Argentina | Celeste Abrevaya, socióloga feminista: «Cristina recupera el valor de la palabra política»

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Entrevista a Celeste Abrevaya, socióloga feminista  

Por Carla Perelló, de la redacción de NODAL

El libro Sinceramente, de la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, se convirtió un éxito editorial desde el instante en el que se dio a conocer su existencia. Estaba agotado antes de que llegara a las librerías. En su presentación en la 45° edición de la Feria Internacional del Libro (FIL) la Sala Jorge Luis Borges estuvo colmada por mil asistentes que habían recibido previa invitación: artistas, integrantes de organizaciones de derechos humanos y políticos, entre otras personas En las afueras, en pantallas gigantes y bajo la lluvia, seguidores y militantes kirchneristas pudieron seguir su discurso, que también fue transmitido en una especie de cadena nacional en todos los canales de televisión y también vía las redes sociales. En entrevista con NODAL, la socióloga feminista Celeste Abrevaya analiza cómo irrumpe la palabra de la exmandataria y actual senadora nacional en la realidad argentina.

¿Qué implica la llegada y presentación del libro de Cristina Fernández de Kirchner en la coyuntura actual?

Creo que vuelve a quedar una vez más demostrada la centralidad de la figura política de Cristina, que está verdaderamente en el epicentro de la política de nuestro país. Ayer decía Juan Boido, el presidente de la editorial Penguin Random House, que se llevan vendidos más de 300 mil ejemplares.  Eso, según escuché, es equivalente a García Márquez y el histórico libro Nunca Más. Es algo verdaderamente destacable. Sobre todo en estos momentos de posmodernidad, de redes sociales, de tanta inmediatez. De alguna manera, lo que está haciendo Cristina es recuperar el valor de la palabra. Ella habló ayer de la palabra perfecta. La palabra perfecta es una palabra con mucha reflexión detrás y por lo tanto es una palabra eminentemente política. Entonces, de alguna forma, lo que pasó ayer es un poco una continuidad con lo que fue el lanzamiento de Unidad Ciudadana en el estadio de Racing, en Avellaneda (N de R: una localidad en el Gran Buenos Aires. Fue el lanzamiento de un frente para las elecciones legislativas de 2017), en donde lo que notamos en ese momento fue un cambio en la forma de los actos políticos del kirchnerismo con Cristina en una tarima, en el medio de la gente, hablando con ciudadanos y ciudadanas que estaban al lado de ella. El libro es un instrumento en donde ella dialoga con sus lectores y lectoras sin ningún tipo de mediación, así vuelve a colocar a la política en el lugar de las ideas y deja totalmente en offside a la cultura de los trolls, de los bot, de la big data.  Hay algo ahí de revalorizar fuerte la palabra política. Sobre esto, hace unos dos años escuché una entrevista al asesor en comunicación del macrismo, Durán Barba, donde contaba que él trabaja con datos de la realidad para construir estrategias políticas de comunicación. En ese entonces dijo que, por ejemplo, un dato importante para tomar era que en la última edición de la Feria del libro el libro más vendido había sido el de un youtuber. Hoy, creo que se le puede responder que un dato palpable de esta coyuntura es el récord en ventas de Sinceramente y es insoslayable para pensar el panorama político. En cuanto a la coyuntura ayer Cristina estuvo en el corazón de la oligarquía en La Rural, en la sala Jorge Luis Borges (N de R: escritor argentino declarado antiperonista), que se llenó de cabecitas negras, de descamisados (N de R: términos con los que se les hacía referencia a las y los simpatizantes peronistas), que cantaban «vamos a volver». Ella de hecho hizo un chiste, dijo «son incorregibles», como dijo alguna vez Borges sobre los peronistas, justamente. La presencia de figuras de la oposición como las y los diputados Victoria Donda, Pino Solanas y Leo Grosso, el empresario del multimedio América, Daniel Vila, fue sin duda un gesto de convocarlos al diálogo. De empezar a forjar este contrato social del que habló ayer.

La propuesta de Fernández de Kirchner fue llamar a la creación de un acuerdo social de ciudadanía responsable, ¿qué significa esto para la sociedad argentina? Hubo muchas interpretaciones justamente por la carta que el presidente Mauricio Macri le envió en los últimos días a la oposición llamando a un “acuerdo democrático”.

