casi cuatro días una noticia que proviene del hemiciclo de Organismo Legislativo de este país.

Resulta que nuestros ilustres y bien amados padres de la patria se les ocurrió emitir un punto resolutivo, el 3-2014, que contempla poner en discusión la ausencia del genocidio, aduciendo literalmente en dicho punto

“que como consecuencia del encausamiento penal, conocido como El Juicio del Siglo, no obstante que la legislación imperante da cuenta que los elementos que conforman los tipos penales señalados, resulta jurídicamente inviable que se dieran en Guatemala, principalmente en cuanto a la existencia en nuestro suelo patrio de un genocidio durante el enfrentamiento armado interno, discusión que trasciende a los tribunales de justicia, y se da en los medios de comunicación social, sectores de opinión, pueblos, plazas, calles, comunidades y en los hogares guatemaltecos, abriendo así nuevamente la polarización entre hermanos, propiciando condiciones contrarias a la paz y que impiden una definitiva reconciliación”.

Debo de reconocer que desde luego no soy un letrado sobre leyes ni mucho menos un constitucionalista , me pregunto ¿qué es el juicio del siglo?, ¿a qué se refieren?, ¿hay juicios de no siglo? ¿Don Efrain Rios Mont merece un trato especial por haber sobreaplicado la política de seguridad nacional o haber defendido a ultranza los intereses de nuestros buenos Criollos, o por haber tratado de eliminar la guerrilla guatemalteca y de paso a los malos líderes sociales, quitándoles el apoyo popular y de los ignorantes pueblos indígenas, con su inteligente y famosa estrategia de quitarle el agua a el pez, o “aquí no venimos asesinar, si no a matar” (filosofía profundamente cristiana)?.

¿O es el juicio del siglo porque un grupo de manipuladas comunidades indígenas y de necias mujeres, buscaron durante casi diez años la impartición de justicia , rompiendo el silencio impuesto desde lo que ellos consideran, el racismo, la discriminación, la doctrina del miedo, manejado por el ejército, los gobiernos liberales, algunas iglesias y las empresas de noticias?.

¿Qué quieren decir ilustres diputados con que “la legislación imperante da cuenta que los elementos que conforman los tipos penales señalados resulta jurídicamente inviable”? O sea, que la definición del artículo 376 del Código Penal guatemalteco que reza

“Comete delito de genocidio quien, con el propósito de destruir total o parcialmente un grupo nacional, étnico o religioso, efectuare cualquiera de los siguientes hechos:

1o. Muerte de miembros del grupo

2o. Lesión que afecte gravemente la integridad física o mental de miembros del grupo.

3o. Sometimiento del grupo o de miembros del mismo, a condiciones de existencia que pueda producir su destrucción física, total o parcial.

4o. Desplazamiento compulsivo de niños o adultos del grupo, a otro grupo.

5o. Medidas destinadas a esterilizar a miembros del grupo o de cualquiera otra manera de impedir su reproducción.

¿Todo esto no es más que un listado de un montón de patrañas legales dudosas, que surgen de un conflicto mundial de hace más de 60 años, del cual no consta nada y que difícilmente se pueda aplicar a nuestro país por la duda histórica?

Entonces me pregunto si me pueden informar ¿cuáles fueron las prácticas que el benéfico Estado de Guatemala permitió a su ejemplar ejército, garante de la constitución y la soberanía nacional?, ¿qué fue entonces de los 200,000 muertos y el millón de desplazados que reporta la Comisión de Esclarecimiento Histórico? ¿Esta Comisión de Esclarecimiento se formó para hacer propaganda comunista? Desde luego infiero fue formada por un montón de escritores de ficción, hippies mariguanos, peludos y promiscuos como bien los nombró el Lic. Francisco García Gudiel en su inteligente Defensa del general Rios Mont.

