17ª Cumbre de Tuxtla: fortalecimiento de los lazos de solidaridad y cooperación entre países

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Alejandra Icela Martínez Rodríguez(*)

El 23 de agosto del año en curso marcó un día importante en el calendario de las relaciones internacionales de México: los presidentes, cancilleres y altos delegados de 10 países mesoamericanos se dieron cita en la ciudad de San Pedro Sula, Honduras, para celebrar la 17 cumbre del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla.

El cual, con su primer antecedente en una cumbre celebrada los días 10 y 11 de enero de 1991, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, con la participación de los presidentes de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Nicaragua, reunidos para conversar sobre los principales temas vinculados con el desarrollo de Centroamérica y de México-, hoy es una célebre iniciativa mexicana, cuyo objetivo es promover el diálogo político, consolidar la paz y la democracia, así como fomentar la cooperación regional.

A estos seis miembros fundadores del Mecanismo de Tuxtla, en 1996, se les unieron Belice y Panamá, y en 2009, Colombia y República Dominicana. Desde este marco histórico-político, representantes de estos 10 países se dieron cita en San Pedro Sula, para dialogar sobre desafíos comunes que pueden ser enfrentados mediante soluciones compartidas que impulsa la Agenda Mesoamericana de Cooperación. Esta agenda es delineada por mandatos que establecen las prioridades compartidas y que emanan de las distintas cumbres de Tuxtla.

Como instrumento político, la cumbre de Tuxtla fortalece el diálogo y la cooperación al más alto nivel, y permite encontrar sinergias y puntos de acuerdo. Este mecanismo ha servido como estandarte para también homologar posturas en temas que afectan de manera particular y conjunta a los países mesoamericanos.

En esta ocasión, lo anterior se vio relejado en la Declaración de San Pedro Sula, en la que los mandatarios y altos representantes reunidos, condenaron los ataques guiados por la xenofobia y la supremacía blanca, suscitados en El Paso, Texas, el 3 de agosto y enviaron mensajes de apoyo y solidaridad a los familiares de las víctimas.

México ofrece su cooperación sur –sur y gestión de recursos en beneficio de los países miembros– y reitera su voluntad política y reafirma su compromiso para lograr mayores niveles de desarrollo social y económico incluyente a favor de los 230 millones de habitantes de la región.

Esto confirma la importancia que toman las relaciones de calidad con la región y los principios de política exterior del presidente Andrés Manuel López Obrador, y perfila un sexenio marcado por relaciones diplomáticas sólidas, productivas y altamente solidarias, basadas en la justicia social y en el respeto a la soberanía de los pueblos.

(*) Directora del Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica.

El Heraldo


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