Federico Irazábal, director del Festival Internacional de Buenos Aires: “El teatro es del orden de lo cotidiano”

598

Por Daniel Cholakian – Redacción NodalCultura

Entre el 23 de enero y el 3 de febrero se llevará a cabo el Festival Internacional de Buenos Aires. En los tiempos que corren en la escena mundial, hablar del FIBA como un festival de “teatro”, tal y como se conoce tradicionalmente, es invocar más a una referencia que dar cuenta de aquello con lo que el público se va a encontrar.

No solo por lo interdisciplinario que despliega hoy cualquier propuesta de este tipo en el mundo, donde la teatralidad tradicional, la danza, la expresión corporal, lo audiovisual o lo puramente visual en el sentido plástico no solo se integran sino que se autonomizan para constituir sentidos y narrativas en espacios comunes; sino también porque la escena sale a la calle y busca al espectador, aquel que tradicionalmente elegía ir a presenciar determinado espectáculo.

Federico Irazábal es el director artístico del FIBA y se hace cargo de este presente de un modo radical, como él mismo lo explica en esta entrevista con Nodal Cultura. Hablamos sobre los ejes que definieron esta edición –la segunda a cargo de Irazábal-, de la relación de lo teatral y el público, de “Maratón Abasto” una de las grandes propuestas del Festival, del teatro argentino e internacional que se presentará en Buenos Aires, y de la relación del FIBA con el teatro latinoamericano, particularmente ausente en esta 12° edición.

¿Cuáles son los ejes temáticos y estéticos que se dieron para organizar esta edición del FIBA?

Lo más importante en relación con la filosofía de esta edición es la idea de hacer un festival de verano. No es solo un cambio de fecha, sino también un cambio radical, que tiene mucho ver con lo que conversamos antes de la edición anterior sobre los site-specific (piezas creadas para desarrollarse en un lugar específico) y el teatro en la calle, eso que comenzamos a trabajar en 2017. Eso es algo que a mí me interesa muchísimo y es empático con la necesidad que tenía el ministerio de cultura de contar con un festival de verano. Por eso nos pareció que el FIBA tenía la estructura ideal para convertirse en ese festival que la ciudad de Buenos Aires no tenía, como sí tienen muchas ciudades en el mundo. A partir de ahora el FIBA se va a convertir en ese gran festival de verano que va a tomar a la ciudad por asalto, que la va a invadir, que la va a convertir en un escenario. Vamos a pensar la ciudad como un escenario y la vamos a invadir de ficción y de artistas.

A través de la inserción del arte por medio de esos site-specific, queremos producir un cambio en la topografía de la ciudad. Al porteño que esté tomando el subte o caminando por la calle lo va a sorprender una ciudad cambiada. Va a toparse con una coreógrafa trabajando en la Plaza de Mayo, así como vamos a tener artistas en alguna terraza de la Avenida de Mayo. En los parques habrá una gran cantidad de propuestas de danza. El Abasto va a estar tomado por la maratón que va a ser increíble. Realmente vamos a trabajar con la ciudad. En la línea de subte B, la gente que se baje o suba en la estación Carlos Gardel va a ver que desde las 6 de la tarde hasta el cierre, habrá propuestas performáticas que pueden durar muchas horas, pero que están generadas para que el público las vea el tiempo que tenga ganas. Podés dedicarle un minuto o dos horas a una propuesta de danza o teatral o de artes visuales. Buenos Aires va a estar literalmente invadida con propuestas artísticas. Esto fue lo que marcó el eje curatorial.

Desde esta postura se comprende que el festival abra con un espectáculo de la magnitud de The new Colussus, el espectáculo que trae Tim Robbins al anfiteatro del Parque Centenario. Uno de los más grandes grupos de teatro de Occidente va a estar trabajando a cielo abierto para miles de personas. Obviamente la obra dialoga con la línea curatorial relacionada con la mirada sobre la política, que está en línea de continuidad y radicalización de lo que fue el 11° FIBA. Cuando conversamos en aquella oportunidad yo te expliqué que habíamos elegido espectáculos transnacionales, producidos por diversos países, porque eso tenía que ver con una filosofía política de la cultura: es mucho mejor es cuando más energías suman para llevar adelante un proyecto que producirlo de manera aislada. Esa era la ideología de producción que propusimos.

