Críticas de sectores oficialistas y renuncia de embajadora por el voto contra Venezuela en la ONU

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Alicia Castro renunció a ser embajadora en Rusia

Alicia Castro renunció a su postulación como embajadora argentina en Rusia. La decisión de la ex diputada con larga carrera diplomática le fue comunicada en las últimas horas al gobierno nacional con una misiva en la que se expresó en desacuerdo con la política de Relaciones Exteriores, luego de que el Palacio San Martín condenara a Venezuela ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (ONU).

«Hoy quiero presentar mi renuncia como embajadora, porque no estoy de acuerdo con la actual política de Relaciones Exteriores», dice la extensa carta enviada por Castro, quien había sido designada como futura embajadora en Rusia y cuyo pliego aún no había sido tratado en el Senado, debido a la pandemia. También habían surgido algunas diferencias con la Cancillería por un supuesto pedido de remodelaciones en la residencia oficial en Moscú.

Según Castro, la posición de la Argentina de acompañar la denuncia por violaciones a los derechos humanos en Venezuela “constituye un dramático giro en nuestra política exterior y no difiere en absoluto de lo que hubiera votado el gobierno de (Mauricio) Macri”.

Explicó que “el Grupo de Lima fue creado durante la restauración neoliberal por un grupo de gobiernos de extrema derecha, alentados y financiados por los Estados Unidos con dos objetivos explícitos: promover un ‘cambio de régimen’ en Venezuela” y “desarticular el bloque regional”.

Por este motivo, y en caso de ser designada como embajadora, “no podría seguir instrucciones de Cancillería que no comparto y que considero reñidas con el interés de la Nación”. “Mi posición y mi ideal de construcción de la Patria Grande es hoy, como fue durante los dos gobiernos Kirchner, y seguirá siendo, firme e inclaudicable. Siempre”, puntualizó.

Durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, Alicia Castro fue embajadora ante Venezuela y luego en el Reino Unido. En su estadía en Caracas creó fuertes lazos con el entonces presidente Hugo Chávez. Y tras conocerse la condena argentina ante la ONU, salió a criticar al canciller Felipe Solá. Calificó el “lamentable giro de nuestra política exterior” y lo cuestionó por votar en línea con los gobiernos de Jair Bolsonaro (Brasil), Sebastián Piñera (Chile), Iván Duque (Colombia) y Martín Vizcarra (Perú).

No es la primera vez que Castro criticó a Solá. Ya lo había hecho en julio pasado y a través de Twitter, a cuando en titular del Palacio San Martín calificó de “autoritario” al gobierno de Maduro.

También había cuestionado al secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, cuando publicó una columna sobre el plan América Crece, de Washington, en la que consideró que “Estados Unidos se posiciona una vez más como un socio proactivo para el desarrollo de América Latina”.

La carta completa de Alicia Castro

Quiero agradecer al gobierno nacional, en especial a nuestra vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, por haberme honrado con la designación como embajadora en la Federación Rusa.Tenía planificado mi traslado para el mes de abril, pero en marzo, con el Placet concedido por Rusia, inicié el periodo de aislamiento preventivo y obligatorio y formulé mi solicitud formal al Senado de la Nación para que se postergara el tratamiento de mi Pliego en razón de la explosión de la pandemia, que materialmente impide los vuelos a Rusia y a los cinco países en donde tendría concurrencia.

Rusia es un país estratégico en la construcción de un mundo multipolar, y creo que podría servir con lealtad, eficiencia y patriotismo, hasta obtener logros concretos y reconocimiento para nuestro país, como los registrados durante mis diez años como embajadora en la República Bolivariana de Venezuela y ante el Reino Unido. Mi mayor ambición es que Argentina se integre a los BRICS y dar con ello un salto cualitativo, tanto geopolítico como económico y comercial.

Hoy quiero presentar mi renuncia como embajadora, porque no estoy de acuerdo con la actual política de Relaciones Exteriores.

El 6 de octubre, en el 45° período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el voto de Argentina acompañando la Resolución del Grupo de Lima constituye un dramático giro en nuestra política exterior y no difiere en absoluto de lo que hubiera votado el gobierno de Macri. De hecho, el Grupo de Lima fue creado durante la restauración neoliberal por un grupo de gobiernos de extrema derecha, alentados y financiados por los Estados Unidos con dos objetivos explícitos: Promover un “Cambio de Régimen” en Venezuela -con idéntica matriz de los operados por EE. UU. en Oriente Medio- y desarticular el bloque regional.

