Resaltan inconsistencias en denuncia del fiscal y hay nuevas pistas sobre su muerte

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La denuncia por encubrimiento contra la Presidenta de la Nación, el canciller Timerman y una serie de dirigentes que había presentado el fallecido fiscal Nisman en el marco de la causa Amia, y que pudo conocerse el martes en su totalidad tras ser publicada por el Centro de Información Judicial es un documento plagado de falsedades, oscuridades y contradicciones. A continuación, las más significativas.

Ayer, finalmente se pudo conocer la totalidad del contenido de la denuncia que el fiscal Alberto Nisman había presentado contra la Presidenta, el canciller y otros dirigentes a los que había acusado de encubrir el atentado a la Amia en virtud de la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán. Sin embargo, de la lectura de la totalidad del documento se desprenden inconsistencias graves.

Primera inconsistencia: impunidad por petróleo

En primer lugar, el corazón de la denuncia apuntaba a que el Memorándum de Entendimiento se había hecho con la intencionalidad oculta de intercambiar impunidad para los funcionarios iraníes que habían sido acusados por el atentado, por un aumento del intercambio comercial con el país asiático. Dicho más llanamente, la acusación era que se había cambiado impunidad por petróleo.

Ahora bien, si eso hubiera sido así, debería notarse un incremento del intercambio comercial entre ambos países una vez firmado el Memorándum, pero el problema de esta hipótesis es que esto no fue así. El año de mayor intercambio comercial de Argentina con Irán fue 2008. Recordemos que dos años antes, el 25 de octubre de 2006, la Justicia argentina había acusado formalmente al gobierno iraní de planificar el atentado y a Hezbollah de ejecutarlo. Es decir, el mayor intercambio se dio en los años de mayor frialdad en la relación bilateral. De ahí en adelante, el comercio con Irán no fue significativo y no se observa cambio alguno tras la firma del entendimiento. Por otra parte, la poco significativa exportación de granos a Irán en estos años estuvo a cargo -como no puede ser de otra manera ya que el Estado argentino no puede exportar granos- de empresas privadas como Bunge, Nidera, Cargill, Aceitera General Deheza, Molinos Río de la Plata, Molinos Libres SA y Copra SA, entre otras. En ese sentido, no se comprende por qué la imputación no cayó también sobre estas empresas, las cuales deberían haber formado necesariamente parte del supuesto plan que incluía el intercambio de impunidad por aumento en la actividad comercial.

La endeblez de la hipótesis sobre la necesidad energética argentina como organizadora del acuerdo es tal que no hay un solo informe técnico o de un perito especializado en el tema que avale lo que la denucnia afirma.

Tanto Argentina como Irán tienen la misma estructura de producción petrolífera: producen crudo y tiene relativamente poca capacidad para refinarlo. De modo que los dos son exportadores de crudo y compradores de productos refinados como, por ejemplo, combustibles. Esta situación similar entre los dos países vuelve imposible la idea de un intento de negocio energético con Irán en la medida en que Irán vende lo mismo que Argentina exporta. Es decir, lo que Argentina necesita importar en el mercado mundial Irán no lo produce.

En resumen, la vía comercial como justificación del acuerdo es insostenible y no hay un solo dato que la avale.

Segunda inconsistencia: sacar los alertas rojos

Una segunda acusación era que en el acuerdo Argentina se había comprometido a trabajar para que Interpol levantara los alertas rojos que impedían que funcionarios iraníes acusados como autores del atentado pudieran salir de Irán. Sin embargo, hay una carta del canciller Timerman, que se hizo pública en estos días, en la que, dos semanas después de firmado el acuerdo, le dice dos veces al Secretario General de Interpol que la firma del acuerdo no cambiaba los alertas rojos sobre los funcionarios iraníes y que el juez de la causa, Canicoba Corral, era el único que estaba habilitado a formular algún cambio al respecto. Esta carta fue contestada, dos meses después por Interpol, confirmando que los alertas no se iban a modificar.

