Mercosur-UE: un modelo demoledor, entre el dilema y la obsecuencia – Por Eduardo Camin

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Eduardo Camin*

Se nos dice que …, «a su término, podría haber un anuncio sobre el acuerdo, tras 20 años de tratativas entre los dos bloques». Se nos advierte que… «todavía falta concluir temas pendientes sensibles», pero se nos afirma que … «ya hay un acuerdo en un 90%»,

El Canciller paraguayo Loizaga, que ocupa la presidencia pro témpore del bloque sudamericano este semestre, dijo que ya se han solucionado puntos clave, como el relacionado a la carne bovina. El rubro carne «ya está resuelto». Al término de la anterior ronda de consultas en Bruselas, la UE se declaró dispuesta a elevar el cupo de 70.000 toneladas de carne bovina a 99.000, lo cual debe ser protocolizado.

Pero no se dice que …en Bruselas, el comisario europeo de Agricultura, Phil Hogan, advirtió que «hay muchas áreas en las cuales no estamos avanzando como deberíamos. No estamos recibiendo el tipo de ofertas de parte de los países de Mercosur que esperaríamos, en particular en lo que tiene que ver con los productos industriales». «Solo lograremos un acuerdo cuando nos sintamos satisfechos de haber alcanzado un buen acuerdo, un resultado equilibrado que refleje el mandato» concedido a la Comisión por parte del Consejo de la Unión Europea, sostuvo Hogan.

Es decir que los principales puntos de discusión siguen siendo los mismos que tras la conclusión de la última ronda de negociación.

Estos incluyen el acceso a mercados para productos industriales y agrícolas, como automóviles, autopartes y lácteos, para la UE. El Mercosur, de su lado, trata de convencer a la Unión Europea de que abra su mercado a exportaciones de carne de ternera, entre otras mercaderías. «La Comisión Europea está comprometida en alcanzar un acuerdo a la vez ambicioso y equilibrado entre la Unión Europea y Mercosur» Etc. 20 años después seguimos «cuasi «en el punto de partida».

La academia enseña que un modelo exportador se basa en general en reducir el mercado interno para tener más para poder exportar, en devaluar para que los exportadores ganen más en el mercado mundial, o eventualmente en otorgar determinados subsidios o determinadas devoluciones o exoneraciones de impuestos a los exportadores. Pero algunos de los productos que exporta el Mercosur al mundo también compiten entre sí por ejemplo Uruguay, compite con la carne con Brasil, más allá de que a veces Brasil le compra carne o ganado, también es exportador de ese producto en muchos momentos. Entonces, eso puede afectar también aún más a las exportaciones uruguayas.

Bajo la estigmatización de la crisis masiva, como la causa de todos los males portavoces del gobierno uruguayo se precipitan con celeridad para concretar la posibilidad de que entre en funciones un tratado comercial entre el Mercosur y la Unión Europea.Creemos que se mistifica mucho. Se mistifica en la importancia que puede tener un tratado con la Unión Europea pensando que va a ser una especie de panacea para la economía, de la región, en realidad los hechos nos demuestran que la UE cuando hay que protegerse se protege, con tratado o sin tratado.

Si alguien viola los tratados son los europeos y los norteamericanos, los aplican cuando les conviene. O sea, el que piense que, porque haya un tratado del Mercosur, y por ende de Uruguay con la Unión Europea va a permitir un acceso más abierto de una serie de productos que exporta Uruguay a ese mercado, creo que se equivoca.

Además, no deberíamos olvidar que los agricultores y pescadores europeos son realmente fuertes defensores de sus intereses, llegando al grado de que si tienen que tirar al agua lo que viene como importación lo hacen., la realidad lo ha demostrado en muchas ocasiones. Hemos asistido a los bloqueos de los agricultores franceses en los Pirineos, parando los camiones cargados de frutas y verduras desde España generando batallas comerciales y políticas entre dos países de la UE.

En realidad, un acuerdo con la Unión Europea no creo que aporte mucho a nuestros países, más allá de que de repente algún producto puntual pueda ingresar con menores impuestos, pero eso siempre y cuando les convenga a los países europeos, por el contrario, va a atarnos aún más a un ciclo de dependencia.

Por eso pensamos que una cosa es negociar y otra cosa es subordinarse. Una cosa es tratar de negociar productopor producto, es decir, tú me compras esto yo te compro esto otro, si tú me otorgas esta exoneración yo te doy esta otra, etc. Otra cosa son acuerdos genéricos que en general sirven a las grandes compañías.

