Guatemala | Un año de estancamiento, medio siglo de retroceso – Por Iduvina Hernández

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Nepotismo, opacidad, autoritarismo, corrupción, gestión mediocre e incapacidad son algunos rasgos que han caracterizado la presidencia del político, exdirector del Sistema Penitenciario y contendiente por la primera magistratura en al menos cuatro procesos.

Giammattei se estrenó instaurando estados de excepción en varios territorios del país, una práctica que mantuvo como parte de su política con relación al covid-19, que acaparó la atención mundial en 2020 y continúa marcando la realidad de 2021. Con relación a la pandemia, los estados mediante los cuales restringió garantías durante más de la mitad del año no se encaminaron a disminuir el nivel de contagio y de alcance del mal. Ante la seriedad de la emergencia, el Legislativo acordó el acceso a recursos que no se ejecutaron con diligencia.

El gobernante se pavoneó por instalaciones improvisadas llamadas hospitales temporales, inicialmente en el Parque de la Industria y en otras cabeceras departamentales. Dichas instalaciones no fueron equipadas con los recursos necesarios, y su personal tampoco obtuvo insumos de protección ni salarios a tiempo. De hecho, el establecimiento montado en el Parque de la Industria fue atendido por estudiantes del ejercicio profesional supervisado (EPS) de la Universidad de San Carlos (USAC), quienes ya han concluido este. Es decir, a las puertas de un repunte grave de la enfermedad, el poco personal que estuvo en el inicio queda mermado aún más. Su figura emblemática, Edwin Asturias, al frente de la entidad a cargo de la política de atención (Comisión Presidencial de Atención a la Emergencia de Covid-19 —Coprecovid—), terminó su contrato sin pena ni gloria, pese a las expectativas que su nombramiento despertó. El manejo presidencial de la política ante el covid-19 ha sido un desastre que se refleja en el grado de contagios reales (no las enmascaradas cifras oficiales) y en el discurso presidencial de trasladar la responsabilidad a la ciudadanía.

Conducta típica de un político malencarado y autoritario como Giammattei, quien en su afán de defender a su protegido, Luis Miguel Martínez, fabricó instancias, puso a disposición de él recursos esenciales y permitió violaciones a la ley por parte de la fuerzas de seguridad, el caso de la detención ilegal del reportero Sonny Figueroa.

Pero la malcriadez gubernamental contra la prensa no queda en ese grave hecho contra un periodista. La agresión verbal e incluso física y el simulacro de fumigación contra reporteros y reporteras, entre otros, han sido la tónica de una conducta que implica negar el acceso a la información y, con ello, sustentar una conducta de opacidad.

En noviembre, el recién nombrado ministro de Gobernación Gendri Reyes marcó el pico de la conducta dictatorial de la gestión de Giammattei. Con la agresión a las y los manifestantes el 21 de noviembre en la Plaza de la Constitución y la detención arbitraria y violenta de más de 40 personas en el centro histórico, Reyes violentó derechos y garantías que le han hecho acreedor a una denuncia penal por su conducta.

Sin embargo, la política que sí ha sido transversal en la gestión de Giammattei Falla es la colusión con los otros dos poderes del Estado, el legislativo y el judicial, para quebrantar el sistema de pesos y contrapesos. Vulnerada por complicidad corporativa entre sus presidentes, la independencia de poderes hoy por hoy es inexistente en Guatemala. Esa circunstancia destruye la incipiente y frágil democracia que intenta construirse desde 1985. Entre tanto, las prácticas de represión indiscriminada, agresión a la prensa, manejo discrecional de la administración pública, manejo opaco de los recursos y abuso de poder hacen que el reloj en Guatemala haya marchado a la inversa hasta al menos medio siglo. El informe de gobierno, más que en computadora, parecerá escrito en piedra.

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