Ivan Duque, presidente electo de Colombia: “No se puede tener un embajador en Venezuela”

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Por Sergio Gómez Maseri.

A menos de un mes de recibir las llaves de la Casa de Nariño, Iván Duque emprendió una gira internacional. Como lo describe en esta entrevista, la idea es entablar desde el comienzo una fuerte relación con Estados Unidos.

En la charla, el mandatario electo explica la estrategia antidrogas que piensa desplegar con el respaldo estadounidense, habla de sus expectativas en comercio exterior y anuncia que abandonará Unasur tan pronto llegue al poder y que buscará un consenso entre jefes de Estado para empujar una investigación contra Nicolás Maduro en la Corte Penal Internacional (CPI). Aclara, no obstante, que no es amigo de intervenciones militares ni de sanciones unilaterales, y expresa su preocupación por el ingreso de Colombia a la Ocde.

¿Cómo le fue en su primera gira internacional como presidente electo?

La idea era poder hacer esta gira antes de tomar posesión para hablar con autoridades del alto gobierno de EE.UU y plantear nuestras prioridades, contarles cómo vemos al país y presentarles nuestra agenda internacional, regional y de seguridad. Me voy muy satisfecho porque he recibido gran respaldo. Les dejamos claro que Colombia lo que quiere es consolidar la seguridad, derrotar ese crecimiento exponencial de los cultivos ilícitos y al mismo tiempo fortalecer las relaciones en materia de inversión y comercio. También encontramos respaldo y alineación en temas regionales que son sensibles y que nos afectan a todos, como la crisis en Venezuela.

Haber logrado reuniones de tan alto nivel como las que tuvimos con el Vice Presidente Mike Pence, con el Secretario de Estado Mike Pompeo, con la directora de la CIA Gina Haspel, y con el Asesor de Seguridad Nacional John Bolton, es algo que no se acostumbra para un presidente electo -aún por posesionarse- y lo que nos muestra es que quieren respaldar nuestra gestión desde el comienzo.

¿Qué destacaría de la reunión con el Vice Presidente Pence? 

Fue una gran reunión. Es una persona interesada en apoyar a Colombia, tiene una gran preocupación por la amenaza de la dictadura de Maduro y quiere que enfrentemos con determinación las amenazas de la droga y el narco terrorismo. Veo además su deseo de contribuir a fortalecer la relación de inversión y comercio entre EEUU y Colombia. Me voy muy honrado con su apoyo decidido a nuestra agenda para Colombia.

¿Y la parada en España?

Hace parte de lo mismo. Están las citas con el presidente del Gobierno Español, Pedro Sánchez, el Rey Felipe pero también mi participación en dos foros: Uno sobre liderazgo global en el que está Barack Obama y otro este lunes sobre economía donde voy a trazar los lineamientos de nuestra agenda económica.
Y espero que antes de la posesión puede también hacer un recorrido por Suramérica para reunirme con varios jefes de Estado.

Sin duda el crecimiento de los cultivos ilícitos preocupa a esta administración de Donald Trump y es quizá el tema número uno de su agenda bilateral con Colombia ¿Qué les propuso durante las reuniones que sostuvo la semana pasada?

La mayor amenaza de seguridad nacional que tiene Colombia hoy ese ese crecimiento de los cultivos ilícitos. Es combustible para el terrorismo. No solo de Colombia sino para la región porque estamos viendo una activa participación de los carteles mexicanos que despachan la droga vía Centro América. Por eso hay que llegar con una agenda muy clara desde el primer día. Queremos obtener victorias tempranas, tener capacidad para capturar a los jefes de bandas criminales que operan en zonas cocaleras, con planes para desarticular el clan del Golfo y de ¨Guacho¨ en el Pacífico. Queremos concentrarnos en los 10 o 12 municipios donde se ha presentado el mayor incremento. Y para eso el apoyo de EE.UU. en cooperación militar, en interdicción, en inteligencia es fundamental.