Pero por si faltaran elementos para derribar esta afirmación hecha por Nisman, cuando se conoció la denuncia, el ex secretario de Interpol entre 2000 y 2014, Ronald Noble, envió un mail al canciller argentino en que le manifestaba su respaldo absoluto y decía taxativamente que lo que Nisman había afirmado era falso y que la posición de gobierno argentino había sido que los alertas rojos no se tocaban bajo ninguna circunstancia.

Tercera inconsistencia: la pista local

Otra de las acusaciones era que en 2012, un ex juez, al que Nisman sindicó como miembro del Servicio de Inteligencia, se había reunido con un miembro de la dirigencia comunitaria iraní en Argentina para acordar la confección de una pista falsa sobre grupos de ultraderecha locales como autores del atentado y así desviar la investigación sobre Irán. Sobre este punto las inconsistencias son varias. La primera y más inmediata es que esta denuncia para supuestamente desviar la investigación nunca se hizo en ningún juzgado, de modo que no hay delito de encubrimiento ni siquiera en grado de tentativa. Incluso, en el caso de que se pudiera probar que tal reunión existió y que allí se acordó lo de la pista local, se estaría solamente ante la preparación de un delito que no es una conducta punible, toda vez que solo quedó en eso.

El otro problema que tiene esta acusación es que, recordemos, es contra nada menos que la Presidenta de la Nación, de modo se vuelve muy difícil de explicar cómo se conectan la preparación de un delito de encubrimiento en una supuesta reunión entre un ex juez y un dirigente comunitario, con la Presidenta y sus funcionarios de más alto rango.

Además, si el fiscal sabía de esta reunión desde 2012, la pregunta es por qué no lo había denunciado en ese momento o, al menos, por qué no había informado al juez de la causa de la aparición de esa otra pista.

Y hay más. Desde 2004, cuando fue nombrado por el entonces procurador Esteban Righi al frente de la Unidad Amia, Nisman era el máximo responsable de la investigación. En ese contexto, resulta inverosímil plantear que la Presidenta y su canciller hubieran tramado la confección de una pista falsa en la medida en que ineludiblemente eso debía pasar por las manos del fiscal.

La Unidad Especial Amia, es la unidad fiscal con mayor cantidad de recursos materiales y humanos de todo el Ministerio Público Fiscal y en el año 2014 contó con un presupuesto de 24 millones de pesos, lo que significó un aumento sustancial respecto del ya importante presupuesto que se le había otorgado en todos los años anteriores. En este contexto, resulta inverosímil que el mismo gobierno que fortalece de esta manera la unidad de investigación de la causa Amia, al mismo tiempo conspire contra esa investigación.

Cuarta inconsistencia: el pacto de Timerman con el canciller iraní

En su escrito acusatorio, el fiscal dijo que en una reunión en la ciudad de Alepo, Siria, el canciller argentino y el de Irán había sellado el acuerdo. La prueba de esto eran los dichos de un periodista argentino, recientemente fallecido, que le había dicho al fiscal que había visto un documento donde el canciller iraní le confirmaba a su presidente tal pacto. Sin embargo, no existe documento alguno que avale ni siquiera parcialmente tal afirmación.

Quinta inconsistencia: la escuchas sobre el dirigente iraní

En su denuncia, Nisman había transcripto una escucha de un agente de inteligencia que hablaba con el dirigente argentino-iraní, Alejandro Khalil, en la que le aseguraba que le habían dicho que en la Secretaría de Inteligencia iban a levantar los alertas rojos sobre los iraníes acusados. En su escrito, el fiscal dice que este agente es en realidad alguien que trabajaba para Irán. Si esto es así, es grave que el fiscal no hubiera informado esto al juez Canicoba Corral. Incluso resulta complejo entender por qué Nisman no informó al entonces Jefe de Operaciones de la SI, Jaime Stiusso -con quién según el propio Nisman llegó a reunirse hasta dos veces por semana- sobre la acción de este agente presuntamente vinculado a los principales acusados en la causa.

