El EPP continúa burlándose del presidente Horacio Cartes – Diario ABC Color, Paraguay

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

El secuestro y alevoso asesinato de la pareja de alemanes, acaecido antes de ayer en Yby Yaú, ha conmocionado profundamente a la opinión pública nacional. Y no es para menos. Para ella, este nuevo atentado terrorista perpetrado a plena luz del día y en las propias narices de la FTC desplegada en la zona, tiene una connotación emocional que trasciende los límites del trágico suceso en sí, porque pone al descubierto la inexcusable incapacidad de este gobierno para poner fin a la criminal aventura de esta minúscula banda de 20 o 30 facinerosos que conforma el núcleo del EPP.

Con este vil asesinato, se comprueba que la banda criminal sigue reteniendo la iniciativa y la libertad de acción en la zona de su influencia, y una vez más el EPP humilla y se burla de Horacio Cartes, de su gobierno y de las gloriosas Fuerzas Armadas de la Nación que han mostrado su bravura en dos guerras internacionales.

El secuestro y posterior alevoso asesinato de la pareja de ciudadanos alemanes Robert Natto y su esposa Érika, horrendo crimen acaecido antes de ayer en Yby Yaú, ha conmocionado profundamente a la opinión pública nacional. Y no es para menos. Para ella, este nuevo atentado terrorista perpetrado a plena luz del día y en las propias narices de la FTC desplegada en la zona, tiene una connotación emocional que trasciende los límites del trágico suceso en sí, porque pone al descubierto la inexcusable incapacidad de este gobierno para poner fin a la criminal aventura de esta minúscula banda de 20 o 30 facinerosos que conforman el núcleo del EPP.

Con el vil asesinato de los dueños de la estancia en cuyo predio ocurrió el plagio, se comprueba –una vez más– que la banda criminal sigue reteniendo la iniciativa y la libertad de acción en la zona de su influencia. El secuestro de los dueños del establecimiento ganadero y sus empleados mientras recorrían su campo fue un golpe de mano hábilmente planeado por el grupo criminal. En un escenario de manifiesta inseguridad como la que se vive en la zona de referencia, un ataque sorpresivo ocurre cuando el atacante conoce algo que el defensor (la FTC) no conoce: cuándo y dónde ocurrirá el ataque. Por consiguiente, el asalto y plagio de la pareja Natto y sus acompañantes confirma que el EPP sigue teniendo ventaja de información sobre la FTC. Este nuevo crimen, además, ocurrió en la misma zona donde se produjo el secuestro de Arlan Fick y el reciente ataque a la estancia “La Gringa”, de Cristian Domínguez, lo que demuestra que, pese al aparatoso despliegue militar-policial, los ilegales siguen moviéndose a sus anchas, como dueños y señores del lugar.

Como ha venido sucediendo de un modo sistemático desde el inicio de las operaciones emprendidas por el gobierno de Cartes para poner fin a las andanzas delictivas del grupo, los efectivos de la FTC nunca han acudido a tiempo para evitar el incendio, metafóricamente hablando, sino, en el mejor de los casos, para tratar de apagarlo tardíamente; jamás para prevenirlo. La iniciativa sigue siendo de los delincuentes.

Ante semejante calamidad nacional, la intuición subyacente en la conciencia pública es que al parecer el presidente Cartes sueña con encontrar una bala de plata para liquidar rápidamente al EPP y ACA. Pero, con un ministro del Interior inoperante, y otro de Defensa Nacional más anodino que diligente, difícilmente pueda darse ese gusto. Aunque parezca una ironía, esta trágica percepción ciudadana refleja la honda preocupación que tiene la gente acerca de la manifiesta incapacidad de la fuerza pública para hacer frente a la pequeña banda de asesinos que mantiene en vilo a los lugareños, en particular a los empresarios agroganaderos que con su trabajo crean empleos, supliendo en cierta medida la virtual ausencia del Estado en la región.

