Movimientos sociales de la región reclaman el fin de la ocupación de la MINUSTAH en Haití

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NO EN NUESTRO NOMBRE ¡Que retiren las tropas y cesen la ocupación de Haití YA!

Nosotros, movimientos, organizaciones, redes y personas parte de los pueblos de las Naciones Unidas, nos dirigimos una vez más al Consejo de Seguridad y a todos sus miembros, incluyendo en particular a los gobiernos de EE.UU. y Francia; a los gobiernos llamados “Amigos de Haití” y a todos aquellos que participan y apoyan a la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de aquel país (MINUSTAH); a las instituciones multilaterales intervinientes incluyendo la OEA, el FMI, el Banco Mundial, el BID; a los organismos pertinentes de la ONU y a todos los Estados integrantes de la Asamblea General, para pedirles que pongan fin a la ocupación de Haití.

Desde hace más de 11 años ya, hemos escuchado las excusas que se ofrecen para intentar justificar la supresión de la soberanía del pueblo haitiano y la violación de su derecho a la autodeterminación. Es hora que la llamada comunidad internacional deje de lado las mentiras y el autoengaño, y escuche la voz de las comunidades y personas que reclamen respeto por su dignidad, sus derechos, su capacidad.

Haití no es una amenaza a la seguridad hemisférica, como afirma el Consejo de Seguridad cada 15 de octubre cuando renueva el mandato de la MINUSTAH. Ni es la MINUSTAH una misión de paz o una misión humanitaria, como suele ser presentada. Es una fuerza de ocupación tercerizada a las Naciones Unidas y en especial, a los países del Sur que han aceptado servir de esa manera a los intereses de los países más poderosos, como EE.UU. , Francia y Canadá, que durante más de dos siglos y a través de diversas formas de ocupación, siguen buscando someter a Haití y hacerla pagar la osadía (audacia) de ser el primer país en liberarse de la esclavitud y universalizar los derechos humanos.

La MINUSTAH, además, ha fracasado a un costo muy grande, con relación a los objetivos que ella misma proclama: la estabilización del país, el respeto por los derechos humanos, el afianzamiento del sistema electoral, la mejoría de las condiciones de vida de las grandes mayorías… Sin ir más lejos, hace falta que la ONU, la OEA, la “comunidad internacional”, se hagan cargo de la manipulación escandalosa de las elecciones presidenciales de 2010/2011, de haber seguido aplaudiendo el aplazo de cuatro años de las elecciones legislativas requeridas por la Constitución haitiana y ahora de continuar aprobando como un esperanzador ejercicio democrático, las “selecciones” realizadas el pasado 9 de agosto, con toda clase de violencia e irregularidades denunciadas por organizaciones haitianas pertinentes, y en las cuales apenas “votó” menos del 20% del electorado – claramente poniendo en tela de juicio, cuando menos, la legitimidad y credibilidad de lo que nuevamente es enaltecido por la “comunidad internacional” como un “paso adelante”.-¡

No sólo eso, sino también ha sido y sigue siendo responsable de innumerables violaciones a los derechos humanos de la población, entre ellas la violación y abuso sexual de mujeres, niñas, niños y jóvenes, y la introducción del cólera que ha resultado, hasta la fecha, en la muerte de más de 8000 personas y la infección de otras 700.000. Peor aún es la excusa de la “inmunidad diplomática” tras la cual las Naciones Unidas y todos los gobiernos e instituciones intervinientes, se esconden asegurando la impunidad total de sus crímenes contra el pueblo de Haití.

No aceptamos que en nuestro nombre, en nombre de los pueblos de las Naciones Unidas, un puñado de intereses imperialistas siga imponiendo su voluntad sobre un pueblo soberano. Que en nuestro nombre se respete la dignidad y los derechos del pueblo haitiano, incluyendo en primer término su derecho a la autodeterminación.

Pedimos el retiro inmediato de las tropas extranjeras que hoy ocupan a Haití, el fin del tutelaje y control llevados adelante por la MINUSTAH y de toda forma de ocupación e injerencia extranjera. Pedimos que las Naciones Unidas y todos los gobiernos participantes de la MINUSTAH den el ejemplo, reconociendo su responsabilidad en la comisión de graves violaciones a los derechos humanos del pueblo haitiano, sometiéndose a la justicia y asegurando la reparación de los crímenes cometidos – incluyendo la introducción del cólera – amén del NUNCA MÁS. Al respecto, no podemos menos que apoyar la recomendación del Experto Independiente de NNUU sobre Haití y los Derechos Humanos, cuando hace ya dos años pidió la creación de una comisión para asegurar la reparación.

Finalmente, hacemos un firme llamado a todas las organizaciones sociales participantes, a la comunidad internacional y a los organismos internacionales de vocación universal y regional que han sido parte, de una u otra forma, en las distintas etapas de este infausto proceso en Haití, para que se adopten auténticas medidas de solidaridad internacional con el hermano pueblo haitiano, sustentadas en el respecto indeclinable a la soberanía y autodeterminación, de forma tal de fortalecer y acrecentar las experiencias de cooperación y construcción de poder popular ya existentes en Haití.

Alba Movimientos

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