Principales puntos del acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea

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Detalles del acuerdo Unión Europea-Mercosur: los 12 puntos más importantes

El acuerdo comercial alcanzado el viernes entre el Mercosur y la Unión Europea debería servir para aumentar el intercambio comercial entre los dos bloques, pero además constituirá un salto en las relaciones políticas euro-latinoamericanas. El texto contempla centenares de garantías y condicionantes. Estos son los 12 puntos principales más allá del capítulo agropecuario.

1. Aranceles

El acuerdo acaba con el 91% de los aranceles que Mercosur imponía hasta ahora a los productos que llegaban desde Europa, un ahorro de hasta 4.000 millones de euros anuales para las empresas europeas. A la vez, la Unión Europea eliminará el 92% de sus aranceles actuales a productos de Mercosur.

Los aranceles de Mercosur a los autos europeos (35%), a las piezas de autos (de 14% a 18%), a los equipos industriales (de 14% a 20%), a la química (hasta el 18%), a los vestidos y calzado (hasta el 35%) y a los productos farmacéuticos (hasta el 14%) serán eliminados paulatinamente en períodos de cinco a 10 años.

También se eliminarán progresivamente al vino (hoy al 27%), al chocolate (al 20%), al whisky y otras bebidas espirituosas (del 20% al 35%), a las galletitas (del 16% al 18%), a los duraznos en lata(55%) y a los gaseosas (del 20% al 35%). También los lácteos (especialmente los quesos) entrarán al Mercosur sin arancel (hoy es de 28%), pero habrá cuotas.

2. Denominaciones geográficas protegidas

El acuerdo establece que el Mercosur respetará 357 denominaciones de origen europeas. Desde el “Vino de Rioja” o el “Queso Manchego” español hasta el “Jamón de Parma” italiano, el “Champagne” francés, el “Porto” portugués o los whiskies escocés o irlandés. Son 357 productos tradicionales del viejo continente. Europa a la vez tendrá que respetar y proteger denominaciones geográficas de Mercosur como los “Vinos de Mendoza” o la “Cachaça” brasileña.

3. Medidas de salvaguarda

Además, un mecanismo de salvaguarda bilateral permitirá tanto a la UE como al Mercosur “imponer medidas temporales a las importaciones reguladas en el mismo en el caso de que se produzcan aumentos inesperados y significativos de las importaciones que provoquen, o puedan provocar, serios daños a sus industrias domésticas”. Estas salvaguardas también se aplican a los productos agropecuarios.

4. Medio ambiente

Francia había amenazado con bloquear el acuerdo si Bolsonaro sacaba a Brasil del Acuerdo del Clima de París. Esa amenaza parece disipada a la vista del acuerdo. Los firmantes se comprometen a respetar el Acuerdo de París y además se añaden aspectos sobre desarrollo sostenible y no deforestación, algo que exigían las ONG, que acusan a Brasil de destrozar la Amazonia. Bruselas asegura que este capítulo “conlleva reglas claras y rigurosas así como un mecanismo de evaluación independiente e imparcial por un grupo de expertos”.

La Comisión Europea explica que las partes se comprometen a través del acuerdo a “luchar contra el cambio climático y a trabajar para lograr una transición hacia una economía de baja intensidad en carbono”. Los europeos discuten estos días los planes para que en 2050 el bloque no emita ningún gas contaminante. El acuerdo también tiene como objetivos obligatorios para sus signatarios el cumplimiento de la Convención de Comercio Internacional de Especies Protegidas de Fauna y Flora Salvaje, la Convención para la Diversidad Biológica y las medidas y acuerdos sobre gestión de pesca de la FAO.

5. Mercados públicos

Por primera vez en su historia, los países de Mercosur abren sus mercados públicos a empresas europeas. Es decir, una empresa italiana podrá competir en teoría en igualdad de condiciones con una empresa argentina por el concurso para construir una ruta. La potencia de algunas multinacionales europeas, principalmente de sectores como el de la infraestructura o la energía, hacen de este un capítulo clave para Bruselas. Los gobiernos de Mercosur se comprometen a publicar en un único punto online las condiciones de esos contratos como medida de transparencia. Las empresas del Mercosur tendrán los mismos derechos en Europa, a los que añadirán el poder concursar para contratos con las instituciones europeas.

6. Seguridad sanitaria y fitosanitaria

Los ganaderos y agricultores europeos siempre criticaron el supuesto menor nivel de control de Mercosur sobre la seguridad sanitaria y fitosanitaria. Bruselas asegura que el acuerdo “no modifica en nada la manera en que la UE adopta y aplica sus reglas de seguridad alimentarias”, que los productos que llegan de Mercosur a Europa ya tienen que cumplir. El acuerdo incluye un “principio de precaución”. Las autoridades europeas podrán “actuar para proteger la salud humana, animal, vegetal o medioambiental frente a riesgos incluso si los análisis científicos no son concluyentes”.

