Bolivia: mujeres indígenas crean un programa de radio sobre la diversidad funcional

BOL001. LA PAZ (BOLIVIA), 25/12/2016.- Fotografía del 15 de diciembre de 2016 de Exalta Sinka (i), Eugenia Quispe (c) y Dolores Marca (d), tres indígenas aimaras durante una transmisión de radio en El Alto, ciudad vecina a La Paz (Bolivia). Si el Gobierno no hace lo necesario en Bolivia para concienciar sobre la discapacidad, será desde la radio donde se haga como se han propuesto varias mujeres con hijos con diversidad funcional con el programa radial "Distint@s e Iguales". EFE / MARTIN ALIPAZ
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Si el Gobierno no hace lo necesario en Bolivia para concienciar sobre la discapacidad, será desde la radio donde se haga como se han propuesto varias mujeres con hijos con diversidad funcional con el programa radial “Distint@s e Iguales”.

Exalta Sinka, Dolores Marca y Eugenia Quispe, tres indígenas aimaras de El Alto, ciudad vecina a La Paz, toman los micrófonos y María Eugenia Vargas les graba para poder emitir también todo en video con la debida traducción a la lengua de signos.

No pretenden solo dirigirse a personas con discapacidad, sino también al chófer que no quiere subir a su taxi a una persona en silla de ruedas “porque es mucho bulto o cree que no va a pagar”, cuestiona Marca, o al médico que no atiende a un niño con discapacidad intelectual “porque tiene miedo”, según Vargas.

“Que por lo menos se pongan un poquito en nuestros zapatos”, pide la productora del programa y directora de la productora radiofónica Praya, Claudia Vargas, quien critica que se les mire “como bichos raros” cuando “son distintos pero tienen el derecho a ser iguales”.

Estas mujeres, que cuentan con poca financiación, pretenden hacer un programa de radio al mes, apoyados por la cadena de televisión ATB, y visitar centros, colegios, entrevistar a madres y colgarlo en redes sociales para que pueda llegar a toda la población.

No tienen estudios, pero se han capacitado para hacer radio. No sabían siquiera qué era la discapacidad hasta que sus hijos fueron diagnosticados, pero quieren que a otras personas no les pase lo mismo.

En el primer programa habla Exalta Sinka de su propia historia y de su hijo, Ulises Saúl Vargas, que tiene una discapacidad auditiva.

Cuando era aún bebé -ahora tiene 18 años- Ulises no contestaba cuando le llamaban por detrás y un médico confirmó a su madre que no escuchaba.

“¿Cómo no va a escuchar? Opérele, agarre un clavo y sáquele la suciedad y luego va a escuchar”, le pidió Sinka al doctor; era su “ignorancia”, la misma que tiene cualquier persona que no ha escuchado hablar de las discapacidades.

Esta mujer aimara decidió aprender a “hablar con la mano”, después de sufrir “la soledad” y que su marido la culpara de “haber procreado” a un niño así.

María Eugenia Vargas cuida a siete hijos, dos de ellos con discapacidad, que su marido le reprocha que “viene de la familia materna” y que sus hermanos, aunque no abiertamente, rechazan.

La discapacidad intelectual de la hija de Eugenia Quispe, Eliseth, se debe a que cuando sangraba durante el embarazo no le enviaron una ambulancia para ir al hospital, según cuenta.

En su angustia, Quispe dice que si ella muere antes que su hija se quedará desamparada porque el Estado como tal no tiene los mecanismos para cuidar a personas como la menor.

“A esa ley preferencial la llamo yo ley de rinconada”, critica Sinka sobre la Ley General para Personas con Discapacidad aprobada por el Gobierno boliviano en 2014, porque “hay un montón de personas que no escuchan y sus derechos están arrinconados”.

La mujer se queja de que la ley, por muy buena que sea, no llega a la población con discapacidad: “las leyes están escritas, son bien bonitas, lindas, hermosas, pero las personas o las familias que tenemos una persona con discapacidad no la hemos visto”.

El programa de radio es una forma de contribuir con la sociedad y, a la vez, para que les atiendan las autoridades, ya que no quieren “salir en marcha” porque creen que nadie les va a atender.

También han pedido estar presentes en los “talleres de sensibilización” que realiza el ministerio de Salud en los centros sanitarios y educativos porque “si nosotras no participamos, no van a saber qué es la discapacidad”, argumenta Dolores Marca.

Y se quejan, sobre todo, de que los médicos son “insensibles” a pesar de que según el Gobierno en los centros se han dado talleres.

Las madres quieren que se conozca que hay cinco discapacidades: “múltiple, física, intelectual, auditiva y visual” y no digan que una persona es “loquito” sino que tiene “una discapacidad intelectual”.

También quieren mostrar que los niños con discapacidad también “quieren salir profesionales como cualquiera de los jóvenes” y estudiar para ser “abogados, doctores y cualquier profesión de ramas técnicas”, si se les apoya, apunta Vargas.

“La discapacidad no es contagiosa y a cualquiera de nosotros le puede pasar”, resume Marca como objetivo de “Distint@s e Iguales”.

Sin Embargo

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