Peña Nieto y Santos encabezaron en México la última despedida a Gabriel García Márquez

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Un Gracias, Gabo desata gran ovación en el fuertemente custodiado Palacio de Bellas Artes

Las danzas rumanas de Bartok, flores amarillas y aplausos dieron el recibimiento a las cenizas del escritor Gabriel García Márquez a su llegada al vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, ayer pasadas las 16 horas.

El presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, fue el encargado de llevarlas al pedestal que se colocó en el centro de ese espacio.

Acompañado por la viuda del escritor, Mercedes Barcha, y sus hijos, Gonzalo y Rodrigo, el funcionario salió de la puerta que da acceso al teatro abrazando la caja de madera. Los aplausos estallaron y, cuando parecía que terminarían, una voz en el primer piso, donde se ubicó a la prensa, gritó:¡Gracias, Gabo!, y la ovación se intensificó hasta completar un par de minutos más.

La despedida tuvo dos escenarios: por un lado, el que ocuparon lo invitados especiales (escritores, políticos, funcionarios culturales, familiares y amigos cercanos de la familia García Barcha), quienes tuvieron acceso privilegiado al recinto; por otro, los cientos de lectores que desde las 10 de la mañana comenzaron a formarse en la explanada.

Dos mundo alrededor del patriarca: por un lado, los que tuvieron oportunidad de hacer guardias de honor, de acercarse a la urna, depositar cerca una flor, socializar con colegas y funcionarios, abrazar a los deudos y permanecer ahí varias horas.

Por el otro, el público, muchos jóvenes que desde temprano compartieron con quien quisiera sus mariposas amarillas de papel, o sus comentarios acerca de los cuentos de Gabo, pero sobre todo su cariño por el escritor. A ellos, el personal de seguridad les indicó que ingresaran en grupos de 30 personas y de prisa, para ver unos segundos a lo lejos la caja con las cenizas del premio Nobel de Literatura, y al fondo un gran pendón con su imagen y la frase: La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla.

Los lectores no tuvieron más opción que aventar a las escaleras ubicadas frente al pedestal las flores amarillas que llevaron, pues no se les permitió acercarse. Una gran maceta vacía también se improvisó como contenedor de regalos.

El máximo recinto cultural fue sitiado desde el mediodía por el Estado Mayor Presidencial, dada la presencia por la noche de los presidentes de México y Colombia, Enrique Peña Nieto, y Juan Manuel Santos, respectivamente, así que todos los asistentes tuvieron que someterse a los tiempos e indicaciones que señalaban los encargados de seguridad del palacio.

Los reporteros fueron ubicados en el primer piso, en el área de murales, sin contacto con los invitados especiales y los deudos, y con poca visibilidad hacia el público, que desde que abrieron las puertas y hasta que llegaron los presidentes no dejó de fluir.

La primera guardia de honor la hicieron la viuda y los hijos de García Márquez, acompañados del titular de Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, y María Cristina García Cepeda, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

Después siguieron Jacobo Zabludovsky, Porfirio Muñoz Ledo, Carmen Mutis, Berta Maldonado, Miguel Ángel Mancera, entre otros. Cuando correspondió el turno a Mónica Alonso y Genovevo Quiroz, asistentes personales del escritor, acompañados por otras tres personas que ayudan a la familia en casa, fueron recibidos con aplausos.

A las 17:10 un trío de vallenato ingresó al Palacio de Bellas Artes con la fila del público, para romper con la solemnidad e interpretar música de la tierra de Gabo. Los músicos fueron recibidos con aplausos, pero sólo tocaron una pieza, ya que los guardias pidieron que abandonaran el recinto.

Cerca de las 18 horas volvieron a aparecer con otro poco de vallenato, que esta vez provocó que los invitados especiales los acompañaran con las palmas.

