Centroamérica en caravana – Por Raúl Palencia y César Saravia, especial para NODAL

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Raúl Palencia y César Saravia (*)

El pasado 13 de octubre, salió de San Pedro Sula, Honduras, una columna de dos mil personas con rumbo a Estados Unidos. La gente va en caravana pasando las fronteras de Guatemala y México a pie y por momentos en transportes pesados que les adelantan kilómetros, sorteando las dificultades del camino, en donde los poderes del Estado y el crimen organizado, como poder paralelo, han sido el principal obstáculo para la migración centroamericana. Ahora son más de siete mil personas saliendo de la Ciudad de México, en donde han recibido atención humanitaria de salud, alimentación y alojamiento; también les ofrecen la posibilidad de pedir refugio y no arriesgarse a cruzar la frontera México-Estados Unidos.

La migración centroamericana ya tiene varias décadas y muchas rutas trazadas. Las razones han partido de las pocas oportunidades y débiles condiciones de los Estados del llamado “Triángulo Norte” (Guatemala, El Salvador y Honduras) en brindar las condiciones de vida digna a la población. Estas se extienden por la poca empleabilidad y la falta de seguridad. Esto último ha cobrado mayor fuerza y la crisis de inseguridad ha aumentado convirtiéndose en unos de los principales motivos para migrar en calidad de refugiado. En Centroamérica, migrar parece lejos de ser un derecho, opuesto a ello se mira como un deber, un sueño y la alternativa más popular para una vida digna y generar movilidad social.

Migrar hacia el Norte, con las burocracias migratorias que permiten la radicación regular, o por refugio, se fue convirtiendo cada vez más en un privilegio para quienes tiene recursos económicos, no sólo para pagar los trámites sino para demostrar tener un perfil de turista o refugiado y no de migrante. Esto rápidamente comenzó a construir las alternativas paralelas e ilícitas para posibilitar la salida masiva de Centroamérica hacia Estados Unidos. Es ahí donde se comienzan a trazar rutas para ir acortando tramos en distintos transportes cruzando Guatemala y México hasta llegar a la frontera con Estados Unidos. Esta forma de migrar se fue capitalizando y mercantilizando a través de figuras conocidas como “coyotes”, quienes por conocer la ruta comenzaron a cruzar a grupos de gente cobrándoles grandes cantidades de dinero sin garantizarles mayor seguridad ni garantía de entrar a EEUU.

La caravana de migrantes dejó de ser únicamente hondureña desde los primeros días, y pasó a ser centroamericana sumando a personas de Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Formando una columna de más de siete mil personas, la caravana va fortaleciéndose en su camino. Al comienzo eran dispersos grupos caminando en el mismo sentido, sin voceros ni dirigentes, poco a poco se fueron agrupando y van surgiendo algunas figuras que coordinan a la gente, formando la columna y manteniendo al grupo junto. Si bien hay personas que tienen la capacidad de pagar un transporte y adelantar el camino, la gran mayoría camina o se sube a transportes pesados que les ofrecen llevarlos hasta distintos puntos acercándoles cada vez más a su destino.

La migración hacía países en mejores condiciones es uno de los principales aportes y motores económicos de los países centroamericanos. Salir del país y arriesgar la vida para poder trabajar en países extranjeros cobra más sentido cuando se envían remesas a las familias que se quedan en tierras centroamericanas sobreviviendo con el dinero recibido. Las oportunidades para las clases populares en sus países de origen se reducen en muchos casos a sumarse a las pandillas o el trabajo informal y precario que les permita sobrevivir, pero nunca vivir con dignidad.

La caravana migrante tiene características importantes para resaltar. Primero, es un territorio centroamericano en desplazamiento en el cual surgen los valores comunitarios de apoyo mutuo en busca de un sueño común. Segundo, su fuerza principal radica en gran número de personas con la convicción de llegar a su destino. Es esta misma característica, una de sus principales armas delante de las amenazas de las instituciones estatales y paraestateles. Tercero, su movilización reivindica un reclamo entre dicho, un reclamo que va directamente para los Estados centroamericanos pero indirectamente reclama al Estado que ha sido protagonista de las intervenciones y la debilidad democrática de Centroamérica y que es su destino final.

*Miembros del Movimiento Centroamericano 2 de Marzo

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