Vuelta a la democracia en Bolivia | Luis Arce propuso “la recuperación de la Unasur” en su discurso de asunción

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Arce anuncia regreso pleno a la Celac y plantea recuperar la Unasur

El flamante presidente, Luis Arce, reivindicó en su discurso de este domingo la «diplomacia de los pueblos» y los principios de no intervención, no alineamiento e igualdad de los estados.

El mandatario planteó encarar la integración de la región a través de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), a la que calificó como «la mejor vía para conquistar tan noble e histórica causa; volvemos a hacer nuestra resolución de la Celac de 2014, cuando declaramos a América Latina y el Caribe como un territorio de paz».

Respecto a la subregión, propuso “la recuperación de la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas)” como un espacio de integración en el que los países de América del Sur «nos encontremos todos independientemente de la orientación política de los gobiernos».

Durante su discurso, Arce le dijo a la comunidad internacional que Bolivia es una nación soberana, con un gobierno nacido en las urnas, cuya “voluntad es trabajar por un mundo multipolar en el que no exista la supremacía de ninguna nación”.

En el pasado reciente, el gobierno de transición de Jeanine Áñez advirtió que no participaría en las reuniones de la Celac convocadas por México, al que acusó de » vulnerar los procedimientos institucionales e intentar establecer una agenda propia», tras la decisión de México de «desconocer las atribuciones» de la presidencia pro tempore ejercida por La Paz durante 2019; la Cancillería boliviana calificó de «inamistosa» la conducta de México, que se mostraba «reticente a reconocer» a Áñez y criticó el asilo otorgado en territorio mexicano al expresidente Evo Morales.

Entonces, México recordó que la decisión de estar al frente de la Celac fue tomada por consenso durante la 74º Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York.

La Unasur está prácticamente desarticulada después de que presidentes de varios países se retiraran arguyendo un manejo ideológico de ese mecanismo de integración.

Correo Del Sur


Duro contra el régimen transitorio, el presidente Arce promete un gobierno para todos

Por Rubén Atahuichi

En un emotivo discurso de casi media hora en la Asamblea Legislativa, el presidente Luis Arce no se guardó alusiones duras contra el régimen transitorio y prometió gobernar en adelante para todos los bolivianos y recuperar la estabilidad del país.

“Gobernaremos con responsabilidad e inclusión, respetando a todas y todos”, dijo el mandatario al terminar su discurso en el que se quebró al final al recordar —como dijo— testimonios de sufrimiento de algunos bolivianos mientras pudo escucharlos durante su campaña electoral

Arce, de 57 años y exministro de Economía en los periodos de gobierno de Evo Morales, fue ungido este domingo por el flamante vicepresidente David Choquehuanca en sesión especial en la Asamblea Legislativa.

Al acto asistieron invitados nacionales e internacionales, entre ellos el rey Felipe VI, los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; de Paraguay, Mario Abdo, y de Colombia, Iván Duque, y el vicepresidente segundo del gobierno español, Pablo Iglesias, además de los expresidentes de Bolivia Eduardo Rodríguez y Carlos Mesa, y delegaciones de gobierno regionales y europeos.

Régimen de Áñez

Nada más al agradecer la presencia de los invitados, Arce hizo una notoria alusión sin nombrar a Áñez, a quien considera golpista, cuando dijo que saluda a “los expresidentes democráticos”. La exmandataria se había refugiado desde el sábado en Trinidad y no formó parte de ninguna de las actividades oficiales y protocolares de la transmisión de mando.

Con un hemiciclo repleto de senadores, diputados, invitados y la familia de Choquehuanca y del propio presidente, Arce recordó el “golpe de Estado” de noviembre de 2019, que supuso la renuncia del entonces presidente evo Morales, y rindió la arenga de “honor y gloria” a los “héroes de la democracia” de Sacaba (Cochabamba), Senkata (El Alto) y El Pedregal (La Paz), unos 37 manifestantes que murieron en represión militar y policial entre el 10 y 19 de noviembre.

