Con reclamos, América Latina conmemora el Día por la Despenalización del Aborto

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El Día por la Despenalización del Aborto en América Latina -que se conmemora cada 28 de septiembre-, fue acordado en 1990, durante el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, como respuesta a la necesidad de darle un seguimiento permanente al problema del aborto en la región.

Esta fecha se eligió en conmemoración de la abolición de la esclavitud en Brasil, también se conoce como día del «vientre libre», con el objetivo de crear una cultura y la comprensión de los derechos reproductivos y sexuales y, con ello, lograr la despenalización y legalización del aborto en Latinoamérica.

A dos décadas de que las mujeres de la región se propusieron luchar por una maternidad libre y voluntaria, el aborto inseguro aún es un problema constante en la región.

Este año, también se conmemoran los 20 años de entrada en vigor de la Convención de Belém do Para, donde los Estados se comprometieron a garantizar a las mujeres una vida libre de violencia. Despenalizar el aborto es un compromiso con el derecho a la igualdad de las mujeres y un imperativo de derechos humanos.

Además, se cumplen dos décadas de la celebración de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo de El Cairo, donde se los gobiernos de los países asistentes, entre ellos México, se comprometieron a “modificar las leyes (…) sobre la interrupción voluntaria del embarazo para salvaguardar la vida y la salud de mujeres y adolescentes, mejorando su calidad de vida y disminuyendo el número de abortos”.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, todos los años se producen 22 millones de abortos no seguros en el mundo; 47 mil mujeres embarazadas mueren todos los años por complicaciones derivadas de abortos no seguros, y 40 por ciento de las mujeres en edad de procrear viven en países donde el aborto ésta prohibido o restringido o es inaccesible.

La agencia internacional considera que el aborto no seguro es una de principales causas de muerte materna, pues alrededor del 13 por ciento de las que se producen en el mundo se deben a él.

Realidad latinoamericana

El número estimado de abortos por año en América Latina y el Caribe cambió de 4.2 millones en 1995, a 4.1 millones en 2003, según el Instituto Guttmacher, dedicado a la investigación de este tema.

De éstos, se estima que 95 por ciento de los abortos que se realizan en la región son inseguros y aproximadamente 11 por ciento de las muertes maternas ocurre como consecuencia de abortos inseguros. También, más de un millón de mujeres y niñas son hospitalizadas cada año para recibir tratamiento por complicaciones que surgen como producto de aborto inseguro.

Esto se debe, a que en América Latina, siete países prohíben el aborto bajo cualquier causal (Chile, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Haití, Surinam y República Dominicana) y en otros como Argentina, Perú y México, sólo se permite en algunas partes del país o bajo condiciones muy específicas.

México

En nuestro país, la única entidad que permite la interrupción legal del embarazo hasta la semana 12 de gestación sin causal específica es el Distrito Federal, que en 2007 reformó sus Códigos para garantizar el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. Por lo menos, 18 entidades han modificado sus leyes para establecer que la vida comienza desde el momento de la concepción.

A siete años de entrar en vigor los cambios legales en la Ciudad de México, se han registrado 127 mil 237 interrupciones de embarazo. De éstas, 72.8 por ciento fueron de mujeres residentes en la capital mexicana; 23.3 por ciento del Estado de México, y 3.4 por ciento del resto del país.

Casi 50 por ciento de los abortos (47.5 por ciento) fueron practicados a mujeres de entre 18 y 24 años; el siguiente grupo mas nutrido fue el de entre 25 y 29 años (22.4 por ciento), y de entre 30 y 34 años (13.3 por ciento).

La mayoría (53 por ciento) eran solteras; sin hijos (34.3 por ciento); con educación secundaria (32.9 por ciento) o preparatoria (39.5 por ciento) y de religión católica (61.3 por ciento).

La mayoría de ellas (95 por ciento) adoptó un método anticonceptivo tras la intervención, del cual (70 por ciento) fue de larga duración. Sólo 3.1 por ciento fue reincidente.

Nss Oaxaca

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