Uruguay: A partir de un texto de Marianella Morena artistas producen teatro en la soledad de la cuarentena

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«Conductas en cuarentena»: escenas online del encierro más abrumador

Bajo la consigna de interpretar el texto que escribió Marianella Morena, diversos actores crearon un video que recrea la crudeza del encuentro con uno mismo en tiempos de aislamiento

Por Stephanie Galliazzi

Desde que el viernes 13 -aquel que parece tan lejano, tan perdido en el tiempo- lo que se dijo en una conferencia de prensa sacudió a un país entero, el miedo comenzó a picar, las calles se fueron vaciando, el silencio aprendió a dialogar con el ruido pautado a determinadas horas del día y las personas se tuvieron que enfrentar a una nueva realidad. Y no se trata solo de la pandemia y la crisis económica, se trata también de la desnudez de uno mismo frente a todo eso que lo atormenta, pero solo. O limitado. Para muchos no existe ahora la posibilidad de escapar en un abrazo o en una charla donde las partes vibren en un mismo tiempo y espacio. Se suspendió la interacción con un otro tangible. Pero también se reconfiguró una nueva forma de estar con ese otro.

“Hoy, mientras afuera la ciudad nos grita quedémonos en casa, este apocalipsis donde somos protagonistas me obliga a una desnudez no programada: no estoy preparado para estar a solas conmigo, nadie me avisa con tiempo”. El texto es de Marianella Morena y pertenece a Conductas de cuarentena, un proyecto internacional del colectivo Teatroencasa que propone desdibujar las fronteras entre lo público y lo privado, entre la calle, el balcón y la casa y pone a distintos intérpretes como puentes creativos entre el nuevo escenario y todas las conductas y desengranes del yo que afloraron con el aislamiento social.

Marianella dice que, como se trata de un mismo virus y un mismo mundo, la consigna se repite. Entonces fue a través de un mismo texto que partieron (y partirán) artistas de diversas ramas y nacionalidades como la bailarina Rosina Gil, los actores locales Alfonso Tort, Noelia Campo y Mané Pérez, la cantautora Ana Prada, la cantante y actriz Lucía Trentini, el director de la Banda Sinfónica de Montevideo Martín Jorge y la actriz argentina Andrea Bonelli.

El punto de llegada -si es que lo hay- o el proceso de cada uno es tan colectivo como introspectivo. Porque a todos nos pasa, pero de infinitas maneras. «En este exceso de intimidad uno desarma hasta los inventos del YO. El otro que soy, ese que opera sobre mí cuando tengo que salir, y dar pruebas de mi realidad», expresa la pluma de la dramaturga uruguaya.

Morena, responsable de la dramaturgia y dirección, explica que no es teatro filmado, no es cine, no es video. Conductas en cuarentena es una experiencia. “Nos quitaron la estructura edilicia del teatro pero la teatralidad sigue estando en nosotros, ya no hay vuelta atrás”, y desde ese concepto es que la creadora comenzó a trabajar, según contó a El Observador.

De la propuesta participan distintos artistas de Uruguay, Argentina, Perú, España, y Japón que recibieron la misma consigna, pero con instrucciones personalizadas. La idea de Morena es que, a raíz de su texto, cada intérprete se relacione con el espacio bajo una nueva realidad que, según dice, invita a construir otra mirada y otra forma de habitar nuestras casas, que ya no es la meramente funcional.

Rosina Gil, bailarina que formó parte del elenco estable del Ballet Nacional del Sodre y triunfa ahora en el Cirque du Soleil, fue la primera en inaugurar el ciclo de videos que se lanzan desde Conductas en cuarentena. En su caso, la interpretación del texto de Morena fue a través de la danza, con el lavado de manos como epicentro de todas las emociones que afloran después.

En el segundo de los contenidos compartidos, aparece Noelia Campo desde abajo de la mesa ratona de su living. Y dice Morena que desde ese espacio realista también se resignifica el encierro. La actriz se ríe a carcajadas, canta, se queja, grita, posa para una selfie, parece enloquecer. Esa mujer que usa el piso como sostén de cada una de sus partes dice que se encuentra en una “soledad impuesta” que la obliga a charlar con ella misma.

También lo dice Lucía Trentini, pero desde una bañera. “Hoy desapareció el otro que estaba adelante mío, tantos otros que se sucedían en el pasillo, en el ascensor, en el metro, en el uber, en el taxi, en el bar, en el café. El otro que se multiplica, el otro que me mira, que me desea, que me busca, el otro que se encuentra en el semáforo de enfrente, el otro con el que tuve sexo. (…) El otro es interminablemente el otro”. La cantante y actriz pronuncia esas palabras mientras juega con el lluvero y salpica agua en la mampara que la separa del celular con el que dio rec.

Esos videos, y otros que se irán subiendo gradualmente en el correr de los días, se pueden ver en el canal de YouTube Teatro En Casa y en la cuenta de Instagram con el mismo nombre (@teatro_en_casa). Se trata de productos audiovisuales sin edición, filmados desde un celular, en un plano único y sin luz artificial. La dramaturga explicó que la intención fue convertir el espacio doméstico en el ficcional para potenciar así el relato. De todas formas, contó que detrás de cada producto final –al momento son tres los publicados– hay un intenso ida y vuelta entre ella y los intérpretes. De los que ya se pueden ver, ejemplificó que hubo como 8 videos previos de cada una en los que ella les hacía correcciones y junto con las protagonistas iban craneando las distintas formas de abordaje.

