Bolsonaro «lamenta» que su hijo amenace con decretos de la dictadura militar

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Bolsonaro «lamenta» amenaza dictatorial hecha por uno de sus hijos

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, lamentó la declaración de uno de sus hijos, el diputado Eduardo Bolsonaro, quien alertó que el Gobierno podría adoptar medidas dictatoriales si «la izquierda radicaliza».

«Quien diga eso está soñando. Él (por su hijo) es independiente, pero si dijo eso, lo lamento. Lamento mucho», declaró el mandatario a periodistas.

La alocución del gobernante siguió a una declaración de su hijo, que al comentar las protestas que ocurren en varios países de América Latina, dijo que podrían adoptarse medidas de la dictadura, lo que provocó un repudio generalizado en los partidos de todo el espectro político, desde la izquierda hasta la propia derecha.

«Todo es culpa de Bolsonaro. Si hay fuego en la Amazonía, que siempre ocurre, es culpa de Bolsonaro. Hay un vertido de petróleo en el nordeste, es culpa de Bolsonaro», dijo el hijo del mandatario en una entrevista en el canal de Youtube de la periodista Leda Nagle.

Las polémicas declarciones

Quejándose por las críticas a las políticas de su padre, capitán de la reserva del ejército y nostálgico defensor de dictaduras, Eduardo Bolsonaro dijo que «si la izquierda radicaliza» y promueve protestas como en varios países de Latinoamérica «habrá que dar una respuesta», que «podría ser por la vía de un nuevo ‘AI-5′».

Esas son las siglas del llamado Acto Institucional 5, un paquete de medidas antidemocráticas aplicado en 1968 por la dictadura -que gobernaba desde 1964 y se prolongó hasta 1985- y mediante el cual aumentó la represión, se proscribió a varios partidos políticos y se cesó a decenas de parlamentarios opuestos al régimen.

Según Eduardo Bolsonaro, una medida de esa naturaleza pudiera ser aprobada «mediante una legislación respaldada en un plebiscito», una alternativa que, según analistas, no está contemplada en ninguno de los artículos de la Constitución brasileña.

Aún así, la sola mención al AI-5, que la enorme mayoría de los demócratas brasileños sostienen que abrió el período más tenebroso de la dictadura, generó condenas y el repudio de casi todo el espectro político.

Repudio transversal

Los presidentes de la Cámara baja, Rodrigo Maia, y del Senado, Davi Alcolumbre, censuraron en sendas notas oficiales lo que ambos consideraron como una «agresión inadmisible al régimen democrático».

El Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), formación de centroderecha que respalda la agenda económica liberal de Bolsonaro, condenó lo que calificó de «intenciones autoritarias de quienes no soportan vivir en una sociedad libre».

Según el PSDB, «amenazar a la democracia es lanzar a Brasil otra vez a las tinieblas» y una apuesta en la «intolerancia antes que en el diálogo».

La diputada Joice Hasselmann, del Partido Social Liberal (PSL), que lidera el propio Eduardo Bolsonaro y que en 2018 llevó al poder al actual mandatario, también condenó esas declaraciones.

Según Hasselmann, enfrentada dentro del partido a los Bolsonaro, «la democracia puede estar en riesgo» pero no por la izquierda, sino debido a la «radicalización del discurso» de algunos de los aliados del Gobierno.

El diputado José Nelto, del también oficialista partido Podemos (centroderecha), coincidió con esas posiciones y alertó de que el país «no se puede permitir brotes de autoritarismo».

En la minoritaria oposición de izquierda la reacción fue similar y la diputada y presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, aseguró que el arco progresista «no se intimidará» y hasta sugirió que podrían ser adoptadas medidas legales.

«El Ministerio Público y la Corte Suprema deberían tomar alguna providencia», declaró Hoffmann.

Eduardo Bolsonaro, que al igual que su padre suele enaltecer los tiempos de la dictadura, ya había provocado una polémica similar durante la campaña electoral del año pasado, cuando declaró que, si la Corte Suprema pusiera obstáculos a un eventual Gobierno de su padre, «bastarían un cabo y un soldado» para «cerrarla».

Cabe señalar que el mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, ha ensalzado periódicamente el periodo de dictadura, además reconoció abiertamenta a uno de los máximos torturadores y represores de ese periodo de la historia brasileña: el fallecido coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, principal impulsor de torturas en la época, incluído los apremios ilegítimos contra la ex presidenta de Brasil, Dilma Rouseff.

Cooperativa


El hijo de Jair Bolsonaro pidió perdón ante el aluvión de críticas por sus comentarios sobre la dictadura

Eduardo, el hijo del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha pedido perdón este jueves ante el aluvión de críticas recibidas por inclinarse a favor de una posible implementación de la dictadura en el país si “la situación llega a ser igual que a finales de los años 60”.

“Pido disculpas a quien por ventura haya entendido que estoy estudiando el retorno del AI-5 o haya pensado que el Gobierno, de alguna manera, estaría estudiando cualquier medida en ese sentido; esa posibilidad no existe, ahora bien, hay mucho de malinterpretación de lo que dije”, ha asegurado el diputado.