Ahora, una vez que trabajamos esa mirada sobre la frontera en la cultura, lo que hacemos es trabajar sobre el otro. El otro es el inmigrante, el refugiado, el exiliado. Nosotros tenemos una trágica historia en relación con la dictadura, como momento de mayor horror, pero también en las sucesivas crisis económicas, que han hecho que muchas personas hayan tenido que irse para sobrevivir en otro territorio, del mismo modo en que tantos inmigrantes vinieron a nuestro país a buscar una alternativa de vida durante fines del siglo XIX y primera mitad del XX.
Esto ocurre y ocurrió siempre en distintas latitudes del planeta. La respuesta que algunos políticos y algunos gobiernos están ofreciendo hoy como solución es la recuperación del muro. Nuevamente el muro.

En ese sentido, The new Colossus / El nuevo Coloso, es un espectáculo que confronta radicalmente contra el muro, contra la existencia de cualquier muro y obviamente que esto es legible en términos de política norteamericana, en relación con quien está interpelando Tim Robbins. Y cuando decidimos cerrar con Atlas del comunismo, el espectáculo que Lola Arias produjo en Berlín para el Teatro Gorki, también tiene una razón curatorial ideológica muy fuerte, que es mostrar lo que fue ese muro. El festival parte con una mirada crítica acerca de lo que puede implicar hacia el presente y futuro, y cerramos con la experiencia histórica. En definitiva lo que dice este 12° FIBA, no hace falta que lo vivamos para saber lo que implica. La experiencia es trágica.

Pero esto lo hacemos desde la mirada política, pero también desde lo romántico. Colección de amantestiene que ver con el encuentro. Es una artista que viaja por el mundo coleccionando amantes, y cuenta esta experiencia que permite el encuentro con el otro, siempre como un encuentro enriquecedor. Aunque parece que el mundo está eligiendo el aislacionanismo, a recuperar las fronteras nacionales que tanto dolor nos han producido, la curaduría busca entender el mundo como un lugar de flujo. Tenemos que entender amorosamente el flujo y mirar críticamente lo contrario.

Lo que queremos es mostrar ese otro modo de ver. Tradicionalmente en los países del primer mundo nos miran a nosotros como los invasores, como los que deseamos ir a vivir a esos territorios. Pero como dice Tim Robbins, tienen que hacerse cargo de que en gran parte la pobreza, la destrucción y el hambre lo generaron ellos mismos. Robbins dice que no se van porque quieren irse, sino porque ellos han devastado esos territorios.

Los dos días de Maratón Abasto es tal vez el plato más fuerte de esta edición, porque propone ganar la calle, pero también es muy novedoso en lo que hace a la propuesta estética ¿Qué nos podés contar al respecto?

Es un monstruo maravilloso que hemos creado y que lo amamos y nos enloquece, porque realmente cuando lo vean funcionando van a notar el tamaño que tiene esta maratón y por lo tanto que tiene el festival. Son más de 2000 artistas involucrados en 150 propuestas que son de todo tipo. A mi gusta decir que la Maratón Abasto se sigue mirando hacia abajo, porque hay cosas que ocurren en el subsuelo, mirando al nivel del suelo, porque hay muchos trabajos que suceden en la superficie, pero si no mirás hacia el cielo te vas a perder un montón de propuestas, porque hay cosas que ocurren en las fachadas, o que ocurren en las terrazas. Hay cosas que ocurren en bares, restaurantes, o en el subte. Algunas propuestas duran 4 horas y otras apenas 5 minutos. Algunas tienen que ver con artes visuales y son interactivas, otras solo te permiten ver. Hay cruces, aquello que hablábamos de lo trans en 2017, acá aparece explícito. ¿Cómo se vive en el set de Marcos López cuando él saca una foto? ¿Es teatro, escenografía, fotografía, performance?

El Abasto es una invitación al público a una verdadera maratón, aun sabiendo que no va a poder cubrir en su totalidad, que lo va exceder, va a poder elegir su propio recorrido. Cada cual tendrá su propio recorrido, que si va a dar una idea de la totalidad. En función de ese camino vas a tener tu propio festival.

Lo transdisciplinario que mencionabas propone cierto cambio en la escena tradicional y en el FIBA se ve mucho este año ¿Cómo se relaciona el público en general, que llena los espectáculos del festival, con esta nueva forma de pensar lo escénico?

