Verse en el espejo boliviano; no repetir desatinos – El Comercio, Ecuador

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

El Ecuador transita una coyuntura política agitada en plena pandemia, con miras a sacar adelante las elecciones presidenciales y legislativas del 2021.

El tira y afloja al interior del máximo organismo electoral hace pensar en el reto que significará cumplir los plazos. Episodios recientes en América Latina pueden servir para no correr riesgos ni cometer desatinos.

En Bolivia se suspendió el conteo. Los desmanes de partidarios del expresidente Evo Morales, que había torcido las leyes para una nueva elección, provocaron enfrentamientos.

No se logró salidas viables; Morales fue al exilio. Jeanine Áñez se posesionó como presidenta interina, su mandato se avaló el 12 de noviembre.

Luego por fuerza de los desacuerdos políticos y bajo la pandemia, llegaron finalmente a establecer el 18 de octubre como fecha electoral.

El problema se ha traducido en demasiado tiempo perdido y muchas medidas demagógicas, y sobre todo en mucha incertidumbre en un clima de sobresalto en plena crisis.

Aquí, los desencuentros entre los miembros del Consejo Electoral hicieron que se perdiera tiempo valioso para echar a andar la carreta. Estamos en plenas primarias hasta el 23 de agosto. Ciertamente una pandemia es lo peor para hacer campaña.

Pero los vocales no lograron que prosperara un cambio de fecha de las vueltas electorales; nunca se planteó alargar el traspaso del mando.

Es un despropósito que tantos problemas hayan surgido con los debates sobre partidos y movimientos que debían perder su personería jurídica hace rato. Y aún no hay un escenario en firme. No son una buena señal los desencuentros e informes contradictorios entre los miembros del Contencioso Electoral.

Así, luego del calvario de la huella correísta que quiso controlar al poder electoral totalmente, los signos de este nuevo esquema tampoco han sido lecciones democráticas.

Los ecuatorianos esperan unas primarias limpias, que la voluntad de afiliados y dirigencia se respeten y se trace un camino para una elección presidencial sin sospechas, para dar continuidad a la marcha del país.

El Comercio


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