En la década pasada tuve el honor de participar – como diputada y como embajadora- del maravilloso proceso de forja de la unidad regional junto a Néstor Kirchner y a Cristina Fernandez de Kirchner y los líderes progresistas de la Región, Hugo Chávez, Lula da Silva, Fidel Castro, Pepe Mujica, Rafael Correa, Evo Morales, Daniel Ortega, unidos en la diversidad. Comprendemos claramente, siguiendo el legado de nuestros libertadores San Martín, Bolívar, Artigas, que la unión de Sudamérica es la clave de nuestra soberanía política e independencia económica. En la UNASUR logramos una institucionalidad supranacional densa y eficaz que logró evitar dos golpes de estado en la Región y luego conformamos la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). Todo se derrumbó con la llegada de Temer, Macri, Bolsonaro, Lenin Moreno, los golpes en Brasil y Bolivia con la manipulación del Lawfare y las operaciones mediáticas. Nadie ha estado más expuesto al linchamiento mediático que el gobierno de Venezuela. Es bien conocido cómo orquestan las Agencias Gubernamentales de los Estados Unidos sus planes de Regime Change -con mentiras han justificado sus invasiones militares en Iraq, la destrucción de Libia- y sus pretensiones de injerencia directa en la política latinoamericana. Cabe preguntar por qué al gobierno de los EE. UU. y al Grupo de Lima no les preocupan las flagrantes violaciones de los Derechos Humanos en Chile, en Bolivia, en Brasil, en en Honduras, o en Colombia- donde se han asesinado a 250 líderes sociales firmantes de los Acuerdos de Paz- Acuerdos que también – recuerdo con orgullo- fueron promovidos por Néstor Kirchner, Hugo Chavez y Fidel Castro. Nadie puede ignorar hoy que Venezuela está bajo asedio, sometido a un bloqueo criminal que priva al pueblo de medicinas, alimentos, insumos esenciales. Aportar a intensificar ese asedio es, por lo menos, irresponsable.

Desde el golpe de estado perpetrado contra Hugo Chavez en abril 2002, no han cesado los intentos de golpe, magnicidio, sabotaje, desabastecimiento, acciones organizadas de violencia para promover el caos.

La mayoría de los partidos de la oposición no presentan candidatos a elecciones para no convalidar el triunfo del voto popular, como explicó con pruebas el ex presidente Rodriguez Zapatero desde Caracas cuando fue reelecto Nicolas Maduro en 2018. Como no lograron derrotar a Nicolas Maduro, los EE.UU. fungieron a un presidente “autoproclamado”, Juan Guaidó, quien tiene también el apoyo de varias naciones europeas.

Tenemos en consideración que, en un Frente, no todos pensamos igual. Sabemos que hay entre nosotros dirigentes que siempre estuvieron opuestos al socialismo venezolano – sin haber pisado nunca Venezuela- y hasta alguno que celebró la proclamación de Guaidó.

Pero confiamos en que, independientemente de las preferencias, el gobierno del Frente de Todos iba respetar los principios rectores de No Intervención en los asuntos internos de otros estados, Resolución Pacífica de las Controversias, y el principio consagrado de Igualdad Jurídica de los Estados. La Argentina ha hecho doctrina con estos principios fundantes del Derecho Internacional, la Docrina Drago, la Doctrina Calvo.

Los países de la Unión Europea tienen tanto derecho a inmiscuirse en las elecciones en Venezuela, como a Venezuela le cabe dictaminar en las elecciones francesas.

El anticolonialismo es también, un imperativo ético.

El 6 de octubre en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas se votaron dos Resoluciones. La Res. L.55. que subraya la importancia de mantener el diálogo constructivo y la cooperación con Venezuela a fin de “reforzar su capacidad de cumplir las obligaciones que le incumben en materia de derechos humanos”; “expresa preocupación por las noticias relativas a presuntas restricciones al espacio cívico y democrático, incluidas las denuncias de supuestos casos de detención arbitraria, intimidación y difamación de manifestantes, periodistas y defensores de los derechos humanos”; celebra la visita de la Alta Comisionada a la República Bolivariana de Venezuela, que tuvo lugar del 19 al 21 de junio de 2019, y los compromisos acordados con el Gobierno para mejorar la situación de los derechos humanos en el país; exhorta al Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela a que aplique las recomendaciones recogidas en los informes de la Alta Comisionada presentados al Consejo de Derechos Humanos en sus períodos de sesiones 41º y 44° y pide a la Alta Comisionada que siga colaborando con la República Bolivariana de Venezuela para hacer frente a la situación de los derechos humanos en el país y prestar apoyo sustantivo en forma de asistencia técnica y fomento de la capacidad.”

