Violencia en Colombia: asesinan a otro líder social y denuncian falso positivo con un dirigente indígena

Foto: EFE
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Hermes Loaiza, secretario JAC de Pueblo Nuevo, fue asesinado en Florida, Valle

En horas de la noche del pasado 31 de mayo fue asesinado Hermes Loaiza Montoya, secretario de la Junta de Acción Comunal de Pueblo Nuevo Florida, Valle del Cauca. Según organizaciones como la Fundación Paz y Reconciliación de los 360 asesinatos contra líderes y lideresas sociales, ocurridos entre noviembre de 2016 y febrero de 2020, el 44% corresponde a hombres y mujeres pertenecientes a organizaciones comunales.

Según versiones preliminares, los hechos ocurrieron en su vivienda cuando dos hombres jóvenes habrían golpeado a su puerta y preguntado por él, luego de que su esposa abriera la puerta, cuando el líder comunal salió a atenderlos se habría iniciado una discusión con las dos personas que finalizó cuando dispararon con arma de fuego en dos ocasiones contra Hermes.

Aunque afirman que Hermes Loaiza no había recibido amenazas en su contra, aún se investiga si los hechos habrían sido consecuencia de su labor como secretario de la JAC, una tarea que ha sido visiblemente atacada en departamentos como Antioquia, Nariño, Norte de Santander , Putumayo, Córdoba, Cauca, Caquetá, Valle del Cauca y Chocó.

Durante el mes de mayo fueron asesinados al menos cinco integrantes de Juntas de Acción Comunal, así lo advirtió Guillermo Cardona desde la Confederación Nacional de Acción Comunal, quien señaló que a partir del octubre de 2017 se dio un incremento en la violencia contra las Juntas de Acción Comunal por promover la sustitución voluntaria.

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En operación militar asesinan a Joel Villamizar líder indigena Uwa

Este 31 de mayo la Asociación de Autoridades Tradicionales y Cabildos U’was, (ASOUWA), denunció el asesinato del dirigente indígena Joel Villamizar en la vereda Rio colorado, del Municipio de Chitagá, cerca al Resguardo Indígena Unido, en el departamento de Norte de Santander.

El hecho se presentó sobre las 8:30 am, cuando integrantes de la Trigésima Brigada, pertenecientes a la Segunda División del Ejército, ingresaron al territorio para ejecutar la captura de alias Marcial, líder de la comisión Martha Cecilia Pabón del ELN.

El operativo, según voceros de Asouwa, se desarrolló en zona rural «poniendo en riesgo la vida de población civil», y tuvo como resultado el asesinato de alias Marcial, y la captura de 4 hombres que lo acompañaban.

Adicionalmente, la Asociación señaló que se ha difundido información errónea que indica que en el operativo también fue «dado de baja otro hombre, que podría ser escolta del cabecilla del ELN», acusación que fue desmentida por la organización al indicar que se trataba de Joel Villamizar.

«No vamos a permitir que esta situación lamentable sea considerada como un falso positivo del Estado colombiano, ya que el hermano U’wa asesinado nunca estuvo vinculado al grupo insurgente ELN».

Asociación de Autoridades Tradicionales y Cabildos U’was| (ASOUWA)

Según directivos de la Asociación, Villamizar se desempeñaba como directivo de la Asociación U’wa y recientemente como Coordinador de Educación de la comunidad indígena.

«El jueves 25 de mayo él estuvo trabajando en la oficina, pero pidió permiso para celebrar su cumpleaños el viernes con su familia en la finca de Chitagá, sin saber que allí iba a estar Maricial», señalaron los directivos U´wa.

Y afirmaron que el día del operativo, Joel salió a verificar que ocurría y fue herido en dos oportunidades con arma de fuego, «su esposa y cuñada denunciaron la agresión, pero pese a las suplicas, el helicóptero del Ejército llegó dos horas después, cuando ya Joel había fallecido«.

Posterior a esto, los uniformados se llevaron a los 4 hombres detenidos, el cuerpo del cabecilla y el de Joel Villamizar hacia Cucuta, «pedimos que así como el Ejercito se lo llevó y lo mató, nos regresen el cuerpo del compañero para hacer su despedida», indicó Asouwa.

Finalmente la Asociación hizo un llamado a organizaciones de Derechos Humanos del Gobierno Nacional, a defensores de Derechos Humanos nacionales e internacionales, para que se realicen de manera urgente y efectiva acciones que eviten las agresiones contra el pueblo indígena. (Le puede interesar: Ejército quería que Ariolfo Sánchez fuera un «falso positivo»)

He indicaron que estos hechos son materia de investigación y que habrá un fuerte pronunciamiento ante los entes estatales, «por esta muerte de nuestro hermano U’wa; el Estado colombiano y el ejército de Colombia deben responder«.

