Guaidó, sin la presidencia de la Asamblea Nacional, formó otro parlamento paralelo – Por Victoria Korn

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Victoria Korn(*)

Este domingo 5 de enero, como estaba previsto, fue juramentada la nueva directiva de la Asamblea Nacional (AN) venezolana, instancia que se encuentra en desacato desde 2016, la que quedó encabezada por Luis Parra (del opositor partido Primero Justicia) como presidente del Parlamento para el nuevo período anual.

También fueron juramentados Franklyn Duarte (Partido Socialcristiano Copei) como primer vicepresidente de la AN; José Gregorio Noriega (Voluntad Popular) como segundo vicepresidente y Negal Morales (Acción Democrática) como secretario del Parlamento, todos ellos opositores al gobierno bolivariano. Tras la juramentación, Parra convocó para el próximo martes 7 de enero a la primera sesión del órgano legislativo.

Pero esa decisión tomada en la sede de la Asamblea en horas de la tarde, fue seguida por otro, inesperado en la noche, tras las directivas de Washington: los diputados de la derecha que no reconocieron la elección de Parra realizaron una sesión en la sede del periódico El Nacional donde ratificaron a Guaidó al frente del Legislativo. Muchos ni siquiera estaban presentes y se les reconoció el voto electrónico.

El domingo terminó así con dos presidentes de la AN, uno desde la sede del Palacio Legislativo y otro desde la sede de un medio de comunicación opositor al gobierno, avalado por el gobierno de EU y publicitado por los medios hegemónicos trasnacionales. La cuenta en tuiter de la embajada virtual de Estados Unidos en Venezuela dijo que lo sucedido en la Asamblea Nacional «va completamente en contra de la voluntad del pueblo y de las leyes que gobiernan el proceso. La democracia no puede ser intimidada».

Lo sucedido el domingo, calificado por la prensa hegemónica trasnacional como un golpe de Estado en el parlamento, puede servir a Washington como una nueva plataforma para su permanente ataque contra el gobierno venezolano y el proceso político que encabeza. La fractura de la oposición, que venía agrandándose en la AN debido a las acusaciones mutuas de corrupción, devino en un escenario de impredecibles consecuencias.

Lo que se puede leer detrás de los acontecimientos del domingo está la decisión estadounidense de impedir a toda costa la normalización del país. Por ello, la convocatoria a las próximas elecciones legislativas de este año seguramente no sean reconocidas por Washington y, por ende, por quienes han creado una AN paralela.

La exdirectiva de la Asamblea Nacional, encabezada por Juan Guaidó había denunciada al comienzo de la sesión de la AN a través del twitter: «Golpe al parlamento. Sin votos ni quórum diputados del Psuv intentan juramentar falsa directiva». Dicho sea de paso, en la misma no hay chavistas.

Parra precisó que unhttps://pxb.cdn.eldiariodelarepublica.com/republica/012020/1578260315532.jpg?&cw=630&ch=400 total de 81 diputados votaron a favor de la elección de la nueva junta directiva. Francisco Torrealba, del oficialismo, explicó que Juan Guiadó no tenía los votos suficientes para ser reelecto y por esa situación se negaba a instalar la plenaria del día de hoy que tenía como objetivo instalar la nueva Junta Directiva. (Luego quiso saltar las rejas para editar un video a pedido de las televisoras estadounidenses)

No es la primera vez que la oposición busca crear una institución paralela, como el caso del denominado Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) “en el exilio”, formado en el 2017. La única explicación de un parlamento paralelo es mantener a Guaidó como presidente de la AN y «presidente interino» para llevara adelante los planes de Washington, ya que jamás construyó un esbozo de gobierno paralelo. Su capacidad de movilizar a la gente es escasísimo y su credibilidad muy mermada.

Esa pregunta por Estados Unidos (EEUU) lleva a analizar el escenario norteamericano, donde Trump, enfrentado a un juicio político, cuenta con el apoyo de su partido que lo defenderá en el Senado y en las urnas del 2020, pero ese respaldo se ha traducido en la mayor apertura interna a los sectores neoconservadores.

Oposición fracturada

El presidente Nicolás Maduro dejó en claro que la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional continúa siendo de oposición. «Venía sonando un cambio en la Asamblea Nacional. Una rebelión de los propios diputados de la Asamblea. Ya venía sonando que Juan Guaidó iba a ser sacado por los propios miembros opositores», recalcó.

«Hoy queremos abrirle la puerta al futuro de este Parlamento», expresó Parra desde el podio del hemiciclo, en declaraciones transmitidas por la televisora estatal. «Este año que hay elecciones de este Parlamento y estoy seguro que serán los primeros en salir a buscar sus curules y estoy seguro que tratarán de negociar puestos (…) Queremos que el CNE (Consejo Nacional Electoral) defina cómo (serán las elecciones parlamentarias). Debemos volver a la Constitución», recalcó.

Esta nueva junta directiva fue propuesta por José Brito, quien acusó a Juan Guaidó de abandonar “por completo la gestión parlamentaria” para dedicarse “a consolidar una estructura de poder personal”, a la vez que señaló que su gestión al frente del Legislativo se caracterizó por su “incompetencia, incapacidad y desmedidas ansias de poder”.

Varios diputados opositores denunciaron a Juan Guaidó de corrupción y propusieron una nueva Junta Directiva de la Asamblea Nacional (AN) sin el parlamentario de Voluntad Popular (VP) al frente del ente legislativo, en un año marcado por la corrupción y la continuación del desacato de este órgano.