Aunque el fiscal aseguraba que solo había accedido a escuchas hechas sobre Khalil, y no tenía escuchas ni de la presidenta, ni del diputado Larroque, nada de esto pareció suficiente a la hora de conectar a este agente que hablaba con el sospechoso como alguien que trabajaba bajo las órdenes de Cristina Fernández de Kirchner. Según había afirmado Nisman, en las escuchas a las que accedió aparecían los dirigentes Luis D´Elía y Fernando Esteche. Ni Khalil, ni Esteche, ni D´Elía son funcionarios del gobierno nacional, de modo que también ahí había un problema grave para justificar la imputación que hacía a la Presidenta.

Sexta inconsistencia: los agentes de SI

A pedido del juez Lijo, la Secretaría de Inteligencia por intermedio de su Secretario, Oscar Parrilli, informó que Ramón Allan Héctor Bogado (mencionado como quien estaba en contacto con Khalil) y el ex juez Héctor Yrimia (mencionado como quien participó en el supuesto armado de una pista local), sindicados ambos por Nisman como miembros de SI «no pertenecen ni han pertenecido como personal de la planta permanente, contratado, de gabinete ni personal transitorio».

Séptima inconsistencia: las escuchas

«¿Qué garantías tenemos con éstas cintas que produce la Secretaría sabiendo cómo es la actividad de la Secretaría?», se preguntó el juez Canicoba Corral en una entrevista que brindó a apropósito de la repercusión de la denuncia, de modo que sin garantía de autenticidad, el carácter probatorio de este material está puesto severamente en entredicho por el propio juez de la causa.

Télam

Aparecieron nuevas pistas en la investigación del caso Nisman

La puerta de servicio del departamento del edificio Le Parc en el que vivía el fiscal federal Alberto Nisman estaba cerrada con llave poco antes de que el cuerpo sin vida fuera hallado por la madre y un custodio. Pero el cerrajero que la abrió declaró que cuando fue convocado, la puerta no estaba cerrada, aunque la llave estaba colocada del lado de adentro. Y no mintió.

¿Entonces? ¿Se puede ser y no ser al mismo tiempo? Filosóficamente no, pero en el marco de la investigación por la muerte del fiscal de la causa AMIA, que el miércoles de la semana anterior había acusado a la presidenta de la Nación de encubrir a los iraníes presuntos responsables del atentado a cambio de un acuerdo económico de petróleo por granos y carne, ambas afirmaciones que parecen contradictorias son ciertas. Y no se contradicen.

El cerrajero, identificado por su nombre de pila, Walter, dijo ante una maraña de periodistas en el acceso al edificio en el que trabaja la fiscal Viviana Fein: «La puerta de servicio estaba abierta, empujé la llave y entré en dos minutos.» Eso fue exactamente lo que él hizo.

Pero la puerta de servicio tiene una doble cerradura. Cuando Sara, la madre del fiscal Nisman, fue convocada por los custodios ante los llamados sin respuesta al interior del departamento en el que vivía su hijo, concurrió con su propio juego de llaves. Llegó hasta la puerta de servicio y con esas llaves abrió la cerradura superior, que sí estaba con llave. Pero cuando quiso hacer lo mismo con la inferior, no pudo. Si bien no estaba activada la cerradura, la llave estaba colocada del lado de adentro. Para alguien nervioso, angustiado y sin habilidad para destrabar cerraduras, acceder al departamento fue imposible. Por eso llamaron a Walter.

