Juan Manuel Santos, presidente de Colombia: «Estoy convencido de que los colombianos le dirán sí al acuerdo de paz»

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Esta ha sido una semana intensa para el gobierno de Juan Manuel Santos. Frente a la Asamblea de las Naciones Unidas, en Nueva York, dio un paso triunfal al hacer  entrega del texto final de los acuerdos de paz con las Farc, y recibir el apoyo de un buen número de jefes de Estado. Mientras tanto, en Colombia crecían los comités por el Sí a esos acuerdos y los debates en distintos escenarios con las voces críticas a la negociación.

De cara a la firma del acuerdo final, el Presidente dejó en claro que está convencido de que el Sí ganará el 2 de octubre, que no se arrepiente de haber sometido el acuerdo a una refrendación y  también habló de lo que vendrá después del plebiscito.

  A una semana de que se vote el plebiscito, ¿qué sensación tiene de lo que ocurrirá el 2 de octubre?

Tengo la certeza de que el 2 de octubre será un día histórico, un día para celebrar que los colombianos le dijeron Sí al fin del conflicto con las Farc. Cerraremos de una vez por todas ese capítulo oscuro de nuestra historia, esa fábrica de víctimas que produjo tanto dolor, y le daremos la bienvenida a un país mejor.

¿En algún momento se ha arrepentido de haber sometido el acuerdo de La Habana a esa refrendación?

Jamás. Desde que comenzaron las negociaciones tuve la firme convicción de que los colombianos deberían tener la última palabra. Muchos me dijeron que no lo hiciera, que no estaba obligado por ley, pero yo me sentía obligado moralmente. Esta no tiene por qué ser la decisión de un presidente, se trata del futuro de todo un pueblo, que tiene derecho a manifestar su opinión a través del voto.

¿No cree que el plebiscito incentivó la polarización que vive el país?

No. El debate es parte de la democracia y este que estamos teniendo es uno de los más importantes de nuestra historia. Me alegra ver que los colombianos se estén sintiendo parte del debate, que estén pensando en lo que creen que es mejor para el país y en cómo cada uno va a aportar para ello. Y todas las voces son bienvenidas, las que están a favor y las que están en contra del acuerdo, siempre que sea con argumentos, no con mentiras. Pasado el plebiscito, los colombianos deberemos unirnos para trabajar juntos en la construcción de la paz, el progreso y el bienestar de nuestro país.

¿Qué pasará con usted y con su gobierno si llega a ganar el No?

No pienso en ese escenario porque estoy convencido de que los colombianos le van a decir que Sí a este acuerdo que pone fin a un conflicto de más de medio siglo.

Sinceramente, ¿teme que si ello ocurre las Farc reanudarán la guerra y volveremos a la situación de hace cinco años?

Tengo la certeza de que el 2 de octubre daremos el paso definitivo hacia la paz. Basta con ver todas esas manifestaciones de ciudadanos que han brotado espontáneamente para darse cuenta de que los colombianos se apropiaron de este proceso porque quieren el fin del conflicto con las Farc.

El alto comisionado Sergio Jaramillo dice que lo que más le choca de los partidarios del No es que digan que con el No también se le está diciendo Sí a la paz…

Es triste que algunos crean que los colombianos son ingenuos. La gente sabe que No es No y que votar en contra del acuerdo permite que las Farc sigan vigentes y nos aleja de la paz quién sabe por cuántos años más.

 El papel de los empresarios en el posconflicto va a ser clave, entre otras cosas, en la generación de empleo para quienes se desmovilicen. ¿Cómo se va a lograr eso en el Valle si buena parte de los empresarios están con el No?

En el Valle contamos con el respaldo manifiesto de importantes agremiaciones como Asocaña, Acopi, la Sociedad de Agricultores y Ganaderos del Valle y el Comité Intergremial. Tengo la certeza de que los empresarios saben que este es un buen acuerdo y que habrá oportunidades de inversión y crecimiento para la región y para todo el país.

¿Qué les responde a quienes dicen que la campaña por el plebiscito fue  desigual porque usted puso todo el aparato de la paz a favor del Sí?

El Gobierno tiene la obligación de hacer pedagogía para que los colombianos puedan conocer y entender el acuerdo. Así lo estableció la ley. Eso no es campaña. Ahora, las campañas por el Sí y por el No tienen las mismas garantías, pero el Sí está teniendo más visibilidad porque se está dando una movilización social sin precedentes en favor de la paz. Mientras que el Sí congrega a los más diversos sectores sociales y políticos, el No es promovido por un solo movimiento político.

Los familiares de los diputados del Valle asesinados por las Farc coinciden en que les pareció que el arrepentimiento que mostraron los jefes guerrilleros en la reunión que tuvieron fue sincero. ¿Usted también lo considera así?

Sí, y  muy importante es que los familiares lo vean así.  Ahora deben demostrarlo a todo el pueblo colombiano.

Sin embargo, Sigifredo López dice que esas peticiones de perdón tienen algo de cálculo político porque los guerrilleros saben que si no dan ese paso no tienen ningún futuro en la actividad pública. ¿Coincide con esa visión?

