Basta de traidores y vendepatrias – ABC Color, Paraguay

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

El escándalo generado por la entreguista Acta Bilateral, dejada sin efecto gracias a la reacción ciudadana y no precisamente a la del jefe de Estado, Mario Abdo Benítez, que se apresuró a defenderla con énfasis el 25 de julio, es una ocasión propicia para, de una vez por todas, encarar el tan demorado saneamiento de Itaipú Binacional. Allí hace falta barrer con todos los integrantes del Consejo de Administración, con el Directorio Ejecutivo y con otros altos jefes que por tanto tiempo han inclinado la cerviz, sea por ignorancia, por negligencia o directamente por venalidad, ante los designios del Brasil. De lo contrario, no se explica que ese país, a lo largo de décadas se haya quedado con la parte del león en el emprendimiento, mientras nuestras autoridades y negociadores aceptaban que el Paraguay reciba una miseria de la enorme riqueza que le corresponde. Por eso, este diario siempre ha sostenido que nuestro país es comparable con un “mendigo sentado sobre un cajón de oro”.

De lo que se trata es de lograr, por fin, que desde su director paraguayo hasta el último de los funcionarios compatriotas estén al servicio del país y no de un socio voraz y prepotente. No basta, en absoluto, con que haya sido destituido José Alberto Alderete, nombrado en muy mala hora para codirigir la entidad, pese a sus deplorables antecedentes en la función pública.

Tampoco es suficiente que haya sido removido el ingeniero José Sánchez Tillería, de notorio protagonismo en el affaire actual que conmueve a la opinión pública. De hecho, este antiguo director técnico –uno de los grandes responsables de una claudicación infame– convenció al Presidente de la República de que “todo se iba a corregir en el contrato”. En entrevista concedida a nuestro diario, el Jefe de Estado señaló también que “hay mucha afinidad histórica entre los funcionarios de Itaipú Binacional, margen derecha y margen izquierda. Es como si ellos tienen un afán de solucionar y buscar la mejor manera de negociar rápido los procesos, porque son muy afines”. En verdad, la experiencia enseña que los funcionarios paraguayos se sienten muy próximos a los de la margen izquierda, tanto que hacen suya la bandera brasileña, acaso a cambio de alguna dádiva. Por algo, a los técnicos que son extremadamente afines al país vecino se los conoce como “ingenieros 60 herz”, en alusión al ciclo que rige en el Brasil.

En la entrevista aparece también el nombre de Mónica Pérez, directora financiera de Itaipú Binacional. Junto con su exjefe, le habría hablado a Marito de la importancia de que “esto se solucione para que funcione normalmente el flujo de caja (…) para todas las obras sociales, para el tema de los puentes, etc.”. Por el cargo que aún ocupa, sabía muy bien que, si se consumaba el traidor acuerdo, la ANDE terminaría pagando un sobrecosto de 341 millones de dólares por cuatro años. Parece que las objeciones del expresidente de la empresa pública, Pedro Ferreira, le importunaban y ella estaba muy apurada. Nótese que invocó las “obras sociales” –el soborno brasileño simulado puesto a la libre disposición de los mandamases de la entidad binacional y sus allegados– y los futuros puentes. Este argumento parece haber convencido al Presidente de la República, quien ni siquiera conocía el Acta Bilateral que aplaudió, según dijo en la misma entrevista: “Por ejemplo, el puente Carmelo Peralta-Puerto Murtinho, no tenemos la seguridad de que va a avanzar hasta que se solucione esto”, dijo. Es que, como le recordó al ingeniero Ferreira el 4 de julio, “nuestra relación con Brasil no es solo ANDE”.

Por su parte, en Itaipú Binacional no están solo el director paraguayo y algunos altos funcionarios, sino también un Consejo de Administración, que estaba integrado por Osvaldo Román Romei, Ángel Manuel Aquino, Juan Carlos Barreto, Crecencio Molinas, Víctor Luis González y el renunciante Pedro Ferreira. Ellos sabían lo que se tramó en perjuicio del interés paraguayo, según el último de los nombrados. Tras la evidente nueva claudicación ante Brasil, es obvio que dichos consejeros no deben seguir en sus cómodas y bien pagadas poltronas –las mejores del país– un minuto más.

En un mensaje dirigido el 4 de julio al Jefe de Estado, el ingeniero Ferreira escribió: “Cuando esto reviente, Ud., el Canciller y yo tendremos que sacar la cara”. La sacaron los tres: el primero, para defender la funesta Acta Bilateral y para no dar ninguna explicación en un discurso en el Palacio de López; el segundo, para rehuir responsabilidades; y el tercero, para revelar sus elogiables esfuerzos contra la entrega. Por cierto, también habló el vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, para desligarse del “abogado” José “Joselo” Rodríguez González, quien realizó unas repudiables gestiones en su nombre para concertar un oscuro negocio privado con la energía paraguaya de Itaipú, en connivencia con una empresa brasileña aparentemente vinculada con el presidente Jair Bolsonaro.

Como sea, lo cierto es que el pésimo manejo de este grave asunto, incluyendo el torpe intento de ocultarlo y las ambiguas o inverosímiles expresiones del Presidente de la República, es motivo suficiente para que la ciudadanía y la oposición política reclamen el “raje” de todos los que, sean del nivel que fueren, no supieron o no quisieron defender los intereses nacionales. No se puede negociar en nombre del Paraguay con el corazón pintado con los colores de las banderas de otros países.

ABC Color

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