Andrés París, miembro de la delegación de las FARC en los Diálogos de Paz: “Las movilizaciones sociales y populares nos estimulan”

300

Andrés París es uno de los integrantes de la delegación de Paz de las FARC-EP en esta capital. Es bastante conocido, no solo porque tiene la relación con los medios de comunicación, sino porque estuvo en los diálogos del Caguán y está vinculado al actual proceso desde el comienzo, durante la llamada fase exploratoria que construyó el “Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”.

 

Conversamos con él en este tranquilo territorio libre de América, donde se respira revolución, solidaridad e internacionalismo, dos días después del anuncio del acuerdo sobre el segundo tema de la agenda sobre participación política, que “da oxígeno a un proceso que avanza con los ritmos necesarios pero que enfrenta una ofensiva mediática permanente que busca limitarlo en sus efectos políticos”, como dice París.

 

–¿Qué tanta trascendencia tiene el acuerdo sobre participación política?

 

–A corto plazo el acuerdo impacta la opinión pública y da oxígeno a un proceso que avanza con los ritmos necesarios pero que enfrenta una ofensiva mediática permanente que busca limitarlo en sus efectos políticos. A mediano plazo el acuerdo es el comienzo de una discusión que continuará, cuando abordemos el tercer punto de la agenda. Los temas además están para el debate público y son de interés de todos los sectores políticos, sobre todo de los democráticos y de izquierda.

 

Adicionalmente, el acuerdo contiene el compromiso del gobierno de trabajar por una apertura democrática, reconociendo de hecho el carácter restrictivo del régimen actual, dándonos la razón a quienes hemos luchado desde distintos espacios y formas por plenas garantías para el ejercicio de la política, especialmente de la oposición y de las fuerzas sociales.

 

–¿Tiene alguna limitación?

 

–Los diálogos del actual gobierno con los líderes de las movilizaciones muestran la tendencia del régimen que se pone de presente en La Habana, no han decidido aún meterse a la reforma y a los cambios de fondo, se mantienen en la periferia de los asuntos gruesos de la problemática que detona la conflictividad social y política. De ahí la importancia de que los debates en La Habana, que representan la conflictividad social y política del país, deben acompañarse de acción política y social en Colombia. El resultado de esos pulsos definirá la profundidad de los cambios para la paz.

 

La esencia del acuerdo

 

–¿Cuál es la esencia del acuerdo, en el entendido de que el contenido está en condiciones de confidencialidad?

 

–Indudablemente, la democratización del escenario nacional en el sentido de máxima participación y decisión ciudadana en los asuntos públicos. Muy importante fue lograr el compromiso de proscribir el tratamiento de enemigo interno que se deriva de la doctrina militar que impera en Colombia. Pero todos los temas abordados son trascendentales como la elaboración de un Estatuto de la Oposición, en un evento más allá de la mesa, o la revisión y transformación de normas como las de seguridad ciudadana o la ley 134 de 1994. El tema no está agotado y esperamos que esas reformas sean exitosas en la medida que las fuerzas democráticas se apropien de ellas y más en esta coyuntura política.

 

–¿Hay quienes dicen que el acuerdo beneficia las pretensiones reeleccionistas de Santos?

 

–Los presidentes electos los últimos 24 años lo han hecho con las banderas de la paz. Solo Uribe lo hizo atizando la guerra. Es evidente que unos y otros que confrontan en la actual campaña electoral estudiarán el acuerdo alcanzado alrededor del segundo punto de reforma política y así mismo modificarán las agendas electorales para no quedar en la orilla de los grandes anhelos de paz de los colombianos.

 

El acuerdo va a beneficiar a quienes enarbolen la bandera de la paz. Se abre todo un territorio político para la oposición, si se tiene en cuenta que en el acuerdo están sus banderas históricas como el derecho y las garantías para hacer política. Otra cosa es que por incomprensiones, divisiones, etcétera, prefieran que sean otros quienes se beneficien de esta oportunidad.

 

–Según el ministro de Defensa el acuerdo sobre el segundo punto se debe a la presión militar… ¿Qué opinión le merece?

 

–La confrontación armada continúa ante la terquedad oficial de no aceptar el cese bilateral de fuegos. Así las cosas no se pueden interpretar unilateralmente los sucesos de la confrontación. Lo que hay que destacar es que el acuerdo se presenta como resultado de una ardua discusión en la mesa, que pone en evidencia es la voluntad política de las partes de llegar a un acuerdo o gran tratado de paz. Esas declaraciones del ministro son exhibicionistas de una personalidad fanfarrona, no toma en cuenta que la guerra contrainsurgente fracasó desde el mismo momento que fue concebida.

 

El Congreso de la UP

 

–Se reúne esta semana el Congreso de la Unión Patriótica. ¿Qué significado tiene y que importancia en el terreno político?

 

–El reconocimiento de los derechos de la UP es un símbolo de reconciliación pero advertimos que no pueden ser demagógicas las actitudes del gobierno. Devolverle todos los espacios perdidos a la UP es un acto de justicia. El exterminio al que fue sometida obliga al Estado a tomar las medidas para que esta fatal experiencia no se repita. Este podría ser el principio de un proceso de transición hacia la democracia por la que hemos luchado, claro está, si el gobierno se decide de verdad a coadyuvar a los cambios que son fundamentales para ello. Desde luego que se requiere de mucha movilización nacional dado que existen poderosos factores de poder que ofrecerán resistencias.

 

–¿Cómo interpretan las recientes movilizaciones sociales y populares? Para el gobierno obedecen a consignas y orientaciones de las FARC-EP.

 

–El escenario de La Habana en el que se realiza el proceso de paz requiere de la activación de las luchas sociales como requisito fundamental para profundizar los avances y consolidar el proceso de diálogo. Las movilizaciones sociales son apenas un efecto de una realidad nacional, en ese contexto combustionan las grandes desigualdades sociales, los problemas económicos y la escandalosa ilegitimidad de las instituciones. Son esas movilizaciones las que están incidiendo, mucho nos estimulan, de ahí que estemos bordeando los escollos para que no se nos escapen las posibilidades de encontrar soluciones políticas a los problemas de la guerra y a esa crisis que tiene indignados a los colombianos.

http://prensarural.org/spip/spip.php?article12607

Más notas sobre el tema