“Son una prueba irrebatible de la brutalidad del régimen, pero también son también símbolos de la resistencia” del pueblo, afirmó el mandatario.

“A partir del 10 de noviembre de 2019, después de 21 días en que se escamoteó la voluntad popular expresada en las urnas y que dieron un ganador, Bolivia fue escenario de una guerra interna y sistemática contra el pueblo, especialmente contra los más humildes”, afirmó.

Triple crisis

Culpó a Áñez de causar a partir de entonces una triple crisis, en un “año fatídico por el golpe y la pandemia”.

Señaló que la crisis política la “generó un gobierno que no salió de las urnas ni del respeto de los reglamentos de la Asamblea Legislativa, ni mucho menos de su apegó a la Constitución”.

Sobre la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia del COVID-19, aseguró que “el gobierno de facto no pudo ofrecer ninguna respuesta integral adecuada”.

Y en relación a la crisis económica, dijo que ésta fue “derivada de la incapacidad de un gobierno para generar un crecimiento económico con justicia social”.

Desde la recuperación de la democracia en 1982, “nunca como hasta ahora se ha tenido que evidenciar una democracia mutilada de sus contenidos centrales. Una inmensa mayoría plurinacional enfrentó el peligro de la proscripción, la criminalización y la persecución”, apuntó el mandatario.

“Se estigmatizó a los movimientos sociales, a los campesinos, a los indígenas y obreros; se los llamó salvajes, sediciosos, terroristas; se humilló a las mujeres de pollera, se quemó nuestra wiphala”, recordó.

Fustigó las acciones de “grupos paramilitares” durante el régimen saliente.

Consideró que “en los hechos, estos sectores minoritarios levantan la bandera de la democracia solo cuando les conviene y cuando no, recurren a la desestabilización, a la violencia y a golpes de Estado para hacerse el poder”.

Propuestas

Entre las principales propuestas, Arce planteó al retorno del “modelo económico, social, comunitario y productivo” para asegurar el crecimiento y la estabilidad del país.

“Tenemos grandes proyectos que vamos a poner en marcha gradualmente en los próximos meses, cumpliendo así nuestro compromiso de campaña con el pueblo, porque día que pasa sin tomar acción, día que se complica la situación de Bolivia”, dijo.

Planteó la necesidad urgente de recomponer la institucionalidad del país y hacer justicia para quienes pudieran haber sido afectados por las políticas represivas.

Sin embargo, dijo que no concibe la venganza como fin. “Creo en la justicia, no en fomentar un ambiente de resentimiento y de venganza, que no respete la diversidad de pensamiento, en donde ser de otro partido o color político te hace ser objeto de odio”.

“Eso debe acabar. Creo y apoyo el refuerzo, la institucionalidad del Estado, y en generar un ambiente seguro y estable donde los únicos que deben temer son los infractores, los criminales, los violentos y los que cometan actos de corrupción”, aseguró Arce.

Unasur y Celac

En relación a la política exterior, apostó por la revitalización de la Unión de Naciones del Sur (Unasur), el fortalecimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) y reivindicó la “integración Sur-Sur en un mundo globalizado en que no se imponga designios desde el Norte”.

“Apostamos por una integración emancipadora y no subordinada que considere todos los ámbitos de la vida, desde la salud, la educación hasta la económica comercial”, arengó frente a los mandatarios invitados.

Al terminar el acto en la Asamblea Legislativa, Arce se dirigió a la Casa Grande del Pueblo, que será la sede de su gobierno, donde recibió el saludo protocolar de los jefes de Estado y de Gobierno invitados, además de organismos internaciones y autoridades legislativas.

Más tarde ofreció un almuerzo en el mismo edificio.

A diferencia de Morales, que solía extenderse horas y horas en sus discursos de posesión, Arce ocupó solo 29 minutos la testera. Al final, prometió “una nueva Bolivia mejor es posible, con la participación y el trabajo de todas y todos los bolivianos”.