Cristina tiene tal centralidad que su mera palabra genera un montón de cosas y de repente todos nos convertimos en exégetas de ella y a veces ella dice lo que quiere decir y es eso, es lo que está ahí. Lo que me pareció importante y me llamó la atención de su idea es el haber puesto al libro como un instrumento de debate, un instrumento para aportar a la discusión, porque en este momento de crisis lo que dijo es que «es necesario construir algo que sea diferente a todo». No habló de construir algo como lo que ya hizo durante sus dos mandatos, sino construir algo que sea diferente a todo. Para construir algo que sea diferente a todo está haciendo una gran convocatoria donde habla de un contrato social de ciudadanía responsable. Y cuando habla de ciudadanía está hablando de personas con derechos, pero al agregarle la palabra responsabilidad, lo que está diciendo es que somos personas con derechos, pero también con obligaciones. Ella sola no puede. Por eso también la referencia muy clara al peronismo en esta convocatoria, al peronismo en su amplitud para esta etapa nueva que se viene.

¿Qué rol cree que ha jugado ella en los últimos tres años como expresidenta?

Si mal no recuerdo su primera aparición después de que Macri asumiera como presidente fue al momento de ser citada por el Poder Judicial, donde debía presentarse a declarar. Después tuvo algunas apariciones esporádicas y siempre estamos nosotras y nosotros esperando grandes declaraciones. Mismo ayer hubo muchas personas que estaban esperando que lanzara su candidatura cuando claramente no era el lugar, no era el ámbito. Pero hay una expectativa que se pone cuando aparece, cuando habla, que a lo largo de estos tres años ella lo mantuvo con mucha cautela.  Aun así, ella sí definió su rol en 2017 y fue la principal opositora en las elecciones de medio término. Por otro lado, me parece que ayer se vio una Cristina más reflexiva, mucho más serena.  Estaba emocionada y retroalimentándose con el público.  Eso me parece que habla de una conducción sin especulaciones.  Tenía una templanza muy sorpresiva que no se reconoce tanto en ella y que creo que tiene que ver con que pasaron tres años desde que dejó de ser presidenta, tras dos mandatos presidenciales, que tuvo tres años de una persecución política sin antecedentes y qué implicó todo ese movimiento en ella para llegar hoy a ese punto.

En los últimos días se hizo pública la organización de mujeres, sobre todo jóvenes peronistas-kirchneristas feministas, que conmemoraron los cien años del nacimiento de Evita y, también, hicieron su llamado a la expresidenta de cara a las elecciones, ¿se puede entender a Cristina como feminista? ¿Qué rol piensa que puede jugar este movimiento en la actualidad?

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Ya lo dijo cuando fue la discusión en el Senado por el aborto legal, seguro y gratuito, ahora hay que actualizar el movimiento peronista y hablar de un movimiento nacional, popular, democrático y feminista. Hay que incluirle esa categoría. Me parece que Cristina un poco es consecuente con su época, con su generación, con la generación de mujeres peronistas de los años 70 del siglo pasado en donde el feminismo estaba un poco estigmatizado. Así y todo, Cristina fue feminista sin nombrarlo de esa manera. Las medidas que tomaron durante sus mandatos y el de Néstor Kirchner no pueden ser otra cosa que feministas y enmarcadas específicamente dentro del feminismo popular: la asignación universal por hijo, la jubilación para amas de casa, el plan “ellas hacen”, la ley de identidad de género, el matrimonio igualitario, la ley sobre violencia contra las mujeres, son todas medidas contundentemente feministas. Me parece que el aborto fue una deuda pendiente de su mandato, pero que eso no puede excluir las políticas que ella diseñó en esta materia. A mi entender no catalogan de otra manera que dentro de un proyecto de feminismo popular. De ahora en más no sabemos qué va a pasar, ni quiera sabemos si ella va a ser candidata, pero me parece que hay una disposición muy importante a escuchar también a este nuevo sector de las feministas peronistas o las feministas kirchneristas. Ellas también tienen mucho para decir, además, porque juntan muchos votos. Hay que estar abiertos para escuchar.


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