En la primera sesión virtual, el Senado aprueba los decretos vinculados con la pandemia

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En la primera sesión virtual de su historia, el Senado avaló los decretos vinculados con la pandemia

El Senado cumplió su primera sesión virtual en la historia parlamentaria argentina, con un debate marcado por la situación económica en el que aprobó una veintena de decretos de necesidad y urgencia dictados por el Gobierno para mitigar los efectos de la pandemia de coronavirus.

El debate se extendió durante cinco horas y media y estuvo centrado en las discrepancias entre oficialismo y oposición sobre el estado de la economía, el rol del Congreso y algunas de las medidas oficiales, como la prohibición del ingreso de argentinos desde el exterior o las normas antidespidos.

Con sólo dos breves interrupciones técnicas, una de ellas de poco más de 15 minutos, la primera sesión de carácter remota en la historia del Congreso se desarrolló sin mayores inconvenientes con las exposiciones de 26 oradores de las dos principales fuerzas políticas, el Frente de Todos y Cambiemos.

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner abrió la primera sesión virtual del Senado a las 14.20, con la lectura de la orden del día y la entonación del himno nacional, y dedicó en el final un agradecimiento especial «al esfuerzo» de todos los que contribuyeron a organizar con éxito el debate.

En el recinto estuvieron junto a Cristina Kirchner la presidenta provisional del Senado, Claudia Ledesma y los senadores que ocupan las tres vicepresidencias, Martín Lousteau, Maurice Closs y Laura Rodríguez Machado.

El resto de los senadores se conectó de manera remota desde Legislaturas, concejos deliberantes o domicilios particulares de sus provincias.

El primer paso fue votar el protocolo que establece la nueva modalidad de sesiones en forma remota por un plazo de 60 días, prorrogables si se extiende el aislamiento social y obligatorio dispuesto por el gobierno nacional para paliar los efectos del coronavirus.

La primera votación se realizó en forma electrónica aunque seis legisladores debieron votar a viva voz por problemas en las conexiones.

En el sistema electrónico implementado, los senadores debieron votar por si o por no, mientras que para las abstenciones se podía optar previamente.

Media hora antes de la sesión, los senadores se habían sometido a las pruebas de validación de identidad, con la ayuda de los técnicos del Registro Nacional de las Personas.

En los discursos finales, el jefe de los senadores del Frente de Todos, José Mayans, cuestionó a «los oportunistas políticos» que «apuntan a separar» al equipo de gobierno que conforman el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta.

Mayans también criticó a la oposición por las denuncias sobre la parálisis del Congreso en medio de la pandemia de coronavirus y los acusó de «rasgarse ahora las vestiduras pero no decir nada durante 2015, cuando la gestión del macrismo impedía su funcionamiento».

El jefe del bloque de senadores de Juntos por el Cambio, Luis Naidenoff, valoró por su parte que «el Congreso se haya puesto de pie» y que «haya recuperado su rol» y consideró que la sesión fue «exitosa».

Naidenoff valoró también «la madurez y responsabilidad política» ejercida por la oposición para acompañar al gobierno durante la crisis sanitaria y pidió «dejar de lado viejas rencillas partidarias» para trabajar en conjunto ante la pandemia.

Si bien en un principio se había acordado que la totalidad de los senadores seguiría la sesión en forma remota para respetar las normas de distanciamiento social, en las últimas horas se decidió que los legisladores que cumplen funciones como autoridades de cámara también podían participar del debate en el recinto, con lo cual la sesión terminó siendo mixta.

Algunos de los discursos más duros fueron los de las senadores del oficialismo Anabel Fernández Sagasti y María de los Angeles Sacnun, que defendieron las medidas adoptadas por el Gobierno y acusaron al macrismo de haber dejado una «economía diezmada», que agrava ahora la crisis generada por la pandemia.

Desde la oposición, Martín Lousteau y Silvia Elías de Pérez respondieron las críticas, pidieron «responsabilidad» para afrontar la epidemia y «mayor participación» en las decisiones del gobierno para mitigar los efectos del coronavirus en el país.

En el final de la sesión, la vicepresidenta dijo que «esto recién empieza» y declaró que espera poder seguir sesionado de esta forma hasta que «se solucione» la crisis por la pandemia.