Por su parte la Asociación campesina de Catatumbo (Asacamcat), señaló que la responsabilidad de este asesinato recae sobre el comandante de la Segunda División del Ejército, el Brigadier General Marcos Evangelista Pintos quien comanda todas las operaciones militares que se desarrollan en la zona.

Pintos se encarga de coordinar las tropas presentes en Santander, Norte de Santander, Boyacá, Antioquia, Bolívar y Cesar, lugares en donde en los últimos días se registraron los asesinatos de Alejandro Carvajal y Digno Buendía, agresiones vinculadas con hombres del Ejército.

Contagio Radio


Las propuestas que FARC le hizo a la JEP para detener los asesinatos de excombatientes

En las últimas semanas, el partido FARC ha dialogado con varias instancias para exponer su preocupación por el asesinato de los excombatientes y solicitar su protección. A la fecha, han asesinado 199 exguerrilleros y, según sus representantes, las amenazas no cesan. Acudieron, por un lado, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y, por el otro, a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

La iniciativa la lideró Rodrigo Londoño Echeverri, presidente del partido, quien pidió asumir ese estudio desde una perspectiva territorial y en derechos humanos. La JEP, a través del auto 063-2020, le respondió al exjefe guerrillero y ordenó la realización de una audiencia dialógica, a la que fueron invitados miembros del Consejo Político Nacional y representantes de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR).

Este lunes ese encuentro se llevó a cabo. La delegación de FARC y los magistrados de la Sección de Ausencia de Reconocimiento se reunieron para ampliar la información que los representantes de ese partido le entregaron a la Jurisdicción y con la que la magistratura decidió, en abril de este año, estudiar la posibilidad de decretar medidas cautelares a los excombatientes.

El partido mostró una cifras preocupantes, entre ellas, que el 40% de quienes fueron asesinados había salido de las cárceles. Además, reportaron que 14 personas han sido desaparecidos forzosamente, 39 han sido víctimas de tentativa de homicidio y otros 177 han sido amenazados desde 2017. Lo más grave, agregaron sus representantes, es que la mayoría de los casos hoy siguen impunes: “Sólo se han esclarecido solo un 11,4 % de los casos”, señaló Londoño.

En los ETCR la situación también es crítica. Los magistrados escucharon que los excombatientes han sido objeto de reiteradas amenazas y desplazamientos colectivos. Actualmente hay 24 ETCR en Colombia que albergan aproximadamente a 3.000 excombatientes y sus familias, y la mayoría se siente en riesgo. Uno de los casos críticos, explicaron exguerrilleros desde los territorios, es el de Román Ruíz, en la vereda de Santa Lucía, municipio de Ituango (Antioquia), donde los homicidios y hostigamientos sistemáticos han forzado a la comunidad a abandonar el espacio.

A partir de ese contexto, le expusieron a la magistratura dos grandes enfoques. Por un lado, desde un ámbito metodológico, le pidieron la instauración de una mesa de seguimiento por parte de la JEP a las medidas de garantías y participación dispuestas en el acuerdo de paz. También mencionaron la realización de cinco audiencias territoriales, en las que pueda propiciar un diálogo con el Gobierno Nacional y los gobiernos locales.

Por otro lado, desde un enfoque más propositivo, el partido FARC solicitó reactivar la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad (CNGS) y la puesta en marcha del Sistema Integral de Seguridad para el Ejercicio de la Política (SISEP) que, según los exguerrilleros, no funcionan, “pese a que esta responsabilidad se encuentra asignada a la Oficina del Alto Comisionado para la Paz”.

Otra propuesta fue la presencia y el fortalecimiento efectivo del Sistema de Prevención y Alerta para la Reacción Rápida SAT de la Defensoría del Pueblo. “El Sistema no está funcionando, gran parte de sus recomendaciones no son acatadas por el gobierno nacional, así como se ha omitido crear las instancias territoriales respectivas”, explicaron.

Tampoco, de acuerdo con FARC, se ha implementado el necesario Programa de Protección Integral para los integrantes del nuevo partido político, acordado en el Decreto Ley 895 de 2017: “Solicitamos de manera perentoria a la JEP ordenar a al gobierno nacional su ejecución y puesta en funcionamiento”. Y a eso sumarle un llamado a la Fiscalía para que construya “política criminal que sistematice la información obtenida en los casos donde se logró identificar y procesar a cada autor material. Y si existen, los patrones necesarios para entrelazar los casos con un mismo autor intelectual o una misma concepción por prejuicios o estigmatizaciones”.

Asimismo, creen conveniente “la creación de mesas regionales y fortalecimientos de las ya existentes, donde participen las personas líderes de cada comunidad o grupo significativo, Defensoría (delegado del Ministerio Público), ONU, FARC, secretario de gobierno o delegado para asuntos de convivencia y seguridad y las demás instituciones que se consideren necesarios en materia de seguridad y protección a excombatientes y líderes sociales”.

