Nueva movilización de campesinos contra el Gran Canal Interoceánico

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“Necesitamos defender la soberanía de Nicaragua, la tierra de los campesinos. Vamos a defender el Lago de Nicaragua”, dijo el campesino Raúl Oporta, originario de Nueva Guinea, mientras recorría este sábado la calles de Juigalpa, Chontales.

Los organizadores de la manifestación calcularon que más de diez mil personas de todo el país asistieron a la marcha. Protestaron contra el canal interoceánico, una obra de ingeniería cuyo costo es estimado en 50, 000 millones de dólares. Hicieron pintas en las paredes y edificios públicos y le gritaron “vende patria” a Daniel Ortega, mientras quemaron banderas del partido de gobierno.

Casi en simultáneo en Managua, el asesor principal del proyecto concesionado a la compañía HKND, Bill Wild, intentó aclarar sin éxito las principales dudas que persiguen a la obra de desde 2013, relacionadas con las expropiaciones, el daño ambiental y las fuentes de financiamiento.

La marcha de este sábado fue la número 47 en las zonas que serían afectadas por la ruta del canal y la número dos de carácter nacional. Contó con la participación de campesinos, líderes políticos, organizaciones de derechos humanos, organismos no gubernamentales y buena parte de prensa nacional e internacional.

“El gobierno dictatorial está imponiendo bajo su voluntad y sin el apoyo de la población el Canal”, dijo el ganadero Norman Zeledón, originario de Juigalpa.

“A la población la está marginando y la está amenazando con expropiarla de sus tierras y destruir el lago. La lucha es algo que tiene que continuar”, sostuvo.

La defensa del Lago Cocibolca fue uno de los lemas centrales en esta marcha. Juigalpa bebe agua de ahí. “Vengan, vengan, marchen con nosotros”, invitaban campesinos originarios de El Tule, Río San Juan, a los habitantes de Juigalpa que se salieron de sus casas a ver pasar a los inconformes.

HKND obligada a brindar explicaciones

La empresa Hong Kong Nicaragua Development (HKND llamó a una conferencia de prensa “para aclarar los malentendidos” en torno a la obra.

Wild prometió que no habrá daños ambientales, que el Lago de Nicaragua no sufrirá de salinización, ni sedimentación, ni disminuirá de nivel. Pero rehuyó los temas, en que más los han cuestionado como los fondos del financiamiento del proyecto en general o la presentación al público del Estudio de Impacto Ambiental que entregaron al gobierno el pasado 31 de mayo.

Wild dijo sobre las fuentes de financiamiento que el tema es manejado por su jefe, Wang Jing, y que él informaría al respecto.  Sobre el estudio de impacto ambiental, agregó, que el gobierno les pidió entre uno y cuatro meses para analizar el documento, que luego harán consultas públicas y hasta después lo pondrán a disposición del público.

Según el cronograma presentado por Wild, a finales de año, tienen previsto la construcción del puerto en Brito, pese a que hasta ahora han construido una trocha que ni siquiera han terminado desde diciembre pasado. A los campesinos les prometió que les pagaría sus propiedades a precio de mercado, aunque la ley 840 señala que es a precio de catastro.

Las vicisitudes de protestar contra el gobierno

La marcha de los campesinos estuvo marcada por una serie de obstáculos puestos por el gobierno. Muchos salieron desde el viernes para poder protestar. Nemesio Mejía, coordinador del Consejo Nacional para la Defensa de la Tierra, Lago y Soberanía Nacional en Nueva Guinea, denunció que el Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI) negó el permiso a los buses para trasladar a los manifestantes. Sin embargo, acotó, lograron sacar de las comunidades en camiones.

Otra de las líderes campesinas, Francisca Ramírez, afirmó que sus celulares “fueron bloqueados” desde ayer, pues no podían recibir ni hacer llamadas. Octavio Ortega, organizador en Rivas, se mostró sorprendido porque el gobierno no boicoteó de forma más cruda la marcha, como pasó con la primera marcha nacional el pasado 10 de diciembre en Managua.

La euforia de los campesinos contagiaba a todos. Gritaban por lo único que tienen: sus tierras. Cuando la marcha alcanzó el centro de Juigalpa, propiamente en el Parque Central y frente a la casa departamental del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), sucedió un incidente que dejó como saldo un lesionado.

Los simpatizantes del FSLN estaban en acera viendo pasar la manifestación a la vez que defendían en proyecto canalero. “Estaban provocando, es lo que querían”, dijo Gonzalo Carrión, director jurídico del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), quien estaba calmando a los ánimos luego que el enfrentamiento verbal pasara a golpes.

Los campesinos pronto abandonaron la trifulca, pero los militantes del partido de gobierno siguieron apostados en el lugar, mientras veían cómo con espray un mural del comandante Daniel Ortega era manchado con las frases de “no al Canal”.

“Aquí el gobierno tiene asegurado un levantamiento, estaría volviendo al círculo vicioso de dictaduras, autoritarismo, pactos y después rebeliones”, estimó el diputado del Movimiento Renovador Sandinista, Víctor Hugo Tinoco, en referencia a las expropiaciones amparadas por la ley 840.

El campesino Leonardo Barrera dijo sentirse cansado de “tantos atropellos” del gobierno. “Quiere igualito que en la época de los ochentas, comenzar a confiscar y a quitarle sus bienes a los campesinos”, dijo. “Nicaragua tiene que mostrar su grado de valentía. Como dijo Sandino, Nicaragua para los nicaragüenses, no para un mercenario que quiere cercenar la mitad del país. Al gobierno hay que ponerle un alto en el camino y luchar en contra de eso”, agregó Barrera.

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