Los parlamentarios se declararon en rebeldía contra Guaidó por haber utilizado la presidencia del parlamento como un proyecto personal para enriquecerse. De 167 parlamentarios que conforman la AN, 140 estuvieron presentes. 81 de ellos, incluyendo al chavismo, votaron por la propuesta de nueva directiva. Durante el acto estaba el resto de la Junta anterior, a excepción de Juan Guaidó.

«En este 2019 que acaba de concluir, fuiste la esperanza del país, hoy eres la mayor decepción, pudiste ser el futuro, pero hoy eres y serás el pasado, fuiste un sueño convertido en pesadilla, Juan Guaidó a partir de hoy tu tiempo terminó”, indicó el diputado opositor de derecha, José Brito.

Ante la ausencia de Guaidó y en aplicación del Reglamento de Interior y Debate, asumió la dirección el diputado más antiguo de la AN, Héctor Agüero, para presentar la propuesta de la lista encabezada por Parra, que obtuvo los votos necesarios. El equipo de Guaidó calificó ésto como un «golpe al parlamento» puesto que quienes lo eligieron lo hicieron «sin votos ni quórum».

Más temprano, la diputada a la Asamblea Nacional (AN) por el Bloque de la Patria, Tania Díaz, explicó que Juan Guaidó no es el presidente del ente legislativo, sino que un coordinador, que asume dicho cargo, hasta que se decida quien presidirá en 2020 el Legislativo.

«Es importante aclarar un tema jurídico, Juan Guaidó, hoy no es el presidente de la AN, su período ya cesó el día de hoy, y de estar presente, que en este momento no está, sería un coordinador del debate hasta que la plenaria, que es el cuerpo colegiado que tiene la autoridad, – la plenaria de la Asamblea,- elija una nueva junta directiva», precisó Díaz.

Un año de guaidosismo teledirigido

Los obstáculos de la oposición venezolana no están solo en el chavismo. Las fisuras de larga data que Guaidó pareció sellar con su autoproclamación se han ido reabriendo por la frustración, tanto doméstica como internacional, que ha generado su falta de resultados en este año de mandato.

Guaidó consiguió inmediatamente el reconocimiento de más de 50 países, incluidos Estados Unidos, la mayoría de los latinoamericanos y numerosos europeos; formó un equipo de Gobierno y envió embajadores allí donde se le había reconocido; y volvió a situar la crisis venezolana en el foco internacional.

Pero fracasó en casi todos sus intentos: no logró que la ayuda humanitaria entrara en Venezuela; la Operación Liberación con la que pretendía derrocar a Maduro se quedó en una mera tentativa y puso piedras en el camino de la cuarta negociación fallida en lo seis años transcurridos desde la muerte de Hugo Chávez.

El proceso de Oslo y Barbados, que transcurrió entre mayo y agosto, es el caballo de Troya al que los analistas culpan de la descomposición opositora. Las partes estuvieron a punto de firmar un acuerdo que contemplaba la salida de Guaidó y Maduro para dar paso a un Gobierno de transición que guiara al país a nuevas elecciones y, entretanto, resolviera las crisis económica y humanitaria.

El diálogo descarriló por las sanciones estadounidenses y Maduro se centró entonces en una negociación paralela con los partidos minoritarios de la oposición que fructificó en septiembre con un acuerdo para reanudar las conversaciones que incluía ya pactos concretos, como la liberación de presos políticos, la vuelta de los diputados chavistas a la Asamblea Nacional y la renovación del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Parra declaró que pese a las diferencias “estamos obligados a acabar con la confrontación” e indicó que iniciarán una nueva ruta para despolarizar a la AN y para que cese la confrontación entre los poderes públicos. Condenó además que la comunidad internacional “amenace” a diputados electos por los venezolanos y también pidió que Rusia y Cuba no se entrometan en los asuntos internos del país.

Los apoyos a Guaidó

El partido Cambiemos, del diputado Timoteo Zambrano, condenó la imposición de Luis Parra como nuevo presidente de la Asamblea Nacional y aseguró que dicho nombramiento es fraudulento y viola el reglamento de Interior y Debate del Parlamento venezolano y la Constitución. “Sólo agravará la crisis política que vive Venezuela», precisaron.Partido de Zambrano: Esta acción sólo agravará la crisis política
Cambiemos, junto con Soluciones para Venezuela, de Claudio Fermín; Avanzada Progesista, de Henri Falcón; el MAS, con Felipe Mújica; conforman el grupo de partidos que respaldan la mesa de diálogo nacional con el Gobierno, que adelanta negociaciones para intentar destrabar la crisis nacional.

Falcón también tomó distancia de lo sucedido en el Parlamento, a través de su cuenta en twitter dijo: «Más allá de nuestras diferencias y el cambio que consideramos necesario en dirección de la AN. Es un derecho y deber de cada diputado electo por el pueblo decidir. Condenamos las acciones arbitrarias y violentas que han distorsionado un evento histórico para el país».

La contundente y repetida derrota de la estrategia insurreccional contra el gobierno bolivariano demuestra que la derecha venezolana no ha acumulado las suficientes fortalezas políticas, sociales y simbólicas para cambiar la correlación de fuerzas dentro del país ni para derrocar al presidente constitucional Nicolás Maduro.

Hoy parte de la oposición trata de zafarse de la dependencia de las estrategias e intereses del gobierno de Estados Unidos. La oposición se presenta más débil, desarticulada, desconcertada y con una inmensa derrota a cuestas, sin liderazgos, sin estrategia y sin mensaje… pero sirviendo a pie juntillas con las estrategias de sus mentores en Washington.

(*) Periodista venezolana asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la).

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