¿Se comprometió a metas y tiempos específicos? 

Es difícil en este momento hacer un compromiso en tiempos porque los retrocesos han sido muy grandes. Teníamos menos de 50.00 hectáreas y hoy existen más de 200 mil. Se paralizaron las aspersiones, se dejó relajar mucho los programas de erradicación manual y va tomar un tiempo poner las cosas en orden. Pero quiero que sea lo más pronto posible y ojalá con la mayor asistencia posible.

¿Pidió recursos adicionales para alcanzar esos objetivos? ¿En qué áreas?

Vamos a consolidar con EE.UU. un apoyo importante en materia de seguridad que nos permitirá obtener victorias contundentes. Los criminales van a saber que en ningún lugar de Colombia van a encontrar un santuario.

Da la impresión por lo que dice que piensa pedir más ayuda militar de EE.UU., que había decaído en los últimos años…

La lucha contra los cultivos no puede ser unidimensional. Desde luego el tema de seguridad es importante y allí necesitamos respaldo pero también el desarrollo alternativo y los programas de erradicación y sustitución obligatoria acompañada con medidas alternativas como el pago de servicios ambientales y el desarrollo de actividades productivas. Vamos a trabajar con EE.UU. la combinación de todas esas herramientas. Pero además debemos cooperar estrechamente si queremos romper con las redes de los carteles mexicanos que operan en Latinoamérica.

El año pasado Trump amenazó con descertificar al país si no se mejoraba, y pues no se mejoró. ¿Qué le dijeron sobre esto en sus reuniones?

No hablamos de eso. Sí me preocupa que ese crecimiento que se ha presentado conduzca a una descertificación. Pero el mensaje que yo he recibido en Washington es de respaldo a nuestra agenda y eso da tranquilidad. Lo que también debe quedar claro es que nuestra lucha contra las drogas no es por imposición de nadie sino porque es lo lógico y lo ético. Es un problema que le genera mucho daño al país.

La administración Trump, antes que añadir recursos, viene proponiendo recortarlos. ¿Cómo piensa convencerlos de que le den más?

En esto hay un lenguaje común y es el de los resultados. Yo lo que espero es trabajar con EE.UU. para que estos lleguen rápido y generen confianza no solo en el exterior sino en nuestro país. Colombia ha sido un país que ha gozado de un respaldo bipartidista en EEUU a lo largo de las décadas y espero que se mantenga pues aún es mucho lo que falta por hacer.
Mi deseo, y así se los dije, es poder construir una paz que sea sostenible y viable. Pero para eso necesitamos acabar con los cultivos ilícitos y ser muy exitosos en llevar economías legales y productivas a esas zonas.

EE.UU. quiere un regreso al esquema tradicional de fumigación áreas que, dicen, les dio muy buenos resultados en el pasado ¿Usted que les contestó? 

La fumigación se debe retomar pero con químicos que estén autorizados en Colombia, eliminado cualquier riesgo a terceros y aprovechando técnicas de precisión que nos permita ser más contundentes. Hay que combinar todas las herramientas y no se puede renunciar a ninguna de ellas.

¿Entonces no está descartada la fumigación con avionetas?

Siempre y cuando se garantice la mayor precisión posible y se elimine el riesgo contra la población todos los métodos deben ser contemplados. En algunas regiones creo que es más efectiva la erradicación manual y el desarrollo alternativo. En otras tendremos que utilizar técnicas de fumigación con precisión. El programa piloto con drones es otro elemento importante que tenemos que ir desarrollando.

¿Ya tienen más claridad sobre ese programa con drones? Entiendo que es algo relativamente reciente y puede ser costoso.