La Razón


Arce y otras 13 figuras políticas firman declaración contra el ‘golpismo de ultraderecha’

Por Paulo Cuiza

El presidente Luis Arce y otras 13 figuras políticas firmaron la “declaración de la Paz-en defensa de la democracia”, documento que identifica como principal amenaza de la democracia y la paz social del Siglo XXI al “golpismo de ultraderecha”.

El vicepresidente del gobierno español, Pablo Iglesias, impulsó la firma del documento en La Paz, en el que se pone como ejemplo de ese fenómeno a Bolivia, que en noviembre de 2019 sufrió una crisis política y social que obligó al expresidente Evo Morales a dimitir.

Jeanine Áñez asumió el poder, tras la dimisión en medio de la denuncia de fraude electoral, un motín policial, un paro cívico y la sugerencia militar de renuncia. Esos grupos trataron de rearticularse para evitar la posesión de Arce, denunciando sin pruebas fraude en las elecciones.

“Una ultraderecha que se expande a nivel global, que propaga la mentira y la difamación sistemática de los adversarios como instrumentos políticos, apelando a la persecución y la violencia política en distintos países. Promueve desestabilizaciones y formas antidemocráticas de acceso al poder”, señala parte de la declaración.

Por Bolivia, firman Luis Arce y Evo Morales; por Argentina el presidente Alberto Fernández; por España el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y el actual vicepresidente segundo Pablo Iglesias; por Brasil, Dilma Rousseff; por Ecuador Rafael Correa y Andrés Arauz; por Grecia Alexis Tsipras; por Chile Daniel Jadue; por Colombia Gustavo Petro; por Perú Verónica Mendoza; por Francia Jean-Luc Mélenchon; y por Portugal Catarina Martins.

“Esta acción antidemocrática se potencia allí donde encuentra poderes comunicacionales a su servicio, que acumulando un inmenso poder de influencia, pretenden manipular y tutelar las democracias en defensa de sus intereses políticos y económicos”, refiere el texto.

La Razón


Mineros, campesinos, indígenas y jóvenes se funden en apoyo a la nueva administración

Por Mauricio Carrasco

La agitada vida de la plaza Murillo ─con sus bellas esculturas femeninas de mármol blanco que representan las estaciones del año y a las cuatro musas de las artes─ amaneció el domingo con un fuerte resguardo policial militar.

“Kilómetro cero”, indica una placa en uno de sus costados para describir que desde ese lugar ─donde se ubican reliquias arquitectónicas como el famoso Palacio Quemado, el Congreso Nacional, la antigua Catedral Metropolitana, el Museo Nacional de Arte y el Hotel Paris─ se extiende a los cuatro vientos de la amplia geografía nacional de 1,09 millones de kilómetros cuadrados.

Y de los cuatro puntos cardinales del país llegaron para rodear el perímetro de la misma plaza, de verdes pastos y flores de primavera, organizaciones indígenas, campesinas y urbanas, base del Movimiento Al Socialismo (MAS), partido de Arce y de su vicepresidente, el indígena aimara David Choquehuanca.

Elegantes damas, autoridades, artesanos y mineros, la humilde campesina, el laborioso artesano, el indígena de tierras bajas y la alta montaña, jóvenes de la ciudad y el campo se fundieron en un movimiento gigantesco de apoyo a la nueva administración gubernamental.

El MAS comenzó en la década de los noventa como un partido de los productores de hoja de coca del trópico de Cochabamba, pero ascendió al poder con el respaldo de campesinos e indígenas, sectores de la clase media, de la pequeña y mediana empresa y también de la burguesía financiera y comercial.

Un movimiento político, con una forma inédita de base colectiva, que el 18 de octubre le permitió a Arce y Choquehuanca ganar las elecciones del 18 de octubre con 55.1% del voto ciudadano.

