En medio de la profunda crisis, la ONU finaliza su “misión de paz” en Haití

1.004

La ONU cierra una página en Haití, pero no finaliza su apoyo

El último día del mandato de la Misión de Apoyo a la Justicia de las Naciones Unidas en Haití (MINUJUSTH), “cierra la página del mantenimiento de la paz”, pero no concluye el apoyo de la ONU a la nación caribeña, destacó este martes ante el Consejo de Seguridad el secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de la ONU, Mark Lowcock.

Con estas palabras, Lowcock se refería a la transición entre la MINUJUSTH, que finalizó sus actividades ayer, a la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH), una misión política especial, que iniciará su andadura este miércoles.

Sin embargo, Lowcock destacó que Haití todavía se enfrenta a una grave crisis política, entrelazada con desafíos socioeconómicos, que a su vez afectan al contexto de seguridad que agravan aún más la inestabilidad política.

Elementos claves de la crisis

Este entorno, propicia “un círculo vicioso que el país ha visto demasiadas veces” y que resumió en una serie de elementos clave como la parálisis institucional, escenificada en las cuatro propuestas de formación de Gobierno presentadas por el presidente y no confirmadas en el parlamento, o la negativa de la oposición al llamado presidencial a formar un diálogo nacional y la formación de un Gobierno de unidad.

A estos dos factores, se le añaden el deterioro de la situación de seguridad durante el último mes “a medida que grandes sectores de la población, insatisfechos con sus dirigentes y las condiciones socioeconómicas del país, son movilizados en nuevas manifestaciones de los dirigentes de la oposición, que exigen cambios, incluso en la presidencia”.

Según las estimaciones preliminares de MINUJUSTH, al menos 30 personas murieron durante las protestas entre el 15 de septiembre y el 9 de octubre, 15 de ellas a manos de agentes de policía.

Y, finalmente, una delicada situación humanitaria con bloqueos de carreteras e inseguridad generalizada que paralizan las actividades normales y obstruyen las operaciones humanitarias.

Pese a la actual situación, destacó los múltiples progresos que el mantenimiento de la paz trajo a la nación caribeña durante los últimos quince años. Entre ellos, el despliegue de la policía nacional, que dio lugar a importantes cambios sobre el terreno como la disminución casi a la mitad de la tasa de homicidios entre 2004 y 2019; las mejores en el sector judicial, con la promulgación de leyes esenciales desde el año 2004; y los programas de reducción de la violencia en las comunidades.

“Sin embargo, estos logros no ocultan el hecho de que Haití sigue necesitando el apoyo de la comunidad internacional y de las Naciones Unidas. Si bien el mantenimiento de la paz en Haití ha creado un entorno propicio para que se lleven a cabo los procesos políticos y democráticos, es necesario encontrar más soluciones políticas a los problemas políticos sistémicos”, declaró.

La ONU no abandona Haití

Añadiendo a continuación que “en este difícil contexto, el cierre de la MINUJUSTH no significa que las Naciones Unidas abandonen Haití. Por el contrario, conducirá a la continuación del apoyo de la ONU en Haití de otra forma”.

Lacroix estimó que el actual periodo de transición sirvió para que las Naciones Unidas obtuvieran las competencias necesarias para adaptarse a las necesidades sobre el terreno, que el cometido político y de buenos oficios lo asumirá la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití, y “que el equipo en el país se encargará de todas las actividades de apoyo programático y técnico”.

Tributo a la MINUSTAH

Del mismo modo, quiso recordar el legado de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), que operó en el país entre los años 2004 y 2017, y recordó que con el fin de las misiones mantenimiento de la paz no concluye la labor de la ONU para eliminar el cólera o los esfuerzos para combatir la Explotación y el Abuso Sexual y los casos de paternidad relacionados.

ONU


Presidente de Haití llama a diálogo y capital comienza a arder

Minutos después de que el presidente haitiano Jovenel Moïse llamara hoy a diálogo para solucionar la actual crisis sociopolítica, manifestantes comenzaron a erigir barricadas en algunas arterias de esta capital.

Este martes algunas escuelas y empresas abrieron sus puertas, después de la masiva movilización del domingo pasado convocada por los artistas, sin embargo, el discurso del mandatario caldeó la ira de manifestantes que desde hace un mes piden su dimisión.

‘Yo esperaba que renunciara’, dijo a Prensa Latina Marie Pierre, vendedora ambulante en las inmediaciones del aeropuerto internacional.

Lamentó que sus hijos solo han podido ir dos veces a la escuela desde septiembre, y cada vez vender en las calles se hace más difícil porque las personas permanecen meses sin trabajar.