Esta Resolución que promueve y alienta la participación democrática fue votado por varios países, entre otros, México.

Más tarde se puso en consideración la votación de la Res. L.43 promovida por el Grupo Lima.

Esta Resolución, además de condenar enérgicamente a Venezuela, en consonancia con las expresiones de la oposición, promueve la franca injerencia en los asuntos internos. Decide prorrogar por dos años el mandato de una “Misión Internacional Independiente” que fue constituida por tres personas sin representación alguna, designadas por el Grupo de Lima, que se limitó a recibir desde Panamá informes por mail de la oposición venezolana, que nunca fueron constatados. Además, sugiere la consideración de nuevas medidas.

Para mayor muestra de cinismo, expresa preocupación por el tratamiento de la pandemia Covid-19 en Venezuela que, con 30 millones de habitantes, tiene -según datos de la OMS- 80.000 contagiados de Covid-19 y en total 653 muertos, lo que, claramente, muestra un mejor desempeño, seguimiento y cuidado de la salud pública que los países que apoyan la Resolución 43, incluído el nuestro.

Esto demuestra, palmariamente, la falta de rigor de los argumentos expuestos en esta Resolución, que apuntan a demonizar a la República Bolivariana de Venezuela, sus autoridades legítimas y su pueblo, que resisten heroicamente el asedio de los Estados Unidos de América y sus aliados.

Argentina podría haber optado por abstenerse, en todo caso, si no quería comprometerse con ninguna de las dos Resoluciones.

Pero en cambio, votó con los países europeos que reconocen al autoproclamado Guaidó como presidente sin un voto, modalidad que pone en riesgo a las democracias de America Latina. Votó junto al Reino Unido, cuando Venezuela ha sido aliada constante y ejemplar de la República Argentina en nuestra lucha por la soberanía en Malvinas. Votó junto al grupo de países latinoamericanos que han seguido a pie juntillas las instrucciones de los Estados Unidos de demoler a Venezuela. Argentina votó con Bolsonaro, con Piñera, con la golpista Añez, con Lenin Moreno y los habilitó como voceros de los Derechos Humanos.

Por lo expuesto, presento mi renuncia como embajadora plenipotenciaria en la Federación Rusa, declino el alto honor y los privilegios que deparan tan alto e importante cargo.

No me voy del Frente de Todos y Todas, al que el Kirchnerismo aportó tanta energía, tantos esfuerzos y la mayoría de los votos. ¡Y construyó con tantos sueños! Recuerdo ahora vívidamente a las masas de jóvenes y viejos militantes felices y conscientes en la histórica Cumbre de Mar del Plata, donde celebramos el rechazo del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el rotundo éxito protagonizado por los “tres mosqueteros”, como llamó Hugo Chávez a su alianza indestructible con Néstor Kirchner y Lula da Silva.

No podría seguir instrucciones de Cancillería que no comparto y que considero reñidas con el interés de la Nación. Quiero actuar con responsabilidad y transparencia; que nadie se preocupe o perjudique por mis declaraciones, ni conocer preocupaciones en off por los medios de prensa comerciales.

Mi posición y mi ideal de construcción de la Patria Grande es hoy, como fue durante los dos gobiernos Kirchner, y seguirá siendo, firme e inclaudicable. Siempre.

Página 12


Fuerte malestar en el kirchnerismo duro por la condena del Gobierno a Venezuela en la ONU

Por Martín Dinatale

Con profundo malestar, bronca contenida y algunos indicios visibles de enojo, el kirchnerismo duro recibió ayer el giro copernicano del Gobierno ante el posicionamiento de la Argentina en la ONU donde exigió al régimen de Nicolás Maduro que atienda las denuncias por violaciones a los derechos humanos y convoque de manera urgente a elecciones independientes.

Pocos minutos después de que el embajador argentino en Ginebra, Federico Villegas, anunciara que iban a abstenerse de votar una resolución de Irán y Siria que favorecía a Maduro y luego de que la Argentina votó a favor de un documento que cuestiona duramente la violación de derechos humanos en Venezuela, desde diferentes foros o grupos de WhatsApp del kirchnerismo empezaron a cuestionar las nuevas directivas de la política exterior argentina.

