Antonio García, uno de los máximos comandantes del Ejército de Liberación Nacional (Colombia): “En tanto el proceso de paz no exista en fase pública no es viable”

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Por Víctor de Currea-Lugo

Uno de los máximos comandantes del Ejército de Liberación Nacional le explicó a El Espectador en qué van los diálogos con el gobierno de Juan Manuel Santos, paralelos a los de las Farc.

¿Cómo valoran el acuerdo que han hecho las Farc sobre el tema de justicia? ¿Afecta este acuerdo el proceso de negociación del Eln con el Gobierno?

Antonio García: aún no se conoce de manera completa lo que se haya acordado en este campo. Como en todo proceso social o político, así tengamos visiones diferentes, seremos respetuosos con lo que en La Habana se haya trabajado. Consideramos que no debe ligarse el tema de víctimas y el acuerdo sobre la futura situación jurídica de la guerrilla. En el proceso con el Eln, lo que pueda suceder referido a la justicia en el tratamiento de la situación de las víctimas es potestad de la comunidad de víctimas. Y en lo relacionado con su futura situación jurídica, el Eln buscará un acuerdo político con el Gobierno.

¿Qué escenarios vislumbra el Eln en caso de que se firme el acuerdo final entre Gobierno y Farc?

AG: así tengamos diferencias con el proceso de las Farc, deseamos sea favorable para el país, que fortalezca las alianzas del campo popular y democrático para seguir impulsando las transformaciones que necesita la sociedad. Lo concreto es que Colombia necesita la lucha de todos para hacerla democrática y equitativa, en este sentido el camino de la paz apenas comienza. El futuro depende de la realidad de los cambios y de su profundidad.

Se conoce que en la agenda del Eln y Gobierno la participación de la sociedad es central: ¿de qué sociedad se está hablando? ¿Tienen espacio los gremios, los ganaderos y los industriales en esta propuesta? ¿Hay diferencias en los alcances de la participación entre los sectores populares y los gremios?

AG: la Colombia de hoy es excluyente, por eso nuestro proceso quiere contribuir a generar dinámicas políticas participativas, sobre todo de los sectores que hoy no tienen voz, pues sería equivocado repetir las mismas lógicas que reproducen el poder del dinero en el Parlamento. Los sectores poderosos legislan desde hace muchas décadas; y allá, poco o casi nada se escucha la voz de los humildes y desposeídos. Sería muy interesante en un debate amplio, donde participen los gremios del establecimiento, poder contrastar la diversidad que hay en Colombia, y que los gobiernos escuchen e interpreten esa realidad. Se trata de ver, de examinar qué tan democrática es Colombia, tanto en el debate como en la capacidad que se tiene desde la diversidad para direccionar los cambios que todos esperamos. No queremos quedarnos sólo en los debates.

En concreto, ¿cómo serían los mecanismos y espacios de participación de la sociedad en el debate y los acuerdos de paz con el Eln?

AG: en gran medida el diseño de participación hay que conversarlo con la gente, con la diversidad de Colombia en sus diversas formas de organización existentes hoy. Este asunto es un tema de la fase pública y se supone de interacción tanto del Eln con la sociedad, como de ésta con la mesa, allí se irá modelando el diseño, muy seguramente será creativo. Esperemos a la fase pública para hacerlo realidad.

Se dice que ya está completa la agenda de negociación entre Gobierno y Eln. ¿Se puede conocer la estructura general de esa agenda?

AG: los medios, no sabemos qué fuentes la filtraron, han dado a conocer los titulares, que en su orden son los siguientes puntos ya acordados: a) Participación de la sociedad, b) Democracia para la paz, c) Transformaciones para la paz, d) Víctimas, e) Fin del conflicto y f) Implementación. Hay otros asuntos referidos al diseño y reglamentación. Faltan por acordar un par de asuntos.

¿La sociedad podrá intervenir en toda la agenda o hay puntos que sólo negocia el Eln? ¿Cuáles?

AG: en los cuatro primeros puntos es esencial la participación de la sociedad. El quinto punto es más una temática entre el Gobierno y el Eln. En el sexto punto, que tiene que ver con la implementación, también la sociedad participará de alguna manera, así como la comunidad internacional.

Hay un punto de democracia para la paz y la democracia es el debate principal en Latinoamérica, ¿cuál es el estado de democracia que debe alcanzar el país para que el Eln considere ponerle fin al alzamiento armado?

AG: las democracias de corte liberal-capitalista consideran que lo esencial en una democracia es la libertad, pero entendida sólo como libertad de expresión, y le recortan las posibilidades de la acción política para transformar la realidad. Pero en América Latina hay una historia que reivindica el carácter social de la libertad, la que sostiene que de nada sirve ser libre si se vive en condiciones indignas. La libertad, para que sea verdadera, debe estar vinculada a las condiciones de existencia; en Colombia uno de sus exponentes más connotados fue Jorge Eliécer Gaitán. Llegar a un acertado examen de la democracia colombiana debe ser obra de los escenarios políticos que propicien la solución política, esto quiere decir que no se persiga a quienes interrogan y cuestionan al Gobierno. Además de este examen, deben formularse cambios que se traduzcan en programas de transformación, o por lo menos que coloquen a Colombia en esa ruta de hacerlas realidad. Si esto no es posible, la lucha seguirá.

¿Hay un acuerdo de garantías con el Gobierno para que el movimiento popular participe en la construcción de la paz sin ser reprimido o eliminado? ¿A qué se compromete el Gobierno?

AG: debemos recordar que si bien en la mesa se han adelantado discusiones muy profundas, han estado referidas a construir la agenda. La agenda es la identificación de unos temas sobre los que se adelantarán conversaciones en la fase pública con el propósito de llegar a acuerdos que hagan viable la transición hacia la paz. Desde luego que si continúa el proceso de diálogos debe llegarse a acuerdos sobre garantías y condiciones para que cese la exclusión, la represión y la criminalización de la lucha social y política del pueblo, pero decir ahora cuáles resulta prematuro.

Hay un punto de transformaciones para la paz. ¿En este ejercicio se van a debatir temas como el modelo económico y la doctrina militar? ¿El Gobierno está dispuesto a este debate?

AG: el modelo económico y la doctrina militar han sido temas vedados. Pero muy seguramente la sociedad en el debate nacional los tocará, pues no se pueden evadir los efectos que estos dos asuntos han producido en la vida de los colombianos y en la fragilidad o ausencia de la democracia en el país.

¿Cuál es el escenario de refrendación de los acuerdos entre Gobierno y Eln?

AG: es un tema a debatir con el Gobierno en la fase pública, habrá que adoptarse una fórmula que consolide lo acordado y lo proyecte de manera estable al futuro de una paz estable.

¿Habrá un momento en que se junten los dos procesos de negociación? ¿Cuál sería?

AG: en tanto que el proceso de paz del Eln no exista en la fase pública no es viable, pues mientras el de las Farc anda, el otro aún no es visible para la sociedad como realidad política. Además, la interacción sólo se puede dar con base en los acuerdos de cada proceso, pues ahí se expresa de manera condensada la proyección de la solución política. El Eln siempre ha buscado las aproximaciones a los escenarios de paz, pero eso no ha dependido de nuestra voluntad, pues tanto el Gobierno como las Farc decidieron poner a rodar dicho proceso primero. Teniendo en cuenta lo anterior, y por el bien de Colombia, siempre estaremos dispuestos a la confluencia y a la coordinación.

El Espectador

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