Hoy en el mundo hay muchos proyectos de fumigación con drones en cultivos lícitos. Y eso lo podríamos transferir a los ilícitos. Hay tecnologías que ya permiten drones que pueden portar hasta 80 litros. Eso hay que explorarlo. Pero lo único cierto es que mientras el país tenga más de 200.000 hectáreas sembradas la situación será caótica y frente a eso hay que usar todas las herramientas y dedicar todas las energía.

¿Desde hace rato se viene escuchando quejas por falta de cooperación de los países centroamericanos y de México para detener el flujo de narcóticos que sube por el Pacífico. ¿Ud. también lo ve así?

Necesitamos fortalecer la cooperación con países del triángulo norte en Centro América y con México. Es muy importante porque el cartel de Sinaloa está operando en Colombia con las estructuras de alias Guacho y otras disidencias de las Farc. Al igual que el cartel del Golfo y otros. Como presidente voy a seguir denunciando y exponiendo esos vínculos porque esto debe ser un esfuerzo compartido

¿Cree la llegada al poder del gobierno de izquierda de Manuel Pérez Obrador en México podría afectar esa colaboración?

Yo espero que no porque la seguridad no es un tema de izquierda o derecha sino un bien público y a ninguno le puede interesar que su país se vea afectado por toda la corrupción y violencia que llega con el narcotráfico.

¿Qué les dice a los demócratas y otros gobiernos en Europa que respaldan la implementación de los acuerdos de paz pero temen que Ud. no?

Yo nunca he dicho que los voy a destruir pero vamos a corregir las cosas que están saliendo mal con la implementación. Siempre se dijo que esto iba a servir para acabar con los cultivos y derrotar el narcotráfico y mire lo que ha pasado. Tenemos más coca que cuando arrancó el Plan Colombia.

Por eso planteamos que la erradicación sea obligatoria, que el narcotráfico no pueda ser un delito amnistiable, que realmente haya sanciones para los que ocultaron armas y dinero que debió llegar para reparar a las víctimas, y que quienes hayan cometido crímenes de lesa humanidad no puedan ocupar sus curules en el Congreso mientras pagan las penas.

Son cambios lógicos. Yo quiero que el desarme y la reinserción sean exitosos y que se pueda salir de esa tragedia. Quiero que los líderes sociales se sientan seguros y quiero un desarrollo rural integral donde exista un matrimonio entre agroindustria y pequeña producción para maximizar las oportunidades en el campo. Mi deseo es consolidar una paz sostenible, creíble y viable y para eso hay que corregir lo que salió mal. No podemos quedar condenados 12 o 15 años a seguir con cosas que le están haciendo mucho daño al pueblo.

Creo que eso es algo que entienden todos tanto en EE.UU. como en Europa. Voy a ser el presidente que materialice la paz. Pero una que comienza con seguridad y justicia para todos.

¿Cómo piensa responder su gobierno a la imposición unilateral de aranceles como los que elevó Trump a la importación de acero y aluminio?

Las ¨guerras comerciales¨ perjudican especialmente a las economías emergentes, como la nuestra, que terminan pagando los platos rotos. Pero creo que se puede dialogar. El aluminio y el acero colombiano representan el 0.5 por ciento de las importaciones que hace EE.UU. de esos bienes y en Colombia exportaciones de unos US$ 80 millones de dólares pero que generan empleo e impacto social en muchas regiones del país. Espero llegarle a EE.UU. con una propuesta para que a Colombia se le otorgue una dispensa de ese arancel muy similar al que se le otorgó a Argentina. Nuestro caso es bastante claro.

¿Cree que esta administración republicana pretende renegociar el TLC que tiene con nuestro país como lo ha hecho con otros países? ¿Si sucede, cómo respondería su gobierno?

