Voces a favor y en contra del acuerdo entre Argentina y el Club de París: opinan Zaiat y Gambina

439

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

La ñata contra el vidrio

Por Alfredo Zaiat

El Club de París ha pactado 59 reestructuraciones de deudas de países en default incorporando en cada uno de esos acuerdos al Fondo Monetario Internacional. Ese grupo informal de países acreedores tiene la función de coordinar formas de pago y renegociar deudas externas soberanas. Se conformó en 1956 por una deuda argentina. Casi sesenta años después, el caso argentino también alteró el esquema del Club: pese a la presión externa e interna, el FMI no participó con un programa financiero para el deudor. Lo mira de afuera. Argentina definió la salida del default con 16 de los 19 países miembros del Club de París sin la supervisión del FMI. No es una cuestión menor en un mundo donde las finanzas globales van dictando las normas en materia económica a los gobiernos. Para grupos conservadores puede parecer un tema menor defender la soberanía de la política económica, pues consideran que Argentina debe tener una integración pasiva a la economía global. Esta implica resignar el desarrollo industrial para subordinarse a ser proveedor mundial de materias primas, receptor de bienes industriales y someterse al casino financiero global como endeudador serial.

Los hombres de negocios dedicados a la comercialización de información económica volvieron a fallar. Afirmaban con soberbia, debido a que ellos conocen muy bien la actividad financiera y a los banqueros, que las tratativas de la deuda en default con el Club de París no avanzarían sin la auditoría del FMI. La promoción de la ignorancia que exponen en el turno mañana, tarde y noche por los medios tuvo otro capítulo con el proceso de reestructuración de ese pasivo. Desde 2003 no han sabido o querido entender la concepción kirchnerista sobre la deuda. No es una carencia singular de la ortodoxia. Otros han mostrado esa misma debilidad con escaso rigor analítico, incluso alimentando la confusión con comparaciones falaces con el caso ecuatoriano.

La estrategia oficial con la deuda se implementó sin subordinarse a las pautas tradicionales del mundo financiero. Así fue con el canje de bonos en default, la defensa presentada en los tribunales parciales conformados en el Ciadi a favor de las multinacionales, la resistencia inicial a pagar los cinco juicios perdidos en ese ámbito como la posterior cancelación con una quita de capital del 25 por ciento y con bonos con vencimiento en el 2015 y 2017, la persistente defensa en tribunales de Nueva York ante la pretensión de fondos buitre de cobrar más que el 93 por ciento restante de los acreedores que aceptaron en dos rondas el canje de deuda en default. A principios de 2006 canceló el total de la deuda con el FMI, desplazando a ese organismo multilateral de sus clásicas intervenciones en la definición de la política doméstica.

En ese recorrido estaba pendiente la controvertida deuda en default con el Club de París, con intentos fallidos en 2008 cuando CFK anunció el pago en efectivo con reservas, iniciativa luego suspendida por la crisis internacional, y en 2010 y 2011 porque Alemania y Japón (países que concentran el 60 por ciento de las acreencias) exigían como condición la intervención del FMI. Pese al coro que dice que Argentina es responsable de no haber cerrado antes este acuerdo, las potencias fueron las que impidieron avanzar, primero porque la debacle financiera puso al borde del abismo sus economías y luego por insistir con la demanda colonial de la auditoría del Fondo.

A lo largo de la historia los acuerdos del Club de París han significado para los países deudores la renuncia a su soberanía de la política económica por el papel del Fondo. La misión del FMI siempre ha sido la misma: garantizar mediante planes de ajuste el repago de pasivos sin importar el crecimiento del país deudor. Finalmente, con las potencias en crisis y la firmeza de la posición argentina, se abrieron las puertas para renegociar ese pasivo sin el FMI que quedó con la ñata contra el vidrio. Es una instancia notable en ese mundo de las finanzas globales que muestra que no es necesario subordinarse para alcanzar el objetivo.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-247416-2014-05-30.html

 

Argentina acordó cancelar deuda con el Club de París

Por Julio C. Gambina

Informes oficiales de las partes, el gobierno argentino[1] y el Club de París[2], explican en la fecha el acuerdo para cancelar 9.700 millones de dólares en los próximos 5 años, con opción a que sean finalmente 7 los años de pagos, si es que no llegan inversiones externas desde los países acreedores.

Lo suscripto está condicionado al ingreso de inversiones externas demoradas por la falta de pago de antiguas deudas, parte importante de las cuáles fueron asumidas en la dictadura genocida para pertrechos bélicos, armamentos entre ellos. En la medida que ingresen esas inversiones externas, los pagos podrían acelerarse, o demorarse en caso contrario.

Japón y Alemania son de los países de mayor acreencia entre los 19 integrantes del Club de París. Entre otras, la empresa Toyota y la Siemens, que habían comprometido inversiones en Argentina esperaban el visto bueno de sus casas centrales y gobiernos, sujetos a la negociación por las cancelaciones de la deuda ahora consolidada en 9.700 millones de dólares.

Entre los principales acreedores están también Holanda, EEUU, Italia, España, Suiza, Canadá, Francia e Inglaterra. Existen expectativas de atraer capitales de esos países para los sectores más dinámicos de la economía local, entre ellos en eñ sector de los hidrocarburos no convencionales.

Los pagos comenzarán en Julio próximo con un desembolso de 650 millones de dólares, y dos pagos sucesivos, en mayo del 2015 y 2016, por 500 millones de dólares respectivamente. En total un pago directo de 1.650 millones de dólares en los próximos dos años.

Por el resto de la deuda, que se cancelará desde ahora y hacia el 2019 o el 2021, se le deberán adicionar intereses con una tasa del 3% por el saldo de capital, que si se extiende el plazo de cancelación se estirará a 3,8%.

