Narcotráfico en Uruguay: Seis toneladas, una familia y la doble vara – Por Nicolás Centurión

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Nicolás Centurión *

El 27 de diciembre de 2019 se detectaron en el Puerto de Montevideo cuatro contenedores de soja para exportar con destino oficial a África, que contenían cuatro toneladas de cocaína, cifra que, según informes recientes, se puede elevar a casi seis toneladas, las que provenían de la estancia «Las Camelias», departamento de Soriano en el litoral oeste del Uruguay.

La estancia pertenece a la familia Murialdo, e integrantes de la misma forman parte de la agrupación de productores rurales «Un solo Uruguay» y de Cabildo Abierto, el partido de ultraderecha liderado por el retirado militar Guido Manini Ríos.

Luis Gastón Murialdo Garrone es empresario sojero, colono y propietario de la firma Camelia Sociedad Agraria, la única empresa uruguaya que exportó soja a Togo en 2019, el mismo destino africano que tenían los dos contenedores en los que se encontraron 4.418 kilos de cocaína en estado puro el pasado viernes en el Puerto de Montevideo.

Mucho se puede hablar de si Uruguay es productor, tránsito o ambas aristas del narcotráfico; si Uruguay está entrando en nuevas modalidades de delito basados en el tráfico de drogas. Eso se lo dejamos a los especialistas. Lo que sí podemos aseverar es el tratamiento que se le ha dado por parte de los medios de comunicación hegemónicos al caso y como ha sido digerida por gran parte de la población.

En 2018-2019, un grupo de productores rurales (en su mayoría terratenientes) se nucleó en Un solo Uruguay para reclamar al gobierno subvenciones, exoneraciones y otras medidas porque «el campo no puede más». Cabe recordar que 2019 cerró con récord histórico de ganancia en la producción agropecuaria.

Cabildo Abierto es un partido ultraderechista creado en 2019 bajo las órdenes del general Manini Ríos, Comandante en Jefe del Ejército desvinculado de su cargo por el presidente Tabaré Vázquez en marzo y con investigación judicial por ocultamiento de testimonio en juicios de lesa humanidad. Integra la Coalición Multicolor de derecha que llevó a Luis Lacalle a la presidencia, quien le adjudicó dos ministerios en su gabinete.

Precisiones

Primero, al acusado no se le nombró nunca como narcotraficante, sino como «empresario sojero», «estanciero», «productor rural». No así ha sucedido en casos donde se allanaba una boca de pasta base de cocaína y se incautaban varios gramos de estas sustancia. Los titulares y las noticias destacaban la palabra narco y narcotraficante por todos lados.

Segundo, lo que llama la atención es la poca o casi nula indignación de la población ante el suceso. Si un pibe chorro (niño ladrón) mata o roba estando drogado, las antorchas ya se encienden. Se habla de las vidas perdidas, del delincuente y de la víctima. Pero sobre todo ronda también la pena de muerte a los que cometen delitos, a los «pichis» (como se los nombra despectivamente), a los ladrones de poca monta.

¿Cuántas vidas se pueden llegar a desperdiciar con casi seis mil kilos de cocaina? Subimos un eslabón más en la cadena de narcotráfico: un «señor bien», bien vestido, de buena familia; que no anda robando en la vía pública pero es uno de los grandes hacedores de que pibes y pibas se pudran por lo que él exportaba a unos varios cientos de miles de dólares.

Peor aún, declara haber entrado en el negocio por estar endeudado, como si eso fuera un atenuante. Cabe recordar que en otro procedimiento, el 29 de diciembre se incautaron 400 kilos de cocaína en el departamento de Río Negro, droga que era trasladada a la zona metropolitana de Montevideo. Entonces se detuvieron dos personas.

Entonces las preguntas vuelven a ser lsa mismas: ¿qué pasa en nuestras mentes?, ¿qué hacen los que dominan nuestras almas para indignarnos sólo con el eslabón más fino de la cadena? ¿Es por que lo vemos? ¿Es por el show, por lo morboso por la espectacularidad? ¿O por quien comete el delito? ¿Existe en nosotros un prejuicio de clase de antemano?

La temática seguridad fue uno de los caballos de batalla de la oposición derechista y el talón de Aquiles del centroizquierdista Frente Amplio en la pasada campaña electoral y en sus administraciones.

Lo que resulta llamativo es el silencio escandaloso de la llamada Coalición Multicolor (frente de derechas que se impuso en las últimas elecciones) ante la incautación récord de la historia del Uruguay. Cabildo Abierto a su vez se desligó de todo vínculo

Tercero, la pasada legislatura, gracias a que la derecha (en ese entonces siendo oposición) votó en contra y por ello no se logró sancionar la ley de financiamiento de partidos políticos, norma que en su espíritu procuraba una mayor transparencia en el mecanismos de financiación de las campañas electorales. Este caso no hace más que levantar más polvareda a un tema que quedó encajonado en algún escritorio del Parlamento.

Por último, la guerra contra el narcotráfico no ha dado resultados en ningún país que la ha implementado. Nuevas formas de delito empiezan a operar en el Uruguay. Será el Estado quien tendrá que tomar cartas en el asunto para poder prevenir lo que se vendrá y evitar que futuras generaciones caigan en este flagelo. Poca esperanza se puede depositar en la coalición que gobernará desde el 1 de marzo ante los hechos consumados.

Sigue siendo un debe de las izquierdas poder construir medios de comunicación que den su visión desde la óptica de las grandes mayorías. Las élites del poder fáctico ya tienen sus medios y sus fines bien definidos.

Las tintas están cargadas sobre un enemigo único interno, como si de una nueva Doctrina de Seguridad Nacional se tratara: el delincuente pobre, la construcción de un otro peligroso que nos puede robar en cualquier momento mientras se desvía la atención de los que nos roban verdaderamente día a día.

Será hora de una comunicación popular que salte las barreras de la morbosidad y estigmatización de sectores vulnerados, para combatir el narcotráfico de noticias contaminantes.

* Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)


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