Chile | Verónica Ávila, integrante de la Asamblea Feminista Plurinacional: “Esta fue una larga transición con las botas siempre puestas y el sable en la mesa»

3.460

Entrevista a Verónica Ávila, integrante de la Asamblea Feminista Plurinacional de Chile

Por Daniel Cholakian, de la redacción de NODAL

Verónica Ávila es militante política chilena e integrante de Asamblea Feminista Plurinacional. Desde el feminismo participó de la campaña por el Apruebo en el plebiscito constitucional del pasado domingo en su país. En esta entrevista conjuga el análisis del largo proceso histórico de la transición democrática que vive Chile desde la caída de Pinochet como la necesidad de llegar a una Convención Constitucional que sea diversa e inclusiva, respetando el derecho de los independientes y los movimientos sociales que lucharon en las calles por esta posibilidad de reforma.

¿Cómo podemos analizar los resultados del plebiscito constitucional del pasado domingo?

Lo que pasó el domingo realmente no sé cómo explicarlo, me faltan palabras y me emociono mucho todavía. Es como que sigo con resaca del Apruebo y la convención constitucional.

Siempre pensamos que el Apruebo iba a ganar. Quienes habíamos estado en la calle yendo puerta a puerta, en las plazas, empezamos a tener la convicción de que podíamos hacerlo por un amplio margen. Pero siempre tuvimos un poco más de temor, por llamarlo de alguna manera, respecto a la votación por la  Convención Constitucional, porque la derecha había jugado con la desinformación, decía que la convención mixta permitía que hubiera mitad hombre y mitad mujer, cuando la convención mixta significaba que la mitad de la composición de esta convención iba a ser con miembros del Congreso y la otra electa democráticamente. Y la Convención Constitucional es la única que permitía que los 155 convencionales fueran electos 100 por ciento por nosotros, por el pueblo. Entonces le teníamos mucho miedo a lo que pasara con la Convención y la Convención Constitucional, porque además la Convención Constitucional era la única alternativa que permitía para nosotras la paridad garantizada, que fue una lucha que tuvimos durante el proceso para llegar a la constituyente.

Y fue maravilloso. Fue un triunfo aplastante, yo diría que esa es la mejor palabra para definir el triunfo del domingo. Y lo celebramos en las calles, la gente se tomó las plazas; la Plaza Dignidad estaba llena, la plaza del barrio donde yo vivo, Ñunoa, estaba llena. Fue un día en que cada une de nosotres estuvo donde tenía que estar.

Hace una semana hablábamos con la historiadora Antonieta Mendizábal y ella sugería que esta votación podía representar el comienzo del final de la transición democrática en Chile.  ¿Cómo podemos interpretar este resultado?

Ayer lo dije hablando con otro medio, dije exactamente lo mismo. Yo nunca hablé de democracia después del año ’88, siempre hablé de un proceso post-dictatorial y para mí recién comienza a terminar ahora. Es una larga transición que empezamos a cerrar ahora con este triunfo y con este inicio constituyente.

Es cierto que hay muchos compañeres que dicen que no es una Constitución que vamos a poder escribir desde una hoja en blanco. Hay una ley entre medio, porque Pinochet hizo todo muy bien junto a Jaime Guzmán en la Constitución que hoy día nos rige, para que no haya mecanismos democráticos para hacer reformas profundas y menos darnos una Constitución nueva. Yo entiendo, valga la redundancia, a mis compañeres que están en ese lugar, porque en el 88 ya vivimos algo parecido. El triunfo del «No» en el 88 para muchos significó que la alegría llegó, pero para el grueso de mi país, la alegría nunca llegó y nunca ha llegado.

Entonces yo puedo comprender a este margen de compañeres que están en este lugar y que incluso llamaron a no votar en este proceso. Pero yo quiero creer también que podemos avanzar un poco, pero creo que, y comparto la apreciación de la historiadora, que esta fue una larga transición con las botas siempre puestas y el sable en la mesa. Y creo que hoy día la estamos convirtiendo esa energía en una energía renovadora.

Creo que estamos enterrando a Guzmán y a todos esos machos violentos, que escribieron esa Constitución violenta, y el pueblo organizado fue el que ganó. Y eso lo ha enfatizado y lo voy a seguir repitiendo. Este triunfo es del pueblo que se organizó, que salió a la calle, que salió en la primera línea, que tiró una piedra, que tocó la olla y se enfrentó a los pacos. Se siguen enfrentando a ellos. El triunfo de las mujeres que salimos a la calle y que siempre hemos sido la primera línea porque nos ha tocado siempre trabajar el doble. Este no es el triunfo de los partidos políticos. Porque incluso el mal acuerdo del 15 de noviembre, el acuerdo por la paz, no hubiera existido si nosotros no hubiésemos estado en la calle y eso es lo que el poder político se olvida de a ratos.

