Habemus Presidente – Por Aramis K. Vidaurre Álvarez

532

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

El Pueblo de Costa Rica ha hablado. Luis Guillermo Solís ha entrado a la Historia Costarricense como el primer candidato en recibir más de un millón de votos, en unas elecciones presidenciales que también entraron en la historia del país por las características que ya conocemos. En una fiesta electoral sin incidentes (tampoco en primera ronda hubo alguna situación que pusiera en duda el resultado), además del PAC, la Democracia, la Libertad al Sufragio, el ambiente de Paz y tranquilidad, que la desearían muchos países, fueron los ganadores.

Ahora, sería injusto decir que no ganó el Partido Acción Ciudadana sino que perdió el Partido Liberación Nacional; si bien el PLN hizo lo necesario para no ganar la Elección Presidencial del 2014 (dos veces) con una estrategia publicitaria mala y un candidato que poco hizo por generar cohesión dentro de su partido, era claro que ya había en la ciudadanía una ansiedad por sacar al PLN de una vez por todas del poder, al menos de la esfera presidencial. Y es que la sombra de corrupción y de una muy mala gestión de esta Administración saliente, la complicidad, el silencio y el «ver hacia otro lado” ante los desaciertos del gobierno y de la fracción legislativa, la poca renovación en su estructura, los caudillismos, la lucha por el poder simplemente para tenerlo, la poca sinceridad en aceptar errores más allá de un cálculo político y la atracción de votos (como lo hizo Johnny Araya de cara a la primera ronda) le pusieron la flor en el ojal o más bien el lirio sobre el ataúd a un partido que recibió la mayor paliza electoral en su historia política.

Por su parte, Luis Guillermo Solís recibió el mayor apoyo electoral que un candidato hubiese deseado; el mensaje es claro: la ciudadanía quiere algo diferente. Y aunque las expectativas de cambio son muy altas y tiene un peso que podría marcar la historia del PAC en adelante, Solís Rivera parece no tener duda en que logrará alcanzarlas. Por lo menos en sus primeras palabras de su primer discurso se desprende esa intención de llevar a Costa Rica por un camino distinto donde la equidad, el equilibrio entre lo económico y lo social, la transparencia, la ética en la función pública, en hablarle de frente al pueblo sean el común denominador. Y más que una propuesta concreta, el electorado que lo favoreció le «compró” ese ideal.

Luis Guillermo no es tan desconocido como muchos han planteado; el profe había hecho de las aulas universitarias, del análisis de la realidad política y social sus principales nichos. Su presencia en medios (radio, televisión y prensa escrita y electrónica) fueron sus principales espacios por años para que se le pudiera conocer. Lo único que necesitaba era combinar su conocimiento y experiencia en la política a través de una plataforma partidaria que hiciera eco de la necesidad de rescatar la política. Y cuando el PLN dejó de ser ese espacio, Luis Guillermo encontró en el PAC esa posibilidad. De modo que aunque para un sector importante de la ciudadanía, Luis Guillermo Solís no despuntaba como una figura política de peso, su ideal político no era para nada desconocido, sino que representaba lo que el electorado buscaba.

Luis Guillermo encuentra en los debates la oportunidad de que la ciudadanía viera en su figura algo más que ataques, recriminaciones y dichos y da la sorpresa en la primera ronda, algo que ni él se imaginó. Ahora su principal reto será pasar del ideal a lo real buscando en las fuerzas representadas en la Asamblea Legislativa el consenso necesario para sacar proyectos necesarios que saquen a la Administración Pública del pantano burocrático en que está posicionada.

Por su parte, en el PLN parece que todavía no ha entendido el mensaje tan contundente que dio la ciudadanía en la primera ronda y con mucha más fuerza en la segunda. Todavía están separando el resultado que obtuvo su Candidato de lo ello representa para el Partido. Por lo menos así se desprende de las palabras o «discursos de la derrota” del 6 de abril por la noche, de su Presidente, señor Bernal Jiménez y del candidato Johnny Araya; por un lado decir que el partido se encuentra fuerte y por otro hablar de acuerdos nacionales por encima de las banderas es como decir «aquí ha pasado nada, seguimos adelante”; la ceguera política con que pareciera el PLN va a enfrentar esta coyuntura le podría pasar una factura más alta que un resultado electoral. Y es que desde ya se habla de los Arias, de los Figueres (no incluye a Mariano Figueres quien fue uno de los colaboradores más cercanos de Solís) y el mismo Araya.

Pero lo importa ahora es que Habemus Presidente.

http://site.adital.com.br/site/noticia.php?lang=ES&cod=80101&langref=ES&cat=24

Más notas sobre el tema