Cambio climático, un problema de todos – Por El Comercio, Ecuador

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Una vez más Nueva York fungirá de capital del mundo. Hoy empieza allí la Semana del Clima, bajo la iniciativa de Naciones Unidas (ONU).

La Cumbre, convocada por el Secretario General de ese organismo, espera esta vez que los mandatarios de todas las naciones asistentes lleguen con propuestas concretas.

El pecado capital de muchas citas gira alrededor de la fastuosidad, la impresionante seguridad, los discursos grandilocuentes y los buenos propósitos que rara vez se concretan.

Los ejemplos más emblemáticos están en Kioto y en París. El Protocolo de Kioto era un ejemplo y una puntual hoja de ruta para el mundo y sus gobernantes. El Acuerdo de París fue otro escenario monumental.

Desafortunadamente, los primeros países llamados a observar las recomendaciones técnicas y científicas son aquellos que ni siquiera se molestan en firmar los documentos. Señal de que no tienen voluntad política ni económica de cumplir.

Así, irrespetan al planeta y a la humanidad y comprometen el futuro. Con ese grado de conciencia, en varias capitales del mundo hay marchas de grupos verdes y activistas. Muchas veces sus métodos son violentos, pero representan el último grito de los que no tienen voz. Los niños y jóvenes han tomado la posta y han humanizado aún más el reclamo, con los ‘Viernes por el futuro’.

El calentamiento global pasa factura. Los incendios en gigantescas zonas del planeta causan una gran afectación a la flora, la fauna, el aire y, al final, a los seres humanos.

Ecuador tiene mucho que defender y mucho que encarar con responsabilidad. Basta juntar una docena de fotos de los señoriales nevados para darse cuenta.EL COMERCIO publicó ayer un reportaje sobre el Chimborazo. Perdió el 38% de cobertura glaciar en 40 años. El profesor Jeff le Frenierre considera impresionante la rapidez con que el hielo se derrite.

Se trata, ciertamente, de un problema global en el que la prevención tiene un valor inapreciable. Esto implica pasar de las declaraciones -o peor todavía, de las posiciones olímpicas- a las acciones en todos los ámbitos.

El Comercio


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