Además ¿qué pueden aportar un montón de extranjeros contratados por la Comisión de Esclarecimiento, que a pesar de habérsele pagado en dólares y enriquecerse de la desgracia de este pueblo, no dieron cuenta de que ese millón doscientas mil personas fueron un frente guerrillero armado que fue abatido por un glorioso ejército que no alcanzó más de los 30,000 efectivos en su momento de gloria y que sostuvo además una guerra sin el apoyo militar (oficial) del gobierno gringo, que dudó de la inmaculada reputación de nuestro heroico y sacrificado ejercito?

Me imagino que la conclusión a la que llega la Comisión de Esclarecimiento Histórico que dicta que:

“… en el marco de las operaciones contrainsurgentes realizadas entre 1981 y 1983, en ciertas regiones del país, agentes del Estado de Guatemala cometieron actos de genocidio en contra de grupos del pueblo maya. (…) La estrategia contrainsurgente no sólo dio lugar a la violación de los derechos humanos esenciales, sino a que la ejecución de dichos crímenes se realizara mediante actos crueles cuyo arquetipo son las masacres”

fue toda una mala opinión, y una sobrevaloración escandalosa y fuera de lugar contexto y país, acompañada de una mala broma como la que vertió Monseñor Gerardi un día viernes y que por andar de chistoso fue castigado por su perro paralitico llamado Balú, que le dio un certero ladrillazo en la cabeza por andar elucubrando sandeces.

¿A qué se refieren señores diputados sobre que “la discusión que trasciende a los tribunales de justicia, y se da en los medios de comunicación social, sectores de opinión, pueblos, plazas, calles, comunidades y en los hogares guatemaltecos”? Me pregunto si la discusión sólo debe de darse adentro de los tribunales, ¿acaso hay algo que esconder de la lucha titánica que hicieron los defensores del sistema durante el conflicto armado? Seguramente los señores diputados cuidan de que la gente de pueblos, plazas, calles, comunidades y en los hogares guatemaltecos, no tengan la necesidad de discernir sobre la aplicación de la justicia de Guatemala y el papel de sus honestas instituciones como la corte de constitucionalidad o el organismo judicial ¿O me imagino que es deleznable, que los medios de comunicación y lo sectores de opinión alimenten el morbo, y lucren con la tierna historia de un general que sufre calumnias vertidas por un montón de indios revoltosos y resentidos?

Y por favor, magnificentes ciudadanos diputados, ilústrenme sobre qué es “abrir nuevamente la polarización entre hermanos, propiciando condiciones contrarias a la paz y que impiden una definitiva reconciliación”.

De verdad quiero entenderlo, porque mi cabeza no alcanza a definir tan espléndida argumentación de nuestra realidad. Porque los malos guatemaltecos, sobre todo algunas empresas de noticias, insisten en enseñarme el chingadal de muertos todos los días, hombres mujeres y niños decapitados, torturados, desaparecidos, viva réplica de las mentiras que nos contó la Comisión de Esclarecimiento Histórico y los malos chistes del padre Gerardi.

Quiero entender cómo ese montón de comunidades del altiplano que coincidentemente se asientan sobre donde dicen que hubieron masacres, se niegan al buen desarrollo que ofrecen las empresas, desde luego acompañadas de nuestro buen ejército que insiste de la mejor manera en cerrar las heridas del pasado y logra la paz.

Espero con todo mi corazón, señores diputados, que no vuelvan a emitir una resolución de esta naturaleza sobre el genocidio, porque no dudo de su calidad moral y de su capacidad intelectual para para quitarnos la vergüenza que semejante palabra la cargue la honra del país, y ustedes, en aras velar por los derechos de todos y todas la guatemaltecas le den un nombre más adecuado como el de “daños colaterales”. Les agradezco no anteponer sus intereses personales, y agradezco no abrir de nuevo las heridas, porque otros malos guatemaltecos me dicen que nunca se han cerrado y que si las heridas no se cierran todos sangran, incluyéndolos a ustedes, emeritísimos diputados, padres de la patria.

http://comunitariapress.wordpress.com/2014/05/17/el-fascinante-mundo-de-la-resolucion-3-2014/

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