La OPS advierte que ya hay 20 mil indígenas de la Amazonía con Covid-19

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Covid-19 golpea a la Amazonia: hay 20 mil indígenas infectados

La crisis del coronavirus llega a la Amazonia, donde 20.000 indígenas han sido contagiados en una región que alberga más de 2.400 territorios nativos en ocho países: Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Guyana y Surinam.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertó sobre el impacto “desproporcionado” de la pandemia de Covid-19 en indígenas y mujeres en las Américas, situándolos entre los grupos vulnerables que llamó a proteger para poner a la región “en camino a la recuperación”. “Estamos cada vez más preocupados por los pobres y otros grupos vulnerables con mayor riesgo de enfermedad y muerte por el virus”, dijo la directora de la OPS, Carissa Etienne, destacando a “los grupos indígenas que viven en la cuenca del Amazonas” y a “las mujeres en nuestra región”.

La curva de contagios del nuevo coronavirus, reportado en diciembre en China y declarado pandemia el 11 de marzo por la Organización Mundial de la Salud (OMS), crece en el continente americano tras aplanarse o caer en el resto del mundo.

Más de dos millones de contagios y más de 121.000 muertes habían sido registradas hasta el lunes en las Américas, “un sorprendente aumento del 14%” con respecto a la semana anterior, dijo Etienne durante la videoconferencia informativa semanal de la OPS, la oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Etienne hizo sonar la alarma sobre la situación en la Amazonia, que alberga más de 2.400 territorios indígenas en ocho países: Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Guyana y Surinam.

El peligro está tanto en aldeas aisladas, con difícil acceso a los servicios de salud, como en ciudades densamente pobladas, como Manaus, Iquitos y Leticia. “Ya hemos confirmado 20.000 casos de Covid-19 en las provincias que forman la cuenca del Amazonas, donde la incidencia tiende a ser el doble, en comparación con otros estados en los mismos países. Sin una acción inmediata, estas comunidades enfrentarán un impacto desproporcionado”, advirtió.

Etienne recordó que las poblaciones indígenas están expuestas a altas tasas de inseguridad alimentaria, diabetes tipo 2 y enfermedades endémicas como la tuberculosis y la malaria, “lo que las hace más propensas a sufrir la carga de esta pandemia”.

La directora de la OPS también urgió a cuidar a las mujeres, a quienes consideró “afectadas de manera desproporcionada por la Covid-19”.

Página Siete


OPS: Rueda de prensa semanal sobre la situación de COVID-19 en la Región de las Américas

Palabras de apertura de la Directora de la OPS/OMS, 19 de mayo de 2020

Reciban todos una cordial bienvenida y gracias por acompañarnos.

Al 18 de mayo, se han notificado en la Región de las Américas más de 2 millones de casos de COVID-19 y más de 121.000 muertes a causa de esta enfermedad. Esto representa un alarmante aumento de 14% en el número de casos y muertes en tan solo una semana.

Ahora que la curva de la pandemia está empezando a aplanarse o a descender en otras partes del mundo, los casos están en aumento en toda nuestra Región. Nos preocupan cada vez más los pobres y otros grupos vulnerables que corren el mayor riesgo de enfermar o morir a causa del virus. El reciente repunte en el número de casos y muertes se debe en parte a que el virus está ganando terreno en estos grupos.

Esto incluye a las comunidades indígenas que viven en la cuenca amazónica, que alberga más de 2400 territorios indígenas en ocho países. Estos grupos viven en de manera aislada con acceso mínimo a los servicios de salud o en ciudades densamente pobladas, como Manaus, Iquitos y Leticia.

Ya hemos confirmado 20.000 casos de COVID-19 en las provincias de la cuenca amazónica, donde la incidencia tiende a ser dos veces más alta que en otros estados de los mismos países. Si no se toman medidas de inmediato, estas comunidades enfrentarán un impacto desproporcionadamente alto.

Si queremos desacelerar la propagación de la pandemia y poner a nuestra Región en el sendero de la recuperación, debemos proteger a los grupos vulnerables contra la COVID-19. Debemos trabajar juntos sin descanso y a gran velocidad a fin de proporcionarles los recursos y el apoyo que necesitan para combatir el virus causante de esta enfermedad.

La semana pasada, advertí que la COVID-19 nos ha obligado a abordar tres emergencias diferentes, aunque interrelacionadas: una emergencia económica, otra social y la tercera de salud. Proteger a los grupos vulnerables es clave para abordar estas tres situaciones de emergencia.

