Los dilemas económicos del chavismo – Por Francisco Enrich, especial para NODAL

909

Por Francisco Enrich *

Toda persona que intente analizar la realidad económica de Venezuela en la actualidad, necesariamente debe incluir en su análisis el factor petróleo, el cual ha condicionado a la economía del país a depender exclusivamente, durante décadas, de la renta petrolera en desprecio de la activación de otros motores de la economía.

Bajo este condicionante han actuado los distintos gobiernos desde el descubrimiento del commoditie a principio de Siglo XX hasta la actualidad, siendo el petróleo el principal proveedor de divisas del Estado venezolano con casi un 90% de cobertura de los ingresos.

Esta realidad de país rentista petrolero, con una economía base de corte capitalista importador, ha llevado a los distintos gobiernos que ha tenido el país a aprovechar sus períodos de turno para asumir el mayor crédito político mediante el gasto y uso particular de la renta, muchas veces sin hacer las inversiones necesarias para hacer sostenible las cuentas públicas o incluso dejar de un lado la responsabilidad de ahorrar para próximas generaciones mediante esquemas de estabilización para períodos de inestabilidad bien sea del mercado petrolero o del sistema político.

De igual forma, Venezuela ha sido un país netamente importador de productos que, en época de bonanza petrolera como la que vivió Hugo Chávez, permitió alcanzar altos niveles de desarrollo en indicadores sociales y económicos del país, además de mejoras en la calidad de vida, desarrollo humano, reducción de la pobreza y expectativas a futuro, pero con una sostenibilidad cuestionada debido precisamente a la naturaleza netamente importadora y sin esquemas de estabilización institucionalizados y transparentes.

Este esquema no lo pudo resolver ni el gobierno de Hugo Chávez ni el de Nicolás Maduro, de hecho, es probable que en términos cuantitativos se haya incrementado la dependencia. Es por ello que no es casualidad que una vez que caen los precios del petróleo en 2015, el gobierno de Nicolás Maduro inicia una de las más graves crisis extendida a la fecha, que se acompaña de la ineficiencia gubernamental, la falta de institucionalidad para el ahorro y por supuesto, las medidas unilaterales de EEUU que fueron creciendo de forma paulatina desde 2013 hasta lo que es hoy el bloqueo que impide la libre comercialización y acceso a financiamientos.

En ese orden de ideas, la práctica de resolver los problemas públicos a través de la importación de productos con ingresos de la renta petrolera llegó a su fin. A pesar de ello, el gobierno bolivariano se empeñó en mantener cuantiosas inversiones sociales, mientras en paralelo se tranzaban casos de corrupción millonarios posteriores a la muerte de Hugo Chávez, caía el precio del petróleo e iniciaba la embestida de EEUU para desestabilizar política y económicamente al país.

Aunado a ello, el chavismo sufrió (y sufre) uno de los males que ha recaído parte de la izquierda al priorizar la formación y el desarrollo de la dimensión política y social, en detrimento del factor económico toda vez que se vivía la época de mayor bonanza petrolera.

En aras de mantener bienestar social, se descuidó de forma crítica factores económicos como la impresión de dinero inorgánico,la inflación, la continuidad e inercia sobre el control cambiario y de precios, mientras se dirigía sin mayor criterio económico la política monetaria y fiscal, el desempeño macroeconómico, la gestión de las empresas públicas, acompañado de la opacidad o tergiversación de las estadísticas oficiales, todo ello bajo el respaldo de diversos factores internos que sostienen dogmas considerados “socialistas”, sobre la dirección económica del país.

La ineficiencia gubernamental alcanzó tal estado, que la petrolera estatal que provee casi la totalidad de las divisas en el país, PDVSA, hoy cuenta su producción en 750 mil barriles de petróleo diarios, cuando en 2013 alcanzaba 3,5 millones. Es decir, podemos inferir la significancia que resulta semejante caída de la producción petrolera y la dificultad para comercializar el recurso, con la calidad de vida de una población que depende casi exclusivamente de la rentabilidad de dicha industria.

Hoy en día el gobierno chavista atiendemuchos de estos dilemas económicos, la mayoría de ellos reconocidos públicamente hace un año cuando Nicolás Maduro anunció el lanzamiento del Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica. De hecho, el gobierno – con relativa discreción – ha ido corrigiendo algunos de los desajustes económicos asociados a los controles cambiarios y de precios, a la promoción de la inversión privada nacional e internacional y el mayor equilibrio de la política monetaria y fiscal.

No obstante, dicho reconocimiento surge ex post a la crisis y a la par del inicio del  bloqueo financiero internacional, que impide además de comercializar petróleo y casi cualquier otro producto, acceder a financiamiento internacional necesario para reactivar tanto la industria petrolera como los demás motores de la economía.

Desde nuestra perspectiva, Venezuela y el gobierno de Nicolás Maduro, no tiene otra alternativa para superar la crisis económica, sino es a través de un acuerdo que traiga estabilidad política al país y de este modo poder avanzar hacia la verdadera recuperación económica con un programa de reformas integral que destrabe los distintos nudos ocasionados por la ineficiencia gubernamental y por las medidas coercitivas internacionales.

* Politólogo venezolano


VOLVER
Más notas sobre el tema