7. Derechos laborales

El acuerdo cuenta con un capítulo que contempla asuntos como los derechos laborales y la promoción de actitudes empresariales responsables. Ofrece a organizaciones civiles un papel activo en la vigilancia de la implementación del mismo. El texto incluye la obligación de implementar los estándares fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo y de respetar asuntos como la libertad de asociación de los trabajadores, el derecho a convenio colectivo, la eliminación de toda forma de trabajo forzado y la abolición del trabajo infantil.

8. Propiedad intelectual

El acuerdo reconoce los derechos de propiedad intelectual y los secretos comerciales como parte importante para fomentar la innovación y la creatividad y para asegurar que las industrias sean competitivas. El texto también recoge normas sobre copyright, marcas registradas, diseños industriales, indicaciones geográficas y hasta variedades de plantas. La sección de Derechos de Propiedad Intelectual suma una provisión sobre protección de secretos comerciales.

9. Comercio electrónico

El acuerdo incluye normas generales sobre comercio electrónico con el objetivo de eliminar todas las barreras posibles para que aumente el comercio que se basa por ejemplo en pedidos online por parte de los ciudadanos, para que a Buenos Aires o a Córdoba llegue con más facilidad un libro comprado online a una librería francesa. Ese capítulo incluye protección de datos personales y laobligación a las autoridades de respetar un ecosistema online lo más seguro posible para las empresas.

10. Metales raros

La industria europea de alta tecnología necesita metales raros y podría importar desde los países del Mercosur algunos de los que ya importa desde África o China. El acuerdo ofrece a las empresas de los dos lados un acceso más fácil a metales raros de alta calidad, elimina o reduce sustancialmente las barreras que Mercosur impone actualmente para exportar esos materiales. En ese aspecto se incluyen cueros (que se consideran materiales raros para la industria europea del cuero) o productos de la soja (insumos claves para la cría de animales). El acuerdo prohíbe que a estos productos se les impongan requisitos de precios o que existan monopolios para exportarlos o importarlos.

11. Regulaciones y estándares técnicos

Muchas veces las empresas encuentran problemas para entrar en otros mercados no por aranceles o cuotas sino porque enfrentan regulaciones y estándares técnicos que pueden usarse como una especie de barrera proteccionista disimulada. El acuerdo promueve la transparencia en ese sector y el uso de estándares internacionales para mejorar el acceso a los mercados de las dos partes. Esto debe hacer más fácil y barato que las empresas puedan cumplir con esos estándares y regulaciones. En este punto se llega incluso a que Mercosur acepte como propios los test de conformidad de productos europeos realizados por los propios países europeos.

12. Mecanismo de arreglo de disputas

El acuerdo, según explica la Comisión Europea, conlleva la puesta en marcha de un mecanismo de arreglo de disputas “justo, eficiente y efectivo”, tanto para su interpretación como para forzar la aplicación de lo que se acordó. Incluye paneles y audiencias públicas, la publicación de sus decisiones y la oportunidad para cualquiera de los afectados de enviar sus opiniones por escrito. Se trata, asegura Bruselas, que tanto la UE como el Mercosur implementen completamente “sus obligaciones bajo el acuerdo para que consumidores, trabajadores y empresas puedan disfrutar de sus beneficios”.

Clarín


Sindicales del Cono Sur rechazan acuerdo entre Mercosur y UE

La Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur (Ccscs) rechazó este viernes el acuerdo suscrito entre los organismos de la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur), tras casi 20 años de negociaciones.

Mediante un comunicado, la agrupación, que comprende 20 centrales sindicales de Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Venezuela, afirmó que el acuerdo «es la sentencia de muerte de nuestras industrias y de gran parte de nuestro trabajo decente y empleo de calidad».

«Alertamos a nuestros pueblos sobre el funesto impacto que este acuerdo tendrá para el sistema productivo de la región en general, y para ciertas ramas de producción estratégicas en particular», rezó el documento suscrito por el organismo.

Entre los rubros que se verían afectados está el de la » tecnología, sistema marítimo y fluvial, obras públicas, compras del Estado, laboratorios medicinales, industria automotriz, economías regionales», al tiempo que consideraron que existió una «total falta de transparencia y opacidad» en las negociaciones».