Moïse señaló que el país está inmerso en una crisis socioeconómica y política profunda, pero insistió en que la manera de resolverlas es con un diálogo, que antes fue rechazado por sectores opositores.

‘Es un problema sistémico, es un sistema que tiene guardianes, herederos y víctimas’, dijo el mandatario y reiteró que ‘solo podemos tocar el sistema a través del diálogo’.

En el último mes, manifestantes y sectores opositores piden un cambio de sistema que permita atender las demandas de la mayoría, de mayor acceso a la educación, salud empleo y otros.

La nación de casi 12 millones de habitantes tiene una tasa de desempleo que supera al 70 por ciento de la población activa, además de mantener uno de los más bajos indicadores de desarrollo económico y social de la región.

Moïse coincidió con la legitimidad del descontento social, aunque subrayó que todas las problemáticas deben ser planteadas en la mesa de negociaciones y confirmó estar a favor de un diálogo ‘franco y sincero’.

Las palabras del gobernante tuvieron lugar el mismo día en que las Naciones Unidas cerraron en Haití sus operaciones de paz, después de 15 años en la nación caribeña, que ha sido catalogada por movimientos progresistas como ocupación militar al mando de Estados Unidos.

Pesa, además, la inexistencia de un gobierno desde hace casi siete meses, luego que en marzo pasado el Parlamento despidiera al primer ministro, y después de cinco sesiones infructuosas de establecer un gabinete.

Para los manifestantes y sectores opositores, el jefe de Estado ha exacerbado los males del país, y piden su renuncia e instauración de un gobierno capaz de hacer frente a los problemas urgentes.

Prensa Latina


El Espectador le explica: Las protestas que tienen paralizado a Haití

En Puerto Príncipe, la capital de Haití, las protestas que exigen la renuncia del presidente Jovenel Moïse son una rutina diaria desde hace ya cinco semanas. Las manifestaciones han dejado saqueos, incendios a edificios estatales y privados, bloqueos a las vías, cerca de dos docenas de muertos y negocios y escuelas cerradas. Todo se ha sumado a los pobres indicadores de desarrollo socioeconómico para completar la imagen de un país en caos.

Las protestas no son nuevas ni para Haití, que ha sufrido una larga historia de agitación política con 14 presidentes desde 1990, ni para su presidente. Desde su victoria en las elecciones de 2017, Moïse ha enfrentado múltiples manifestaciones de su pueblo debido a la pobreza en la que se encuentra sumida la nación y contra la corrupción que ha ayudado a empeorar los problemas. Pero el detonante de esta ola de protestas no ha sido la pobreza, a pesar de que más de la mitad de la población esté sobreviviendo con menos de US$2.40 al mes, sino la escasez.

Desde mediados de septiembre, Haití enfrente escasez en el servicio de agua potable, alimentos y combustible, lo que generó que el pueblo saliera a las calles a manifestarse, pero las manifestaciones se salieron de control y condujeron a graves disturbios. Esto, sumado al aumento de la sensación de corrupción del gobierno, agravó la crisis.

En mayo, auditores del Senado informaron que los últimos gobiernos del país habían malversado miles de millones de dólares del programa PetroCaribe, un plan impulsado por el expresidente de Venezuela Hugo Chávez para que los países caribeños compraran petróleo venezolano con condiciones de pago preferencial y que se suponía que iba a mejorar los servicios públicos de los países a los que estaba dirigido.

El gobierno de Moïse ha sido salpicado por las investigaciones que apuntan a que su administración también malversó los fondos de este programa. Haití recibió más de US$ 2.000 millones que ahora tiene de deuda. Puntualmente se denuncia que el mandatario, quien era jefe de por lo menos una compañía que habría recibido dinero de PetroCaribe para desarrollar infraestructura en el país, usó los recursos para proyectos falsos. Aunque Moïses asegura que ha actuado bien, dejó de aparecer en público. Además, los manifestantes también exigen información sobre el dinero del exterior que recibió el país tras el terremoto que sufrió en 2010, pues los servicios públicos y la infraestructura continúan siendo precarios pese a la inyección de recursos.

“Jovenel Moïse debe irse. Él ya no es nuestro presidente. No puede proporcionar soluciones a nuestros problemas», dijo a Efe un manifestante, Judelin Pierre, recién comenzaron las protestas. En un intento de congraciarse con la población, el presidente hizo varios cambios administrativos, pero no funcionaron. En lugar de apaciguar las protestas, su discurso tuvo un efecto inflamatorio en las calles. Los partidos de oposición llevan semanas boicoteando la formación del gobierno y le piden al pueblo que reclame la partida del presidente.

