Argentina | Diez años de la Ley de Matrimonio Igualitario – Por Florencia de la V

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Siempre supe que los únicos sueños que no se cumplen son los que no se sueñan. Una chica travesti de zona sur, eso era yo. Mi futuro en el mejor de los casos era sobrevivir al odio y al rechazo de una sociedad conservadora e intolerante. Tenía todo en contra, pero jamás retrocedí en mis convicciones. Siempre creí en la libertad. Y que una podía ser lo que quisiera en la vida solo debía trabajar mucho para lograrlo. Muchas veces me hundí con el Titanic, pensé que había tocado fondo y que no iba a salir nunca más… pero el amor es más fuerte.

Hay cosas que te marcan el camino para siempre. Cuando empecé mi recorrido muchas veces me dijeron que por ser así no iba a conseguir nada en la vida. Pero fue todo lo contrario. Lo que soy fue el combustible para no perderme en el camino, para no renunciar y poder cumplir mis metas. Demostrándole a todo el mundo que podía tener una carrera y formar una familia. ¿Está mal? Sin duda lo segundo siempre fue mi mayor deseo, el que pedía cuando la almohada era mi confidente. Miraba las telenovelas donde había bodas y dibujaba los vestidos mas hermosos, pero no podía imaginar cómo sería el mío. Solo sabía que iba hacer blanco… muy blanco. Yo tenía todo armado en mi cabeza, pero no se lo contaba a nadie. Mis amigxs se hubieran reído de mí. ¿Casarte de blanco? ¿Legalmente? ¡No existe ni existirá jamás! Nosotrxs nunca heroínas, siempre prostitutas. Bajá de la luna.

Nunca bajé de la luna y cuando conocí a Pablo supe que era el hombre que me iba a llevar al altar. No se lo dije, obvio, el pobre hubiera salido corriendo si hubiera sabido mis planes. Ojo, primero fue el amor, conocernos, saber que nos elegíamos día a día. Todo se fue consolidando de una manera hermosa. Nos queríamos sin condiciones y no teníamos ninguna duda de que nuestro amor iba a ser mas fuerte que cualquier prejuicio.

¿Te querés casar conmigo?

Fue como en las películas, me volví loca de felicidad. Mi respuesta fue inmediata: Sí, sí, sí y sí. Pero había un tema insoslayable, un detalle muy importante… La ley no nos acompañaba. no podíamos casarnos legalmente ni tener los mismos derechos que los heterosexuales. Pero eso no nos detuvo. Así fue qué, en 2008 nos casamos “sin papeles”, pero con amor pleno y a prueba de intolerantes. Ese 1 de noviembre me convertí en heroína con un hermoso vestido blanco… Sin papeles pero con un hombre que me amaba. Tres años después un 15 de julio del 2010 se sancionó está ley tan importante para nuestra sociedad y en especial para nuestras familias.

Volvimos a casarnos, esta vez, sí, con todas la de la ley. Y para que no queden dudas y reafirmar nuestras convicciones, lo hicimos un 28 de junio del 2011 Día del Orgullo. Lo nuestro ya es legal para toda nuestra sociedad.

La firma de un papel es un compromiso muy importante para nosotrxs. Para muchos parecería una pavada, pero implica muchas cosas. Un derecho a ser reconocidxs ni más ni menos que a llevar la identidad correcta. Tener derecho a estar dentro de la ley no es un capricho, es visibilizarnos y no tener que pagar con la violencia o la vida nuestro derecho a amar y ser amados.

Hoy vamos a celebrar porque las leyes son un avance importantísimo para la legislación de nuestro querido país. Porque amplia derechos, reconoce a nuestras familias que siempre existieron, nos dan el marco legal que merecemos y el que corresponde para la visibilidad de las mismas.

Hoy más que nunca hay que seguir comprometidxs, trabajando juntxs en nuevas conquistas: Desbinarizar la ESI y el Cupo Laboral Trans, para lograr igualdad real para toda la ciudadanía, promoviendo el respeto por los Derechos Humanos, por la Diversidad, por la No Violencia y la No Discriminación.