Puede ser, pero si hubiera un cálculo político en ello no me parece del todo negativo, pues demuestra que las Farc son conscientes de que su futuro político depende de que cumplan el acuerdo, pidan perdón y dejen de generar dolor al pueblo colombiano.

¿Es cierto que ‘Timochenko’ podría ser candidato en las elecciones presidenciales de 2018, como dijo alguno de los miembros del equipo negociador?

Eso dependerá de su presentación ante la Jurisdicción Especial de Paz. Lo cierto es que de ahora en adelante las Farc tendrán que competir en las urnas por el voto de los colombianos y yo prefiero verlos en la política que en la lucha armada.

Mucha gente tiene la sensación de que las Farc no van a poner ni un peso para el posconflicto y que todo el costo lo va a tener que asumir el Estado y, en últimas, el pueblo colombiano. ¿Eso es así?

Las Farc se comprometieron a reparar materialmente a sus víctimas y como parte de sus compromisos está el de decir la verdad. Eso incluye la verdad sobre sus pertenencias. Si no lo hacen y se comprueba que sí las tenían, perderán el tratamiento especial de la justicia transicional y el Estado perseguirá y hará extinción de dominio al patrimonio ilegal.

 ¿Entregarle dos millones de pesos a cada guerrillero al  entregar el arma y luego darle el 90 % del salario mínimo durante dos años no es como comprar su desmovilización?

Esas ayudas no son nuevas. En Colombia más de 45.000 personas han ingresado a programas de reincorporación y han recibido ayudas de este tipo, que son necesarias para que los excombatientes comiencen una vida en la legalidad. Se trata de personas que al salir de la guerrilla no tienen con qué comprar comida, un tiquete de bus para regresar a sus casas ni ropa de civil. Además, muchos de ellos no han cursado ni siquiera la primaria. Esas ayudas, insignificantes frente al beneficio para la sociedad, son temporales y condicionadas a cumplir con el programa de reincorporación, que incluye educación, atención sicosocial y seguimiento permanente.

 ¿Sueña con que le den el Premio Nobel de la Paz?

Mi sueño es que mis hijos y nietos, así como los hijos y nietos de todos los colombianos, puedan disfrutar de un país mejor del que nos tocó a nosotros, un país normal, un país en paz.

 Usted no ha ocultado su complacencia por  la destitución del procurador Ordóñez, quien era una piedra en el zapato para su gobierno. ¿Qué le responde a quienes dicen que usted quiere ayudar a elegir un procurador de bolsillo?

A Ordóñez lo destituye el Consejo de Estado por irregularidades en su elección. Mi influencia en la elección de un nuevo Procurador se limita a la nominación de uno de los ternados. Ojalá se escoja al mejor. En la última elección a Procurador no sucedió así y se pagó un costo muy alto.

¿Le molestó la petición del fiscal Néstor Humberto Martínez de considerar reanudar la fumigación aérea de los cultivos ilícitos, ante el crecimiento de estos?

Para nada. Comparto con el Fiscal la preocupación por los cultivos ilícitos. Él tiene un asiento en el Consejo Nacional de Estupefacientes y, por lo tanto, le compete formular propuestas para enfrentar este problema.

¿Por qué está tan radicalmente opuesto a esa posibilidad?

No estoy radicalmente opuesto. Sigue siendo una última alternativa. No permití que en el acuerdo con las Farc quedara excluida esta posibilidad. Mi decisión está basada no solo en un fallo de la Corte Constitucional que me obliga, sino en la evidencia y los resultados. Hemos fumigado millones de hectáreas y los cultivos ilícitos siguen siendo un problema, por eso es necesario ensayar nuevas fórmulas. El acuerdo de paz es una oportunidad para que el desarrollo alternativo se vuelva el eje de la estrategia, pues mientras no cambien las condiciones en el campo, los cultivos ilícitos seguirán siendo una opción para muchos campesinos.

Curules Farc

¿Era necesario garantizarles curules en el Congreso a las Farc? ¿No era mejor que se las ganaran convenciendo a los electores, como le ocurrió al M-19?

“Lo van a hacer. Las Farc tendrán que convencer a los electores, igual que como lo hacen los demás, poniendo sus nombres a consideración. Lo que pasa es que, para que accedieran a romper el vínculo entre política y armas, era necesario darles la posibilidad de participar en el marco de la legalidad, y por eso se les van a garantizar apenas 10 curules (o sea el 3,7 % de las 268 que tiene el Congreso), durante dos periodos, cosa que solo ocurrirá cuando hayan entregado todas las armas. Pero, además, hay que ver este tema en perspectiva: en otros países del mundo, como Angola, Nigeria, Sierra Leona o Sudán, se les dieron a los rebeldes más de 70 curules, además de ministerios y vicepresidencias. Aquí no les estamos dando ni el 5 % de representación en el Congreso, y tampoco ministerios o vicepresidencias”.

El País

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