América Latina y El Caribe frente a una calle ciega en tecnologías de información

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Alvin Lezama

“El mercado”, en relación a las Tecnologías de Información para la Comunicación, ha conducido a los países de América Latina y El Caribe a una calle ciega, veamos por qué.

Las promociones del acceso digital a la internet a través de las tecnologías móviles (3G, 4G), que se privilegió en los últimos 15 a 20 años, dieron un impulso en el uso individual de la internet, llevándolo de un millardo de usuarios en el 2005 a más de 4 millardos de usuarios, en 2019 (estimados), según cifras del 2019 de la UIT (Unión Internacional de las Telecomunicaciones, por sus siglas en ingles). Los accesos a internet móvil y fijo satisfacen la necesidad de conectividad de manera diferente, mientras uno ofrece ubicuidad y movilidad al costo de menor ancho de banda, mayor precio, menor disponibilidad y mayores retardos de conectividad; el otro, garantiza mayor disponibilidad, mayores anchos de banda y menores tiempos y precios al costo de tener conectividad en un solo lugar. Toda la atención y promoción se enfocó en las tecnologías 3G y 4G, y ello trajo como consecuencia una disminución de los planes e inversiones en el desarrollo de infraestructura de acceso a internet fijo de banda ancha desde los hogares, con una poca o nula creación de empresas nacionales o regionales de servicios de tecnologías de información o servicios habilitados por ellas. Todo el desarrollo se limitó al uso y el consumo a pesar de la insistencia en los discursos de la necesidad de cerrar la brecha digital

Hoy en la región, entre países y a lo interno, existe una desigualdad socio-económica tremenda, que se manifiesta también en el acceso de banda ancha fija de la población y en la disponibilidad de los recursos de cómputo en el hogar.

Mientras se tiene una penetración de banda ancha móvil 3G de 79% en África y 95% Las Américas y 4G de 38% en África y 88 % en Las Américas, la penetración de la Banda Ancha Fija -conexión alámbrica, satelital y fija inalámbrica con velocidad de descarga mayor a 256 kbps- (suscripciones), está entre 0,45% en África y 22% en Las Américas, la cual es a mi criterio, muy baja, desigual y heterogénea. (Ciifras UIT 2019).

Si se le agrega a este cuadro el porcentaje de hogares con computador, los números son un poco más alentadores para la región, con cifras entre 10,7% para África) y 88,7% para Las Américas de computadores por hogares, pero sigue siendo heterogénea, con una brecha mayor. Sin embargo, esta realidad, a lo interno de las regiones, también es bastante heterogénea entre los países –situación que probablemente se acentúa en cada uno de los países como consecuencia de las desigualdades socio-económicas-, se trata de una brecha que se ha incrementado en los últimos 40 años. Solo para ilustrar, veamos, por ejemplo, el porcentaje de hogares con computador y el de hogares con acceso a internet a lo interno de la región de Las Américas –así lo categoriza en plural, la Cepal (Comisión Económica para América Latina)–, en las gráficas de la figura siguiente. La realidad en el 2018 es elocuente. En la gráfica se aprecia, según cifras de la UIT de 2018, que 14 de los 19 países tienen la mitad o más  de sus hogares sin computador; en cuanto a acceso a internet desde el hogar, 13 de los 19 países, tiene un tercio o más de sus hogares sin acceso a internet directo, incluyendo Uruguay y EEUU.

El acceso fijo a internet y el computador en el hogar, al igual que los servicios habilitados por las Tecnologías de Información nacionales, son condiciones indispensables para soportar la demanda que se crea con la COVID-19 y en la nueva normalidad que de ella se deriva.

Por otra parte, según la Cepal, la economía digital manufacturera se concentra en tres polos, América del Norte (EEUU, Canadá y México), Europa Central (Alemania y el Reino Unido) y en Asia –11 países China, Corea del Sur, Japón, entre otros–. Allí los países de la Región de AL&C, salvo México –maquila tecnológica– están al margen. (Ver Diálogo de alto nivel Tecnologías digitales en tiempos de COVID-19, 17 de Junio)

Esta concentración se manifiesta de manera similar: en las innovaciones basadas en datos y en estándares; en el desarrollo de Tecnologías de Información (TT.I.) como la Inteligencia Artificial, Cadena de Bloques (Blockchain), Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), Datos Masivos (Big Data) y ciencia de datos, aprendizaje automático; en los servicios basados en las  Tecnologías de Información, tales como servicios de intermediación comercial o financiera, de computación en la nube, de video conferencia, de gestión y distribución de contenido, de redes sociales, de plataformas digitales para la mediática compartida. Nuevamente los países de la región al margen.

En la presentación referida, la Cepal pone de manifiesto otra situación en relación con las empresas, de los 7 países consultados –Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú, Uruguay– el 90% de sus empresas poseen alta conectividad, pero 32% solo la emplea para la adquisición de insumos, y menos de la quinta parte tiene canales de venta digital –Servicios, habilitados por las TT.I., de Intermediación comercial y financiera–. Es decir, se le ha sacado poco provecho a las TT.I. Ni hablar de las demás áreas donde la Tecnología de Información ha innovado y se ha desarrollado en otros países de economías avanzadas.

La presentación también menciona insuficiencia en habilidades digitales del talento humano y de la población. Aquí es menester mencionar lo que al respecto tiene que decir la UIT (FactsFigures2019). Allí se definieron tres indicadores de Perfiles TIC (porcentaje de población), que corresponden a tres categorías de habilidades de Tecnología de Información:

El perfil “Básico” se toma del valor más alto entre las siguientes cuatro actividades base realizadas en un computador: copiar o mover un archivo o carpeta, usar las herramientas de copiar y pegar para duplicar o mover información en un documento, enviar correos con anexos y transferir archivos entre un computador y otros dispositivos.

