México en transformación: nuevos equilibrios sociales – Por Antonio Martínez Velázquez, especial para NODAL

Foto: Gustavo Pontón
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Por Antonio Martínez Velázquez *

Uno de los valores más importantes de la izquierda –de las izquierdas—es su apuesta por la democracia y la igualdad. En México, el triunfo del movimiento obradorista ha significado, entre otras cosas, el cambio de régimen político y la instauración de una democracia real. Narrativamente, el nuevo régimen mexicano, se conoce este proceso como la Cuarta Transformación una nueva época en la vida pública de México equiparada con el proceso de independencia (1821), con la expedición de las leyes de reforma (1857) y con la Revolución Mexicana, una de las primeras revoluciones sociales del convulso inicio del siglo XX.

Este proceso de cambio en la vida pública es radical y ha trastocado todos los órdenes establecidos en la política, cultura, economía, empresariado, medios de comunicación, etc. Las relaciones con los representantes de estos ámbitos se han modificado de manera contundente. La configuración del Estado Mexicano hasta hace un año proviene del arreglo de la autocracia posrevolucionaria y se agravó en el periodo neoliberal (1982-2018) con una modalidad de cleptocracia en clave democrática. La forma de distribución en el Estado mexicano se caracterizaba por su captura a través de agentes colectivizantes que no pasaban por el pueblo/lo popular: unilaterales y oligopólicos; son estos agentes los que se encargaban de distribuirlo todo. De despopularizar lo público y distribuirlo bajo criterios no universales. Esto tuvo un efecto negativo simultáneo en la capacidad de ejercicio del poder (un Estado incapacitado por su propia ingeniería) y de derechos (un pueblo excluido de lo público).

El arribo al poder de un amplio movimiento social, de carácter eminentemente popular y heredero de las luchas obreras, sindicales, estudiantiles y de justicia social, ha reconfigurado la relación entre el Estado y los actores que ostentaban la interlocución con el poder. Propongo tres breves miradas a este cambio: medios de comunicación, sociedad civil organizada y  juventudes.

Medios de comunicación

Todas las mañanas, en punto de las 7, el presidente ofrece una conferencia de prensa para dar cuenta del estado de la administración pública federal. El ejercicio resulta toda una novedad mundial, no hay presidente que haga algo similar. La conferencia es también un foro para que distintos miembros del gabinete informen sobre temas puntuales: la salud, el precio de las gasolinas y el avance en los proyectos estratégicos.

La relación directa con la prensa ha generado una circulación directa y en tiempo real de la información. La prensa mexicana, particularmente los dueños de los medios, acostumbrada al trato diferenciado, a las recepciones, al derecho de picaporte y a las exclusivas hoy debe lidiar con un alud de información al tiempo que compite con el resto de los medios presentes. Esto ha tenido como consecuencia el nacimiento de estrellas de YouTube entre los periodistas asiduos a este espacio, quienes han encontrado en las redes el canal natural para comentar la conferencia.

Por último es destacable que, en cuanto a los medios de comunicación, se ha puesto en marcha el sistema de medios públicos que aglutina y coordina a distintos canales y estaciones de radio. Además, en cuanto a los medios privados, se ha recortado el gasto en publicidad oficial al mínimo, mientras en el pasado se acusaba del cuantioso gasto como forma de censura ahora se dice que el poco gasto acabará con los medios.

Sociedad civil

Desde el inicio del gobierno se anunció que se evitarían los intermediarios en el acceso y gestión de los programas gubernamentales. Esto incluye a muchas organizaciones que crecieron y se financiaron a través de la gestión en el acceso a apoyos para el campo, la industria o las poblaciones vulnerables. Estos grupos, en su peor versión, generaban clientelas políticas para uso electoral, bajo una luz más positiva, ayudaban a controlar grupos de interés y le quitaban una carga administrativa al gobierno.

La sociedad civil organizada de un corte más académico no tomó bien estás decisiones. Las llamadas organizaciones de segundo y tercer nivel tenían interlocución directa con el gobierno para recomendar y evaluar las políticas públicas bajo el manto de la ciudadanía. Este modelo generó un ecosistema de Think Tanks y organizaciones especializadas que, si bien su financiamiento no depende del gobierno, también se vieron afectadas en su capacidad de incidencia en la agenda pública.

Con un gobierno de corte popular que trata de forma directa con la gente, estás organizaciones deberán replantearse metas y objetivos para continuar con su labor y aumentar la base de ciudadanos organizados y diversidad de causas.

Juventudes

En este tema hay un cambio profundo en la relación del gobierno con las juventudes. En primer lugar se ha rechazado la estigmatización a los jóvenes desocupados, el concepto de «Nini» (ni estudian ni trabajan) ha sido calificado como perjudicial para entender y atender a esta población. De tal suerte que se emprendió el ambicioso programa Jóvenes Construyendo el Futuro en el que cientos de miles de jóvenes reciben un apoyo económico a cambio del aprendizaje en empresa y talleres, el primer año ha tenido muy buenos resultados. Además se universalizaron las becas a nivel medio, medios superior y superior, esto ha permitido que más jóvenes estudien o se detengan las tasas de deserción escolar. Aunado a los anterior, los programas de Juntos por la paz y Cultura Comunitaria dan cauce a las artes para que los jóvenes tengan alternativas en los territorios más violentos de México.

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Poco más de un año ha pasado de gobierno en México. Un plan de gobierno cimentado en la izquierda popular, pero con el objetivo de restituir derechos perdidos y hacer valer los existentes, redistributivo del poder y la cultura. Nuevos equilibrios sociales se están formando, aunque no ha sido sencillo, el dilema clásico de los cambios de régimen: lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer.

* Enlace de Comunicación Social y Vocero de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.


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