Telam


La Cámara de Diputados aprobó beneficios para el personal de la Salud y trabajadores esenciales en la primera sesión virtual de la historia

Con un temario acotado y acordado entre el oficialismo y la oposición por temor al debut histórico del sistema virtual, la Cámara de Diputados aprobó este miércoles por la noche por unanimidad, con 252 votos positivos, un régimen de beneficios especiales para el personal de la salud y de las fuerzas y servicios esenciales -el primer proyecto con media sanción en la Cámara baja desde el inicio de la pandemia-, después de más de un mes y medio de parálisis parlamentaria por el avance del coronavirus en la Argentina, por la que solo Graciela Caamaño ensayó una disculpa pública en el inicio del debate.

Unos 40 diputados y diputadas, separados y con espacios entre las bancas, esperaron en el recinto desde pasadas las 18 a que Sergio Massa inaugurara la primera sesión remota de la historia. Más de un mes y medio después de idas y vueltas y desencuentros entre Cambiemos y el Frente de Todos por la modalidad del debate. Al final, el presidente de la cámara instaló un sistema de telemático que se probó durante toda la semana pasada, que presentó algunas fallas pero que en la sesión no planteó grandes inconvenientes.

En la votación del “protocolo de funcionamiento parlamentario remoto” -es decir, el nuevo reglamento durante la emergencia-, al inicio, siete legisladores debieron dar su voto a voz alzada después de los cuatro minutos dispuestos para la ocasión. En la votación del proyecto de beneficios para el personal esencial, también hubo diputados que debieron hacerlo en forma oral. Uno de ellos, José Carlos Núñez, del PRO, directamente lo hizo con el pulgar arriba.

La primera intervención, de la diputada Alma Sapag, del Movimiento Popular Neuquino, tardó un poco más de la cuenta. “No hay sonido, no hay sonido”, gritaba desde su casa mientras desde el recinto le pedían que habilitara el micrófono.

En la reunión de labor parlamentaria de este martes, el Frente de Todos y Juntos por el Cambio habían consensuado cinco proyectos de cada bloque y unificado los diez textos en uno solo que aprobaron pasadas las 22 -al momento de la votación había 252 legisladores presentes-, y que beneficia con la exención del impuesto a las Ganancias para el pago de horas extras -retroactivo al 1 de marzo y hasta fines de septiembre- y pensiones graciables para viudos o viudas del personal de la salud, de Seguridad o de las Fuerzas Armadas, abocados a la lucha del COVID-19.

El beneficio de Ganancias alcanza además a otros trabajadores esenciales, como los recolectores de residuos patogénicos, maestranza y limpieza, y personal de Migraciones.

La izquierda y otros sectores habían pedido extender los beneficios a todo el personal exceptuado desde el inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por Alberto Fernández por primera vez el 19 de marzo.

Pasadas las 22.30 discutían el último proyecto de la sesión, de Eduardo “Bali” Bucca, vinculado a un programa de protección al personal sanitario -la llamada “ley Silvio” por el primer enfermero fallecido por COVID-19-, que también se votó por unanimidad, con algunas fallas menores en el sistema remoto -también hubo votos con el pulgar arriba-, ya de madrugada: 251 votos positivos.

Massa entró al recinto minutos después de las 18, el horario previsto de la sesión. Portaba barbijo, como el resto de los legisladores. Algunos se lo sacaron cuando empezó el debate. Otros se frotaban sus manos con alcohol en gel.

Avanzada la discusión, el presidente de la cámara tuvo que pedir distancia a algunos que pululaban entre las bancas. Distancia o tapabocas. “Si no respetan la distancia se tienen que poner el barbijo, es recomendación del médico de la casa, gracias”, pidió.

En el recinto, unos 40 diputados seguían desde las bancas la primera sesión virtual de la historia del país: los jefes de bloque -Máximo Kirchner, Mario Negri, Cristian Ritondo, Maximiliano Ferraro, “Bali” Bucca, José Luis Ramón, Nicolás del Caño y Romina del Plá- y legisladores como Cecilia Moreau, Silvia Lospennato, Dolores Martínez, Gabriela Cerruti, Leonardo Grosso, Marcos Cleri, Luis Petri, Leopoldo Moreau, Sebastián García de Luca, Cristina Álvarez Rodríguez, Álvaro González, Alejandro “Topo” Rodríguez, Karina Banfi y Eduardo Valdés, entre otros.

