Chile | El feminismo y la construcción política: Una apuesta por mover la medida de lo posible

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Marta Cinto y Francisca Oyarzún*

A casi 6 semanas de que salgamos a tomarnos las calles en la Huelga General Feminista del 8M y casi terminando el proceso de las elecciones internas de Revolución Democrática, en donde el feminismo ha estado presente en los distintos programas, llega a nosotras las notas para un manifiesto feminista de Nancy Fraser, quien humildemente pretende dar orientaciones hacia la construcción política con perspectiva feminista. Luego de la ola feminista de 2018, no hay programa político verdaderamente transformador que no considere la acción política feminista como la hoja de ruta y vía hacia los cambios que queremos para Chile. Este escrito plantea algunas tesis que nos ayudan a entender cuál es el feminismo que queremos construir y nuestra intención es poner en el centro por qué este texto nos parece tan fundamental para el debate, afirmando que hoy es el feminismo el “fantasma” que recorre y une a compañeras de todo el mundo.

La primera idea que nos parece relevante es que la ola feminista está reinventando la huelga con nuevas y creativas formas de movilizarnos, pero no solo eso, sino que está ampliando lo que es considerado trabajo y trabajadores, visibilizando y valorizando las labores domésticas y de cuidados, de las cuales se beneficia el sistema neoliberal. Indudablemente, es el movimiento feminista quien está despertando una nueva subjetividad catalizadora que tiene el potencial de convertirse en una lucha internacional. Nuestra tarea, entonces, es realizar activismo feminista en los territorios, ser parte de esa energía catalizadora, horizontalizar las relaciones y las lógicas, buscando aprender y enseñar.

Creemos que este movimiento no es un asunto de mujeres, o una política de identidad “que hace que nos olvidemos de la clase”; es una lucha por justicia social que articula diversas opresiones que tienen su origen en el sistema capitalista. No pretende reducirse a pelear por algunas reivindicaciones -que sin duda son necesarias-, sino que pretende generar transformaciones radicales, en articulación con otros movimientos sociales anti neoliberales.

La segunda idea que queremos rescatar es que el capitalismo es incompatible con la democracia y que la crisis que hoy vivimos también afecta a los sistemas políticos. Por tanto, la lucha por la distribución del poder es parte del horizonte y no podemos acomodarnos a las lógicas de la institución, muy por el contrario: debemos recordar siempre que la impugnación es lo que nos convirtió en una tercera fuerza alternativa y lo que nos diferencia de los partidos del viejo orden. Eso implica mejorar las lógicas internas de quienes participamos de orgánicas como partidos políticos, no sólo discursivamente sino que en la práctica diaria, mejorando los mecanismos de tomas de decisión y apostando por mover la “medida de lo posible”.

En tercer lugar, se plantea que debemos luchar contra todas las formas de violencia que precariza la vida. Esto se sitúa desde el acoso hasta la violencia de estado que se ejerce para reprimir la movilización contra las políticas que en Chile se comienzan a implementar en la segunda administración de Sebastián Piñera. No es casualidad que sea el movimiento feminista el que ha generado mayor oposición en las calles de Brasil y Argentina, poniendo en la mesa el conservadurismo de la derecha que apuesta por lanzarnos a la precariedad.

Tampoco es casualidad que sean mujeres quienes hoy alcen la voz ante problemáticas medioambientales que ponen en tensión el modelo neoliberal y la lógica extractivista imperante en Chile. Son las mujeres en zona de sacrificios, como las de Quintero y Puchuncaví en la Región de Valparaíso, quienes nos dan un gran ejemplo de lucha desde la resistencia, la sororidad, la organización en los territorios y el buen vivir como horizonte para nuestro modelo de sociedad.

Sin duda es un triunfo que hoy los partidos discutamos de política feminista, pero no queremos que sea por obligación, queremos que se sienta y se entienda, queremos que nos dejen de llamar sólo para hablar de feminismo, queremos salir del aislamiento, y aunque a algunos les incomode, vamos a seguir tomándonos los espacios hasta que el feminismo se haga costumbre.

* Marta Cinto González es Militante de Revolución Democrática Presidenta FEUV y Vocera CONFECh 2017 y Francisca Oyarzún Sanhueza es Militante de Revolución Democrática Vocal de Derechos Humanos y Defensa Jurídica FEUV 2017.

El Desconcierto


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