Así transcurrió la tarde, con una parte de los reporteros apostados en el primer piso; los fotógrafos abajo, en un corralito; en las escalinatas de acceso al vestíbulo, los deudos saludando y recibiendo a sus conocidos, y los lectores formado una interminable fila hasta los confines del Eje Central y con sus ramitas de flores construyendo un montaña amarilla, que muy pronto superó en cantidad a las rosas con las que el INBA adornó el recinto.

Posteriormente transcurrieron los discursos oficiales. En primer lugar, el de Rafael Tovar y de Teresa; enseguida, el del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos y, finalmente, el del mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto.

Al finalizar los discursos volaron mariposas amarillas de papel que repartió una de las nietas de Gabo a los invitados especiales. Algunas mujeres se ponían un puño de esas mariposas en las manos y soplaban hacia la urna que contenía las cenizas del escritor.

Todo el vestíbulo quedó tapizado con mariposas de papel, al igual que la urna. Los invitados especiales rodearon la urna, para acariciarla y tomarse fotos, entre empujones, lo cual hizo necesaria la intervención del personal de seguridad, pues la torrecita que sostenía la urna parecía venirse al piso.

Por el sistema de sonido solicitaron a las personas del área VIP que volvieran a sus asientos, pues afuera hay como unas 200 personas que quieren despedirse de Gabo.

Pero ya los invitados especiales habían abandonado sus lugares. Una vez que se retiró el Estado Mayor Presidencial, el ambiente se relajó. Abrieron las puertas, la gente entró en tropel, pero al percatarse de que las cenizas ya no estaban en su sitio y el lugar estaba vacío, irrumpieron con gritos, consignas y cánticos.

Indignación popular, en contraste con el revoloteo –debido al fuerte aire que corría en la explanada exterior de Bellas Artes– de miles de mariposas amarillas de papel.

 

http://www.jornada.unam.mx/2014/04/22/politica/005n1pol

 

‘Macondo es la utopía de la paz que buscamos’: Santos

«Gloria eterna a quien más gloria nos ha dado», dijo el jefe de Estado en el homenaje a García Márquez.

En su discurso Juan Manuel Santos habló de Gabriel García Márquez como el personaje más importante de la historia de Colombia.

“Qué privilegio llamar compatriota al hombre que escribió Macondo”, dijo el presidente Santos en su discurso de homenaje a Gabriel García Márquez desde el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México.

El presidente colombiano aseguró que “si algo hacía Gabo mejor que libros, era amigos”.

“Gloria eterna a quien más gloria nos ha dado”, finalizó el jefe de Estado.

Este es el discurso completo del presidente Juan Manuel Santos en el Palacio de las Bellas Artes:

Hoy asisto a este Palacio de las Bellas Artes –la casa por excelencia de la cultura de México–, con el corazón adolorido y el alma agradecida, para decir adiós, en representación de más de 47 millones de compatriotas, al más grande colombiano de todos los tiempos: el maestro Gabriel García Márquez.

¡Qué imponente escenario para su despedida!

Los murales de Rivera, de Siqueiros, de Tamayo, de Orozco, son el marco apropiado para un hombre que, más que colombiano, incorporó en sus obras la esencia misma del ser latinoamericano y muy especialmente del ser caribe.

México y Colombia –hermanadas por tantos motivos– nos unimos otra vez en esta ceremonia de afectos.

Porque Gabo era, ante todo, una persona de afectos.

Nos unimos para rendir homenaje a quien, un día de diciembre de 1982, desde la gélida Estocolmo, impactó al mundo al hablar de “la soledad de América Latina”.

Gabo dijo, al recibir el Premio Nobel de Literatura, que no es demasiado tarde, ¡nunca es demasiado tarde!, para creer en la utopía.

“Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir; donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad”.

Gabo deja a la humanidad el legado de sus obras, que es de por sí formidable –sus novelas, sus cuentos, sus crónicas–, pero antes que nada nos deja la esperanza, la tarea, la determinación de unirnos por el bien de nuestros pueblos.