Mientras tanto hay una parte de países europeos vinculados al agro que han manifestados una firme oposición a todo este tipo de tratados, Una Europa que además está en crisis y en profunda crisis. Crisis en la fase escondida de su macroeconomía. Crisis de valores, crisis con sus pensiones, crisis de empleo, crisis de identidad, crisis de migración, en realidad una crisis política de alcances insospechados. Entonces buscar o pensar que el Mercosur va a salir de la crisis, o Uruguay va a mejorar su condición de modelo ejemplar (al menos así lo creemos) a través de un acuerdo con la Unión Europea, está más emparentado con él mito o el error obsecuente.

Un modelo demoledor que no pone en permanente jaque.

El gobierno se encuentra frente a un dilema muy fuerte en términos de mercado, este modelo neoliberal que se está aplicando a mediano plazo es fatal. Uruguay está en una encrucijada que es que, si no devalúa, si juega a seguir manteniendo su moneda (pesos) relativamente fuerte, corre el riesgo de que una serie de sectores productivos se sigan deteriorando – los auto convocantes del Agro mas allá de sus motivaciones reales estaban señalando este problema – y continúe con el cierre de empresas aumentando las cifras del seguro de paro.

A la vez que si se devalúa corre el riesgo de que se comiencen a disparar los precios con mucha sensibilidad obviamente sobre los menguados bolsillos de la mayoría de los uruguayos.

Las declaraciones de los altos cargos del equipo económico dan la impresión de que están siguiendo un camino intermedio, se está apostando a una devaluación, pero relativamente gradual… quizás con algo más de flexibilidad. Pero Uruguay mantiene una política monetaria muy restrictiva, es decir, Uruguay limita mucho la emisión de su moneda, la cantidad de pesos en el mercado, con lo cual la presión sobre el dólar es menor, porque simplemente no hay cantidad de pesos suficientes en plaza.

Es también cierto que los factores internacionales juegan su rol, estas oscilaciones en Uruguay también están ligadas a las oscilaciones en Argentina o Brasil y también responden a que determinados días la reserva federal de EE. UU. sigue su política de lanzar dólares al mercado.

Si bien la Administración Estadounidense ha ido atenuando esta práctica, la base de esa política sigue vigente. EE. UU. sigue apostando a que el dólar no se fortalezca demasiado para no perder competitividad. Cuando EE. UU., lanza dólares al mercado, el dólar se debilita en todo el mundo incluido Uruguay también, obviamente también en todo esto juega.Uruguay mantiene el rumbo del peso relativamente fuerte, o por lo menos que no se debilite demasiado. A veces, emitiendo poco dinero, o limitando la emisión de dinero, a veces cuando hay muchos pesos en plaza elevando la tasa de interés, para que los que tienen pesos no los vuelquen al dólar, sino que le sigan prestando al Estado uruguayo.Esto se vincula directamente con el ajuste fiscal porque si no hay ajuste fiscal ese desequilibrio se tiene que cubrir emitiendo pesos. Y entonces el temor es que esos pesos se vuelquen al dólar, debilitaría la moneda nacional, de ahí las presiones para que exista el ajuste fiscal. Porque de lo contrario se tambalearía otro factor económico esencial que sería el pago de la deuda pública, especialmente la deuda externa. Y eso el FMI y el Banco Mundial no lo admiten, o sea, ahí Uruguay se podría convertir en un país en extrema dificultad financiera comparable a lo que sucede en el sur de Europa.

Entonces, los esfuerzos de la gestión, la necesidad de nuevos mercados, se centran en evitar que eso ocurra, aunque no sabemos si esta estrategia es evitable, ya que la deuda ha llegado a límites desconocidos hasta ahora más allá de que el gobierno lo encubra con una serie de tecnicismos, la deuda pública ya es estratégicamente impagable.Los tecnicismos son infinitos. Ahora, bien la percepción de la gente va más allá de los tecnicismos. Las cifras pueden maquillar la realidad dentro de cierto marco. Utilizar un lenguaje académico lleno de tecnicismo como lo hace el Ministro de Economía Danilo Astori sobre la magnitud de la deuda pública y hablar, en lugar de deuda, de deuda neta y restarle algunas cosas, eso se puede soslayar en el tiempo porque claro, allí el que puede darse cuenta de ese engaño es el que más o menos tiene conocimientos específicos sobre la economía.

Otros prefieren seguir auto engañándose, por lo tanto, esa mentira puede correr más tiempo. Pero no puede correr por siempre, sobre todo cuando llegue el momento en que no se pueda pagar. Tal vez tengamos que abrir o explorar nuevos caminos para generar una economía al servicio de la población y no de las transnacionales.

La porfiada realidad a la larga se impone.

*Periodista uruguayo. Jefe de redacción internacional del Hebdolatino, Ginebra.

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