Después de Siria, Colombia es el país con mayor número de personas desplazadas en el mundo

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Mil millones de personas, el 14% de la población mundial, viven en zonas en conflicto. Así lo refleja el informe del estado de la Población Mundial 2015 elaborado por el Fondo Nacional de Población de las Naciones Unidas, que fue presentado este miércoles en Bogotá y que deja ver que Colombia es el segundo país en el mundo con la emergencia humanitaria más prolongada. Siria con 7.600.000 personas desplazadas es el campeón en este preocupante ranquin, en el que Colombia registra 6.044.200 personas afectadas por el flagelo.

Según el documento, de 136 páginas, en Colombia el conflicto armado tiene relación directa con la muerte materna y el embarazo adolescente: la tasa de fecundidad de las niñas de 10 a 14 años es el doble que en los municipios no afectados, y la mortalidad materna es 7.6 veces más alta.

Una cifra que también se pudo evidenciar este año, cuando Colombia no pudo cumplir el Objetivo del Milenio número 5, que hacía referencia a reducir las muertes maternas y el embarazo adolescente a las metas propuestas. Y es que si bien es cierto el promedio nacional es de 54,6 muertes maternas por 100 mil nacidos vivos en 2013.

El informe revela que en Colombia, 406 municipios reportan presencia de conflicto armado, lo cual representa el 36,10% de los municipios del país, que albergan el 53,7% de la población total. El 55,4% de las niñas de 10 a 14 años y el 54,5% de adolescentes de 15 a 19 años en Colombia viven en municipios en conflicto.

El documento también revela que las denuncias por violencia sexual de niñas entre los 10 y 14 años en Colombia no cumplen las expectativas. Pues pese a que se considera producto de la violencia sexual, “en los municipios afectados por conflicto armado que reportan embarazo en menores de 14 años, la tasa de denuncia por delito sexual en este grupo de edad es 10 veces menor a la esperada. Lo anterior implicaría una naturalización de las relaciones sexuales con menores de 14 años, sumado al miedo que produce la denuncia en municipios con presencia de actores armados y a la falta de servicios de prevención y atención adecuadas para estas violencias que estén a la mano de las niñas y sus familias”, concluye.

El Espectador

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