El partido le manifestó a la magistratura la necesidad de crear, implementar y fortalecer una campaña nacional y regional para la lucha contra estigmatización; impulsar la seguridad comunitaria, y fortalecer la pedagogía de paz en las regiones, donde la violencia se recrudece.

Ronald Rojas, delegado FARC ante la CSIVI y consejero político en Huila, aseguró que el encuentro sirvió para descentralizar la visión de la implementación de la paz: “Es necesario que se escuchen las voces de los territorios, eso es lo valioso”. Resaltó que la audiencia se tuvieran en cuenta las voces regionales. Entre las denuncias se mencionaron “los desplazamientos en Ituango, las amenazas en el Caribe, la violencia contra los reincorporados indígenas en el Cauca y lo que ocurre en Huila, Caquetá, Putumayo, donde actores de economías ilegales están amenazando a nuestros compañeros”.

Sólo en Huila, contó Rojas, han sido asesinados cinco excombatientes en lo que va del año, más el hijo de otro exguerillero. Explicó que la situación en el municipio de Algeciras es crítica: “Algeciras es el único municipio del Huila que quedó dentro de los PDET. Es una expensa agrícola muy importante para la capital del Huila y con mayor número de excombatientes después de Neiva. Se estaba proyectando como un territorio realmente de paz, con hechos concretos para mostrar de reincorporación, de compromiso de nuestra gente con la paz. Nosotros consideramos que en el fondo se trata de sectores políticos que quieren desestabilizar y sabotear que Algeciras después de ser un territorio tan afectado por la guerra ahora pueda ser un territorio con hechos fehacientes de paz y reconciliación”.

Rojas le dijo a la JEP que también se debe abordar la responsabilidad de la Fuerza Pública en los hostigamientos y las amenazas. Afirmó que tiene pruebas de que en el batallón Magdalena de Pitalito, en una charla a soldados profesionales, se afirmaba que no hay ninguna diferencia entre un exmiembro de las Farc hoy militando en el partido político y las llamadas disidencias o grupos armados organizados residuales.

María Lucelly Urbano, consejera de reincorporación en el Valle del Cauca y miembro de la Comisión de FARC de Búsqueda de Personas Desaparecidas, expuso la situación del Valle, Cauca y Nariño que, según ella, se resume en “ocho excombatientes asesinados en el Valle; 36 en Cauca y 27 en Nariño”.

Denunció ante la magistratura la incursión de grupos paramilitares a Argelia, por ejemplo, donde “buscan casa por casa a cada uno de los excombatientes, con la de intención de asesinarlos”. Nombró también el caso de Tallambí, una vereda de Cumbal (Nariño). Allí hay 130 excombatientes, quienes solicitan al menos un esquema para poderse mover porque la ruta para llegar a ese sitio tiene presencia del Eln y autodenominadas disidencias de las extintas Farc.

“Ellos tuvieron que desplazarse por tres días a otra vereda para proteger sus vidas porque se acercaron a ese sector los grupos armados y los amenazaron. Solicitaron un esquema de seguridad que no fue atendido por la Unidad Nacional de Protección y luego un juez ordenó la instalación de ese esquema, pero queda bastante complicado que seis escoltas protejan a 130 excombatientes”, narró Urbano.

Ante estas intervenciones, Rodrigo Londoño concluyó que el país observa “un exterminio sistemático en contra de los miembros de una colectividad que trabaja por la construcción de paz”. Los exguerrilleros, insistió, están cumpliendo con los compromisos del acuerdo de paz: “No necesitamos que nos premien por esta actitud, pero sí que nos respeten nuestros derechos humanos y sobre todo el derecho a pensar y difundir libremente nuestras ideas”.

El aumento de la violencia en contra de los excombatientes de las extintas Farc y la proliferación de amenazas contra miembros de la Fuerza Pública, que hoy están sometidos en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), obligó a esta justicia transicional a empezar el trámite de medidas cautelares colectivas para proteger sus vidas. Con esta medidas cautelares, señaló el magistrado Alejandro Ramelli, se busca analizar de manera estructural la problemática que, sin duda, afecta a las víctimas, pues con los asesinatos de los excombatientes también muere la verdad sobre los hechos ocurridos en la guerra.

La magistratura continuará evaluando la información de los excombatientes y las entidades del Estado vinculadas al trámite de las medidas cautelares. Con base en los análisis, convocará en los próximos días a una audiencia pública con el objetivo de establecer las causas estructurales de la difícil situación de riesgo y tomar medidas prontas para proteger a los comparecientes que se han sometido a la JEP.

El Espectador


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