Siempre he creído que los tratados comerciales deben ser un ‘gana gana’ para las dos partes y me parece que es justo que en la diplomacia esas cosas se ventilen. Hoy tenemos una balanza comercial negativa con EE.UU. de más de US$ 1000 millones de dólares que obviamente nos interesaría mejorar. Nuestras exportaciones están concentradas en muy pocos productos y lo que me interesa es diversificar esas exportaciones. Al mismo tiempo, EE.UU. es una de las principales fuentes de inversión extranjera directa en el país. Hay que fortalecer esos lazos para que representen un beneficio para ambos y así los TLC ganan credibilidad entre la población. Me parece que la posición adoptada por la administración Trump frente a otros tratados es porque esos pactos se han vuelto desventajosos para EE.UU.
Pero en el caso nuestro lo que tenemos es una relación por mejorar en la que ambos podemos salir ganando.

No voy a negociar nuevos tratados de libre comercio sino mejorar los que tenemos. Con EE.UU. lo que quiero es que diversifiquemos productos, traigamos más inversión y mejoremos la ‘diplomacia fitosanitaria’. Logramos que el mango y el aguacate llegaran a EE.UU. pero hay que abrirle la puerta a más productos.

EE.UU. le pide a Colombia y a sus vecinos que ayuden a los refugiados que están saliendo de Venezuela. ¿Y, sin embargo, está administración quiere elevar un muro para que no ingresen más al suyo. ¿No ve en esto una contradicción?

Las políticas migratorias son de mucha sensibilidad en todos los países. Lo único que diría yo sobre el debate migratorio en EE.UU. es que la solución debe surgir de iniciativas bipartidistas como las que se han intentado en el pasado y que contaron con respaldo de ambos partidos.

Usted dijo la semana pasada que los países de la región deberían abandonar UNASUR. ¿Es algo que Ud piensa hacer tan pronto llegue a la Casa de Nariño?

Si. Unasur fue creada por Hugo Chávez para fracturar el sistema interamericano y tener una caja de resonancia de su régimen. Y terminó convertida en una organización cómplice que nunca denunció la destrucción de la democracia venezolana. Lo que debemos hacer los países de la región es retirarnos y fortalecer el sistema interamericano.

Ud. habla de fortalecer a la OEA y la Carta Democrática. ¿En que está fallando?
La OEA es un instrumento regional importante y la Carta un gran avance pero me parece que debe existir mayor celeridad para proceder con la expulsión de países que están violando la Carta, que haya sanciones más afectivas y presiones diplomáticas eficientes. Celebro, eso sí, lo que ha venido haciendo el secretario Almagro de promover una denuncia ante la Corte Penal Internacional (CPI) por la violación sistemática de los derechos humanos censurados por el estatuto de Roma y porque en Venezuela no hay capacidad supletoria de la Corte Penal ya que la dictadura asumió todos los poderes públicos. Por eso espero que avancen esas denuncias para que se inicie una investigación formal contra el dictador.

¿Cómo serán las relaciones del gobierno de Iván Duque con el de Nicolás Maduro en Venezuela?

El gobierno saliente (de Santos), no reconoció las elecciones por ilegítimas. Porque fueron una pantomima para legitimar a la dictadura. Yo pienso lo mismo. Por lo tanto no se puede tener un embajador y las relaciones que tendremos serán consulares para facilitar temas migratorios y atención de nuestros ciudadanos. Se debe ser de una sola pieza. Si lo que hay es una dictadura uno no puede hacerse el de la vista gorda.

Como candidato Ud denunció a este régimen ante la Corte Penal Internacional. ¿Piensa hacerlo formalmente ahora que ya es presidente y de paso convertir a Colombia en el primer estado que los demanda en la CPI?

Hay que ser prácticos. Ya Almagro presentó un denuncia que tuve la oportunidad de leer este fin de semana. Lo que tenemos que hacer varios países es hacer sentir nuestra voz para insistir en que estas denuncias son de suma gravedad y presionar por una investigación.

-¿Presentarse ante la CPI en conjunto con varios estados reclamando que se abra una investigación formal?