El articulo 14 de nuestra carta magna dice: “Todos los habitantes de la nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio a saber de trabajar y ejercer toda industria licita.”

Luego en su articulo 14 bis refuerza : “El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes las que asegurarán al trabajador condiciones digna y equitativas de labor con jornadas limitadas descanso y vacaciones pagados, retribución justa, salario mínimo vital y móvil e igual remuneración por igual tareas participación en las ganancias de las empresas el con control de la producción y colaboración en la dirección, protección contra el despido arbitrario estabilidad al empleado público, etc.”

Ahora bien, sabemos que nuestra tradición legislativa es vicaria del derecho positivo nacido en el siglo XIX. Mismo siglo en el que se crea el término homosexual en el que la psiquiatría y el psicoanálisis cobran auge y todas las subjetividades que se jugaban de una norma que hoy podríamos denominar hetero SIS patriarcal eran sistemáticamente expulsadas, definidas como patológicas y en algunos casos encarceladas o en psiquiátricos.

Hoy, señor Presidente, diputados, diputadas y diputades, tienen en sus manos una oportunidad histórica: la de hacer fehaciente una revisión crítica de la historia del derecho y correrse del paradigma positivista que dice que todos somos iguales ante la ley. ¿Somos todos todas y todes realmente iguales ente la ley? No, cuando muchas personas quedan por fuera del sistema laboral conminando sus vidas a la precariedad y a la vulneración de la dignidad humana tan solo por reconocer una identidad de genero distinta de las que nos fue asignada al nacer. Sinceramente creo que si aquellas frases, casi axiomática, fuese verdadera, hoy no estaríamos hablando de la necesidad y de la urgencia que representa aunar esfuerzos para construir una sociedad más justa y más diversa es por ello más libre.

Hoy no estaríamos aquí nuevamente preguntándonos si sancionar una ley nacional de cupo laboral trans, travesti y no binarie es o no fundamental para lograr una mejora sistemática en la condiciones de vida de muchos, muchas y muches ciudadanos, ciudadanas y ciudadanes de esta tierra. Condiciones que incluyen la posibilidad de acceder y o determinar sus estudios primarios secundarios y universitarios. Tener una obra social, acceder a una vivienda digna y, en definitiva, gozar los mismos derechos que cualquier persona.

Por otro lado, y habida cuenta de haber transitado la Argentina y de haber visto con mis propios ojos cómo las juventudes de hoy en día se encuentran profundamente atravesadas por la practica trans feminista que lleva a les jóvenes a visibilizar sus identidades abiertamente, entiendo que sancionar una ley nacional de cupo laboral trans, travesti y no binarie, no solo representaría una reparación histórica para con las personas que han sido sistemáticamente vulneradas en el pasado. si no también una apuesta al futuro para que las generaciones venideras no tengan que pasar por las mismas situaciones que hemos pasado nosotros, nosotras, y nosotres.

Por primera vez tenemos un Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad a nivel nacional. Por primera vez se nombra al colectivo LGBTIQ+ en un discurso de asunción presidencial, resaltando que no seguirán siendo toleradas las situaciones de discriminación cualesquiera que existan por motivo de orientación sexual e identidad de genero.

Por primera vez el lenguaje inclusivo o no sexista es pronunciado en diversos sectores políticos independientemente de sus colores partidarios.

Por primera vez se habla de diversidad de género en un discurso por el día de la independencia. Pues bien, una ley nacional de cupo laboral trans, travesti no binarie es también hacer de la Argentina un país independiente más libre, en definitiva, un país de todos, todas y todes.

Tengo esperanza, esperanza de saber que estamos apuntando hacia una sociedad que nos convierta en mejores personas. En una sociedad cuya imagen nos devuelva, a priori, tres palabras indispensables: Justicia, Libertad y Diversidad.

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