Por eso me costó mucho sumarme. Me costó mucho decir que yo quería Aprobar. Incluso empecé a decir que jamás iba a hacer campaña, pero como la vida es dócil y móvil y yo soy una mujer luchadora y política, me convencí de que había que pelear. Y la dimos con las compañeras de la Asamblea Feminista Plurinacional. Tuvimos el reconocimiento por nuestro trabajo desde varios partidos o comandos que nos cedieron sus segundos en la campaña que sale por la tele en la franja electoral. Hicimos vídeos cortísimos, pero tuvieron impacto con nuestros temas feministas. Hicimos campaña callejera, estuvimos en varios lugares, nos movilizamos muchísimo, sobre todo para hacer entender y entregar la información de calidad a las personas, a las compañeras y compañeres en las calles, sobre todo en la segunda parte, que te decía que era nuestro máximo temor, la confusión adrede que la derecha instalaba respecto a la Convención Mixta y a la Convención Constitucional.

¿Cómo es lo que se viene? Porque se van a votar los miembros de la Convención Constituyente en medio de una crisis de representatividad

El año que viene Chile va a estar lleno de elecciones. En abril, la elección por los 155 miembros de la Convención Constitucional. Además tenemos las elecciones municipales y de alcaldes, alcaldesas y concejales, y además tenemos la elección de los gobernadores regionales, que van a ser electos por primera vez democráticamente desde el gobierno de Salvador Allende.

La inscripción para esos convencionales se cierra el 11 de enero de 2021 y hay algunos inconvenientes en la manera que se van a elegir, y parte muy bien de la crisis de representatividad que tienen los partidos políticos. El acuerdo del 15 de noviembre lo criticamos porque teníamos un gobierno que tenía un 9 por ciento de aprobación, y los partidos políticos después de la firma cayeron a un 4 por ciento. Ahora mismo creo que es muy baja esa aprobación. Pero lamentablemente, como el gobierno es de derecha y las trampas siempre la pone la derecha, y a veces la oposición las apoya, se establecieron normas para elegir esos convencionales con la misma distribución distrital que se eligen las y los diputados, sin ningún arraigo territorial. Esto hace que los candidatos y las candidatas no alcancen a llegar a todos los lugares de campaña. Y la triquiñuela que también se pusieron en ese acuerdo es que la prioridad la tienen los partidos políticos. Las y los independientes tienen que juntar una cantidad de firmas para poder ser candidatos. Y así resulta que se necesitan 6000 firmas. Eso hoy día se está negociando en el Congreso. Esas firmas tienen que notaríarse, tienen que estar certificadas por un notario. Eso representa un costo económico que impacta en nosotras, porque las mujeres ganamos menos que los varones, y además estamos en pandemia, la gente perdió el trabajo y no tiene dinero tampoco para financiar 6000 firmas ante notario. Se están negociando estas cosas y es urgente que se solucionen. Sino podrá ser candidato solo quien pueda pagar.

Nuevamente la prioridad la tienen los partidos políticos. Nosotras, que somos independientes pero de los movimientos sociales, que estamos en el trabajo, que hemos hecho campaña, que nos estamos jugando y nos hemos venido jugando esto desde el primer momento, decimos que los partidos políticos tienen que cederles cupos a quienes realmente son los legítimos participantes.

Sabemos de un par de partidos que están diciendo que van a ceder el 50 por ciento de su cupo para los independientes, cosa que me parecería hermoso. Pero la ley no los obliga a actuar en conjunto, cada partido puede decidir lo que quiere hacer. Lo que nosotras decimos que va a haber una dificultad ahí. Además ya aparecieron en las redes los «autoproclamados» que ya se están poniendo adelante, muchos de ellos parte y responsables de ese período  del que hablábamos cuando decíamos «no son 30 pesos, son 30 años». De aquellos que desde la Concertación administraron este modelo neoliberal durante 24 años y nos precarizaron la vida, aunque se suponía que eran de una tendencia progresista de izquierda. Esos mismos sujetos y esas mismas sujetas son las que se están poniendo en la primera fila para ser candidatas y candidatos. Está Mariana Alwyn, que nos ha destruido, que hablaba contra el feminismo, que hablaba contra la reforma de la educación y quería seguir profundizando la educación de mercado.

Y porque lo pienso, lo digo a título personal. Es hija del nefasto Patricio Aylwin, que cuando asumió su gobierno dijo que este Chile era para civiles y militares y que no iban a haber diferencias. Lo dijo en el 89, con Pinochet todavía comandante jefe y luego como senador designado. La verdad es que no, esa gente no puede estar.

Pero este proceso continúa y está muy dinámico. Hay varias leyes que se tienen que discutir y cerrar en estos días, que tienen que ver fundamentalmente con la posibilidad que los independientes seamos parte de esta Convención Constituyente. Ya veremos como sigue.

 

 

Más notas sobre el tema