No obstante, el hijo del dirigente brasileño ha aseverado que si la izquierda se “radicaliza” en Brasil tal y como está haciéndolo en Chile, el Gobierno “tendrá que tomar medidas”.

“Quizá haya sido inapropiado hablar del AI-5 porque no existe ninguna posibilidad de retorno al AI-5, pero, en ese escenario (protestas como las de Chile) el Gobierno tiene que tomar las riendas de la situación”, ha afirmado.

El propio presidente Bolsonaro ha criticado también a su hijo y ha hecho hincapié en que un nuevo AI-5 es impensable. El AI-5, el Acto Institucional Número Cinco, daba poderes extraordinarios al presidente de la República y suspendía varias garantías constitucionales durante el periodo más represivo de la dictadura militar.

Las disculpas de Eduardo Bolsonaro han tenido lugar después de que diputados, partidos políticos y jueces del Tribunal Supremo, entre otros, condenaran de forma unánime las declaraciones en las que habría defendido el regreso de la dictadura “si la izquierda se radicaliza”.

“Comentarios como los del señor Eduardo Bolsonaro son repugnantes desde el punto de vista democrático y tienen que ser repelidos con toda la indignación posible por las instituciones brasileñas”, ha expresado el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, en una nota oficial.

El presidente del Senado, Davi Alcolumbre, también se ha manifestado a través de un comunicado en el que ha sostenido que el respeto entre poderes es “intocable desde el punto de vista civilizado”.

“Es absurdo ver a un agente político, fruto del sistema democrático, hacer cualquier tipo de incitación antidemocrática, esa afronta a la Constitución es inadmisible”, ha dicho.

Tanto Maia como Alcolumbre pertenecen al partido Demócratas, de centro-derecha, y mantienen buenas relaciones con el Gobierno Bolsonaro, sobre todo en lo que respecta a la agenda económica de reformas.

Los nueve gobernadores de los estados del noreste del país han instado en un comunicado conjunto a “defender la democracia”, algo “fundamental para que haya paz y prosperidad en Brasil”. “¡Dictadura nunca más!”, han expresado.

Uno de los jueces del Tribunal Supremo, Marco Aurelio Mello, ha lamentado las palabras del diputado: “Tiempos más que extraños cuando se produce ese intento de desmembrar la democracia, vientos que quieren llevarse los aires democráticos”, ha indicado, según el portal de noticias G1.

Diversos partidos de la oposición han anunciado, por su parte, que presentarán una petición formal para que el Consejo de Ética de la Cámara de Diputados suspenda su escaño.

La polémica se desató cuando Eduardo Bolsonaro justificó la renovación del AI-5 al decir que se ejecutó en un momento en el que varios líderes progresistas “trajeron pánico y terror” al país.

Infobae


Eduardo Bolsonaro amenaza con imponer decreto de la dictadura en Brasil

Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente de Brasil y diputado, afirmó en una entrevista televisiva que de haber una “radicalización de la izquierda” semejante a lo que ocurre en Chile “la respuesta podría ser un nuevo AI-5”.

El AI-5 es como se conoce popularmente al quinto auto institucional emitido por la dictadura brasileña (1964-1985) bajo el gobierno de Arturo da Costa e Silva en 1968. Se trata de un decreto que inauguró el período de mayor represión y censura que sirvió de cheque en blanco para que las fuerzas de seguridad persiguieran y reprimieran tanto a la izquierda revolucionaria como a la oposición política no armada.

La medida contaba con diez artículos. Entre otras cosas prohibía la garantía de hábeas corpus para crímenes políticos, confería al presidente la facultad de cerrar el Congreso, las Asambleas Legislativas y las Cámaras de Concejales, decretar el Estado de sitio por tiempo indeterminado e intervenir en todos los Estados y municipios. Además contemplaba la suspensión de los derechos políticos de cualquier ciudadano por 10 años y la censura previa a los medios de comunicación, entre otras facultades.

“Alguna respuesta tiene que ser dada”, agregó el diputado ya que según su visión se trata “de una guerra asimétrica, no es una guerra en que usted está viendo al enemigo del otro lado y tiene que aniquilarlo como sucede en las guerras militares. Se trata de un enemigo interno, de difícil identificación”.

Bolsonaro, que además fue repudiado por acusar al Foro de San Pablo de fomentar las protestas en Chile, sostuvo que “va a llegar un momento que la situación va a ser similar a la de Brasil de fines de los años sesenta”.

Es la segunda vez en la semana que el hijo del presidente realiza una apología de la dictadura. El martes pasado, durante una sesión en el parlamento, advirtió que aquellos que se manifiesten como en Chile “se van a tener que ver con la policía” y que si las movilizaciones callejeras se radicalizan “la historia se va a repetir” aludiendo al pasado dictatorial del país.

El año pasado, ante una pregunta sobre la posibilidad que el Tribunal Supremo Federal impidiera la asunción de su padre, Eduardo respondió que “basta un soldado y un cabo para cerrar al tribunal”.

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