Esa es una opción que además enviaría un mensaje simbólico importante.
Circularon esta semana versiones de prensa según las cuales Trump consideró el año pasado invadir a Venezuela y hasta se lo consultó a líderes de la región. ¿Qué piensa?
Venezuela necesita una transición hacia unas elecciones libres y el mecanismo para que eso suceda es una gran presión diplomática multilateral. No soy patrocinador de intervenciones militares.

Washington viene pidiendo más mano dura de los países de la región e insiste en que se impongan sanciones unilaterales como las que ellos han empleado para castigar a Maduro. ¿Es algo que está considerando?

No creo que debamos actuar en solitario sino con acciones multilaterales. En frentes como el retiro de Unasur, el respaldo a las denuncias de Almagro, y el uso de escenarios como la OEA y la ONU.

Colombia acaba de ingresar a la OECD. Si bien se ve como un gran triunfo también implica un enorme costo y responsabilidad. ¿Cree que el país está preparado?

Ingresar a la OECD es importante pero también debemos ser conscientes de que estamos lejos de ser un país OECD en términos de logros económicos y sociales. Seguimos teniendo una gran desigualdad en Colombia, hay regiones donde los niños se mueren de hambre. Hay desafíos muy grandes en materia de corrupción, atrasos en infraestructura. Mi deseo es que Colombia avance por ese camino. Pero me preocupa que se hayan hecho compromisos para los cuales no estamos preparados. Por eso voy a realizar una revisión exhaustiva y minuciosa de todos los compromisos que adquirimos y buscar que ellos tengan tiempos prudenciales que permitan preparamos para que no se afecten sectores de la economía. Tengo todo el deseo de avanzar, por no podemos avanzar con compromisos que nos traigan riesgos sociales.

¿Y existen márgenes en lo que se firmó como para pedir ese tipo de revisión?

Pues tendremos que buscar esos márgenes porque lo que no puede ser es que con tal de obtener el visto bueno para entrar pongamos en riesgo sectores que son importantes para la generación de empleo en el país.

¿Quizá buscar un congelamiento del ingreso a la OECD? 

No se trata de congelar. El tema es poder hablar con la OECD y mirar dónde vamos a necesitar esquemas de transición. Me parece bien que hayamos ingresado al ‘club’ pero necesitamos saber si podemos sostenernos.

¿Es decir a Ud. le parece que no estábamos preparados? 

Que nos hayan recibido es importante y un buen mensaje. El reto que tenemos es que de verdad seamos un país que tenga los estándares de la OECD y para serlo necesitamos un país que mejore sustancialmente su política social, que cierre las brechas, que derrote la corrupción y que garantice la seguridad en todo el territorio. Un país con 200.000 hectáreas de coca no está a tono con la OECD. Un país donde se mueren niños de hambre no está a tono con la OECD. El reto es poder serlo y esa será mi obsesión.

La semana pasada se reunió con representantes del BID, que es uno de los organismos multilaterales que ha respaldado a Hidroituango. ¿Discutió con ellos el futuro de la represa? 

Hidroituango es muy importante para Colombia. Es el proyecto de generación eléctrica más importante que se ha adelantado en el país y su éxito es fundamental para la seguridad energética del país. Tenemos varios retos. Primero mitigar los riesgos de la obra y que se sepa si va a ser viable o no. Eso va tomar algunos meses. Hay que obrar con prudencia pero el mensaje tiene que ser de esperanza.
Al BID le pedimos que sigan acompañando el proyecto para garantizar todo los estándares sociales, ambientales, y de mitigación de riesgos mientras se define el futuro de la obra.

Ud. habla de alineamiento con EE.UU. en muchos frentes. ¿Piensa seguirle la cuerda a Trump reconociendo a Jerusalén como capital de Israel?

A mí lo que me interesa es que Colombia participe internacionalmente en la consolidación de la paz en Oriente Medio. El mundo tiene que seguir avanzando hacia la solución de los ‘dos Estados’ pues ese es el camino.

El Tiempo


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