En la edición del 11° cerramos con uno de mis espectáculos favoritos, 2666, basada en la novela de Roberto Bolaño, duraba 12 horas ¿Qué nivel de entrenamiento hay que tener para ver un espectáculo de 12 horas? Ese espectáculo obviamente invitaba a un público más formado. Pero este carácter perfomático, ese formato de site-specific, esta capacidad de ocupar y transformar artísticamente un espacio convencional de la ciudad, que la gente recorre todos los días, es lenguaje híper contemporáneo, pero no requiere ningún tipo de código específico para ser desmontado.

El tipo de relación que esa obra plantea con ese espectador es una relación absolutamente novedosa, que no tiene tanto que ver con el ámbito de la espectación tradicional, sino con la posibilidad de un trabajo en conjunto. En el momento en que el público se siente invitado a participar, la relación deja de ser una relación ajena, con un código que se debería conocer para sentirse involucrado, y empieza a ser parte del ámbito de la experiencia. Cuando comienza a ser parte del ámbito de la experiencia, ya no hay una recepción externa, sino que hay una vivencia. En esa vivencia entramos en el terreno de lo inabarcable. Por eso te decía que el FIBA es una experiencia y como tal ese recorrido será absolutamente singular, y estas obras, tanto de danza, como de performance o de teatro, están preparadas desde el origen para dialogar tanto con el espectador específico, que va en busca de eso, pero también para dialogar con el espectador ocasional, cuando de forma fortuita y en tránsito hacia algún lugar de su propia vida se va a encontrar de una obra de arte que lo va a invitar a ser parte de la misma.

Esa experiencia ¿dónde se ubica? ¿Queda en el orden de lo extraordinario o vino a enriquecer el orden de lo cotidiano? Desde el punto de vista de la política cultural ese es el intento que hacemos desde el Ministerio, ir a buscar a ese espectador ocasional que no consume al FIBA. Por supuesto que si después ese espectador ocasional, a partir de esa práctica escénica, quiere ir a ver una obra de teatro, nos vamos a sentir muchos más felices.

Para mí es fundamental la figura del espectador ocasional en la formación de públicos. Para mí el teatro tiene una energía y un hábito del que mucha gente no se siente parte. Porque no tuvieron la posibilidad, porque no tuvieron una familia que lo haya llevado al teatro de forma cotidiana, entonces el teatro es para ellos una experiencia del orden de lo extraordinario. Y a mí me interesa pensar al teatro desde el punto de vista de la experiencia cotidiana. Por un lado porque para vos como para mí el teatro no es ese ámbito donde vamos dos veces por año y se convierte en “LA” salida, sino que es una experiencia vital. El teatro es del orden de lo cotidiano. En ese sentido nos gusta hablar de un Festival que recupera el carácter festivo, el carácter de fiesta. Porque es una fiesta de la experiencia.

Como es habitual hay mucho teatro argentino. Han invitado a muy buenas obras que ya hemos visto de artistas con cierta tradición y a la vez hay muchos trabajos de creadores nuevos –y no tan nuevos pero si muy jóvenes como Lisandro Rodríguez o Maruja Bustamante- ¿qué nos podés contar de lo nuevo dentro de la escena argentina que se presentará en el FIBA?

Me encanta que lo estés señalando como un elemento destacable del FIBA sea este cruce. Vamos a tener obras de Rafael Spregelburd o de Javier Daulte y al mismo tiempo te vas a encontrar con varias operas prima. Por mencionarte una, tenemos a Paola Lusardi con una obra como Ojalá las paredes gritaran, una versión que hizo de Hamlet. Es una directora que está dando sus primeros pasos. Lisandro y Maruja son “nuevos” pero tienen un recorrido, pero Lusardi es mucho más joven y en términos de producción, mucho más.

