Hugo Siles, ministro de Autonomías de Bolivia: “Nuestra causa marítima es justa y nos asiste la historia” – (Exclusiva de Nodal)

466

ministro-hugo-siles

Una entrevista a fondo con el ministro de Autonomías de Bolivia, Hugo Siles, en la que examina la descentralización política que se lleva a cabo en su país, evalúa el resultado de las últimas elecciones regionales y explica la demanda por una salida soberana al Pacífico.

Por Cecilia Escudero

El ministro de Autonomías de Bolivia, Hugo Siles, representa la cara visible de un proceso de características inéditas que se desarrolla en su país, y que apuesta por la descentralización del poder político-administrativo. En diálogo con Nodal, este dirigente boliviano, que se formó en la Universidad Católica de Córdoba, señala que se trata de una iniciativa histórica que tendrá su fecha clave el próximo 12 de julio con la celebración de una serie de referéndums autonómicos. Un tema crucial para una nación que, hace pocos años, experimentó una escalada de violencia, que incluyó masacre de campesinos e intentos de golpes de Estado, orquestada por quienes alzaban la bandera de la autonomía departamental y regional. Así, de acuerdo con la lectura del propio gobierno, los prefectos opositores de los departamentos del Oriente boliviano (la región conocida como la “Media Luna”: Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando) buscaban la división territorial del país cuando, en 2008, realizaron referéndums autonómicos, tras el fracaso de desalojar por otros medios a Evo Morales del Palacio Quemado. “Con el proceso autonómico actual se generará una desmonopolización del poder legislativo, que antes estaba a cargo del viejo Congreso, hoy la Asamblea Legislativa Plurinacional. Hará que el Estado se vuelva más eficiente, se acerque al ciudadano, desmitifique el centralismo”, asegura Siles, quien se desempeñó como Concejal en el Municipio de Santa Cruz de la Sierra y tiene una nutrida trayectoria en la academia como docente universitario.

Usted fue convocado recientemente por el presidente Evo Morales para presidir el Ministerio de Autonomías. ¿Cómo describe la importancia de esa cartera para la consolidación del modelo de Estado Plurinacional boliviano?

Se trata de una tarea fundamental ya que implica la transferencia de competencias a los departamentos, a los municipios, sin afectar la unidad o la integración del país y que incluye el reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos indígenas originarios campesinos. Estamos poniendo en marcha un nuevo modelo de autonomía, contemplado en la Constitución del Estado Plurinacional, en vigencia desde 2009. En julio próximo, consolidaremos parte de este proceso al celebrar cinco referéndums aprobatorios de los estatutos autonómicos en los departamentos de La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Chuquisaca. Junto con ellos, los municipios de Huanuni, Cotapata, Tacopaya y Mojocoya pondrán en consulta sus cartas orgánicas. También, en lo que constituye un fenómeno inédito, los pueblos de Totora Marka y Charagua decidirán si van a convertirse en autonomías indígenas originarias campesinas.

¿En qué consiste esta última clase de autonomía?

La Constitución reconoce una Bolivia pre-colonial, constituida antes de la formación de la República. Inspirada en el derecho a la autodeterminación de los pueblos, establecido en la Carta de las Naciones Unidas, la Carta Magna boliviana reconoce 36 naciones y les otorga la facultad de autogobernarse con sus propios usos y costumbres, como podrían ser las estructuras de autoridad de los caciques, por ejemplo. Entonces, hoy los pueblos indígenas tienen la posibilidad de formar sus autonomías en su propio territorio. Para ello, tienen que certificar la ancestralidad de sus asentamientos. Ya tenemos once trámites de este tipo. Se trata de un caso inédito en el mundo, aunque Bolivia se explica porque el 60 por ciento de la población tiene raíces indígenas.

¿Cuáles son las diferencias entre este modelo de autonomía y el que impulsaba la oposición en 2008?

Los prefectos opositores propugnaban un proceso de descentralización que se aproximaba a un modelo cuasi-federal, que rompía con la base unitaria que tiene Bolivia y generaba una alta división en el país. Estos dirigentes estaban en contra del proceso político popular y de alta legitimidad que inició el gobierno de Evo Morales en 2006 y por ello impulsaban las iniciativas autonómicas. Querían empoderar a sus propios gobiernos departamentales con una carga competencial, de recursos y de legislación para desprenderse del gobierno central. Una maniobra que ponía en riesgo la unidad y la integridad del territorio. Esa alta dosis divisionista se fue incrementando hasta que se perpetró el intento de golpe cívico prefectural de 2008, en el que se reconoce la participación de mercenarios extranjeros que llegan al país y tratan de desestabilizar el gobierno de Morales junto con estas élites.

Entonces, ¿el gobierno se apropia y resignifica esos primeros reclamos de autonomía de las regiones?

Exactamente. Se les reconoce a Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija haber puesto en la agenda nacional el tema de las autonomías, aunque dejaron en claro cuáles eran sus intereses de fondo. Más tarde, el gobierno se hizo eco del reclamo legítimo de las autonomías pero ya bajo un esquema de integración, unión y consenso. La oposición pedía básicamente el control de las tierras y los recursos naturales, algo que hubiera dejado a poblaciones enteras empobrecidas porque, por supuesto, no todos los departamentos tienen la misma riqueza. Y los recursos del gas, de los hidrocarburos, son de todos los bolivianos. Los opositores buscaban crear liderazgos regionales que tenían el fin de dislocar Bolivia, lejos del modelo unitario, social, plurinacinoal, descentralizado y con autonomías que establece la Constitución.

ELECCIONES REGIONALES

En los últimos comicios, el gobierno perdió bastiones electorales como la alcaldía de El Alto, Cochabamba y la Paz, además de la gobernación de este departamento. ¿Cuál es su lectura?