En términos generales, los puntos clave del acuerdo promueven la liberación de las exportaciones agropecuarias hacia Europa por parte de los países miembros del Mercosur, mientras que los productos industriales con valor agregado entrarán libremente a Suramérica.

teleSUR


Unión Europea-Mercosur y un pacto desparejo con marketing electoral

Por Raúl Dellatorre

El acuerdo de asociación estratégica que suscribieron en Bruselas las autoridades del Mercosur y la Unión Europea abrirá el mercado regional sudamericano a los productos industriales del viejo continente, a cambio del acceso cuotificado, y cumpliendo severas restricciones sanitarias, de productos agrícolas o agroindustriales sudamericanos. Básicamente, de eso se trata el intercambio que habilitará, cuando quede perfeccionado, el tratado comercial que el gobierno argentino presentó como una conquista «histórica» y «pilar clave de la transformación productiva nacional». Más allá del secretismo con el que se manejó toda la negociación, que todavía impide conocer en detalle lo acordado, son pocos y en sectores muy específicos los que esperan que, de esta apertura comercial, resultarán beneficios para el país. Por el contrario, son más los que aún esperan en que habrá una reacción política en contra –principalmente en el Congreso– que frene un acuerdo que pondría una lápida definitiva sobre gran parte de la industria, particularmente en sectores con mayor valor agregado y de manufacturas de media o alta tecnología.

El acuerdo no sólo implica una apertura comercial desigual de mercados para bienes industriales europeos. También representa abrir las licitaciones de compras públicas a la participación de empresas de la UE, extender plazos de protección del derecho de patentes (particularmente en agroquímicos y medicamentos) a corporaciones de ese mismo origen, otorgarle la libre circulación en mares y ríos internos del Mercosur a la flota europea, y el reconocimiento de exclusividad del uso de denominaciones de productos con indicaciones geográficas (por ejemplo, muzzarella, regganito o parmesano en la denominación de los quesos). El acuerdo se presenta como supuestamente «balanceado» porque a las firmas argentinas se le abren similares condiciones en la Unión Europea, pero ocurre que es escasa o nula la capacidad de las firmas argentinas, en particular, que tengan patentes, flota fluvial o productos con indicación geográfica (salvo el cordero patagónico, quizás) que pueda sacar provecho de la referida apertura. El plano de la negociación parece demasiado inclinado.

El acuerdo alcanzado y anunciado este viernes, con la urgencia de Argentina y Brasil por poder presentarlo como «una conquista» para sus complicados frentes internos, y la pulseada en la UE entre quienes se oponían (con Francia a la cabeza) y quienes lo impulsaban (con España como baluarte), no tiene una letra  definitiva. Es decir, no es el texto que irá a los respectivos congresos para buscar su ratificación (los de los cuatro miembros del Mercosur, por separado, y el Parlamento Europeo).

La Cancillería argentina presentó el acuerdo alcanzado con la Unión Europea como una gran conquista después de más de veinte años de negociaciones infructuosas. Asegura, al repasar los beneficios de «accesos a mercados», que:

* Europa «liberaliza cerca del 100 por ciento de su comercio, el Mercosur lo hace en un 90 por ciento».

* La UE ofrece la liberalización completa e inmediata de aranceles para el 80 por ciento de las exportaciones del Mercosur de productos industriales.

* El Mercosur obtiene plazos amplios de hasta 15 años para liberalizar sectores sensibles en forma gradual.

* El acuerdo favorece el comercio intraindustrial al reducir los aranceles para insumos y bienes de capital.

Para los dirigentes de sectores industriales y para el sindicalismo argentino, no son beneficios sino altísimo riesgo para las empresas argentinas de perder posiciones frente a la competencia europea, con escasa o nula posibilidad de acceder a los mercados europeos a cambio. Los documentos europeos, en tanto, reflejaron el acuerdo marcando justamente lo contrario, señalando además aspectos fuera del comercio de bienes sobre los que la Cancillería argentina no informó. De ese modo, en Europa destacan:

* El acuerdo UE-Mercosur eliminará la mayor parte de los aranceles a las exportaciones europeas al mercado suramericano y hará a las empresas comunitarias más competitivas al ahorrarles 4.000 millones de euros en derechos de aduanas al año.

* Abrirá nuevas oportunidades en el Mercosur para las empresas europeas que participan en licitaciones públicas de los gobiernos o que proveen servicios informáticos, de telecomunicaciones o transportes, entre otros.

Tampoco está claro cuál será el balance neto de inversiones extranjeras como resultado del acuerdo. El gobierno argentino, por ejemplo, confía en que la apertura a la participación de empresas europeas en las compras públicas, la libre circulación de flotas de ese origen por las vías fluviales internas y en la oferta de servicios, promoverá la instalación de firmas del viejo continente en el Mercosur. Algunos especialistas sugieren, sin embargo, tomar en cuenta el número de empresas extranjeras que levantarían sus filiales en el país cuando consideren que les será más conveniente proveer a los mercados locales  desde el exterior. Se señala que eso es lo que sucederá, por ejemplo, en varias firmas del complejo automotor.

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