La CEPAL proyecta que el desempleo en Centroamérica alcanzará a 1,9 millones de personas a fines de año

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CEPAL: 2020 dejará 1.9 millones de centroamericanos sin empleo

El panorama socioeconómico para los ciudadanos de la región centroamericana es complicado, tal como lo anotamos en la primera y tercera edición de este boletín. Para los organismos internacionales, una de las principales preocupaciones es que las contracciones económicas han traído como consecuencia cierres empresariales que se traducen en más pérdidas de empleos y reducción de horas laborales. La caída de los empleos no es nueva, pero la pandemia ha venido a agravar el panorama. En 2019, el desempleo en la región ascendió 6.1 %, un aumento de 0.3 %, respecto al 2018, según el último estudio económico sobre la región de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Los países que registraron un incremento del desempleo en 2019 fueron Costa Rica, Nicaragua, y Guatemala.

Para el cierre de 2020, la CEPAL ha proyectado que el desempleo incremente en la región integrada por Centroamérica, México y República Dominicana a 9.7 %. Esto, indica el organismo, significa que 1.9 millones de personas se quedarán sin trabajo. A julio de este año, Nicaragua aseguró que, al primer trimestre del año, su tasa de desempleo abierto se redujo en 1.2 %, y pasó del 6 % registrado en 2019, a 4.8 % este año. Sin embargo, al 15 de octubre, la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) prevé que el desempleo aumente a un 6.8 %, que se traduciría en 43,000 nuevos desempleados.

En Guatemala, la Fundación para el Desarrollo (Fundesa) proyectaba en julio que 1,500,000 empleos se perderán al cierre del año debido a la pandemia, de los que el 42.8 % están en el sector de alojamiento y servicios de comida, 34.7 % en el sector de construcción, y 26.1 % en otros servicios. Ese mismo mes, el Comité Coordinador CACIF reportó que, desde marzo, se habían perdido 103,992 puestos de trabajo y 28 % de estos estaban en el sector de comercio; 21.8 %, en el sector agropecuario; y 20.9 %, en hoteles y restaurantes. En mayo, Honduras reportó que 120,000 personas habían sido suspendidas laboralmente.

El Ministerio de Trabajo de Panamá anunció en agosto que el desempleo alcanzará a un 25 % de la población, lo que reflejará un aumento de 17.9 %, a partir de la tasa de desempleo de 7.1 %, registrada antes de la pandemia. Mientras, al primer semestre del año, el Instituto Nacional de Estadística y Censos de Costa Rica reportó un aumento “significativo” y sin precedentes, que a julio había duplicado el aumento visto en el primer semestre (12.5 %), y alcanzó un 24 % de la población activa.

En uno de sus últimos informes especiales sobre el impacto de la pandemia en la economía latinoamericana, la CEPAL también ha advertido que la emergencia sanitaria “golpea una estructura productiva y empresarial con debilidades originadas a lo largo de décadas”. Tanto el Instituto de Estudios Fiscales de Centroamérica (Icefi) como la CEPAL resaltan la vulnerabilidad del sector informal, pues la mayoría de la población laboralmente activa en la subregión ya estaba en ese sector antes de la pandemia. A 2018, el 79.7 % de los empleos eran informales en Guatemala; el 79.9 % en Honduras; y 39.1 % en Costa Rica. Y, en promedio, el 63.5 % de la población trabaja en el sector informal en Centroamérica, República Dominicana, y México. Con esto, la CEPAL advierte que el sector informal “está siendo particularmente afectado en la crisis actual” al restringir la venta y la prestación de servicios, sin contar con el apoyo de empleadores en el sector formal, ni prestaciones sociales.

Un futuro complicado

Las proyecciones económicas de organismos multilaterales y regionales no han sido prometedoras para el corto y mediano plazo. En su más reciente informe sobre perspectivas de la economía mundial, publicado el 13 de octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una caída del 9 % para El Salvador y Panamá, de 6.6 % para Honduras, 5.5 % para Nicaragua y Costa Rica, y 2.0 % en Guatemala.

Frente al pronóstico emitido por el FMI en El Salvador, el ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, ha asegurado que la economía salvadoreña se recuperará en 2021 con un crecimiento de entre 3.8 % y 4 % del PIB nominal. Para Zelaya, el país lograría esta “recuperación” económica con un “efecto rebote”, en el que estima que los ingresos del Estado asciendan a más de USD $5,100 millones a través de la recaudación de impuestos, que le permitirá al país responder a un déficit fiscal que representará 7.3 % del PIB, según la proyección del gobierno salvadoreño. El Icefi, sin embargo, ha advertido que el déficit podría “llegar a ser superior al 10 % del PIB” en 2021, y que existe una “exagerada sobrestimación de los ingresos tributarios” proyectados por el gobierno para el siguiente año.

De fondo, el panorama para los sectores más vulnerables es desalentador. En julio pasado, la Fundación para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) estimó que la pobreza se incrementará de manera acelerada a consecuencia del golpe de la pandemia a la economía. El organismo prevé que al cierre del 2020, la pobreza aumente del 30.9 % en 2019 al 51.4 % de la población salvadoreña. Mientras, en Nicaragua, Funides ha pronosticado en octubre que la pobreza incremente este año en Nicaragua un 3.0 % a comparación del 2019, y afecte al 31.3 % de la población al cierre del año. Ese porcentaje, agrega Funides, representará “alrededor de 2.1 millones de personas viviendo con US $1.76 al día o menos”.

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