La posibilidad de que en la misma plataforma dialoguen artistas de enorme trayectoria con artistas noveles, potencia esta escena tan pujante y tan viva que es el teatro independiente porteño. Como en algún momento decía Enrique (Avogadro, ministro de cultura de Buenos Aires), si siempre el teatro independiente fue un socio del FIBA, este año lo es aún mucho más. Y la Maratón Abasto es lo que explicita ideológicamente eso, porque lo que estamos es ofreciendo es ir al teatro de manera totalmente gratuita. Allí van a poder ver algunas de las mejores obras que tuvo el teatro en el año 2018 en esas salas, ya no programadas por un comité curatorial sino por las propias salas. Esto es muy remarcable, la Maratón Abasto tiene todo un sector que son obras de estreno y encargadas y producidas por el FIBA y tiene alrededor de 80 obras que se presentan dentro de las salas que participan. Estas no tienen la mirada curatorial del comité curatorial. Esto garantiza la diversidad.

Si hablamos de migraciones, otredad y fronteras, en este marco no puedo dejar de preguntar sobre la ausencia de propuestas escénicas de América Latina, que en muchos casos está hablando de estos temas. Más allá de lo que sí hay de bueno entre las invitadas internacionales ¿por qué se verá poco teatro de la región en esta edición del FIBA?

Sí, eso es cierto, a mí también me interesaría que se viera más. Hubo un problema de agenda, porque un espectáculo de Colombia que estaba confirmado finalmente no pudo venir, pero más allá de lo que se ve, estamos generando una agenda absolutamente proactiva con América Latina. Sin olvidar que de Chile viene “Estado vegetal” de Manuela Infante, una de nuestras grandes creadoras.

Pero por ejemplo estamos haciendo para el futuro un trabajo en común con México, que requiere de más tiempo de trabajo y por eso no es anunciado. Con Santiago Off estamos haciendo una coproducción como La señora Schmitz, con dirección conjunta de la argentina Cecilia Bassano y el director del Off, Claudio Fuentes. La obra se estrena allá y viene al FIBA. Con Chile tenemos vínculos muy activos. Estamos llevando desde el FIBA y el Ministerio de Cultura a Lisandro Rodríguez a Santiago de Chile para llevar a cabo un workshop de todo el año, que va a concluir con un trabajo que Lisandro va a estrenar el año que viene en Santiago a Mil.

Entiendo la pregunta, pero me enorgullece tener tanta producción activa con muchos países de la región.  Estamos recibiendo la visita de dos festivales de Bolivia para empezar a trabajar de manera conjunta, viene el FIDAE (Uruguay), más el INAE de Uruguay, dos festivales de Perú y de México, a quienes recibimos aun en el marco del cambio de autoridades.

Estamos trabajando para comenzar a generar sinergias en la región. Vos lo sabés, en nuestra región hemos trabajado de manera aislada muchas veces y recién ahora estamos comprendiendo que tenemos que trabajar de manera conjunta para sortear muchas dificultades. Trabajar para que atravesar el Atlántico se pueda hacer con perspectivas de giras regionales más que meramente locales.

Esta parte no vista de los festivales, estos cruces, encuentros y coproducciones, lo mismo que el encuentro de los programadores ¿producen resultados concretos en materia escénica?

Totalmente, si bien el cambio de fecha tiene que ver con dotar a Buenos Aires de su festival de verano, también es importante que coincida con Santiago a Mil. Eso nos permite trabajar juntos Platea (Chile) y Mercado FIBA (Argentina) para que muchos programadores que están en Santiago ahora vengan a Buenos Aires después. La región completa está empezando a charlar de un modo más fructífero, que no solo tiene que ver con mostrar un espectáculo en tres funciones, sino hacer un trabajo a más largo plazo para que, por ejemplo podamos empezar a coproducir. La experiencia de La señora Schmitz, producida por un festival oficial y de los más grandes de la región, FIBA, y un festival independiente de otro país, Santiago Off, es muy interesante. Claro que poder traer un artista en conjunto, como el caso de Tim Robbins, es muy importante.

Ya hemos visto cómo funcionan estos trabajos conjuntos con Carmen Romero de Santiago a Mil, con los chicos Santiago Off, con José Miguel Onaindia del FIDAE, pero también lo vamos a empezar a hacer con el Festival de La Paz, con la Sala La Plaza de Lima, en Perú, con ellos estamos trabajando. También avanzamos con la ciudad de Guadalajara, que está teniendo mucho protagonismo, cuyo trabajo conjunto se verá cristalizado en un tiempo. La región está teniendo un diálogo súper interesante y que ojalá lo podamos fortalecer en las próximas ediciones.

Nodal Cultura

Más notas sobre el tema