Un detalle que había pasado inadvertido altera todo el relato de la secuencia. No es un dato menor, y en una jornada en la que surgieron de la investigación nubarrones de dudas sobre cómo murió Nisman, el detalle de la puerta se erige en fundamental. Si la puerta hubiera estado efectivamente abierta, la posibilidad de que alguien hubiera estado en el departamento, salido por allí y cerrado dejando la llave del lado de adentro era perfectamente posible. Pero antes de que fuera convocado Walter, la puerta estaba cerrada con llave.

La propia madre del fiscal Nisman lo declaró ante la fiscal Fein. Y lo corroboraron los custodios que la acompañaron en ese duro trance de acceder al departamento en el que su hijo yacía sin vida.

En la tarde del domingo, Sara subió con uno de los custodios por el ascensor de servicio, pero no pudo ingresar al departamento del 13º piso. Entonces intentó por la puerta principal, que se abre con un código alfanumérico, como los mecanismos de algunas cajas fuertes. La mujer ingresó la combinación que creía recordar de memoria, pero la puerta no se abrió. Tras un par de intentos, un custodio la llevó hasta su casa, en la zona norte del Gran Buenos Aires, para buscar una agenda en la que tenía anotada la clave. Si bien coincidía con lo que ella recordaba, la puerta siguió sin abrirse. La fiscal investiga ahora si Nisman la cambió, y en tal caso cuándo y por qué lo hizo.

Avanzada la tarde y ante la imposibilidad de entrar, sospechando ya que algo malo había ocurrido, convocaron al cerrajero, quien con su ductilidad y experiencia rápidamente concluyó un trabajo que, para él, resultó fácil. La cerradura que liberó estaba sin llave; la que estaba con llave era la otra, que horas antes había abierto la madre del difunto fiscal.

Ayer trascendió también que una nueva inspección en el departamento permitió encontrar un estrecho pasillo por el que eventualmente se podía acceder al living del lugar en el que residía Nisman.

Se trata de un pasadizo que comunica el departamento en el que habitaba Nisman con el que está enfrentado, espacio aéreo de por medio, y en el que están ubicados equipos de aire acondicionado. Es un estrecho desfiladero; los equipos de aire acondicionado están situados contra una larga pared y hay sobre el lado opuesto una suerte de barral de protección, por el que se desplazan –por ejemplo– los técnicos que son convocados a reparar los equipos de refrigeración. A ese pasillo se accede desde el interior de los departamentos enfrentados, por sendas puertas muy pequeñas. En un extremo está el departamento en el que vivía Nisman, y del otro, el del vecino de enfrente, un ciudadano extranjero ya identificado y al que probablemente la fiscal convoque a declarar en los próximos días para establecer si estaba en su casa el domingo y si vio u observó algo que le llamara la atención.

Allí, los investigadores detectaron una pisada de apariencia reciente en el piso. Y sobre el barral de protección, una huella digital. Para determinar a quien corresponden, la fiscal pidió a la administración del edificio un informe sobre servicios de reparación o mantenimiento de la refrigeración realizados en ese u otros pisos cercanos en fechas recientes.

La situación de la puerta de servicio y el pasadizo en el que nadie había reparado parecieron sembrar dudas sobre lo que verdaderamente ocurrió el domingo por la mañana en ese departamento. Sin embargo, y más allá de esos y otros detalles que aún permanecen sin respuestas, de momento nada consiguió alterar la hipótesis principal en torno a la cual gira la investigación: Nisman se suicidó.

La otra prueba que se aguarda con expectativa, el peritaje sobre el arma que causó la muerte de Nisman para determinar si, accionada por otra persona, deja impregnaciones detectables en un «barrido electrónico», se demorará algunos días, revelaron allegados al expediente. El examen en la mano derecha de Nisman dio resultado negativo. En cuanto a las cámaras de seguridad, la fiscal a cargo de la investigación aún no recibió informe alguno.