Tras más de dos años de inútil porfía para acabar con las criminales fechorías de un puñado de delincuentes terroristas, es hora de que el Comandante en Jefe de las FF.AA. se involucre personalmente en la lucha contra el terrorismo, haciendo los cambios de hombres y de estrategia que sean necesarios. Desde cualquier punto de vista, el lapso transcurrido ha sido más que suficiente para que la FTC desplegada en la zona del conflicto cumpliera la misión táctica que se le encomendó, y para lo cual se le proveyó de los recursos materiales y económicos que han solicitado. Los cambios de comandantes dispuestos después de más de un año de ineficiente conducción operacional, tanto militar como policial, evidentemente no han dado resultado. Cuando hay falla de conducción estratégica, hay fallas en las operaciones tácticas. La decisión híbrida de aglutinar fuerzas militares con fuerzas policiales dentro de un comando operacional no es una opción estratégica aconsejable. Aunque aparentemente refuerza la capacidad operacional de las subunidades tácticas de combate, más bien las debilita. Y por una razón muy simple: los militares no están entrenados para controlar el crimen –como la policía–, sino para “eliminar al enemigo”. Por lo mismo, la FTC debe conformarse exclusivamente con efectivos militares, con el armamento y equipamiento adecuado para cumplir misiones de combate.

Con el alevoso asesinato del matrimonio alemán Natto, una vez más el EPP humilla y se burla de Horacio Cartes, de su gobierno y de las gloriosas Fuerzas Armadas de la Nación que han mostrado su bravura en dos guerras internacionales. El EPP tiene un efectivo equivalente a apenas dos o tres grupos de combate de una organización orgánica militar, según testimonio de los propios jefes policiales. En la víspera, el propio ministro del Interior, Francisco de Vargas, dijo que va a destinar más efectivos policiales en la zona. Pero, ¿de qué va a servir eso, si falta la decisión política de acabar con esta banda criminal? Porque, evidentemente, eso es lo que se necesita. Falta espíritu militar, o agallas, figurativamente hablando.

Esta negativa percepción de ausencia de profesionalismo que el público tiene de la FTC no es en modo alguno antojadiza, al menos si nos atenemos a los escasos resultados hasta ahora en su haber. Este déficit de desempeño operacional es tanto más significativo si consideramos que para facilitarles mayor libertad de acción para el cumplimiento de la misión encomendada, el presidente Horacio Cartes propuso y obtuvo la aprobación de una ley que le permite, en su calidad de Comandante en Jefe de las FF.AA., el empleo irrestricto de las mismas en misiones de combate contra grupos insurgentes o terroristas. Por tanto, si hasta ahora la FTC no ha logrado capturar o abatir a la mayoría de los terroristas que se mueven a sus anchas por los distritos de Horqueta y Yby Yaú, es porque no se anima a adentrarse en los bosques en su búsqueda. No los elimina porque no los encuentra, y no los encuentra porque no los busca. Así de sencillo. Si no, pregúntese a los pobladores de la zona la actividad de combate de los elementos de la FTC. Les dirán con total franqueza que tanto militares como policías permanecen acantonados en comisarías y algunos establecimientos agroganaderos, a la expectativa de acudir al llamado de las víctimas cada vez que el EPP da su golpe para incendiar viviendas, secuestrar y asesinar. No entran a los montes.

El escenario descrito es desolador y alarmante a la vez, porque la gente tiene la impresión de que la inutilidad de la fuerza pública ha alcanzado el punto en que ninguna estrategia gubernamental puede ya resultar, por más refinada que sea. Este caso concreto de la pareja alemana vilmente asesinada es un golpe terrible para la imagen internacional del Paraguay y la atracción de inversiones que el presidente Cartes dice querer para el país. No resulta difícil imaginar la repercusión que va a tener en Alemania y Europa que dos inversionistas europeos que cada seis meses vienen a controlar sus intereses en el país terminen asesinados por un grupo terrorista, como si estuvieran en Siria o Irak. La imagen de inseguridad en Paraguay que este trágico suceso va a proyectar es simplemente terrible.

Aunque el terrorismo es una actividad táctica, solo en el nivel estratégico puede tener éxito. Y el EPP lo está consiguiendo.

Al asumir la primera magistratura, el presidente Horacio Cartes prometió solemnemente que no iba a permitir que el EPP le marque la hoja de ruta a su gobierno. Pero si dentro de poco tiempo llega a la mitad de su gestión sin poder acabar con el engendro criminal terrorista, lo más probable es que ya no lo haga en el tiempo que le resta de su mandato constitucional. Si eso ocurriera, antes de dejar el cargo, el pueblo soberano se lo debe demandar por mal desempeño de sus funciones, por lo que si no es capaz de garantizar la seguridad de la ciudadanía, debería dar un paso al costado.

ABC Color

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