Así lo resumió ese mexicano universal que fue Carlos Fuentes –a quien tuve la fortuna de contar como profesor y amigo–:

“Gabo se lo dice a Colombia y se lo dice al mundo. No estamos condenados al Mal”.

Hoy venimos desde Colombia hasta México –y vienen admiradores y amigos de Gabo desde todos los rincones del planeta– para ratificar nuestro compromiso con “la utopía posible”, con una América Latina que supera su soledad y encuentra su segunda oportunidad sobre la tierra.

¡Qué privilegio –y lo digo en nombre de los colombianos– llamar compatriota al hombre que imaginó a Macondo y que escribió sobre el poder más grande, más influyente de todos, que es el poder del amor!

Quien quiera conocer a Macondo –a partir de las páginas de Gabo– no tiene que ir muy lejos: en Aracataca, su pueblo natal, hallará las primeras pistas de ese mundo legendario.

Pero Macondo es más.

Macondo es Santa Marta y Barranquilla; Macondo es Cartagena de Indias, la mágica y hermosa ciudad que albergó muchas de sus historias.

Macondo es Bogotá y Zipaquirá, es Caracas y La Habana, es París y esta Ciudad de México, lugares que marcaron la vida de su creador.

Macondo son los cientos, los miles de amigos que Gabo ha dejado huérfanos en el mundo.

Porque si algo hacía Gabo mejor que libros… era amigos.

Macondo es un mundo nuevo y antiguo a la vez donde son posibles las utopías de la paz –que buscamos juntos–, de la justicia, de la libertad, de la educación y, sobre todo, del amor.

Hoy venimos a la tierra de Rulfo y de Reyes, de Fuentes y de Paz, a traer nuestro abrazo solidario a la Gaba –que “llevó el mundo sobre sus espaldas” para que su esposo escribiera–, a Rodrigo, a Gonzalo, a toda la familia de nuestro Nobel.

Y venimos a dejar testimonio de que Gabriel García Márquez –el más colombiano de los colombianos– sigue vivo, seguirá vivo en sus libros y sus textos, pero sobre todo –más que nada– vivirá para siempre en las esperanzas de la humanidad.

 

http://www.caracol.com.co/noticias/actualidad/macondo-es-la-utopia-de-la-paz-que-buscamos-santos/20140421/nota/2187780.aspx

 

«Nuestro país fue el segundo hogar de García Márquez»: Peña Nieto

«Lo despedimos con la alegría de su vida y con la emoción de sus libros, convencidos de que Gabo se queda con nosotros».

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, dijo en el homenaje a Gabriel García Márquez desde el Palacio de Bellas Artes que al nobel «lo despedimos con la alegría de su vida y con la emoción de sus libros, convencidos de que Gabriel García Márquez se queda entre nosotros».

“Para alegría y honra de nosotros los mexicanos, Gabo escribió en México el libro que le otorgó el mayor reconocimiento”, recordó el presidente de México.

Además aseguró que “sus palabras y sus límites sobrevivirán los límites de la efímera vida humana”.

Aseguró que más que un Premio Nobel, el escritor colombiano recibió algo mejor.

“Gabriel García Márquez recibió en vida el mayor reconocimiento que existe, el amor y el cariño de la gente”, dijo Peña Nieto.

Al cierre de su discurso, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto aseguró que “García Márquez es el más grande novelista de América Latina de todos los tiempos”.

 

http://www.caracol.com.co/noticias/actualidad/nuestro-pais-fue-el-segundo-hogar-de-garcia-marquez-pena-nieto/20140421/nota/2187797.aspx

 

Así se despidió Aracataca de su hijo más ilustre

Aracataca, Magdalena, despidió a su hijo más ilustre Gabriel García Márquez en medio de una caminata bajo la lluvia. Las horas del mediodía presagiaban la llegada del agua que se precipito sin recatamiento sobre los habitantes del pueblo, precedida de un viento suave y frio que hizo llorar de los arboles flores blancas y amarillas que se mezclaron con el agua mientras la gente avanzaba en el homenaje al escritor más grande de las letras colombianas.