En nuestra Región se registran tasas elevadas de desigualdad. Muchas comunidades se ven desproporcionadamente afectadas por la pobreza y ocupan posiciones bajas en el índice de desarrollo humano, incluso en países de ingresos medianos. Estas comunidades luchan por tener acceso a servicios de salud y saneamiento adecuados.

Somos también una Región extremadamente urbanizada, y muchas personas viven en vecindarios densamente poblados. En estas comunidades, las precarias condiciones sociales y económicas proporcionan un terreno fértil para la COVID 19, por lo que no causa ninguna sorpresa que se encuentren entre las más afectadas por la pandemia. Estas comunidades son también menos resistentes al impacto económico que se genera cuando los padres dejan de trabajar y los niños dejan de ir a la escuela.

Quisiera también poner de relieve la situación de ciertos grupos en particular que corren un riesgo enorme debido a determinados obstáculos sociales, por lo que se requieren políticas específicas para protegerlos.

Las mujeres se ven afectadas de manera desproporcionada cuando hay una crisis de salud, y esta pandemia no ha sido diferente. Las mujeres de nuestra Región enfrentan disparidades en cuanto a los ingresos, enfrentan la falta acceso adecuado a los servicios de salud y, a menudo, son objeto de violencia de género. Además, constituyen 70% del personal en el sector de la salud en la Región. Están en la primera línea y se ven afectadas de manera desproporcionada por la COVID 19.

Las personas afrodescendientes en América Latina luchan por tener acceso a una atención apropiada en circunstancias normales, un reflejo de la discriminación estructural y la inequidad racial. Debido a estas condiciones, están en mayor peligro de contraer la COVID-19 y afrontar las consecuencias más graves de la enfermedad.

Las poblaciones indígenas, como dije anteriormente, enfrentan altas tasas de inseguridad alimentaria, diabetes de tipo 2 y enfermedades endémicas como la tuberculosis y la malaria, por lo que tienen también una mayor probabilidad de sufrir la carga de esta pandemia. Cuando viven zonas aisladas o remotas, afrontan el reto de la interacción con los grupos no indígenas, que pueden ser portadores de la COVID-19 y otras enfermedades. Además, deben luchar para acceder a los servicios de salud, ya sea en los pueblos pequeños o en las grandes ciudades.

La COVID-19 está propagándose con rapidez en nuestras cárceles, donde la sobrepoblación y las deficiencias en el saneamiento impiden a los presos protegerse del virus. Lo mismo ocurre con los migrantes que viven en los asentamientos temporales, o que están en pleno proceso migratorio, pues a menudo tienen un acceso limitado a los servicios de atención de salud.

Por último, las probabilidades de hospitalización, de tener un cuadro grave de la enfermedad y de morir a causa de la COVID-19 son mayores en las personas con enfermedades preexistentes. Lamentablemente, casi 221 millones de personas de nuestra Región son particularmente susceptibles a la enfermedad porque tienen una afección subyacente de salud, como las personas que tienen enfermedades no transmisibles como enfermedades cardiovasculares, obesidad y diabetes.

Estos grupos no solo son vulnerables al virus, sino que además enfrentarán interrupciones en el tratamiento y la atención de enfermedades que en otras circunstancias serían manejables, debido a que los sistemas de salud se encuentran sobresaturados.

Es fundamental proteger a los grupos vulnerables para abordar la emergencia de salud, la emergencia social y la emergencia económica, y lograr ganar en la lucha contra la COVID-19.

Es necesario porque no podemos detener la propagación del virus si no prestamos atención a todos los afectados, incluidos los grupos vulnerables.

Es nuestra responsabilidad porque todos tienen derecho a la salud y todos tienen derecho a tener acceso a las pruebas, el tratamiento y la atención, independientemente de quiénes sean o dónde vivan.

En primer lugar, tenemos que mejorar el acceso a las medidas de salud pública que sabemos que son eficaces y aplicarlas con firmeza, especialmente en las zonas donde el riesgo de transmisión es mayor.

La OPS ha publicado orientación clara para los países sobre lo que funciona y lo que se debe hacer en cada entorno, y nuestros equipos están brindando apoyo de manera activa para que esta orientación se aplique en toda la Región.

En segundo lugar, todos los países deben fortalecer la capacidad del sistema de salud para atender mejor a las comunidades vulnerables.

En una pandemia, debemos superar las desigualdades estructurales que limitan el acceso a los servicios. Esto implica establecer mecanismos que respalden el acceso universal a la salud independientemente de los ingresos, aunar recursos con entidades del sector privado y organizaciones sin fines de lucro, eliminar los pagos en el punto de la atención y establecer servicios hospitalarios de emergencia para incrementar la capacidad y poder atender un aumento de la demanda en las zonas donde más se necesita.

