Algunos datos de la economía desde el retorno de la democracia – Por Silvina Batakis

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Por Silvina Batakis *

Son crisis distintas, por sus causas sobre todo, y aún por la distancia de los guarismos en términos absolutos, pero para todos los argentinos es inevitable la comparación: la crisis de 2019 se asemeja a la de 2001.

A fines de los años ´90 era una poco imperceptible regla que cada argentino tuviese un familiar o un conocido desempleado. La Gran Crisis de 2001-2002 fue heredera de la pérdida de 230.000 puestos de trabajo registrado, mientras que para cuando se complete la de 2019 se van a haber destruido más de 200.000. Claro, en los años ´90 nuestra economía generaba dos millones y medio de puestos de trabajo registrado en el sector privado, mientras que para 2015 la matriz productiva hacía lo propio para 6 millones. La inflación, con la concomitante improvisación e incertidumbre diaria que exige el proceso, rompió la regla de la convertibilidad para pasar del 0% al 40% anual en 2002, mientras que en 2019 con datos de julio, la inflación anual es del 54%. Para el año 2002 el Producto Interno Bruto per cápita había caído 70% respecto del máximo alcanzando en 1998, y era prácticamente igual al de la crisis de fines de los años ’80. En 2019 el PIB per cápita será prácticamente igual al que teníamos durante la crisis internacional de 2008, un 30% menor que en 2015 y 35% menor al máximo alcanzado.

En nuestra reciente historia democrática, ha habido muchas crisis económicas, políticas y sociales, y muchas de ellas han coincidido con un cambio de gobierno.Raúl Alfonsín en 1983 recibió una administración de gobierno preparada para matar, y no una democracia preparada para comer, educar y para dar salud. Carlos Menem asumióen 1989 un país con el mayor registro de inflación de la historia, 2.500-3.000% de inflación anual.Fernando De la Rúa asumió en 1999 con el récord de desempleo hasta ese momento conocido y una economía en retroceso. Eduardo Duhalde asumió en 2001 con la peor crisis política y social del período asumiendo en una caótica transición institucional que dejaría una tasa de desempleo cercana al 20%. Néstor Kirchner en 2003 -y luego Cristina Fernández en 2007- inician con el mayor endeudamiento hasta el momento conocido, con el menor Producto Interno Bruto y una matriz productiva diezmada que sumía al 67% de los argentinos en la pobreza. Mauricio Macri asumió en 2015 sin crisis política, institucional o económica; sí con la deuda de no haber podido industrializar más el país y saldos de divisas escasos, pero con una relación de deuda a PIB de las menores del mundo y con una tasa de desempleo que no superaba el 6%, reflejada en los 6 millones de puestos de trabajo registrados en el sector privado que generaba la economía.

El año 2015, aun con los grandes desafíos y las muy variadas dificultades que, claro, existían,fue para Argentina la mejor transición en términos globales en nuestra reciente historia de democracia. Sin embargo, al finalizar el año 2019, habremos duplicado la tasa de desempleo, habremos superado la ya emitida deuda de US$107 mil millones; seguramente superaremos la fuga de US$106 mil millones que explican que la deuda no fue destinada a invertir en obras que cambien estructuralmente la matriz productiva del país, lo que hubiera permitido el repago de la misma y la ampliación de la matriz productiva. Ya cerraron más de 12.000 fábricas, y el número se eleva a 43 fábricas cerradas por día en 2019. Terminaremos con un crecimiento en el flagelo más doloroso y grave para toda sociedad, la pobreza: habiendo sido en 2015 del 26% (un dato muy cruel para cualquier administración de gobierno) en 2019 no solo superará el 35% sino que rompe con ciclo tendencial a la iniciado en 2004 y será el incremento más brusco desde la Gran Crisis de 2001.

Ahora sí podemos entender porque las argentinas y argentinos comparamos esta crisis con la de 2001-2002. Son distintas, esta es más grave, porque como inmortalizara la voz de Gardel y la pluma de Discépolo, Cambalache nos dice qué falta de respeto, que atropello a la razón es haber dilapidado el mejor momento histórico de nuestro país perdiendo la oportunidad de ponernos definitivamente en un sendero de desarrollo.

* Economista de la Universidad de La Plata y Magister en economía ambiental de la York University, Reino Unido


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