Muchas veces el premio Nobel de literatura departió en medio de vítores y parrandas con sus amigos más cercanos de Aracataca. En varios patios de la población resonó la voz del celebrado autor que organizó sus vigilias, esta tarde, en esos patios solamente quedaban los mangos que se precipitaban vencidos por el viento de la tarde de abril, porque todos los habitantes de Aracataca, con sus nombres y circunstancias a cuestas, salieron a marchar para decirle adiós a Gabo.

En los rostros podía leerse la tristeza de quien espera la tardía primavera, y las voces se entrecortaban en medio de aplausos mientras alguno entre la multitud iba leyendo las páginas de García Márquez. De repente, como tocada por algún influjo de la providencia, toda la multitud quedó en silencio cuando sonó una grabación con la voz de Gabo y, como si tocara la piel, se fue disgregando entre los poros y, de un centellazo, tocó directo el corazón de los cataqueros.

 

http://www.elespectador.com/noticias/temadeldia/asi-se-despidio-aracataca-de-su-hijo-mas-ilustre-articulo-488061

 

Casa de las Américas da su adiós al Gabo

Declaración emitida por Casa de las Américas ante la muerte de Gabriel García Márquez. Esta será publicada, también, como un anexo al número 274 de la revista Casa que ya se halla en proceso de impresión. 

Cuando a finales de 1936 falleció Miguel de Unamuno, Jorge Luis Borges dijo que el primer escritor de nuestro idioma acababa de morir. Hoy, ante la desaparición de Gabriel García Márquez, debe repetirse la sentencia. Solo que García Márquez era, además (y es), uno de los mayores escritores en la historia de la literatura.

Lo conocimos cuando en 1959, a raíz del triunfo de la Revolución Cubana, estuvo en La Habana junto a otros brillantes periodistas como Rodolfo Walsh, quienes, con la conducción de Ricardo Masetti, llevaban adelante el proyecto de la Agencia Prensa Latina. Gabo ya era un gran periodista, y lo seguiría siendo toda la vida. Le gustaba repetir que el periodismo era el mejor trabajo del mundo. En este orden, estuvo a la altura de autores como José Martí o Alejo Carpentier. Pero además, como se sabe de sobra, fue un narrador de primer orden. Todo el planeta lo supo cuando en 1967 publicó Cien años de soledad. Para entonces, ya había dado a conocer la pequeña gran obra maestra que es El coronel no tiene quien le escriba, y otros libros de gran belleza. En todos ellos se anunciaba lo que irrumpió con toda la orquesta en Cien años…Como era relativamente joven entonces (y también al recibir el Premio Nobel de literatura), se le planteó el problema de cómo no sucumbir al hechizo de una obra tan plena. Pero Gabo no sucumbió, y escribió nuevos libros admirables, como El amor en los tiempos del cólera y Vivir para contarla, el primer tomo de una autobiografía que ha quedado trunca.

Los cubanos admiramos en Gabo, junto a su genio literario, su constante defensa de la Revolución Cubana y su amistad fraternal con Fidel. En el ejercicio de aquella defensa Gabo prestó grandes servicios dando muestras de valor y desinterés. En general, se identificó con causas nobles a lo largo de su vida. Esa vida acaba de ser interrumpida, pero de él puede decirse lo que Auden escribió a la muerte del gran poeta Yeats: “se convirtió en sus admiradores”. Los numerosísimos y crecientes admiradores de Gabriel García Márquez no lo dejarán morir.

 

http://www.cubadebate.cu/especiales/2014/04/21/casa-de-las-americas-da-su-adios-al-gabo-fotos/#.U1ZR5Pl5Pvx

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