Con la aplastante victoria en las urnas, el binomio ganador, como lo hizo Evo Morales en 2006, presentó el pasado viernes una ofrenda a la Pachamama en las ruinas de Tiwanaku donde recibió el simbólico bastón de mando originario.

En la Asamblea, con el Rey de España, Felipe VI, como invitado de honor, presidentes y expresidentes de la región y el país, y el mundo por televisión y en redes sociales, juraron al cargo Luis Arce y David Choquehuanca como lo establece la Constitución.

La comitiva que los trasladó al recinto legislativo ─integrada por ciudadanos de la ciudad, el campo y pueblos indígenas─ resumió la plurinacionalidad de la nacionalidad boliviana andino amazónica.

 

Abrazo

En el perímetro de la plaza, a dos calles de ella, en la concentración para los honores militares y el desfilo cívico, dos antiguos ayllus, rivales desde los primeros tiempos de la República, se fundían en alegría, casi en un abrazo fraternal, cuando Luis Arce juraba como sexagésimo séptimo presidente de Bolivia y segundo del Estado Plurinacional.

Los pueblos Laymi, del norte de Potosí, y Qaqachaca, del sur de Oruro se despedazaron por 194 años en venganza de agravios o disputando pedacitos de tierra estéril, en las altas soledades donde fueron reducidos en tiempos antiguos.

Durante el discurso de los nuevos mandatarios, con sus monteras de guerra y su ropa originaria de vivos colores, compartieron la peatonal calle Comercio sin fricciones ni hostilidad. Algunas mujeres sollozaban, quizá de alegría.

Muchos de ellos asentaron con la cabeza cuando por los altovoces y la radio se escuchaba a David Choquehuanca hablar de la unidad, de valores, de la cultura milenaria de la vida y “de los ayllus, del que fluye todo lo que existe”.

El sonido de un pututu, profundo y potente, acompañó el discurso del nuevo mandatario en señal de aprobación cuando éste recordó que el voto ciudadano, que convierte al MAS durante este periodo constitucional 2020-2025 en mayoría, “es la conciencia de un pueblo que no quiere libertad para unos cuantos, sino para todos”.

En plaza Murillo y en el “cerco” que se extendió a su alrededor, en esa mezcla de casco urbano antiguo y moderna arquitectura, miles de ciudadanos rindieron en respetuoso minuto de silencio un homenaje a las personas que fallecieron entre octubre y noviembre de 2019.

Una triste melodía, de una corneta militar, arrancó al principio de la ceremonia melancolía en ese eterno instante de 60 segundos y que al final del discurso del presidente Arce, que se quebró en dos momentos, se transformó en muestras de alegría al ritmo de bombos, charangos, zampoñas, pututus, quenas y pinquillos.

La Razón


Áñez: ‘Hablar con odio y resentimiento es propio de almas atormentadas’

Por Carlos Corz

“Hablar con odio y resentimiento es propio de almas atormentadas”, con esas palabras la expresidenta Jeanine Áñez hizo alusión este domingo a los cuestionamientos que hizo el presidente Luis Arce a su gestión de cerca de un año.

En parte de su discusión de posesión, Arce no solo calificó de golpe de estado la toma de poder de la exsenadora, sino la “brutalidad” con la que respondió a los sectores sociales que no comulgaban con su asunción a la Presidencia.

“A partir del 10 de noviembre de 2019, después de 21 días en que se escamoteó la voluntad popular expresada en las urnas y que dieron un ganador, Bolivia fue escenario de una guerra interna y sistemática contra el pueblo, especialmente contra los más humildes”, afirmó Arce.

Recordó las muertes en Sacaba y Senkata de gente que defendía a Morales, en medio de operativos policiales y militares que estaban amparados en un decreto que los eximía de responsabilidad penal de las consecuencia de sus acciones.

Áñez, quien se encuentra en Beni, respondió escuetamente a los cuestionamientos de Arce.

“Hablar con odio y resentimiento es propio de almas atormentadas”, sostuvo.

La Razón


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