Los manifestantes provienen de diversos campos profesionales. Desde artistas hasta profesores universitarios. A diferencias de otras manifestaciones, en esta ocasión han participado tanto la clase media como la élite intelectual del país.

“No solo se está librando una lucha política hoy, sino la manifestación de una crisis sistémica. Haití se enfrenta a un amplio rechazo de un sistema político y económico que en 30 años no ha logrado resultados para la mayoría de la población. Existe una desconfianza general hacia los políticos y las elecciones. Y las promesas de desarrollo económico después del terremoto claramente no se han cumplido”, dice Jake Johnston, investigador asociado internacional que cubre Haití para el Centro de Investigación Económica y Política consultado por el diario The Washington Post.

Las protestas crecen con el pasar de los días y, mientras en las calles del país el pueblo se enfrenta con las autoridades, el presidente ha manifestado que considera su renuncia como una salida “irresponsable” ante la situación en la que está el país. “El país es un país en crisis. La crisis social, crisis económica y crisis política son muy profundas, pero lo que quiero decir a la población hoy es que esas crisis solo hay una manera de resolverlas. Podemos resolverlas cuando decidimos unirnos», afirmó”, agregó.

Naciones Unidas ha desaprobado la violencia en el país y le ha pedido a la población que conserve la calma y apoye las soluciones pacíficas. Uno de los factores que mantiene al presidente en el poder es el apoyo del gobierno de Estados Unidos, según The Washington Post. Ahora Moïse ha abierto un “comité de diálogo” para responder a la crisis, pero la oposición ha rechazado categóricamente las conversaciones. El viernes, un grupo de organizaciones de la sociedad civil publicó un documento en el que respalda una transición en el país, pero, como señala Anthony Maingot, profesor de sociología en la Universidad Internacional de Florida, incluso si Haití cambia al presidente, el país continuaría colapsándose, pues “la corrupción es rampante, y el país no puede mantener a su población densa con su tierra pobre”.

El Espectador


Nouvelle mission de l’Onu, grave crise multidimensionnelle et l’avenir incertain de Jovenel Moïse

Alors que la Mission des Nations unies pour la justice en Haïti (Minujusth) fait place, ce mercredi 16 octobre 2019, au Bureau intégré des Nations unies en Haïti (Binuh), le pays est plongé dans une crise grave multidimensionnelle, reconnaît le Conseil de sécurité de l’Organisation des Nations unies (Onu), lors d’une réunion dans la matinée du 15 octobre 2019.

Cette crise associe l’impunité, la corruption, la violence -notamment celle des gangs- à une grave crise institutionnelle, aggravée par une situation économique et humanitaire désastreuse, selon le rapport de la séance, consulté par AlterPresse.

Suite à la présence de missions de paix de l’Onu en Haïti, pendant les 15 dernières années, le Binuh sera installé dans une république caribéenne où, depuis plus d’un an, la population ne cesse point d’exprimer son ras-le-bol et de réclamer la démission du président Jovenel Moïse, accusé de corruption et d’incompétence.

Le mouvement s’est fait beaucoup plus intense depuis un mois, au cours duquel la capitale et les différentes villes sont paralysées par des blocages de routes et des manifestations récurrentes, émaillées de violences.

Les membres du Conseil de sécurité de l’Onu ont, pourtant, principalement insisté sur « deux urgences pour résoudre toutes les autres : la formation, dans les plus brefs délais, d’un nouveau gouvernement et le renforcement de la Police nationale haïtienne (Pnh) pour garantir l’ordre public et institutionnel ».

Depuis 7 mois, le président Jovenel Moïse a échoué à mettre en place un gouvernement, malgré la majorité dont il dispose au parlement, devenu inopérant après la clôture, le 9 septembre 2019, de la dernière session de la législature et l’entrée en vacances de la chambre des députés.

Lors d’une conférence de presse, tenue, le mardi 15 octobre 2019, à la veille de l’arrivée du Binuh, Jovenel Moïse a affirmé qu’il ne démissionnera pas, ce qui a attisé la colère de la population.

Immédiatement des routes ont été à nouveau barricadées, le commerce a fermé ses portes ainsi que les bureaux publics et privés, tandis que les employés se sont empressés de rentrer chez eux.

Dans les milieux politiques, sociaux et au sein du secteur privé, des voix n’ont pas tardé à fustiger le comportement du président Jovenel Moïse, jugé totalement déconnecté de la réalité.