Mario Secco, el presidente del Frente Grande nacional y un aliado incondicional de Cristina Kirchner, expresó sin vueltas a Infobae: “Habría que preguntarle al canciller Solá por qué decidimos intervenir en las políticas internas de otros países en una decisión que se contradice con nuestra historia política y dejamos la puerta abierta para que Estados Unidos invada a Venezuela”.

A su vez, Eduardo Sigal, un destacado referente en política exterior del Instituto Patria que tiene cotidiana llegada con Cristina Kirchner, expresó que “lo mejor hubiese sido abstenerse en la ONU porque este tipo de declaraciones ponen en peligro una posible invasión en Venezuela que no compartimos”.

Sigal se refería directamente a la declaración que aprobó la Argentina junto con otros 21 países en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU donde se denunciaron graves violaciones a los derechos humanos por parte del régimen de Maduro y se instó a Venezuela a “tener pronto elecciones, transparentes y libres”.

La ex embajadora argentina en Venezuela durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, Alicia Castro, lanzó un furibundo tuit en el que señaló: “Argentina votó la Resolución del Grupo de Lima, condenando a Venezuela, con Bolsonaro, Duque, Piñera, Viscarra, en cuyos países se violan flagrantemente los Derechos Humanos. México votó con Venezuela. Un lamentable giro en nuestra política exterior”.

El mensaje de Castro, que está abiertamente enfrentada con el canciller Felipe Solá, a quien le endilga haberla vetado para ir como embajadora a Rusia, prendió fuerte en la interna kirchnerista.

El líder piquetero Luis D’Elía retuiteó desde la cárcel las señales de la ex embajadora en Venezuela y subió un mensaje en el que se preguntó: “¿Cuál de estos presidentes del Grupo Lima es el peor por las gravísimas violaciones a los derechos humanos que se registran en sus países?”. Y puso como ejemplos a Sebatián Piñera (Chile), Iván Duque (Colombia), Martín Vizcarra (Perú) y Jair Bolsonaro (Brasil). Es que precisamente la Argentina votó junto con estos países en la ONU la condena contra Venezuela.

A la vez, D’Elía anunció que espera con ansiedad el pronunciamiento de Cristina Kirchner sobre la posición de la Argentina en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Al parecer, el hecho de haber votado junto a Brasil, Chile o Perú fue uno de los temas que mayor malestar generaron en el kirchnerismo duro: la idea de quedar “pegados” con presidentes de la derecha latinoamericana como Bolsonaro o Duque, entre otros, deja descolocados a muchos dirigentes.

Por otra parte, hubo conversaciones o intercambios de mensajes de algunos referentes del ala dura del kirchnerismo con la vicepresidenta para evaluar en los hechos los efectos de la votación en la ONU contra Venezuela. Según indicaron a Infobae algunos dirigentes del Frente Grande o de movimientos sociales, Cristina Kirchner no emitirá opinión alguna para evitar un nuevo enfrentamiento con la estrategia de Alberto Fernández. Pero aseguran que no se recibió con agrado el mensaje de Argentina en Naciones Unidas.

En rigor, buena parte del ala dura del kirchnerismo coincide con las expresiones polémicas que emitió la semana pasada el embajador argentino en la OEA, Carlos Raimundi. En una encendida defensa del régimen de Maduro el embajador argentino que responde al Frente Grande destacó que “Venezuela ha sufrido un fuerte asedio de intervencionismo” por lo que “hay una apreciación sesgada de lo que son las violaciones a los derechos humanos en determinados países”.

A lo largo de su intervención en el Consejo Permanente de la OEA, que monitorea la situación política del régimen populista de Maduro, Raimundi destacó que la Argentina “no hace una lectura ideológica de los derechos humanos. Nos centramos en la persona que sufre. No son los derechos humanos para mi país, un instrumento para tomar una posición ideológica”. Luego llegó el reto de la Casa Rosada y Raimundi tuvo que dar marcha atrás al sostener que su mensaje había sido malinterpretado.

El ex embajador argentino en Bolivia y alineado con la vicepresidenta, Ariel Basteiro, evitó hablar de la votación en la ONU. Pero remarcó ante Infobae que “el mensaje de Raimundi no se lo leyó como estaba planteado”.

La posición intransigente del ala dura del kirchnerismo colisiona abiertamente con el mensaje de Alberto Fernández sobre Venezuela.