Estas medidas no solo mejorarán el acceso a los servicios de salud hoy en día, sino que además prepararán el terreno para que en el futuro se presten de una manera más rápida y equitativa las innovaciones en el ámbito de la salud, particularmente en lo que respecta a pruebas y tratamientos nuevos para la COVID-19 y una futura vacuna contra esta enfermedad.

En tercer lugar, debemos establecer medidas sólidas de protección socioeconómica para salvaguardar a los más vulnerables.

Debido al cierre de las escuelas, el aumento del desempleo y el descenso de la actividad de la economía informal, a muchos se les hace difícil ganarse el sustento durante la pandemia. Nuestra Región tiene buenos ejemplos de exitosos programas de protección social y debemos aplicarlos en forma masiva en estos momentos sin precedentes.

Demasiado a menudo ocurre que no logramos dar prioridad a la salud y el bienestar de los más vulnerables entre nosotros. Esto debe cambiar si queremos detener la propagación de la COVID-19 y estar preparados para enfrentar otras pandemias en el futuro.

Solo cuando garanticemos los derechos humanos de todas las personas, cuando todos tengan acceso universal a la salud y sus determinantes socioeconómicos, cuando garanticemos la protección social de los vulnerables, cuando nuestro desarrollo económico aborde la erradicación de pobreza y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, solo entonces el mundo estará preparado para enfrentar las pandemias futuras.

Tenemos que empezar ese trabajo ahora.

Paho


La lucha de los indígenas latinoamericanos contra el coronavirus

La pandemia del coronavirus profundizó las carencias de algunas comunidades indígenas para enfrentar el contagio. En Colombia, específicamente en el Amazonas, el virus ha ocasionado una de las peores tragedias de su historia, como lo retrata este diario en sus páginas.

Hasta la fecha, en Leticia, capital de este departamento, la covid-19 ha dejado más de 1.000 contagios. Sus dos centros médicos han reportado saturación y la falta de recursos para atender a todos los enfermos.

Sin embargo, las comunidades indígenas de Colombia no son las únicas afectadas por la pandemia. Un reciente reportaje de la agencia Efe cuenta que una situación similar enfrentan los indígenas mexicanos.

Allí, en el estado de Chiapas, alrededor del 27 por ciento de la población (cerca de 1,14 millones de habitantes) son indígenas, quienes tratan de blindarse y aislarse ante el inminente avance del contagio, ya que cuentan con centros médicos que solo atienden las dolencias básicas.

En Brasil, el país más afectado de la región, una organización independiente alertó por 38 comunidades que están en riesgo. Y en la región peruana de Puno, cuya frontera limita con Bolivia, tuvo que recurrir a sus danzas populares para crear conciencia sobre los peligros de contagio.

El panorama real que viven comunidades a lo largo de Latinoamérica es la ausencia estatal en los enclaves en los cuales viven los indígenas. En la mayoría de los casos, hay pocos centros médicos o la única alternativa que tienen es recurrir a su sabiduría ancestral para tratar de enfrentar al nuevo coronavirus.

Es tan grave la situación en estas comunidades indígenas que la Organización Panamericana de la Salud alertó el martes sobre el impacto «desproporcionado» de la pandemia de covid-19 en indígenas y mujeres en las Américas, situándolos entre los grupos vulnerables que llamó a proteger para poner a la región «en camino a la recuperación».

«Estamos cada vez más preocupados por los pobres y otros grupos vulnerables con mayor riesgo de enfermedad y muerte por el virus», dijo la directora de la OPS, Carissa Etienne, destacando en particular a «los grupos indígenas que viven en la cuenca del Amazonas» y a «las mujeres en nuestra región».

La pandemia del coronavirus profundizó las carencias de algunas comunidades indígenas para enfrentar el contagio. En Colombia, específicamente en el Amazonas, el virus ha ocasionado una de las peores tragedias de su historia, como lo retrata este diario en sus páginas.

Hasta la fecha, en Leticia, capital de este departamento, la covid-19 ha dejado más de 1.000 contagios. Sus dos centros médicos han reportado saturación y la falta de recursos para atender a todos los enfermos.

Sin embargo, las comunidades indígenas de Colombia no son las únicas afectadas por la pandemia. Un reciente reportaje de la agencia Efe cuenta que una situación similar enfrentan los indígenas mexicanos.

Allí, en el estado de Chiapas, alrededor del 27 por ciento de la población (cerca de 1,14 millones de habitantes) son indígenas, quienes tratan de blindarse y aislarse ante el inminente avance del contagio, ya que cuentan con centros médicos que solo atienden las dolencias básicas.