Se aduce que se trata de una tasa de interés ventajosa en las condiciones del costo del dinero en la coyuntura. Sin embargo, poco se comenta la exigencia de disposición de recursos fiscales o de las reservas internacionales, que bien podrían tener otro destino.

La política económica necesita ingresar divisas

Argentina llegó a acumular 52.000 millones de dólares en 2011 y ahora registra unos 28.500 millones de dólares. En muy poco tiempo se perdieron 23.500 millones de dólares, fugados del país por diferentes mecanismos económicos, entre ellos salida por atesoramiento, turismo, pago de importaciones, cancelaciones de deuda y remisión de utilidades al exterior.

El Presidente del Banco Central informó en un cónclave empresario que se aspira a sostener el actual nivel de reservas a fines del 2014[3], con lo cual, pese a la cosecha récord y las consecuentes liquidaciones de divisas, más préstamos e inversiones que habiliten los novísimos acuerdos externos, con el CIADI, Repsol y el Club de París, la confesión de partes señala a las presiones externas para hacerse de recursos provenientes del trabajo social en la Argentina, y que convoca a sostener una política oficial agresiva de ingreso de divisas y hacer frente a la demanda de pagos al exterior.

Lo concreto es que hay que pagar deuda y más deuda; importar energía e insumos importados para el ensamble industrial local; cancelar demandas por turismo y diferentes mecanismos de fuga de capitales. Las divisas generadas por las exportaciones locales no alcanzan y por eso más préstamos y estímulos a la radicación de inversiones foráneas.

¿Qué significa ser país emergente?

Argentina pretende ser reconocido por el sistema mundial y ser sujeto de préstamos e inversiones, y por eso va en búsqueda de ser considerado “país emergente”. Esa es la razón para reivindicar la invitación rusa para ser parte de la próxima reunión de los BRICS en Brasil, e imagina la transformación en BRICSA. Así, a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS), deberá incluirse a la Argentina como país emergente (BRICSA).

Esta caracterización como “emergentes” suena bien, mejor que “países atrasados, en desarrollo, dependientes”, pero no es otra cuestión que la denominación que le asignan los capitales excedentes a los países que ofrecen condiciones adecuadas de rentabilidad a sus inversiones.

Esas condiciones se concentran en abundante población en disposición a ser empleada a bajos salarios relativos al costo promedio mundial e importante dotación de recursos naturales para insertarlos como mercancías en el ciclo de acumulación de capitales.

Además, son consideraciones en momentos de crisis de valorización del capital en los principales centros imperialistas del sistema mundial: EEUU, Europa y Japón.

Vale recordar que los inversores están interesados en la apropiación de la renta que resulta de sus inversiones, motivo por el cual Repsol retiró 13.000 millones de dólares de ganancias obtenidas en una década en la explotación de hidrocarburos en nuestro país.

Son dos noticias que resalta el gobierno, y la presidente de Argentina se pronunció por redes sociales destacando que hoy es «un día muy importante para la Argentina, con el acuerdo por la deuda del Club de París y la invitación a la cumbre BRICS en Brasil»[4].

Convengamos que con el acuerdo se consolidan los compromisos de pagos que ratifican el carácter de cáncer que asume el endeudamiento público, y con la potencialidad de pertenecer a los emergentes, se confirma a la Argentina como ámbito expectable para la rentabilidad del capital.

Se perdió otra ocasión para declarar “deuda odiosa”

Si una deuda era pasible de ser declarada odiosa era la del Club de París y sin embargo, se optó por cumplir con los compromisos contraídos ilegítimamente por la dictadura genocida.

La opción de pagador serial de deuda y de búsqueda de reconocimiento mundial afirma a la Argentina como parte del capitalismo mundial en crisis.

El interrogante es si se puede transitar un camino alternativo, anticapitalista y antiimperialista. Ello supone fuerza política en la sociedad que desde nuevas mayorías desde la acumulación de poder popular pueda desafiarse el orden capitalista local, regional y mundial.

Es parte de lo que hoy 29 de mayo, a 45 años del Cordobazo se disputa en las elecciones de la CTA e intentar ser mayoría en el movimiento de trabajadores en la Argentina y desde allí disputar hegemonía en el seno del pueblo para ejercer soberanía integral para la liberación.

Buenos Aires, 29 de mayo de 2014

Notas
[1] Agencia de Noticias Telam, en: http://www.telam.com.ar/notas/201405/64883-kicillof-argentina-club-de-paris.html (consultado el 29/5/2024)
[2] Sitio en internet del Club de París, en: http://www.clubdeparis.org/ (consultado el 29/5/2024)
[3] “El BCRA prometió bajar la tasa de interés sólo si la inflación sigue en descenso” Diario BAE del 29/5/2014, en: http://www.diariobae.com/notas/18269-el-bcra-prometio-bajar-las-tasas-de-interes-solo-si-la-inflacion-sigue-en-descenso.html (consultado el 29/5/2014)
[4] ACUERDO CON CLUB DE PARÍS. Cristina: «Todas las obligaciones financieras de Argentina, desde el 25 de mayo de 2003, se han venido pagando religiosamente». Agencia Télam, en: http://www.telam.com.ar/notas/201405/65127-cristina-todas-las-obligaciones-financieras-de-argentina-desde-el-25-de-mayo-de-2003-se-han-venido-pagando-religiosamente.html (consultado el 29/5/2014)


Julio C. Gambina
Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP. Ciudad de Buenos Aires. www.juliogambina.blogspot.com


http://alainet.org/active/74158

Más notas sobre el tema