Poco antes del voto en la ONU, el Gobierno argentino anticipó formalmente ayer por la mañana que votaría a favor de la resolución que condena las violaciones de los derechos humanos en Venezuela.

Lo hizo mediante un comunicado en el que se indica textualmente que “el presidente Alberto Fernández dio instrucciones a la Cancillería sobre la posición a fijar por la representación argentina en Ginebra ante los proyectos de resolución en relación con la situación en Venezuela que se tratarán en la reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU”.

“Nuestro país mantendrá su liderazgo en la defensa global de los derechos humanos y sostendrá los principios de paz y resolución política de la crisis venezolana”, comienza el texto.

“Asimismo, valorará y apoyará con fuerza el trabajo realizado por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas Michelle Bachelet. En ese marco, instamos al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela a cooperar plenamente con el Consejo y todos sus mecanismos, y a implementar íntegramente las recomendaciones hechas por la Alta Comisionada en sus informes. Así como con su llamado a que conduzca investigaciones prontas, exhaustivas, independientes, imparciales y transparentes sobre las alegaciones de violaciones a los derechos humanos, lleve a los perpetradores ante la justicia y garantice una reparación adecuada a las víctimas”, se apunta en el documento.

En otro párrafo del comunicado, el gobierno de Alberto Fernández señala “la necesidad de reforzar la instalación de una misión permanente de la Alta Comisionada en Caracas, dotada de los recursos humanos y de los elementos que le permitan desplegar una acción remedial frente a dichas circunstancias y contribuir a encaminar soluciones apropiadas, liderando actuaciones complementarias que pueda estimar convenientes para tal propósito”.

Para muchos referentes del Instituto Patria, el kirchnerismo duro, el Frente Grande o los movimientos sociales, esta posición habilitará una injerencia de Estados Unidos en Venezuela o un apego a las políticas de la derecha latinoamericana.

Infobae


Atilio Boron:  Breve comentario sobre un grave retroceso de la política exterior argentina



COMUNICADO | Posición argentina ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU

El presidente Alberto Fernández dio instrucciones a la Cancillería sobre la posición a fijar por la representación argentina en Ginebra ante los proyectos de resolución en relación con la situación en Venezuela que se tratarán en la reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Nuestro país mantendrá su liderazgo en la defensa global de los derechos humanos y sostendrá los principios de paz y resolución política de la crisis venezolana.

Asimismo, valorará y apoyará con fuerza el trabajo realizado por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas Michelle Bachelet. En ese marco, instamos al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela a cooperar plenamente con el Consejo y todos sus mecanismos, y a implementar íntegramente las recomendaciones hechas por la Alta Comisionada en sus informes. Así como con su llamado a que conduzca investigaciones prontas, exhaustivas, independientes, imparciales y transparentes sobre las alegaciones de violaciones a los derechos humanos, lleve a los perpetradores ante la justicia y garantice una reparación adecuada a las víctimas.

La República Argentina destacará a través de sus representantes en el Consejo, la necesidad de reforzar la instalación de una misión permanente de la Alta Comisionada en Caracas, dotada de los recursos humanos y de los elementos que le permitan desplegar una acción remedial frente a dichas circunstancias y contribuir a encaminar soluciones apropiadas, liderando actuaciones complementarias que pueda estimar convenientes para tal propósito.

Nuestro país contribuirá así a que se cumpla con la hoja de ruta convenida en la Carta de Entendimiento firmada por la Alta Comisionada y el gobierno venezolano, valorando ese espacio de trabajo concreto abierto recientemente a partir de la presentación de las recomendaciones y solicitudes de la Alta Comisionada.

El diálogo y la cooperación con las autoridades, las respuestas eficaces a las exhortaciones manifestadas en los diferentes informes, sumados a los mecanismos de protección esenciales, son fundamentales para revertir la actual situación en derechos humanos en Venezuela. Son las autoridades venezolanas las responsables de respetar sus obligaciones internacionales de derechos humanos, así como de garantizar la paz social y la estabilidad política, lo cual resulta aún más necesario cuando se encara un proceso electoral. La República Argentina como integrante del Grupo de Contacto Internacional para Venezuela, votará acompañando su propuesta, preservando la posición que aquí se explícita.

Por último, el presidente Fernández sostuvo una vez más que deben condenarse los bloqueos y las sanciones que, pretendiendo presionar a las autoridades, agreden especialmente al pueblo venezolano y contribuyen a un sufrimiento aún mayor del mismo, dada la grave situación económica y social en la que se encuentra.

Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina


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