L’ancien premier ministre Evans Paul, coordonnateur d’une commission récemment mise en place par le chef de l’État pour conduire des discussions à la recherche d’une solution de sortie de crise, n’a pas caché son embarras. S’exprimant à la radio, il a, en substance, estimé que les propos de Moïse étaient inappropriés au contexte.

Des questions fusent sur les conditions, dans lesquelles le Binuh sera amené à remplir son mandat, qui est de « conseiller le gouvernement haïtien sur les moyens de promouvoir et de renforcer la stabilité et la bonne gouvernance, y compris l’Etat de droit », durant une période initiale de 12 mois.

Le Binuh devra aussi épauler l’administration politique dans les domaines des élections, de la police, des droits humains, de l’administration pénitentiaire, et de la réforme du secteur de la justice, selon la résolution du Conseil de sécurité de l’Onu, adoptée le 25 juin 2019.

Le Binuh sera dirigé par l’Américaine Helen La Lime, qui était à la tête de la Minujusth et représentante spéciale du secrétaire général de l’Onu depuis 2018.

Alterpresse


Jovenel Moïse exclut toute démission

Le président haïtien Jovenel Moïse a affirmé mardi qu’il serait «irresponsable» de sa part de démissionner, alors que de larges manifestations se sont multipliées depuis fin août à travers le pays pour exiger son départ.

«Il serait irresponsable de ma part si aujourd’hui je me levais, sortais une lettre de démission, la signais et partais en laissant le pays comme ça», a déclaré Jovenel Moïse lors d’une conférence de presse donnée mardi au palais national à Port-au-Prince.

Depuis le début du mouvement de contestation, fin août, le chef d’Etat haïtien ne s’était exprimé que dans une allocution pré-enregistrée, diffusée à la télévision d’Etat le 25 septembre à 02H00 du matin heure locale.

Mardi, le chef d’Etat haïtien a reconnu sa part de responsabilité dans la crise politique mais a surtout blâmé «le système» comme responsable des difficultés de développement du pays.

«Le système a ses gardiens, ses héritiers et ses victimes. (…) Le système est une couleuvre à plusieurs têtes qui se régénère dans les transitions», a expliqué M. Moïse évoquant les régimes de transitions ayant suivi les chutes du dictateur Jean-Claude Duvalier en 1986 et du président Jean-Bertrand Aristide en 2004.

Le Nouvelliste


Pus de 200 organisations de plus de 20 pays soutiennent la lutte en Haïti

Un collectif de plus de 200 organisations de défense des droits de l’homme, provenant de. Plus de 20 pays (Argentine, Bolivie, Brésil, Chili, Colombie, Costa Rica, Cuba, Guatemala, Honduras, Martinique, Mexique, Panama, Pérou, Porto Rico, République Dominicaine, Trinidad et Tobago, Uruguay, Venezuela et quelques autres venu des États-Unis, de France et de Hongrie) a écrit une lettre ouverte au peuple haïtien, lui exprimant sa solidarité et son soutien dans sa quête pour obtenir la démission du Président Jovenel Moïse.

Parmi les signatures figure celle du Prix Nobel de la Paix argentin, Adolfo Pérez Esquivel, qui a remporté le prix en 1980 pour son travail en faveur des droits de l’homme en Amérique latine.

« Des quatre coins et des secteurs les plus divers de notre continent américain, nous souhaitons exprimer notre solidarité et notre soutien à la lutte que vous menez, tant dans les rues qu’à travers d’autres moyens, pour une demande juste et urgente […]

« C’est une revendication qui s’élève comme un cri assourdissant, exigeant la démission du Président Jovenel Moïse, de son gouvernement et de son parlement parce qu’ils n’ont plus aucune légitimité et capacité à gouverner […]

« Nous faisons nôtre votre revendication devant l’ONU, l’OEA, les gouvernements des États-Unis et de l’ensemble du Core Group […] Nous exigeons de ces puissances qu’elles abandonnent leur qualification erronée et leur diabolisation d’Haïti et qu’elles respectent votre droit à l’autodétermination […] »

Concluant « Sœurs et frères haïtiens, vous avez dit : ça SUFFIT, et nous, les peuples de la région, nous disons ça SUFFIT avec vous. Toujours éclairant les voies de la libération de l’esclavage d’hier et d’aujourd’hui, en solidarité avec tous les peuples en lutte, vous n’êtes pas seuls. Aujourd’hui, l’avenir de Notre Amérique est en jeu en Haïti, votre lutte est la nôtre ! »

Par ailleurs, ces organisations latino-américaines rejette le déploiement du Bureau intégré des Nations Unies en Haïti (BINUH) un nouvelle mission politique spéciale à partir du 16 octobre.

Haití Libre

Más notas sobre el tema