Colombia | Timochenko propone cambiar el nombre del partido: «La práctica demostró que el nombre FARC no fue el más acertado»

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Tal como se venía ventilando desde hace un año, el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) formalizó una de sus pretensiones: cambiar su nombre, el mismo con el que se identificaron durante más de cinco décadas de insurgencia. El tema será discutido en la segunda asamblea nacional extraordinaria de la colectividad, que arranca este viernes y concluirá el próximo domingo.

Incluso, el presidente del partido, Rodrigo Londoño o Timochenko, admitió que “la práctica demostró” que el nombre elegido a finales de agosto de 2017 –cuando la organización celebró su congreso constitutivo con la participación de 1.200 delegados–, “no fue el más acertado”.

“En ese congreso constitutivo planteé no asumir el nombre de FARC como partido político. En el debate democrático perdí. Se aprobó el nombre de Farc. No armé pataleta, ni saque documentos públicos. La práctica en la realidad demostró que el nombre no fue el más acertado. Espero que en esta segunda asamblea extraordinaria del partido de la vida y por la paz con justicia social la militancia debata este tema y cambiemos el nombre del partido”, explicó Londoño.

Incluso, el máximo dirigente del partido abrió el debate y, a través de redes sociales, invitó a los internautas para que opinen sobre qué nombre le pondrían a la colectividad: “¿Qué nombre les gustaría?”.

Si bien el cambio de nombre le permitiría al movimiento afianzarse como organización política y desligarse de un pasado de guerra, implicaría también tomar distancia de las disidencias armadas y del grupo –liderado por el exjefe negociador de paz, Iván Márquez–, que en 2019 anunció el nacimiento de una nueva guerrilla.

El nombre FARC es, en gran parte, responsabilidad de Iván Márquez. Fue durante su congreso constitutivo en 2017 cuando la tendencia que lideraba el líder guerrillero hoy en disidencia, junto a figuras como Jesús Santrich, terminó ganando el pulso para mantener el acrónimo FARC como nombre del partido.

La disputa fue precisamente con la línea que hoy sigue firme con la paz: Rodrigo Londoño, Pablo Catatumbo, Carlos Antonio Lozada y Pastor Alape. El trasfondo de la pelea fue una división vigente en la colectividad: entre mantener el marxismo-leninismo (la apuesta de Márquez y compañía), o migrar más hacia el socialismo (la idea de Timoleón Jiménez).

El lío de la segunda asamblea

A días de la instalación de la asamblea, los senadores Victoria Sandino y Israel Zúñiga, más conocido como Benkos Biohó, y Joaquín Gómez, manifestaron su desacuerdo con esta convocatoria y anunciaron que no participarán de esta.

“Como firmantes del Acuerdo, fundadores y militantes del partido vemos que la denominada II Asamblea Extraordinaria de los Comunes, convocada por un sector del partido de la Rosa, entre el 22 y 24 de enero, va en contra vía del espíritu del Acuerdo de Paz, de nuestra tradición revolucionaria y de los elementales principios democráticos consagrados en la normatividad vigente”, se lee en la carta.

En el espíritu de la misiva, hay un discurso que habla de una crisis dentro del partido, así como un “manejo autoritario y excluyente” del partido. Prueba de ello, cuestionaron que a esta asamblea solo estén invitados 230 delegados que representan a 6.000 militantes, cuando la colectividad cuenta con 1.200 delegados que cobija a 12.000 excombatientes.

“Una Asamblea que niega siquiera abrir discusiones que sus delegados proponen, es un atentado contra la reincorporación política y los derechos de los firmantes de la paz”, reiteran los senadores y Joaquín Gómez.

En respuesta, Londoño argumentó que la asamblea es el escenario de mayor relevancia en la vida del partido, pues de allí saldrá la hoja de ruta “sobre la que trabajaremos en este 2021 por la implementación integral del Acuerdo de Paz y por la unidad de las luchas del pueblo colombiano”.

Ante ello, abogó por “un partido fuerte, cohesionado, activo, deliberante y coherente” con sus planteamientos políticos y respetuoso de sus estatutos, buscando que esté a la “altura” de las necesidades de su pueblo. “Nuestra asamblea trabajará en ese sentido y dispondrá de toda su militancia para ello”.

El Espectador

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