Feminicidios: La crisis humanitaria que desgarra a México – Por Neldy San Martín

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Por Neldy San Martín *

Los asesinatos de la joven Ingrid y de la niña Fátima, entre otros casos, han sacudido a la sociedad mexicana y desatado la indignación de las organizaciones feministas que exigen seguridad y justicia. En este contexto de violencia contra las mujeres, especialistas consideran que los recientes hechos atroces reflejan una “epidemia nacional” que encuentra espacios en el fracaso de las autoridades y de sus políticas públicas.

Con la frase: “El feminicidio de una niña es el fracaso de una sociedad, es un motivo de vergüenza para todxs”, la oficina en México de la Organización de las Naciones Unidas, dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres (ONU Mujeres), condenó el asesinato de Fátima, la niña de siete años que el martes 11 de febrero fue secuestrada cuando esperaba a su mamá afuera de la primaria, llevada a una casa, violada y torturada.

Sus restos fueron hallados cuatro días después en una bolsa de plástico.

¿Qué pasa en una sociedad donde una niña es asesinada? La psicóloga chilena Paula Narváez, oficial a cargo de ONU Mujeres en México, dice en entrevista que el feminicidio es la expresión más brutal de la violación a los derechos humanos de las niñas y las mujeres, y que estos crímenes se instalan en un sistema cultural patriarcal que las discrimina, violenta e impide el ejercicio de sus derechos.

Quien se desempeñó como jefa de gabinete y asesora de la expresidenta de Chile Michelle Bachelet, considera que “el sistema cultural patriarcal ha construido un conjunto de normas que son reproducidas por los sistemas institucionales de alta tolerancia a los delitos contra las mujeres”.

A ello se suma el fracaso de las políticas públicas y la falta de acceso a la justicia.

“La sociedad mexicana y la del mundo tienen suficiente aprendizaje como para implementar políticas de prevención que impidan que esto ocurra, por lo tanto, cuando esto ocurre es porque estas políticas de prevención han fracasado”, acusa.

Entonces, dice, es cuando se habla de una falla social, de una institucionalidad que no funciona “porque fallaron los mecanismos de prevención y cuidado”.

Narváez recuerda que el Comité de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) reconoce los avances del Estado mexicano para cumplir con esta norma internacional. Señala como ejemplos la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, promulgada en 2007, y la tipificación del feminicidio como delito autónomo en el Código Penal Federal, en 2012, y su posterior incorporación en los códigos penales de las 32 entidades federativas.

Sin embargo expone algunos pendientes: “Se tendría que contar con una legislación que cumpla con los altos estándares internacionales a nivel de los estados. Desde 2012 el feminicidio también está tipificado en las entidades federativas, pero hay desigualdades y variaciones en la manera en que el delito se ha definido y eso se necesita armonizar”.

El CEDAW también ha recomendado al gobierno de México homologar los protocolos de investigación policial, simplificar y armonizar en los estados los procedimientos de activación del Programa Alerta AMBER y el Protocolo Alba cuando se extravían niñas y mujeres.

Asimismo, agilizar la búsqueda de las desaparecidas, adoptar políticas y protocolos específicamente orientados a mitigar los riesgos de todo tipo de violencia contra las mujeres, velar por que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas refuerce su perspectiva de género, evaluar la repercusión del mecanismo de alerta de violencia de género y armonizarla para garantizar su efectividad.

* Reportera de revista mexicana Proceso.

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