El paradigma boliviano frente a la crisis de la economía capitalista – Por W. Abraham Pérez Alandia

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Por W. Abraham Pérez Alandia *

A finales de la primera década del presente Siglo XXI se manifestó la crisis de la economía capitalista, momento en el que se jactaban los pensadores de la economía globalizada haber alcanzado el triunfo de sus paradigmas que incluían “el fin de la historia”. Transcurrieron como 20 años, después de la caída del Muro de Berlín, en ese espacio de tiempo las crisis de la economía se focalizaban en regiones específicas del planeta: crisis mexicana o efecto tequila, crisis argentina o efecto tango, crisis asiática. Los efectos perversos de estas crisis se manifestaban principalmente en el país en cuestión y sus relaciones más cercanas en su región.

Los ideólogos del capitalismo no le daban mucha importancia a estos acontecimientos, afirmaban que eran los efectos necesarios hacia la globalización económica y a la instalación del pensamiento único, es decir el triunfo final del capitalismo en el mundo. Grave error, un balde de agua fría cuando comenzó la “Gran Recesión de 2008-2009”, originada en el sector financiero de EE.UU. y sus aliados inmediatos, desplazándose a regiones desarrolladas como la europea y a todas aquellas que tiene fuertes vínculos con el capital financiero transnacional. A estos acontecimientos se sumaron otras como la “Crisis de deuda soberana de Europa en el 2011”.

Lo que comenzó como desequilibrios en el sector financiero mundial llegó a la economía real, es decir a la producción y el intercambio de bienes y servicios, aspecto que afectó a los países no desarrollados con la caída de los precios internacionales de commodities (desde 2011 en el caso de los precios internacionales de minerales y productos agrícolas, desde 2014 en los precios del petróleo). Esta fluctuación de precios afectaron los ingresos de los países de la región de LAC (Latino América y el Caribe) por la estructura de sus exportaciones hacia regiones desarrolladas.

Los acontecimientos de esta crisis no lograron ser frenados hasta el presente, es más, se agudizan y se entorpecen, desde la dimensión de la política internacional, ahora nos encontramos frente a los acontecimientos de la denominada “Guerra Comercial”, en cuyo escenario las tensiones comerciales e incertidumbre observadas en los últimos tres años son intensas.

Aspectos comunes de esta crisis del capitalismo se identifican en los siguientes:

La desaceleración y caída de la actividad económica

Los intentos de explicar la situación de esta crisis se limitan a categorías convencionales como “el nuevo normal” o “el estancamiento secular”, dichas explicaciones forman parte de un léxico habitual en círculos académicos o de instituciones que explican la política económica; en contraste a términos y categorías que provienen de la economía política crítica como: “crisis del capitalismo mundializado” o “frenos a la acumulación y concentración”, aspectos sobre los que se debe debatir para entender la Crisis Financiera global y sus efectos perversos a la economía real.

Aumento del desempleo

Los espacios de trabajo sufrieron los efectos de la crisis económica y se incrementaros los movimientos migratorios. Los repuntes en indicadores de desempleo en países desarrollados tras la Crisis Financiera son altos y persistentes; los países de LAC siguieron un patrón similar en periodos recientes, multiplicándose migraciones intensas desde países de Centro América hacia el norte.

Mayor desigualdad e incremento de la pobreza

La desigualdad se vio incrementada en varias regiones del mundo, aunque a distintas velocidades. Tales diferencias reflejan la importancia de políticas e instituciones nacionales para influir en la evolución de la desigualdad: manteniéndolas, incrementándolas o bien, reduciendo sus dimensiones.

En este entorno de crisis capitalista existen países que están remando a contracorriente, desprendiéndose de las influencias y recomendaciones que ejercen instituciones financieras internacionales, como el FMI que, con sus condicionamientos de política económica que ocasionan conflictos sociales e incrementos de pobreza.

Bolivia es uno de esos países que experimento, en los últimos 14 años, el ejercicio de soberanía en las decisiones de políticas económicas, políticas sociales o, en general, soberanía en decisiones que permitan el despegue hacia el desarrollo económico y social. Esta afirmación está demostrada en indicadores y variables tanto sociales como económicas. Resultados que son ampliamente reconocidos por expertos internacionales y nacionales. Una de las opiniones recientes las pronunció el presidente de la CAF, el 4 de octubre del presente publica la prensa nacional lo siguiente:

“El presidente de la CAF – Banco de Desarrollo de América Latina, Luis Carranza, destacó el jueves que la economía de Bolivia creció, en los últimos años, muy por encima del promedio de la región y sus índices de pobreza se redujeron en magnitudes importantes”.

Los resultados que se destacan por organismos y expertos internacionales, no son producto de “pilotos automáticos” ni de la “mano invisible”, ni de “la suerte o el milagro”, dichas apreciaciones son resultado de la impotencia de la vulgaridad académica y profesional de economistas, políticos y comunicadores, en nuestro medio.

La opinión del presidente de la CAF refleja la interpretación del dato, crecimiento económico y disminución de la pobreza son indicadores de desarrollo, al verlos no se puede tener otra conclusión y opinión que la que tiene el representante máximo de la CAF. Dos datos contundentes que confirman dichas afirmaciones:

El gráfico 1 nos demuestra los resultados de las políticas económicas implementadas en el modelo boliviano, crecimiento de la economía boliviana versus el crecimiento promedio de los países de la región sudamericana. Si consideramos los bajos crecimientos del resto de los países de esta región es necesario tomar en cuenta los modelos económicos de Argentina, Brasil, Ecuador y el resto que malogran las posibilidades de la recuperación económica de la región.

El otro indicador al que se refiere el presidente de la CAF está en relación al mejoramiento de la distribución del ingreso, ver gráfico 2.

Tres indicadores, dos de pobreza y uno de tasa de desempleo que nos confirma los resultados de la política económica y social del modelo económico boliviano, internacionalmente reconocidos.

La gran interrogante ¿Qué es lo que podría revertir este desempeño positivo? La respuesta es sencilla: “el cambio de modelo económico”, tan cierto como lo que ocurrió en la Argentina, está aconteciendo en Ecuador y también en el Brasil. En los dos primeros países está claro que la intervención del FMI, solo trae lágrimas y dolor a los sectores populares. No afecta a los sectores minoritarios que engordan sus riquezas con las políticas recomendadas por el FMI.

El paradigma boliviano y sus resultados son dignos de ser analizados y debatidos en foros y centros académicos del mundo, por supuesto también del nuestro.

* Economista subversivo, miembro de la Red de las Redes Bolivianas de Economía Crítica; docente investigador titular de la UMSA.

La Época


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