En Brasil, el país más afectado de la región, una organización independiente alertó por 38 comunidades que están en riesgo. Y en la región peruana de Puno, cuya frontera limita con Bolivia, tuvo que recurrir a sus danzas populares para crear conciencia sobre los peligros de contagio.

El panorama real que viven comunidades a lo largo de Latinoamérica es la ausencia estatal en los enclaves en los cuales viven los indígenas. En la mayoría de los casos, hay pocos centros médicos o la única alternativa que tienen es recurrir a su sabiduría ancestral para tratar de enfrentar al nuevo coronavirus.

Es tan grave la situación en estas comunidades indígenas que la Organización Panamericana de la Salud alertó el martes sobre el impacto «desproporcionado» de la pandemia de covid-19 en indígenas y mujeres en las Américas, situándolos entre los grupos vulnerables que llamó a proteger para poner a la región «en camino a la recuperación».

«Estamos cada vez más preocupados por los pobres y otros grupos vulnerables con mayor riesgo de enfermedad y muerte por el virus», dijo la directora de la OPS, Carissa Etienne, destacando en particular a «los grupos indígenas que viven en la cuenca del Amazonas» y a «las mujeres en nuestra región».

Etienne, además, hizo sonar la alarma sobre la situación en la Amazonía, que alberga más de 2.400 territorios indígenas en ocho países: Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Guyana y Surinam.

El peligro está tanto en aldeas aisladas, con difícil acceso a los servicios de salud, como en ciudades densamente pobladas, como Manaus, Iquitos y Leticia. «Ya hemos confirmado 20.000 casos de covid-19 en las provincias que forman la cuenca del Amazonas, donde la incidencia tiende a ser el doble, en comparación con otros estados en los mismos países.

Sin una acción inmediata, estas comunidades enfrentarán un impacto desproporcionado», advirtió. Etienne recordó que las poblaciones indígenas están expuestas a altas tasas de inseguridad alimentaria, diabetes tipo 2 y enfermedades endémicas como la tuberculosis y la malaria, «lo que las hace más propensas a sufrir la carga de esta pandemia».

El Tiempo


Brasil | Com avanço da Covid-19 na Amazônia, indígenas são levados de avião para UTIs

O novo coronavírus está se espalhando tão rapidamente entre os povos indígenas nas partes mais afastadas da Amazônia que os médicos estão agora transferindo de avião pacientes em estado grave para as únicas unidades de terapia intensiva na região.

«O número de pacientes com Covid-19 aumentou muito. Estamos fazendo mais voos, é a última oportunidade de salvar suas vidas», disse Edson Santos Rodrigues, médico pediatra que trabalha no transporte aeromédico no Estado do Amazonas.

«Às vezes não chegamos lá a tempo, porque não podemos pousar à noite em aeródromos remotos sem luz», disse ele ao voltar à cidade de Manaus com um homem de 26 anos da etnia tikuna, que estava respirando através de um tanque de oxigênio a bordo do avião.

Manaus, capital do Amazonas, possui as únicas unidades de terapia intensiva (UTIs) da região.

Coronavírus entre indígenas: profissionais de saúde usam roupas de proteção para transportar o corpo de Laureano Ferraz, 78 anos, um indígena Wanano que morreu com Covid-19 após chegar de jato em Manaus vindo de São Gabriel da Cachoeira. — Foto: Bruno Kelly/Reuters

A Secretaria Especial de Saúde Indígena (Sesai) informou nesta segunda-feira (18) que pelo menos 23 indígenas morreram em decorrência da Covid-19, a doença respiratória causada pelo coronavírus. As vítimas estavam em terras indígenas remotas, 11 delas na região de fronteira com a Colômbia e o Peru.

A Articulação dos Povos Indígenas do Brasil (APIB), que contabiliza os casos de coronavírus entre indígenas que migraram para áreas urbanas e que não são tratados pelo Sesai, informou nesta segunda-feira um aumento no número de mortes, com 103 óbitos confirmados, ante 18 até 3 de abril.

Três quartos dos 540 casos confirmados de coronavírus pela APIB estão na Amazônia, onde a pandemia atingiu em cheio a cidade de Manaus, que foi a primeira do país a ficar sem leitos de UTI, enquanto seu principal cemitério enterra mortos em covas coletivas.

Nesta segunda-feira, um paciente de 78 anos, que estava em estado grave e usando um respirador, morreu durante voo de São Gabriel da Cachoeira, cidade isolada dentro da floresta perto da fronteira com a Venezuela, disse Daniel Siqueira, médico do transporte aeromédico.

Siqueira, filho de um missionário evangélico, passou a infância em uma aldeia indígena na Amazônia e fala a língua indígena mais comum na região, nheengatu. Falar com pacientes graves em seu próprio idioma é importante, diz ele.