El perfil “Estándar” es el valor más alto entre las siguientes actividades: usar una formula aritmética básica en una hoja de cálculo; conectar e instalar nuevos dispositivos; crear presentaciones electrónicas con software para presentaciones; y encontrar, descargar, instalar y configurar software.

El valor del perfil “Avanzado” es el valor que se obtiene al determinar el porcentaje de la población que puede escribir un programa usando un lenguaje de programación, se le pregunta si ha realizado está actividad en los últimos tres meses.

En este sentido, la UIT, en el reporte referido, presenta los siguientes resultados, del último año de datos disponible entre 2014-2018: el estudio en 84 países con datos disponibles mostró que en 40 países de la muestra menos de la mitad de la población posee el perfil “Básico”;  con la data disponible de 60 países, una proporción similar de países, cuenta con menos del 50% de la población con perfil “Estándar”; y para actividades más complejas, es decir, el perfil “Avanzado”, solo dos países (Emiratos Árabes Unidos y Estado de Brunéi Darussalam), tienen un poco más del 15% de su población con perfil “Avanzado”,  10 países de la muestra tienen entre el 10% y 15% de su población con perfil “Avanzado”, el resto de los países del estudio tiene solo entre 0% y 5% de su población con perfil “Avanzado”. Como se puede intuir de estos resultados, mientras más facilidades se tengan en el mundo de las tecnologías de información, como, por ejemplo, entornos de trabajo más amigables y transparentes, aplicaciones, programas, dispositivos más inteligentes, aumenta la dificultad y/o el interés en apropiación social de esas tecnologías, desde su uso, reproducción, modificación, creación. Se podría decir que ese es el daño colateral sino se toman las previsiones.

La OECD (por sus siglas en inglés) en 2016, también elaboró un reporte para una reunión ministerial sobre economía digital, en éste se proponen al menos tres perfiles más y además se menciona un perfil base de entrada crucial, que incluye la alfabetización digital al igual que perfiles en lo social y emocional. Los tres perfiles de Tecnologías de Información son “Especialista”, que programa, desarrolla aplicaciones y gestiona redes; “Genérico”: que usa las Tecnologías de Información (TT.I.) para propósitos profesionales; y un perfil “complementario”, que realiza nuevas tareas asociadas con el uso de las TT.I., como, por ejemplo, procesamiento de información, autodirección –aprendizajes, servicios, etcétera–, resolución de problemas y comunicación. El reporte menciona dos desafíos que enfrentarán los sistemas que desarrollan estos perfiles: la dificultad de identificar los perfiles del mañana por la poca certidumbre que dan los cambios rápidos de las tecnologías de información; la otra dificultad es, una vez logrado el acople del sistema de desarrollo de perfiles, garantizar mantener el paso con las nuevas demandas de competencias.

En relación con la COVID-19, la presentación referida de la Cepal menciona tres áreas donde son necesarias las Tecnologías de Información –ellos le dicen tecnologías digital– y son: Prevención y Comunicación, Control y Monitoreo, Tratamiento. La figura siguiente es la lámina de la presentación referida a las demandas de la COVID-19 a las TT.I.

Hasta ahora, gracias a “los consejos del mercado”, se ha estimulado en los países de nuestra región solo el consumo, sin tomar en consideración los costos reales ocultos y la producción nacional.

No se puede seguir en la dirección que hasta ahora llevamos, hacia adelante no se vislumbran bifurcaciones o encrucijadas posibles, tal vez se deba echar para atrás, hasta hallar una salida, que permita avanzar nuevamente, pero con mayor independencia y soberanía y en base a nuestra necesidades prioritarias.

¿Se le seguirá dando tanto crédito al “mercado”?, o ¿finalmente los Estados y sus gobiernos, el sector público y privado, al igual que los organismos multilaterales de integración regional tomarán el toro por lo cachos, elaborarán y ejecutarán políticas y planes a corto, mediano y largo plazo, que reviertan esta situación, privilegiando más el uso de las Tecnologías de Información como medios para… y no como fines en sí mismo? ¿Los países de la región seguirán atomizados, desagregados, enfrentando estos desafíos individualmente?, basta evaluar los últimos 20 años, para tener una idea del éxito de la estrategia hasta ahora empleada.

Se debe estar alerta, pues, en algunos reportes y presentaciones de firmas consultoras y organismos multilaterales, al igual que ONGs, se cuela la propaganda –contenido para marketing– que contribuye a perpetuar esta adopción inconsciente y acrítica en relación con el uso, consumo y apropiación social de las Tecnologías de Información y los servicios habilitados por ellas. Con la COVID-19 en las recomendaciones finales de algunos reportes se cuelan la promoción de la 5G, la Internet de las Cosas (IoT) y la Inteligencia Artificial como prioritarias incluso por encima de las reformas de los sistemas de salud.

De la breve reflexión de este escrito se puede concluir que hay una brecha tanto en los recursos de tecnologías de información esenciales -capacidad de cómputo y telecomunicaciones en el trabajo y la residencia-, así como también en relación a las competencias básicas y avanzadas suficientes de las personas, usuarios y profesionales, en esta área. El terreno manda.

¡Que nadie se deje arrear como ganado, no vaya a ser que lo lleven al matadero!

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