Y los dos diputados que juraron en reemplazo de Daniel Scioli, designado embajador en Brasil, y Andrés “Cuervo” Larroque, flamante ministro de Axel Kicillof: Claudia Bernazza y Lisandro Bormioli. Fueron recibidos con saludos con los codos.

El primer tramo de la discusión, reservado para discursos políticos, estuvo atravesado por cuestionamientos por parte de la oposición al DNU 457 que amplía el presupuesto y otorga facultades al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, para reasignar partidas sin topes. Al mediodía, Juntos por el Cambio ya había hecho el reclamo en conferencia de prensa.

Negri celebró la discusión mixta, pero utilizó parte de su discurso para pedir por la vuelta de “la plenitud del Parlamento” y machacar con el decreto: “El estado de excepción no lo podemos permitir, el DNU es una facultad constitucional, pero es un retroceso innecesario”, subrayó en el mensaje final, ya pasadas las 12 de la noche. “Que el Presidente no se crea dueño de la verdad”, abundó.

El jefe del bloque del Frente de Todos no se quedó atrás, y volvió a inmiscuirse en la oposición. Remarcó la foto del viernes pasado entre Alberto Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta, y alertó: “Si el Presidente y el jefe de Gobierno sienten la presión de los sectores económicos, sepa que cuentan con nosotros”. Por el contrario, mencionó sin nombrar a Patricia Bullrich, que integra la llamada “ala dura del PRO, al recordar la frase de la ex ministra sobre el eventual “enamoramiento” del jefe de Estado por la pandemia.

Kirchner hizo entonces una encendida defensa del aislamiento dispuesto por el Gobierno y fue lapidario con la herencia económica de la anterior administración. Ofreció también un guiño a la izquierda cuando reconoció que el Gobierno, “equivocadamente”, había homologado un acuerdo de rebaja salarial de una alimenticia con sus empleados.

José Luis Ramón, jefe del bloque de Unidad y Equidad Federal -de buena sintonía con Massa-, apeló en su mensaje inicial a una humorada: “Le tengo respeto, pero señor Cafiero, ¡qué fiero!”.

Ritondo y Ferraro siguieron en la misma línea del mediodía. “El tapabocas sirve para que no nos contagiemos, sirve para la prevención, pero no para callarnos. No entendemos cómo nos enteramos de un DNU ahora que este parlamento vuelve a funcionar. Queremos que deroguen el decreto y se discuta en el Congreso”, pidió el jefe de la bancada del PRO.

En su discurso de cierre, el ex ministro de Seguridad agradeció especialmente “a los policías”.

Caamaño, del bloque encabezado por Bucca, del PJ federal, también pidió la derogación del decreto: “No queremos que reaccionen, queremos que lo deroguen”. La legisladora aprovecho además para “pedir perdón a los argentinos” por no haber puesto antes en marcha el recinto. “Creo que los argentinos necesitaban vernos en este recinto, aún cuando a veces hablamos pavadas”, reconoció.

“La realidad nos viene indicando que no hicimos tan mal las cosas. Pero la épica de la pandemia es la de los argentinos de a pie, no de la dirigencia política”, siguió Caamaño.

Fue Grosso, del Frente de Todos, el encargado de contestarle a la oposición por los “superpoderes” otorgados al jefe de ministros, en uno de los poquísimos cruces entre el oficialismo y Cambiemos.

“Los que hablan de superpoderes empecemos a evaluar los ‘superproblemas’ que nos dejaron, la ‘supercrisis’”, tiró Grosso, y enumeró algunas cifras de la herencia económica. Antes, Máximo Kirchner se había acercado hasta su banca y le había susurrado al oído.

Cecilia Moreau, en tanto, también descargó en el cierre, antes de la primera votación, contra Juntos por el Cambio. “No todo es lo mismo, para nosotros no es lo mismo tener un ministerio de Salud que no tenerlo. No usemos las cámaras de televisión para hacer propagando partidaria, si no para transmitir a todos los argentinos que la política se está haciendo cargo de lo que está pasando”, dijo.

La sesión cerró con aplausos. Presenciales y virtuales.

Infobae


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