Argentina: ¡Cristina vuelve! (la promocionan desde el gobierno) – Por Juan Guahán

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Argentina: ¡Cristina vuelve! (la promocionan desde el gobierno)

Por Juan Guahán*

Desde el oficialismo y el peronismo moderado y dialoguista, volvieron a traer al ruedo la candidatura de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Los datos de la realidad producida por el gobierno macrista y las encuestas convocan a hacerlo, mientras los acuerdos con el FMI y la visita de directora ejecutiva promovieron rechazos generalizados y sus efectos se hacen sentir.

Tras los muros, sordos ruidos oír se dejan, no son las huestes que prepara San Martín para luchar en la batalla de San Lorenzo, como reza la épica patriótica. No: es algo mucho más cercano, elemental y tímido, es el ritual que nos ata a las urnas y las internas para las próximas elecciones presidenciales de 2019.

Connotados dirigentes del peronismo más moderado y dialoguista con el gobierno, como el jefe de la bancada senatorial Miguel Ángel Pichetto, gobernadores como el salteño Juan Manuel Urtubey o el sanjuanino Sergio Uñac, ya lo han dicho: ¡Cristina va a ser candidata! Las usinas del macrismo le acercaron a esa idea los amplificadores adecuados.

Dentro del cristinismo eso provocó conmoción, alegrías y expectativas.  Conmoción, por quienes lo planteaban; alegrías por el reconocimiento y expectativas por la posibilidad de dar batalla por las mieles de la administración del Estado. Pero también algunas preocupaciones, en la más sincera y combativa militancia del sector. Se trata del temor a que esa idea encierre el final de la posibilidad de la unidad peronista y proponga una lucha electoral de tres sectores:

El macrismo; una parte del peronismo encuadrado en el peronismo federal y el cristinismo de la Unidad Ciudadana. En ese caso, esa militancia, teme quedar embretados entre la “moderación” de ese peronismo federal y el sectarismo del “aparato” cristinista.

En los últimos días abundaron las reuniones políticas con vistas a las elecciones presidenciales del año próximo. Ante la vertiginosa caída de la credibilidad del gobierno, Pichetto, un peronista operador legislativo del macrismo, anunció la candidatura de la expresidenta, desde el conservador diario La Nación, aunque él preferiría la reelección de Macrì (tras fracasar en el intento de imponer su candidatura): nadie en el vasto mundo panperonista se acerca al atractivo electoral de Cristina.

Pichetto no está lejos de las estrategias del macrismo, que cree que polarizar con Cristina es su mejor opción, y trata de forzarla a romper su silencio, aunque –como senadora- presentó un documento cuestionando el regreso al FMI, en el que cotejó el estado de la economía, la política y la sociedad, bajo el gobierno de Néstor Kirchner y el actual.

Poco después reclamó que se quitara del memorándum de entendimiento con el FMI que los recursos del sistema previsional hayan sido “incautados” y presentó un proyecto de ley para que se suprimiera esa afirmación tan falsa como peligrosa; e impugnó desde el Senado el último tarifazo, de acuerdo con un proyecto de ley propio, que aprobaron ambas cámaras y Macrì vetó.

El 14 de junio anunció que ella y todo el bloque de Senadores que integra apoyaría la derogación del aborto clandestino, oneroso y de riesgo y denunció que Juan Martín Monge, el titular del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), que el gobierno se propone liquidar, fue CEO de Metlife, empresa que demandó a la Argentina ante el CIADI por la recuperación del sistema jubilatorio (lo que el gobierno llama incautación).

Cristina no cayó en la provocación del macrismo, no se sumó al juego de los medios hegemónicos con declaraciones insustanciales sobre combinaciones electorales, pero se reunió con representantes de los sindicatos que rechazan las medidas de ajuste y del Papa Bergoglio.

De todos modos resulta interesante comentar sobre las causas que están en la raíz de ese renacimiento de la figura de Cristina. Entre ellas la evolución de la situación económico-social; el generalizado repudio al “auxilio” solicitado al Fondo Monetario Internacional (FMI) y la manifestación de estos hechos en diferentes encuestas.

En 24 horas, Macrì sumó la conferencia de prensa, una alocución ante la Bolsa de Comercio y un contacto en vivo por Instagram, donde contó qué dibujitos veía con su hija menor, qué galletitas comía, si le gustaba más como bailaba Britney Spears o Shakira, si era feliz, si le gustaba ser Presidente y otros temas de igual relevancia para su futuro y el del país, que pretende seguir gobernando desde 2019, tal como lo anunciara días antes su jefe de gabinete Marcos Peña Braun.

Pero esto poco tiene que ver con la realidad. El economista Horacio Rovelli comparó la situación con la previa al estallido social de 2001, se preguntó por la intensidad de la resistencia social y dijo que, si se mantenía en los niveles recientes o se incrementaba, la única duda es si le permitiría al Presidente llegar hasta el helicóptero (el presidente de la Rúa escapó en helicóperto en 2001).

Fue esa percepción de crisis y desesperación, generalizada en la población, la que indujo a Macrì a exponerse ante las preguntas de la prensa, aunque sólo atinó a responder generalidades que a esta altura reforzaron  la irritación popular, como cuando afirmó que en su gobierno se crearon 700,000 nuevos puestos de trabajo, cuando la realidad indica que se perdieron 74.000 empleos industriales de calidad.

Evolución de la situación económico social

Los números de la economía siguen atentando contra los intereses populares y cada días más afectan la popularidad del gobierno de Mauricio Macri. Tratando de no apabullar con esos números se puede decir que la deuda y sus intereses, junto a la inflación, la recesión y el temor a perder el trabajo, son la clave de este fenómeno.