A epidemia pode ter começado na cidade, mas está piorando nas regiões remotas, acrescentou. «As cidades devem isolar e impedir que o vírus chegue às aldeias indígenas, ou muitos outros morrerão», disse.

G1


Perú | Ucayali: más de 45 indígenas shipibo-konibo muertos con síntomas de Covid-19

Situación crítica se vive en Ucayali en medio de la pandemia del Covid-19, especialmente en las comunidades nativas. A través de una carta pública dirigida al presidente Martín Vizcarra, la Feconau señala la emergencia que viven las personas indígenas shipibo-konibo.

«Estamos en una situación de extrema gravedad con más de 45 personas Shipibo-Konibo fallecidos y muchas personas de comunidades nativas y mestizos campesinos con síntomas del COVID – 19 en toda nuestra región», señala la organización.

«Señor Presidente de la República Martín Vizcarra Cornejo y Ministros de estado: ¿Es tan complicado tomar las siguientes decisiones políticas y acciones urgentes?, ¿No debería de serlo por ser temas que comprometen la vida de tantas hermanas y hermanos de nuestros pueblos originarios?», cuestiona la representación de las comunidades.

Ante esta situación, la Feconau exige lo siguiente:

1. Corregir las políticas de salud del Estado peruano que restringen nuestros derechos básicos fundamentales de acceso a la salud y se debe implementar una política de salud con pertinencia cultural en toda la amazonia peruana.

2. Los puestos de salud en nuestras comunidades se encuentran en total abandono sin infraestructura, sin medicamentos, sin camas de cuidados intensivos ni aparatos de respiración, sin personal de salud. Por lo tanto, es URGENTE tomar las medidas y estrategias de apoyo e implementación.

3. Conformar una brigada de médicos para brindar asistencia inmediata a las familias de las comunidades y pueblos indígenas shipibos, asháninkas, yines, residentes en Yarinacocha y otros distritos que se encuentran en situación muy grave y necesitan atención urgente con sueros y medicinas.

4. Las empresas petroleras y de palmicultores, en el caso de Ucayali, Ocho Sur P SAC siguen operando, violando las restricciones y decretos de emergencia sanitaria emitidos por el Estado de cesar sus actividades. En dichas empresas, sabemos por medio de denuncias recibidas, que existen personal indígena Shipibo enfermos con síntomas del COVID- 19, esta situación muestra una clara violación a las leyes del Estado peruano por parte de estas empresas a las que no les importa la vida de sus trabajadores ni las leyes y sobre las cuales esperamos se ejerza sanción urgente.

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5. Asignación de un presupuesto a todas las comunidades nativas para impulsar la agricultura orgánica sostenible, proteger nuestros bosques, ríos donde están los peces es nuestra fuente de seguridad alimentaria para enfrentar el hambre post COVID- 19 y otras enfermedades que vendrán o ya existen como el dengue y malaria, nuestro sistema inmunológico no está preparado para enfrentar estas enfermedades porque nunca se realizó el trabajo de salud preventivo desde el Estado.

Finalmente, pedimos a la comunidad internacional, organismos de derechos humanos y aliados a reorientar su políticas de trabajo con los pueblos indígenas e incluir el componente de seguridad alimentaria y el fortalecimiento de los sistemas de salud ancestral en todos los proyectos a implementar, exigimos de suma URGENTE SOLIDARIDAD Y APOYO para evitar un etnocidio en nuestra amazonía, las ayudas deben llegar a través de mecanismos y canales adecuados, es decir a través de nuestras organizaciones nacionales y locales.

En el medio local UTV (Canal 19) también se informó del caso. Raúl Sánchez, jefe de la comunidad de San Francisco, denunció que recién dos meses después de declarada la cuarentena se hicieron presentes representantes del Ministerio de Cultura. Señaló que es urgente el abastecimiento de medicamentos y contó que, ante la falta de fármacos industriales, están usando medicina natural.

«Nosotros estamos tratando con medicina tradicional que nos ha dado resultados, pero eso no garantiza que nuestra situación se ponga más crítica. Queremos que nos doten de medicinas», señaló el Apu.

Solo en el caso de San Francisco, una comunidad con 3,000 habitantes, hasta el momento se han hecho 78 pruebas de Covid-19, de las que 22 resultaron positivo. Esta comunidad nativa no cuentan con centro de salud habilitado para nuevo coronavirus y el aislamiento no es posible en las casas, ya que los ambientes son pequeños con entre 5 a 7 personas, donde no hay como separar a los enfermos.

La Mula


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