Ayer continuaron desfilando testigos por la sede del Ministerio Público Fiscal situada en la calle Tucumán 966, de esta Capital. Entre ellos, el fiscal federal Carlos Stornelli, quien manifestó su «percepción» sobre un Nisman «asustado», pese a que su difunto colega nunca le refirió tal estado. También regresó a la fiscalía la jueza federal de San Isidro y ex esposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, para concretar formalmente lo que ya había anunciado de manera verbal: su decisión de convertirse en querellante, en nombre de las dos hijas menores de edad que tenía la disuelta pareja.

El presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, quien está de turno durante la feria judicial, convocó ayer a su despacho a la jueza Fabiana Palmaghini, quien está a cargo del expediente, junto con la fiscal. Lo hizo para brindarle su respaldo en la investigación y para anunciarle que tiene a disposición los recursos materiales y económicos que necesiten para esclarecer las razones de la muerte del fiscal Nisman.

Mensaje de la iglesia

La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) emitió un comunicado en el que expresó su «conmoción» por la muerte del fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman, y pidió «superar las sombras de impunidad que dañan la salud de la democracia».

«Como pastores compartimos la conmoción, perplejidad e incertidumbre que en estos días afectan a los argentinos. No obstante, confiamos en las instituciones de la República, para superar las sombras de impunidad que dañan la salud de la democracia», indica el texto.
Los obispos apelaron a las autoridades y a la dirigencia política «a poner todo el esfuerzo, honestidad y capacidad investigativa, para alcanzar la verdad, única base de la justicia».

Además, citaron un documento anterior difundido en vísperas al Bicentenario en el que sostienen que «la falta de verdad despierta profunda desconfianza y termina dañando el tejido social»
«Como Nación soberana necesitamos estar a la altura de las exigencias judiciales e institucionales, para que este doloroso acontecimiento sea esclarecido. En estos momentos alentamos a mantener serenidad y cautela en los juicios, firmeza y perseverancia en la búsqueda de la verdad», continúa el texto. «Con fe y esperanza, volvemos nuestra mirada a la Virgen de Luján, para que ella nos siga acompañando en la construcción de una Patria unida, justa y pacificada», concluye.

Instantáneas de la jornada

Otros indicios, el mismo enigma

Por qué el cerrajero dijo que la puerta de servicio estaba abierta, cuando estaba cerrada, y no mintió. Los elementos que trajo el pasadizo. Los dos auxilios del SAME, ambos infructuosos. Y el relato de la empresa de medicina privada del fiscal, que también acudió a su domicilio.

El cerrajero- «La puerta de servicio estaba abierta, empujé la llave y entré en dos minutos.» Walter, camisa abierta, pecho al aire, actitud de galán, se jactó de haber resuelto en un santiamén el cometido que le encargó la mamá del fiscal. Pero, en rigor, la puerta no estaba abierta. Tenía una doble cerradura. Y la mujer, antes de convocar al especialista, había abierto el cerrojo superior y no había logrado hacerlo con el de abajo porque se topó con la llave colocada del otro lado, aunque sin que el cerrojo estuviera echado. Esto fue constatado por el equipo de seguridad que acompañó a la madre de Nisman en todo momento.

El pasadizo – Se trata de un espacio destinado a los equipos de refrigeración de los departamentos. Este lugar, que hasta anteayer había pasado desapercibido, despertó el interés judicial y periodístico luego de que fueran halladas una pisada y una huella digital. El pasadizo comunicaría la unidad de Nisman con la de un vecino.

SAME y Swiss Medical – El Ministerio porteño de Salud informó los horarios de los dos pedidos de auxilio que recibió entre la noche del domingo y la madrugada del lunes, ambos infructuosos. A su vez, el titular de Swiss Medical, Claudio Belocopitt, contó que «llamó la madre» de Nisman a esa empresa «con la convicción» de que su hijo «estaba fallecido». «El médico intenta abrir la puerta (del baño) pero estaba trabada con el cuerpo. Lo ve sin vida a través del espacio que quedaba y no toca nada.»

Tiempo Argentino

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