México | Marichuy: la solución contra la violencia de género “no va a venir de arriba”

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El capitalismo nos está matando a las mujeres y tenemos que organizarnos, cada una en nuestras comunidades y barrios, en el campo y en la ciudad, dice María de Jesús Patricio Martínez, conocida como Marichuy, vocera del Congreso Nacional Indígena (CNI).

Marichuy, asistente al segundo Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan organizado por las mujeres del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), comenta en entrevista que ante la ola de feminicidios, desapariciones y violencia de género la solución no la va a dar el gobierno.

“No va a venir de arriba u otra organización que nos diga: saben qué, así le van a hacer, no, creo que son formas que se tienen que ir buscando desde donde estamos, de acuerdo a las condiciones, para ir erradicando todo esto. Esa es nuestra lucha: ¿cómo hacemos que cada vez más mujeres de las comunidades se vayan liberando?”, dice el último día del encuentro.

“Muchas tienen niñas y yo creo que por ellas hay que echarle más ganas e ir acabando con el sistema capitalista, pero éste es el que está acabando con nosotras, sobre todo como mujeres”, reflexionó quien fue la primera precandidata indígena a la presidencia de México.

Durante cuatro días, más de 4 mil mujeres, colectivos y organizaciones sociales de todo el mundo se reunieron en el semillero “Huellas del Caminar de la Comandanta Ramona” del Caracol de Morelia en Altamirano, Chiapas, para debatir, compartir experiencias dolorosas y de lucha, y generar redes de apoyo y organización en contra de la violencia machista y el sistema patriarcal.

Las mujeres zapatistas, insurgentes, milicianas y bases de apoyo abrieron las puertas de este caracol en la región tzotz choj (tigre valiente en tzeltal), prohibieron la entrada a los hombres, vigilaron día y noche el lugar, adaptaron el caracol para recibirlas y cocinaron para sus invitadas, todo con el fin de que se organicen y luchen juntas para que no las sigan matando, violentando y abusando.

Tras el encuentro en el que las asistentes debían acampar en casas de campaña en medio de la selva, la vocera del CNI reflexiona sobre la importancia de estos encuentros “como una fuente de energía” que cada participante se lleva a su comunidad.

“Tenemos los mismos problemas todas, sea del color que sea, del país que sea, del lugar donde estemos y eso hace que seamos fuertes ante esto que está pasando y no queremos que siga pasando y ese es el motivo que nos trae, para escuchar, vernos y pensar cómo le vamos a hacer en nuestras regiones”, señala.

Horas antes de la clausura del encuentro, Marichuy tuvo que partir, pero se lleva las experiencias que escuchó a la comunidad nahua de la que es originaria, en Tuxpan, Jalisco, donde las mujeres también están bajo amenaza constante como en el resto del país.

Para ella el ejemplo de las zapatistas es vital, pues antes del levantamiento de 1994 las mujeres de las comunidades hoy autónomas sufrían los mismos flagelos que en cualquier otra parte.

Ejemplo de ello fue la violación que perpetraron militares a tres indígenas tzeltales en 1994 por sus presuntos vínculos con el EZLN, en el municipio de Altamirano, donde estos días se realiza este encuentro en el que las mujeres zapatistas han dicho que en sus comunidades está prácticamente erradicada la violencia contra ellas.

“Si vamos a acabar con el capitalismo tiene que ser también construyendo algo desde abajo, y tiene que ver mucho la educación, desde la misma familia, e ir construyendo algo diferente”, señala.

“Así como nuestras compañeras zapatistas que muchas ya tienen jovencitas preparadas y que han nacido así, entonces es la tarea que tenemos, el camino que creemos que puede ser”, añade.

Proceso

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