Sobre la deuda, a pesar de los créditos del FMI, los números no cierran y harán falta más recursos para pagar los déficits comercial y de Caja, las deudas y sus intereses. Hoy, se paga por intereses más que lo que sale por salarios para todos los empleados estatales y apenas un poco menos que por las jubilaciones.

En cuanto a la inflación, el dato del 3,7% para el mes de junio evidencia que actualmente se está por encima del máximo aceptado por el FMI. Pero el futuro inmediato no pinta mejor si tenemos en cuenta que –para el mismo período- el incremento de precios mayoristas fue del 6,5% y la suba del dólar alcanzó el 15,9%.

Los rechazos al pedido de “auxilio” al FMI

La analista Mónica Peralta Ramos señala que la pugna salvaje entre fracciones del capital por apropiarse del excedente producido por toda la sociedad pone al país al borde de la hiperinflación y de un nuevo default, como consta en el informe del equipo técnico del FMI, que ubica ese riesgo en lo que queda del año.

Esta situación justifica la prisa de la dirctora del FMI, Christine Lagarde, quien llegó el viernes 20 a Buenos Aires Christine Lagarde, para presionar a gobernadores, sindicalistas y legisladores para que consientan las pautas de ajuste impuestas al gobierno, ya que es evidente que Macrì ha perdido toda capacidad de persuasión, indica el analista Horacio Verbitsky.

Lagarde debe rendir cuentas ante las naciones más poderosas que conducen la institución. Y a su llegada no fue recibida con flores, sino con dos concentraciones de sindicatos, movimientos sociales y políticos de repudio al acuerdo con el FMI, y el sábado una tercera.

Los sindicalistas plantearon que no tienen sentido las mesas de amigos para administrar el conflicto social y que se impone una paritaria social con representación de todas las organizaciones para discutir la distribución de la riqueza y no como hasta ahora la distribución de la pobreza.

El “acuerdo” con el FMI, imprescindible según la lógica del gobierno, se está verificando como incumplible e insuficiente para solucionar la crisis desatada, pero más que suficiente para recibir un aluvión de críticas. Ello se ha ratificado con la presencia en el país de la Directora del FMI, Christine Lagarde, con motivo del encuentro de ministros de Finanzas y presidentes de Bancos Centrales del G-20, en Buenos Aires.

Además de las movilizaciones y rechazos callejeros hay otras dos muestras de actitudes condenatorias que es bueno señalar. Una proviene de la negociadora conducción de la Central General del Trabajo (CGT). Juan Carlos Schmid, uno de los triunviros que la conducen, sostuvo: «No habrá consenso social para la llegada del FMI y abrirá conflictos infinitos en un país que ya está paralizado y en recesión».

La otra expresión, aún más rotunda, proviene de un documento, destinado a la misma Lagarde y firmado por más de 400 militantes de organizaciones sociales y sindicales, políticos, legisladores, artistas y personajes de la cultura, promovido por sectores próximos a la Iglesia, al kirchnerismo y organizaciones sociales.

El documento considera que este endeudamiento y sus condicionalidades son inconsultas, de dudosa constitucionalidad y no servirán al desarrollo nacional, ni al bienestar de la población, por lo cual califican a la deuda contraída como “odiosa y execrable”, sin legitimad ante la sociedad.

Las encuestas y sus dudas

Hay muchas y contradictorias encuestas. Ya sabemos de su valor relativo, pero hay acuerdo más o menos general que el apoyo a Cristina se mantiene o crece; que Macri está frenando su caída pero sigue en bajada y que el peronismo federal es la tercera fuerza. Dadas las dificultades para que el peronismo se unifique, en una sola expresión electoral, crece la posibilidad que haya una segunda vuelta.

Otras consideraciones genéricamente compartidas es que sigue cayendo el índice de optimismo sobre el gobierno, su gestión y el futuro. Frente a ello y la ausencia de otras políticas económicas, el gobierno está considerando que la famosa “grieta” sigue siendo su mayor fortaleza.

Es por ello que, a la siempre presente contrafigura de Cristina y su “herencia”, ahora le han sumado una fuerte campaña contra los aparatos sindicales, lo cual se fortalece por la conocida la mala imagen que tienen los sindicalistas, particularmente en los sectores medios. En ese marco se inscribe la reciente y voluminosa multa contra el gremio de Camioneros.

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Las principales encuestadoras, Hugo Haime, Ricardo Rouvier y Federico Aurelio, aportan respuestas diferenciadas para una eventual segunda vuelta. Para Haime, Macri perdería en una segunda vuelta frente a cualquier candidato del peronismo (Cristina, Massa, Urtubey, Solá, Rossi), aun cuando su compañera de fórmula fuera Vidal.

Para Rouvier –cercano del kirchnerismo- en una segunda vuelta entre Cristina y Macri, ganaría el actual Presidente. Aurelio considera que el macrismo tiene un piso electoral del 35% y Cristina del 30%, y en una segunda vuelta ganaría Macri, aunque el resultado podría cambiar si el candidato opositor a Macri no fuera Cristina o un “ahijado” de la misma. De allí la propaganda oficial prestada a la candidatura de Cristina.

Estos números no solo siembran la confusión en el peronismo, también se meten en la interna del oficialismo y provocan diferentes daños. No son pocos quienes piensan que las recientes denuncias por el manejo de los fondos electorales en la Provincia de Buenos Aires, tienen su origen en un sector de la propia presidencia y están siendo destinados a socavar el peso electoral de la actual gobernadora macrista María Eugenia Vidal y hacer estallar las posibilidades de un acuerdo de ella con sectores peronistas, al margen de Macri y su entorno de gobierno.

(*) Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)


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