En el caso de Gil, por ejemplo, Morena contó que la propuesta inicial era el dormitorio y probaron también desplazamientos bailados por distintas habitaciones de la casa, aunque finalmente se quedó con el plano del baño. La directora le indicó a la bailarina que el lavado de manos le generaría una reacción física extrema y, a partir de eso, ella construyó a través de la danza.

Para Gil, el desafío que le propuso Morena fue bastante distinto a todo lo que venía haciendo, porque no le explicaron una coreografía o la invitaron a improvisar libremente, le presentaron un texto. “Nunca trabajé como actriz con un texto, lo cual me daba mucho respeto y curiosidad. Pero esta vez Marianella me propuso que siguiera expresándome con el cuerpo, y si en algún momento aparecía el texto que lo dijera”, dijo a El Observador.

La bailarina entiende el baño como lugar donde todos se desnudan y donde son ellos mismos porque nadie los ve. Y a su vez, dice, se trata del espacio que conecta a las personas con el arma más potente para vencer a los virus: el agua y el jabón. “Allí nos lavamos las manos miles de veces, por la higiene en sí misma y porque ahora es una obligación, porque queremos sobrevivir y cuidar a los nuestros. Esto nos genera ansiedad a la hora del lavado, porque se transformó en un acto de supervivencia y conlleva una responsabilidad mucho más grande”, reflexiona la artista.

Gil cuenta que buscó representar mediante una improvisación esa sensación que produce el acto repetido, más la ansiedad que genera el encierro y el miedo al estar enfermos. “Lo hice con danza pero al mismo tiempo lo más cotidiano posible, para que la gente se vea identificada y que no se sienta sola, eso es lo más importante en estos momentos”, afirmó. Y es que, lejos de presentarse distantes a quienes no son artistas, la propuesta de Morena busca que cualquier persona pueda sentirse identificada con ese proceso en solitario en el que los artistas ponen voz y cuerpo ante la cámara.

A Campo le encantó el texto de Morena. Pero admite que no fue nada sencillo. Durante el proceso de creación se trancó. Fue y vino. Porque se trata de un formato al que no está acostumbrada y porque el filmar un video le resulta algo “muy íntimo”, sobre todo al hacerlo desde su casa, sin un escenario.

Si bien el texto es el mismo, el instructivo que recibe cada artista es distinto y en el caso de la comunicadora y actriz, la dirección de Morena fue que eligiera un espacio reducido en tamaño y que no utilizara ningún elemento más que su propio cuerpo.

“Me sentí muy identificada con eso de que el aislamiento te obliga a estar contigo. Soy una persona muy activa, sociable, me gusta salir y ver a mis amigos, ir al teatro, al cine, a un concierto”, reflexiona Campo y cuenta que parte de los monstruos que se agitaron por estos tiempos también tienen que ver con su propia imaginación, “que tengo mucha y a veces se me va para lugares que no están tan buenos”.

Otra forma de habitar la teatralidad

Con Un tranvía llamado Deseo, la primera pieza del año del Ballet Nacional del Sodre -que solo pudo tener su función de estreno el 12 de marzo porque después se cancelaron todos los espectáculos públicos-, Rosina Gil iba a volver a brillar en la compañía en la que años atrás fue primera bailarina. Pero la llegada de la covid-19 a Uruguay no se lo permitió. Cuenta que se frustró mucho y lloró en la cocina con su madre y abuela, porque tenía gran ilusión de comprartir en su país todo lo que había aprendido durante estos años.

Mantenerse lejos de los escenarios y encerrado para alguien que vive de la expresión en movimiento de su cuerpo es difícil. “Pero ahora el público es mi familia”, cuenta. “Yo sigo bailando, no lo puedo evitar, hago clases de ballet, yoga, pilates, taichi. Improviso con mi sombra, y en todo ese espectáculo casero, cada tanto tengo un espectador de mi familia o algún vecino que me ve en el jardín”, dice la bailarina y sostiene que lleva la danza adentro por lo que la mantiene viva sin importar las circunstancias.

Y para Noelia Campo también es duro alejarse del escenario. Ella entiende que uno de los objetivos del teatro es generar en el público un movimiento interno, una emoción, un pensar diferente, un salir distinto de la sala. Esa experiencia transformadora se ve ahora modificada, incluso para el artista. “Desde ese juego teatral el actor también se transforma. Al no tener ese espacio, no tenés la posibilidad de reflexionar de esa forma como más inconsciente y que a veces te lleva a mejores lugares que cuando reflexionás por vos mismo”, sostiene la comunicadora.

Mientras tanto -y hasta que la comunicación en vivo con el público no se recupere-, Campo cree que «uno también habita su teatralidad desde adentro, y eso no se pierde». “Pronto volveremos a llenar escenarios y a festejar el arte, que es el que nos mantiene cuerdos en este mundo tan loco”, concluye Gil.

Ahora el mundo somos nosotros

«Entonces suelto al monstruo que llevo atado, que vengo torturando, no he sido buen amo, pero está todavía callado. Uno sabe que afuera hay un mundo, pero ahora no se puede usar. Ahora el mundo somos nosotros. Ese otro que soy yo».

Conductas en cuarentena es la intervención del arte sobre una realidad que sacude a buena parte de la humanidad que creía conocer los límites de lo previsto. Y es también, para Morena, una respuesta de quienes lideran contenidos creativos a intervenir en el «evidente derrumbe de los sistemas de producción conocidos».

El Observador

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