El partido gobernante MAS-IPSP sigue siendo la primera fuerza nacional indiscutible. De los 339 municipios que tiene el país, 240 han quedado en manos del oficialismo. Por su parte, la oposición está fragmentada, está compuesta por partidos regionales sin cobertura nacional. Respecto de la pérdida de bastiones, diría que hubo ciertos conflictos a la hora de la elección de las candidaturas. En algunos sitios el oficialismo se presentó dividido, algo que benefició a la oposición. Después, se presentaron casos singulares. La derrota de El Alto es atribuible a la mala gestión del alcalde Edgar Patana. En La Paz, jugó en contra las debilidades de la candidatura de Felipa Huanca, con denuncias de corrupción que enturbiaron el panorama. Félix Patzi ganó allí la elección de manera contundente, sin embargo los candidatos del MAS obtuvieron los dos tercios de las bancas de la Asamblea local. Una situación que se repitió en Cochabamba.

¿Cómo lo explica?

Se debe a que, actualmente, la ciudadanía boliviana goza de una mayor cultura política. Prueba de ello son los altos niveles de participación en las elecciones, que constituyen un verdadero record en el mundo, con cerca del 92 por ciento de participación. La población tiene una mejor percepción de qué candidato le conviene. No es posible pedirle que voten de manera unificada siempre a un mismo partido porque el voto obedece también a las particularidades y necesidades de su municipio o departamento.

El triunfo contundente de Soledad Chapetón -del partido Unión Nacional liderado por el opositor Samuel Doria Medina- en El Alto hizo pensar en una posible articulación de las fuerzas de derecha desde ese importante enclave político.

Hay que reconocer que Chapetón hizo una muy buena campaña, de largo aliento. Yo no le atribuyo a Doria Media el éxito que cosechó esta dirigente, por el contrario, creo que él se sube a su triunfo. Ella hizo una campaña más asociada al liderazgo propio que empieza a construir. Es probable que la oposición intente articularse, pero en Bolivia se da una particularidad: un político no trabaja para otro político. Y hay rivalidades innatas que difícilmente puedan encontrar convergencia sobre la base de algunos planteamientos comunes al gobierno. Las organizaciones sociales de El Alto han sido un baluarte indispensable en el proceso de cambio que experimentó Bolivia en los últimos años. Protagonizaron un momento histórico de lucha por los recursos naturales, por la distribución de riqueza, por la nacionalización. Entonces es difícil que esa ciudad pueda salirse de ese esquema. Chapetón tiene la oportunidad de hacer una buena gestión en la ciudad de El Alto, como no hizo Patana, pero de ahí a efectuarse una trascendencia a nivel nacional lo considero muy difícil. El poder allí lo tienen las organizaciones sociales, que forman una parte indisoluble de la columna vertebral del partido gobernante.

DIFERENDO MARÍTIMO

Bolivia espera que la Corte de La Haya desestime el recurso de incompetencia que presentó Chile en el litigio que su país impulsa para conseguir un acceso soberano al Pacífico. ¿Cuáles son las perspectivas?

Creemos que no hay argumentos para la objeción respecto de la competencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Morales decide presentar una demanda en esa Corte en abril de 2013, luego de agotar todas las instancias posibles de diálogo con Chile en la búsqueda de algún acuerdo para liberar a Bolivia de su enclaustramiento marítimo más que centenario. Nuestra demanda no tiene un carácter clásico porque no estamos poniendo en cuestión el Tratado de Paz de 1904 firmado entre ambos países. Por el contrario, Bolivia quiere que la Corte reconozca los derechos expectaticios que nos corresponden y que fueron generados por la docena de propuestas y negociaciones efectuadas entre los representantes de ambos países para solucionar el problema del enclaustramiento o encierro del país. Esto nos permitiría negociar una salida soberana al mar. Otro dato importante es que hay jurisprudencia que respalda nuestros argumentos.

Son optimistas…

La historia nos asiste, nosotros teníamos un territorio que fue cercenado, usurpado, invadido y finalmente apoderado por Chile. Con la demanda, Bolivia asume una conducta seria a nivel internacional. Se apuesta por la solución pacífica de las controversias. Nuestra causa marítima la hemos llevado a todos los espacios multilaterales posibles, con la esperanza de que se conozcan las razones por las cuales nosotros hemos demandado a Chile en tribunales internacionales. Recibimos un gran apoyo internacional, de múltiples países, organizaciones, personalidades, porque es una causa posible, pacífica. Reclamamos algo que es justo así como Argentina reclama las Islas Malvinas. Honestamente, no he visto ningún respaldo de países o de actores hacia la posición chilena.

Usted se especializó en Relaciones Internacionales. ¿Cómo describe el perfil de la política exterior de su país y el rol que ejerce en la integración regional?

Bolivia adquirió una posición propia y contestataria, de mucho protagonismo y participación en la agenda de los temas regionales y mundiales. Construimos nuestra propia mirada sobre la realidad global. En el pasado, apenas éramos satélites de decisiones ajenas. Hoy ya no es así. Estamos resueltos a conducir un gobierno y una política exterior independiente, soberana. Y como consecuencia de esta postura, se expulsó al embajador estadounidense, en 2008, cuando se revelaron las injerencias de ese país en los asuntos internos de Bolivia. Impulsamos nuestra propia agenda que encuentra múltiples coincidencias con la de los países de la región, por ello participamos de todas las iniciativas tendientes a la integración regional, como Unasur, Celac, entre otras. Dejamos de ser un actor pasivo para pasar a resistir a los esquemas neoimperiales que se han ido desarrollando, como pueden ser los casos de los fondos buitres en Argentina o la política estadounidense hacia Venezuela.

Más notas sobre el tema